miércoles, 30 de noviembre de 2022

DEJARLO TODO Y SEGUIRLE

 


En aquel tiempo, pasando Jesús ante el lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: "Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres." Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.


Jesús nos llama y como Pedro y Andrés, como Santiago y Juan, debemos dejarlo todo. Dejar todas aquellas cosas que nos atan a nosotros mismos y nos impiden ir a los demás. Porque nos llama a ser "pescadores de hombres". Es decir, a llevar la Buena Nueva a los demás, a acercarlos a Jesús. Y eso sólo podremos hacerlo si los amamos de verdad y si amamos a Jesús de tal manera, que nos olvidemos de nosotros mismos.

"Celebramos la fiesta del apóstol Andrés. En los relatos de vocación de los primeros discípulos cobra importancia la cotidianidad, las labores de cada día: «estaban echando una red al lago, pues eran pescadores». En ellas nos llama el Señor. Jesús pone su mirada en quienes llama, a diferencia de los maestros de su época pues eran los discípulos que escogían a su maestro. La llamada es contundente y la respuesta inmediata: «dejando las redes, lo siguieron». Llama a vivir una experiencia de comunidad “con-vocando” a compartir la vida y la misión del Maestro. Desde nuestro bautismo formamos parte de esta “comunidad” (ekklesía: iglesia) llamada por el Señor a ser discípula y misionera del Reino. Hoy más que nunca recibimos la invitación a vivir nuestra fe cristiana como respuesta comprometida. Este es un tiempo propicio para dejar que la gracia reavive el ardor de sentirnos comunidad convocada a compartir la vida del Reino. ¿De qué manera animas a otras personas a seguir a Jesús?"(Koinonía)

martes, 29 de noviembre de 2022

VER A JESÚS

 


En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: "Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar."
Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron."

El otro día veíamos a Jesús llorar ante Jerusalén porque no lo reconocían. Hoy lo vemos alegre porque la gente sencilla sí que le ha acogido. Está claro que, para ver a Jesús, no vale la ciencia, ni la sabiduría. Lo que se necesita es sencillez. Saber ver. Mirar con los ojos del corazón. es decir, amar.

"Jesús exulta de alegría y alaba al Padre que se revela a la gente sencilla. Él es el retoño del «tronco del Jesé» sobre el cual el profeta Isaías ha visto posarse el Espíritu del Señor. En Jesús se ve realizada la promesa de Dios que se sintetiza con el don del Espíritu, fuerza para los débiles y timoratos. Movido por este Espíritu, derramado sobre él de forma plena, Jesús realiza su obra liberadora que prioriza la vida más vulnerable, la de los empobrecidos y excluidos. Jesús reconoce la verdad de su vocación a través de la fe de los pequeños, de aquellos que, con un corazón humilde y agradecido, han abrazado la buena nueva del Reino. También nosotros estamos llamados a hacernos conscientes de lo que Dios hace para salvarnos y liberarnos. El Adviento nos da la gracia de una mirada y una escucha que nos hace participar de la realización del Reino de Dios. ¿Qué gestos puedo tener que generen alegría y esperanza? ¡Solidarízate y sé presencia de Dios! " (Koinonía)

lunes, 28 de noviembre de 2022

UNA IGLESIA UNIVERSAL

 


En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: "Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho." Jesús le contestó: "Voy yo a curarlo." Pero el centurión le replicó: "Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace."
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: "Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos."

Jesús encuentra en el centurión la fe que no encuentra en Israel. Anuncia que la Iglesia será universal. Vendrán de oriente y occidente. Personas que creemos alejadas de nosotros, tienen más Fe que los que nos consideramos cristianos. Olvidamos muchas veces, que la Iglesia no es una estructura, sino una Comunidad. La Comunidad de todos aquellos que aman a los demás. La Fe del centurión es, no sólo porque confía en Jesús, sino porque ama a su criado, un débil, y hace todo lo posible para que se cure. Adviento es el tiempo de espera del nacimiento de Jesús pobre en un establo. Nuestra Fe es la espera de todos aquellos que nacen pobres, estigmatizados, perseguidos...En ellos nace Jesús.

"En Adviento nos ponemos en camino hacia un futuro de vida anunciado por Dios, como lo atestiguan los patriarcas y matriarcas del Pueblo de Israel. Como lo han hecho también nuestros santos y mártires latinoamericanos. Isaías, la voz profética que nos guía en esta primera parte del Adviento, proclama la victoria del Señor y su iniciativa de Salvación. Con mirada utópica invita a la esperanza; es tiempo de desintoxicar la mente y el cuerpo de tanta contaminación que nos enferma. Jesús anuncia que, para alcanzar esa meta, es necesario tener fe grande; se alegra de encontrarla en una persona considerada pagana, impura y representante del poder dominante. Sin embargo, el centurión manifiesta su fe convencida, reconociendo que la misericordia de Dios no tiene límites. La actitud del creyente es saber confiar en que Dios actúa en nuestras opciones a favor de la vida y la salud. No se trata de esperar el milagro por sí solo. ¿Qué cambios me pide Dios realizar para cuidar de la vida? "

domingo, 27 de noviembre de 2022

UN NUEVO ADVIENTO



 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por lo tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.

"Yo te invito, a la luz de la Palabra de hoy, a tres sencillas cosas:
            • Primero, que intentes mirar tu vida y la vida en general con otros ojos: Con los ojos de Dios. Ya sabes que cuando el Señor miró la humillación de su esclava, María... vio en ella a la «llena de gracia», la hizo verse como «querida por Dios». Ella, una persona anónima, con una vida normalita, preparándose para casarse y hacer lo que todo el mundo, se enteró de que Dios tenía para ella un proyecto mucho mejor. Dios vio en ella a la Madre de Cristo. 
       No es raro que uno amanezca abatido, enroscado sobre sí mismo, vestido de gris. Aparecen en el calendario esos días en que parece que nada tiene sentido, que Dios se ha callado, que los amigos están lejos, y los que en otros momentos te ilusionaba y te daba fuerzas... ahora parece que ya no sirve. Son esos días en que no te aguantas ni a ti mismo, en que te parece que te has levantado con el pie izquierdo, y se diría que algún demonio se lo está pasando en grande desafinando todas las teclas para que tu música suene mal. Entonces una tentación es rendirse, refugiarse en una burbuja de auto-compasión, tomar distancia respecto a las personas, arrinconar la fe, que parece que ya no nos ayuda, como otras veces. 
              Pues en esos días... cuando parece que se nos caen demasiadas cosas... viene la Palabra de Dios, por boca de san Pablo: La salvación está más cerca que ayer, a la noche le quedan pocas horas, el día, la luz... se nos echan encima.
                Vamos a nombrar ya la «palabrita» tan propia de este tiempo: la esperanza. Sácala del trastero del corazón. La esperanza no es un «engaña-bobos», no es quitar importancia a las cosas que la tienen. Es mirar la dura realidad con otros ojos.
Decía Martin Luther King:
“Cuando mi sufrimiento se incrementó, pronto me di cuenta de que había dos maneras con las que podía responder a la situación: reaccionar con amargura o transformar el sufrimiento en una fuerza creativa. Elegí esta última.” 
          Así que, apoyado en Dios, te invito a que te mires de otra forma. A que confíes de nuevo en ti mismo. A que conviertas todo lo que no va bien en una fuerza transformadora. A que no permitas que las dificultades acaben con lo mejor que hay en ti. La esperanza es una virtud, y como todas las virtudes, hay que entrenarla para que adquiera suficiente musculatura. Porque la razón de nuestra esperanza no está en nosotros mismos, sino en el que viene a enseñarnos que la última palabra la tiene Dios, la tiene la vida, la tiene la luz. Y si él está con nosotros (Emmanuel), nada ni nadie podrá contra nosotros. 
            • En segundo lugar, que te despiertes. Cuando uno está dormido, no se entera de lo que ocurre alrededor, a no ser que sea muy estruendoso y nos cause algún sobresalto. Jesús nos invita a «estar en vela», despiertos. Hay muchas cosas en mí, en los otros y en la vida, a las que conviene prestar atención: a los  «brotes de esperanza». Porque hay cosas buenas en mí, en los demás, en la sociedad, en muchas personas. No son espectaculares, hay que mirarlas con atención, serenidad y capacidad de sorpresa para descubrirlas, apoyarnos en ellas y avanzar. Mucho nos ayudará el hacerlo en clave de oración personal.
             Estar despierto también significa «darnos cuenta del momento en que vivimos». Nos pasan y hacemos muchas cosas cada día... pero nos falta tiempo para «digerirlas», meditarlas, aprender de ellas, y tomar las decisiones oportunas. Os invito en este tiempo de tanto ruido, prisas, compras y desenfreno a encontrar momentos -mejor si son diarios- para rumiar las cosas, para ir más allá de la superficialidad a la que nos hemos acostumbrado, para compartir lo más nuestro con quienes lo merecen y desean. Nuestras relaciones personales tienen mucho que mejorar y profundizar ¿no?
            • Y en tercer lugar: «desnudarnos y vestirnos». Nos lo ha propuesto san Pablo. Hay ropas viejas que no nos sientan nada bien, aunque nos sintamos cómodos con ellas. Hay manías, ideas, y obsesiones, costumbres y rutinas, que son instrumentos de la noche.... Me refiero a todos esos estilos de vida que nos bloquean el acceso a Dios, o nos separan de los demás. No hablo solo de pecados, sino de la superficialidad, o la falta de silencio, o el individualismo, o la poca disponibilidad, o el guardarse todo dentro, o el rencor...
               Y ponerse ropa nueva. «Revestíos de Jesucristo». En él encontraréis la mejor sección de ropa y complementos. La ropa que necesitamos no está en las tiendas, ni nos las puede ofrecer ningún Black Friday. Se trata de otra cosa: vida nueva, ilusiones nuevas, actitudes nuevas, nuevos sueños y nuevos proyectos, nuevos ojos y una esperanza para estrenar... Sólo necesito acudir al Evangelio, echar mano de la esperanza y de las otras armas de la luz, para que andemos con dignidad, revestidos del Señor Jesucristo.
             Os deseo que algo «nuevo» ocurra en vuestra vida en Adviento y Navidad."
Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf (Ciudad Redonda)

sábado, 26 de noviembre de 2022

ESTAD DESPIERTOS

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre."

Jesús nos invita a estar despiertos. A estar atentos a lo que ocurre a nuestro alrededor. No se trata únicamente de en el fin del mundo, sino siempre. No distraernos con las riquezas, el poder y los placeres y saber ver las injusticias, las necesidades, aquellos que necesitan nuestro apoyo a nuestro alrededor. 

"Cuando niño en ocasiones mi madre solía decirme: ¡Despierta! No porque mi cuerpo estuviera dormido, sino para llamar mi atención cuando hacía mal una tarea, o simplemente para ser diligente en algún trabajo que se necesitaba realizar. La metáfora de despertar invita a una actitud diligente y alerta, a una condición activa que lleve a tomar consciencia de lo que se debe hacer, y a realizarlo. Lucas 21 anima a sus comunidades a estar despiertas esperando la llegada de Jesús. Ésta no es una espera pasiva, sino activa, que implica construir el Reino de Justicia proclamado por el Maestro. El imperativo “despierta” se utiliza hoy para llamar a la conciencia y a la acción. Busca una comprensión reflexiva de la realidad en que vivimos, y una toma de postura que nos lleve a transformarla para que produzca vida digna a toda persona. Hoy el Maestro nos llama a despertar, algo que sólo podemos hacer cuando nos comprometemos en la construcción de su proyecto de Amor." (Koinonía)

viernes, 25 de noviembre de 2022

ANUNCIO DEL TRIUNFO DEL BIEN

 


En aquel tiempo puso Jesús una comparación a sus discípulos: "Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que la primavera está cerca. Pues cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el Reino de Dios. Os aseguro que, antes que pase esta generación, todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán".

Este texto es continuación del de ayer. Hoy, sin embargo, la imagen que nos da Jesús es la de una higuera que brota y nos indica la primavera. Todas aquellas imágenes de ayer no llevan a la destrucción si no a la primavera, a un nuevo renacer: al Reino. Por eso no debemos desanimarnos, sino confiar en que el mal será destruido y el bien acabará reinando en este mundo.

jueves, 24 de noviembre de 2022

LLAMADOS A LA ESPERANZA

 

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo.
Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo temblarán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación".

Los textos apocalípticos como el de hoy, siempre son difíciles de interpretar. Aquí nos encontramos ante dos hechos diferentes. La destrucción de Jerusalén, que ya la hemos comentado en días anteriores y la última venida de Jesús a este mundo.
Jesús predice la destrucción de aquella Jerusalén que no supo recibirlo ni aceptarlo. Es la destrucción del mal, de lo negativo. Y es tras esa destrucción que aparecerá el Hijo del Hombre con toda su gloria. Jesús vino a Belén con sencillez y humildad. Volverá triunfando sobre el mal, el dolor y la injusticia.
Todo ello es una llamada a la esperanza. Por horribles que sean las cosas que nos sucedan, no debemos desanimarnos. Tras el dolor viene la Gloria de Jesús, el Hijo del Hombre, que habrá vencido definitivamente al mal.

miércoles, 23 de noviembre de 2022

¿POR QUÉ NOS CRITICAN?


 
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Os echarán mano, os perseguirán, estregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre: así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas".

Ante las críticas a la Iglesia nos es muy fácil refugiarnos en este evangelio; pero siempre debemos examinar esas críticas y ver dónde se originan. No somos perfectos y cometemos errores. Si olvidamos a los pobres, si buscamos el poder, si amasamos riquezas...esas críticas son legítimas y deben servirnos para corregir nuestra forma de actuar, para volver al Evangelio.
Cuando nos critican y persiguen porque defendemos al pobre, porque luchamos contra las injusticias, porque damos voz a los sin voz....Entonces somos perseguidos en la línea de este evangelio, de estas palabras de Jesús. Y debemos estar contentos porque le seguimos correctamente. Convencidos de que Él no nos abandonará y de que estamos construyendo el Reino.



martes, 22 de noviembre de 2022

EL VERDADERO TEMPLO

 


En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: "Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido."
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?"
Él contestó: "Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien: "El momento está cerca", no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida."
Luego les dijo: "Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.

Las apariencias no son lo importante. Aquellos contemporáneos de Jesús quedaban admirados ante la belleza del templo. Él les dice que no quedará piedra sobre piedra. La religión no son los templos, las grandes obras, el poderío. La verdadera religión está en el interior, en el corazón, en la sencillez. En las dos pobres monedas que entregó la viuda que veíamos ayer. ¿Cuando aprenderemos que la verdadera religión se basa en la espiritualidad, en el amor, en la entrega?

lunes, 21 de noviembre de 2022

DAR AMOR

 

En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el cepillo del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo: "Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra; pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir".

La anciana del evangelio de hoy no es un ejemplo para pagar diezmos, impuestos o cumplir la ley. Esta viuda nos está diciendo que debemos entregarnos totalmente. Que debemos darlo todo. Nosotros damos algo, pero luego somos injustos, egoístas con los demás. Nos quedamos siempre con algo para nosotros. Seguir a Jesús es entregarse totalmente a los demás sin pensar en nuestras necesidades. Jesús era Dios y lo entregó todo. Se hizo hombre y dio su vida por nosotros. Debemos hacer lo mismo. Esa es la grandeza de la pobre viuda; por eso mereció los elogios de Jesús.

domingo, 20 de noviembre de 2022

UN REY DE LOS POBRES



 En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo: "A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido." Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: "Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo." Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: "Éste es el rey de los judíos." Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros." Pero el otro lo increpaba: "¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibirnos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada." Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino." Jesús le respondió: "Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso."

 "El evangelio de hoy nos presenta cómo reina Jesús el Cristo: no desde un trono imperial, sino desde la cruz de los rebeldes. La rebelión de Jesús es la más radical de todas: pretende no sólo eliminar un tipo de poder (el romano, o el sacerdotal) para sustituirlo por otro, que con un nombre distinto estaría basado en la misma lógica de dominación y violencia (que era lo que correspondía a las expectativas judías).
Podríamos decir que Jesús es el anti-modelo de rey de los sistemas opresores: no quiere dominar a las demás personas, sino promover, convocar, suscitar, el poder de cada ser humano, de modo que cada una y cada uno de nosotros asumamos responsablemente el peso y el gozo de nuestra libertad.
Uno de los grandes sicólogos del siglo XX, Erich Fromm, plantea, en su libro El miedo a la libertad, que ante la angustia que produce en el ser humano la conciencia de estar separados del resto de la creación, adoptamos dos actitudes igualmente patológicas: dominar a otros, y buscar de quién depender entregándole nuestra libertad. En ambos casos las personas tratamos de, a través de estos mecanismos, disolver esa barrera que nos separa de las otras personas y del resto del universo. El pecado fundamental del ser humano es, según esto, un pecado de poder mal administrado, mal asumido. Y éste es el origen de todos los demás pecados: la avaricia, que conduce a un orden económico injusto; la soberbia, que nos impide ver con claridad nuestros errores y pecados; la mentira, que nos lleva a manipular o a dejarnos manipular; la lujuria, el sexo utilizado como instrumento de poder para “poseer”, oprimir; el miedo, que nos impide levantarnos y caminar sobre nuestros propios pies.
Enmarañados en estas trampas del poder a que nos conduce nuestro “miedo a la libertad”, cuando un régimen opresor de cualquier signo que sea se nos hace insoportable, buscamos cómo derrocarlo... para sustituirlo por otro que sin embargo funciona sobre la misma lógica. Esa es la lógica que Jesús desarticula de manera radical.
Cuando en Getsemaní acuden los soldados y las turbas “de parte de los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo” (Mt 26,47) para prender a Jesús, él no recurre a violencia de ningún tipo. Jesús se niega a ser coronado rey al estilo del “mundo”, luego de la multiplicación de los panes y los peces (Jn 6,15). La tentación del poder, entendido al estilo de los sistemas opresores persigue a Jesús desde el desierto hasta la cruz. Y desde el desierto hasta la cruz, Jesús rechaza este modelo, denuncia con toda claridad que procede del diablo, del “príncipe de este mundo”, no cae en sus trampas. El costo de esta resistencia no sólo valiente sino lúcida de Jesús es la muerte.
En la cruz Jesús derrota radicalmente al demonio del poder concebido como violencia y opresión por una parte y como dependencia, sumisión y alienación por otra. De este modo que inaugura así un nuevo tipo de relaciones entre las personas y con el universo entero, basadas no en la dominación/dependencia, sino en el respeto mutuo, en la armonía, en la valentía para asumir el peso de la propia libertad responsable." (Koinonía)

sábado, 19 de noviembre de 2022

UN DIOS QUE DA VIDA

 


En aquel tiempo se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron: "Maestro, Moisés nos dejó escrito: "Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano". Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella". Jesús les contestó: "En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos están vivos".
Intervinieron unos letrados: "Bien dicho, Maestro". Y no se atrevían a hacerle más preguntas.

"Solo quien ha tenido hambre podrá comprender la afirmación del Salmo 144 al exclamar: «¡Nuestros graneros estén llenos!». El salmista celebra la justicia de Dios, agradece su liberación, y alaba su poder creador. Pero la abundancia de pan, como cúspide de ese cuidado divino, adquiere una importancia especial. El pan en el granero implica el aseguramiento de la vida, ‘espanta’ el fantasma del hambre y, con éste, la inanición y la muerte. Según la FAO, cerca de 50 millones de personas sufren hambre en América Latina. Y no porque no haya pan, sino porque está acaparado en el granero de los poderosos, que lo acumulan impasibles ante las necesidades del prójimo. El evangelio invita a soñar con otro mundo, aquel en el que reine la ética de Dios, que satisface la vida de sus hijos e hijas sin necesidad de atropellar la dignidad de nadie. La mujer es portadora de la bendición y salvación, precisamente ella, que estaba sometida. ¡Ni dueños absolutos de las cosas ni mucho menos de las personas! " (Koinonía)

viernes, 18 de noviembre de 2022

MANIPULACIÓN DE LA RELIGIÓN

 


En aquel tiempo entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: "Escrito está: "Mi casa es casa de oración"; pero vosotros la habéis convertido en una "cueva de bandidos"". Todos los días enseñaba en el templo.
Los sumos sacerdotes, los letrados y los senadores del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.

Jesús se queja de que utilicen el templo para hacer negocios, para enriquecerse. Siempre hemos tenido la tentación de manipular la religión en nuestro provecho. Partidos políticos, terratenientes, comerciantes...dicen: No nos interesa una religión "que no sirve para sacar provecho de ella". A lo largo de la historia, aquellos que han querido señalar las injusticias de unos basándose en la religión, se les ha eliminado, se les ha hecho callar. No debemos quedar insensibles ante la injusticia, venga de donde venga.

"Cuando era niño adoraba ver películas sobre Jesús. Nunca entendía por qué los líderes se empeñaban en matar a alguien tan bueno y amoroso, por lo que no miraba más allá del episodio de la Última Cena, dado que la captura y muerte de Jesús me causaban profundo dolor. Hoy creo entender mejor el odio que profesaban las autoridades contra Jesús. En el evangelio, Jesús vuelca las mesas de los cambistas y llama al templo «cueva de ladrones». La voz de Jesús, como la de tantos y tantas mártires latinoamericanos, denunciaba así los crímenes, la opresión y la injusticia de los poderosos, y tomaba acciones para detener y revertir dichas violencias. El proyecto que busque hacer justicia significa, en el mundo en que vivimos, andar con una sentencia de muerte a cuestas. El texto nos desafía a perder el miedo y nos convoca a transformar la realidad, construyendo un mundo más humano y solidario, que acoja a toda persona como una gran «casa de oración». " (Koinonía)

jueves, 17 de noviembre de 2022

SABER VER



 En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: "¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida".

"Ver la vida “con nuevos ojos” es una manera metafórica de expresar que hemos llegado a la comprensión de algo profundo que antes no nos era evidente. A veces el ver implica una nueva comprensión, y otras veces un nuevo actuar. En el evangelio contemplamos el lamento de Jesús sobre Jerusalén, ciudad a la que se le oculta la paz día con día. Jerusalén es la ciudad que mata profetas (Mt 23,37), y también la casa que sufrirá los embates y la violencia del imperio romano. Por dentro sus autoridades, corrompidas hasta el tuétano, impiden ver la paz; por fuera, los poderes políticos de turno roban la paz a través de la dominación y el despojo. La paz se oculta también a nuestros ojos latinoamericanos, testigos de opresión, dolor, sufrimiento y muerte. Como Jesús, lamentamos por nuestros pueblos, alzando la voz para alcanzar un nuevo ver y nuevo actuar que nos brinde esperanza. Por eso, pidamos a Dios: ¡Qué la paz no se oculte más a nuestros ojos!" (Koinonía)

miércoles, 16 de noviembre de 2022

ESPERAR ACTIVOS



 En aquel tiempo dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca de Jerusalén y se pensaban que el Reino de Dios iba a despuntar de un momento a otro. Dijo, pues: "Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles: "Negociad mientras vuelvo".
Sus conciudadanos, que le aborrecían, enviaron tras de él una embajada para informar: "No queremos que él sea nuestro rey". Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo: "Señor, tu onza ha producido diez". El le contestó: "Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades". El segundo llegó y dijo: "Tu onza, señor, ha producido cinco". A ése le dijo también: "Pues toma tú el mando de cinco ciudades". El otro llegó y dijo: "Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo porque eres un hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras". El le contestó: "Por tu boca te condeno, empleado holgazán. ¿Conque sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro? Pues ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses".
Entonces dijo a los presentes: "Quitadle a éste la onza y dádsela al que tiene diez". Le replicaron: "Señor, si ya tiene diez onzas". Os digo: "Al que tiene se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a esos enemigos míos que no me querían por rey, traedlos acá y degolladlos en mi presencia"". Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.

Aquel hombre que buscaba el título de rey no es precisamente un modelo. Pero en las parábolas, lo importante es la lección que transmiten; no los personajes. Y aquí Jesús quiere decir a sus discípulos, y es válido para nosotros, que la espera a su regreso no debe ser ociosa. Que tenemos que utilizar plenamente los talentos que Él nos ha dado. Por eso debemos preguntarnos cada día, si nuestra entrega es total. Si dedicamos realmente nuestra vida al bien de los demás.

""¿Cuál es el lugar más rico de la tierra?", preguntó el Gurú. Los discípulos nombraron varias ciudades de la tierra. El Gurú descartó todas sus respuestas y dijo: "El lugar más rico de la tierra es el cementerio. Allí yacen enterrados muchos ricos talentos y posibilidades nunca realizadas". ¡Qué verdad! Dios envía a cada niño con maravillosos potenciales; pero ¡cuántos de ellos se realizan! Permanecen sin realizar debido a muchas razones, aunque no todas son culpa del individuo. No damos a nuestros hijos fe en los talentos que Dios les ha dado; los tachamos de inadecuados por su nacimiento, clase, sexo, raza, color, etc. A veces les imponemos nuestros sueños incumplidos, expulsando los suyos propios. Supongo que al final del día, seremos responsables no sólo de no realizar los talentos que se nos han dado, sino también de no ayudar a los que nos rodean a convertirse en quienes están destinados a ser." (Ciudad Redonda)

martes, 15 de noviembre de 2022

IGLESIAS

Yo, Juan, oí cómo el Señor me decía: "Al ángel de la Iglesia de Sardes escribe así: "Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras; tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto. Ponte en vela, reanima lo que te queda y está a punto de morir. Pues no he encontrado tus obras perfectas a los ojos de mi Dios. Acuérdate, por tanto, de cómo recibiste y oíste mi palabra: guárdala y arrepiéntete. Porque, si no estás en vela, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Ahí en Sardes tienes unos cuantos que no han manchado su ropa; ésos irán conmigo vestidos de blanco, pues se lo merecen.
El que salga vencedor se vestirá todo de blanco, y no borraré su nombre del libro de la vida, pues ante mi Padre y ante sus ángeles reconoceré su nombre. Quien tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las Iglesias."
Al ángel de la Iglesia de Laodicea escribe así: "Habla el Amén, el testigo fidedigno y veraz, el principio de la creación de Dios: Conozco tus obras, y no eres frío ni caliente. Ojalá fueras frío o caliente, pero como estás tibio y no eres frío ni caliente, voy a escupirte de mi boca. Tú dices: 'Soy rico, tengo reservas y nada me falta'. Aunque no lo sepas, eres desventurado y miserable, pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me compres oro refinado en el fuego, y así serás rico; y un vestido blanco, para ponértelo y que no se vea tu vergonzosa desnudez; y colirio para untártelo en los ojos y ver.
A los que yo amo los reprendo y los corrijo. Sé ferviente y arrepiéntete. Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos.
Al que salga vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí; lo mismo que yo, cuando vencí, me senté en el trono de mi Padre, junto a él. Quien tenga oídos, oiga la que dice el Espíritu a las Iglesias.""


El evangelio de hoy es el de Zaqueo, que ya lo hemos comentado dos veces, no hace mucho. Por eso hoy comentamos la 1ª lectura,

"Una frase popular dicta: “No todo lo que brilla es oro”. Parece que el autor del Apocalipsis conocía esta máxima al interpelar a la comunidad de Laodicea diciendo: «Dices que eres rico, que tienes abundancia y no te falta nada; y no te das cuenta de que eres desgraciado, miserable y pobre, ciego y desnudo…» (Ap 2,17). Laodicea era rica al ser un centro comercial dentro del mar Egeo, pero su comunidad cristiana se había empobrecido y no en bienes materiales, sino en su práctica cristiana. Qué difícil construir una comunidad solidaria y protectora que tiende a la ostentación y las relaciones desiguales. El autor del Apocalipsis usa una ironía pedagógica. Invierte el sentido del término “riqueza” para desvestirlo de una dimensión material y darle un tono relacional y existencial. Si en la riqueza material “endiosada” encontramos la pobreza, ¿dónde está la riqueza? Jesús nos dirá que se encuentra en la solidaridad, la justicia, y el cuidado de la persona que sufre. ¡Trabaja por la riqueza del Reino de Dios! " (Koinonía)

lunes, 14 de noviembre de 2022

¿QUÉ HACEMOS POR LOS DEMÁS?



 En aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello, y le explicaron: "Pasa Jesús Nazareno". Entonces gritó: "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!"
Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!" Jesús se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?" El dijo: "Señor, que vea otra vez". Jesús le contestó: "Recobra la vista, tu fe te ha curado". En seguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.


Los que más necesitaban ver, eran aquellos que regañaban al ciego. No veían su necesidad. Por eso nosotros, que nos pasa lo mismo, deberíamos pedir a Jesús la vista para ver las necesidades de los demás. Ayer fue el dia de la Pobreza. ¿Qué hacemos para erradicarla? ¿Qué hacemos por los demás?

"Seguramente alguna vez hemos encontrado en una camisa, brazalete o automóvil, la expresión “¿Qué haría Jesús?”. El evangelio responde dicha pregunta. El texto introduce a un hombre excluido, no sólo por su enfermedad –ciego de nacimiento– sino por el silenciamiento que enmudece su llamado de auxilio. Lucas narra que Jesús responde a su voz con tres gestos transformadores. Primero, escucha su clamor que pide solidaridad. Este hecho salvífico llama a abrir nuestro oído a las voces que piden ayuda en la vereda del camino. Luego, Jesús manda que acerquen al hombre, sacándolo de su marginalización. El hombre excluido es puesto en el centro, recordando que el proyecto gira en torno a la atención de las personas excluidas y silenciadas de la sociedad. Finalmente, Jesús le devuelve su dignidad humana al hablarle y preguntarle: “¿Qué quieres que haga por ti?”. El milagro aquí es la ternura y solidaridad de la escucha y el reconocimiento del Maestro. ¿Estamos listos/as para preguntar: ¿Qué quieres que haga por ti? " (Koinonía)

domingo, 13 de noviembre de 2022

LA CADUCIDAD DE LAS COSAS


 En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: "Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido."
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?"
Él contesto: "Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien: "El momento está cerca; no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida."
Luego les dijo: "Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre.
Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.
Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio.
Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía.
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas."

Nos encontramos en el penúltimo domingo del año litúrgico, y los textos bíblicos nos hablan del “final de la historia”, del final de los tiempos, de juicio, de cosecha, de fuegos y hornos, de separar, de castigo y premio... 
       En tiempos no muy lejanos estos temas estaban muy presentes en las predicaciones, y se utilizaban relatos como los de hoy para amenazar, meter miedo y lanzar condenas contra esto y lo de más allá. Tal vez hoy nos hemos ido al otro extremo, y este tema se silencia, se evita. Entre las creencias de muchos cristianos han dejado de estar presentes palabras como Juicio Final, condena, salvación, infierno y hasta la resurrección de los muertos, que en algunos casos ha sido substituida por cosas tan exóticas y ajenas a nuestra fe como la reencarnación, la transmigración de las almas, la liberación del espíritu/karma o la “fusión con la energía natural”...  Y no faltan algunos grupos -sectas-, abordando a la gente, por lo general poco formada en cuestiones bíblicas y de fe, con “el fin del mundo”, que está ahí, a la vuelta de la esquina del año "X", y ven por todas partes signos de ese final amenazador y terrible...
Las lecturas de este domingo nos ofrecen algunas claves para situar este tema en su justo lugar.
            •  En primer lugar la del profeta Malaquías. Los israelitas de su tiempo se cuestionaban qué sentido tenían sus buenas acciones, de qué valía cumplir los mandamientos de Dios... cuando se daban cuenta de que a los malvados les iba muy bien en este mundo, y a los justos, a los buenos les rodeaban los sufrimientos y las dificultades,  y con frecuencia el fracaso más absoluto. Pregunta que es lógico formularse también hoy, pues el mal está muy presente en nuestro mundo, a pesar del esfuerzo a menudo inútil de «los buenos». 
      El profeta empieza asegurando que Dios es fiel y nunca abandona al que le teme y sirve... y anuncia que habrá un día, el Día de Yahveh, el día del Juicio, para colocar a cada uno en su sitio, de hacer el balance de la vida de cada cual, y hacer justicia a quienes han sido objeto de injusticias... Afirmar que Dios hará justicia no implica rechazar la afirmación de que “Dios es bueno”, que perdona siempre, y que quiere salvar a todos... Porque no podemos olvidar que el hombre ha sido creado con libertad, y en ella queda incluida la posibilidad de la autodestrucción, de la opción por el mal, de la traición a los hermanos, etc... ante lo cual a Dios no le queda otro remedio que asumirlo y sufrir sus consecuencias, porque al crearnos decidió respetar absolutamente nuestra libertad y responsabilidad personal.  
     En un mundo agrícola como el de aquel tiempo, fue lógico echar mano de imágenes del campo para explicar este hecho: la recolección, donde se aparta el grano de la paja, para quemar ésta y guardar aquélla. Tal vez hoy se habría hablado de arrojar a los contenedores para ser “reciclados”... La imagen es sólo una imagen, un símbolo.
         Pero anuncio del Juicio no se vivía con temor por parte del pueblo fiel: no era una amenaza para ellos, sino un acontecimiento que les llenaba de esperanza y de fuerza para su vivir de aquí. Ellos serían rodeados de luz, les envolvería la paz, disfrutarían del Banquete del Reino, verían a Dios cara a cara, etc: «a vosotros, los que teméis mi nombre, os iluminará un sol de justicia y hallaréis salud a su sombra» (primera lectura).
            •  En tiempos de Jesús muchos daban por hecho que la llegada de ese Día anunciado por los profetas era inminente, y estaban a la espera de una intervención espectacular de Dios, que algunos aprovechaban para sus predicaciones amenazadoras y sus intereses personales (económicos y de todo tipo: como también hoy). Y Jesús aclara unas cuantas cosas que nos valen para todos los tiempos:
- Que vendrán muchos “en nombre de Dios”, o dándoselas de tener las «claves mágicas y secretas» de lo que los demás -normalmente ellos ya están a salvo- tenemos que hacer ante la difícil situación y la catástrofe que se avecina. Pueden ser economistas, organismo internacionales, políticos, incluso líderes religiosos... Pues no les deis ciegamente vuestro consentimiento, no os conforméis con la realidad, no agachéis la cabeza pensando que no hay nada que hacer, o que sólo cabe hacer lo que nos digan ellos...
- Cuando veáis (y las vemos hoy) guerras y revoluciones, terremotos, epidemias y hambre, espantos y grandes signos en el cielo... Cuando veáis que los mercados se tambalean, que el paro se dispara, que el número de personas en riesgo de exclusión crece, que faltan recursos naturales y económicos... ¡no tengáis pánico! Eso son cosas propias de nuestro mundo. Todos los sistemas e instituciones, y todas las seguridades, y todos los mecanismos económicos... son pasajeros, se terminan tarde o temprano, a veces con gran estrépito. La historia está plagada de ejemplos. Pero entonces: "Será la ocasión de que deis testimonio"...
- Y reorientando la preocupación de sus oyente en otra dirección, les avisa: A vosotros, a mis discípulos, a los que os toméis en serio mi mensaje, "os echarán mano, os perseguirán, os entregarán a los tribunales y a la cárcel y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por ser de los míos". Y os traicionarán incluso vuestros propios familiares, y matarán a algunos de vosotros, y os odiarán por mi nombre...
            Esto último sí que nos tiene que preocupar, pues nos afecta directamente. Es señal de que estamos en el buen camino. Jesús no puso paños calientes a su mensaje, ni disimuló su radicalidad. Y por eso afirma: ser de los míos os tiene que suponer dificultades. Y en esos casos nos toca ser testigos, demostrar en dónde tenemos puesta nuestra confianza, por qué valores y estilo de vida hemos optado... Jesús, con su anuncio del Evangelio fue dando claves para poder alumbrar un nuevo mundo:
- Hacer que las personas sean más importantes que las cosas
- Cuidar de la naturaleza como un don de Dios, contando con las próximas generaciones, y no sólo con nuestras necesidades egoístas. No seamos depredadores ni destructores de la misma.
- Aprender a vivir con menos... para que al menos podamos (todos) vivir. ¡Cuánto derroche de recursos!
- Que no falte la solidaridad entre todos los hombres, no sólo con los cercanos o los nuestros
- Poner las bases de la justicia, la verdad y la paz en las relaciones personales y sociales
- No «divinizar» ni absolutizar nada ni a nadie y exigir siempre responsabilidades a nuestros líderes políticos, económicos y religiosos
- No dejarnos vencer por la desesperanza y el catastrofismo. Y ser «perseverantes» y testigos en lo importante, en lo necesario, en lo innegociable
- Buscar lo que nos acerca, lo que nos hermana, lo que nos une y no lo que nos enfrenta
            •  Y aquí llega San Pablo con la segunda lectura : “Me he enterado de que algunos viven desordenadamente, sin trabajar, antes bien metiéndose en todo”. Es decir: cuando vemos a nuestro lado hambres y guerras, gente que vive sola, niños sin familias, jóvenes atrapados por las drogas, manipulaciones, bulos y vulgaridad, cuando percibimos que tantos hombres hoy no conocen ni experimentan a Dios, cuando el consumo/individualismo/comodidad se han convertido en los nuevos ejes de nuestras sociedades occidentales, cuando falta poner tanto corazón y comprensión a nuestro lado, ¿tú qué haces? ¿Te has visto ya en dificultades por ser de los de Jesús? ¿Te has tomado en serio las Bienaventuranzas y el resto del Evangelio? ¿Te has encontrado problemas con los de tu propia familia por ir contracorriente? ¿Se te han presentado dificultades en tu trabajo por hacer las cosas “como Dios manda”? ¿O tal vez eres de los que andan “muy ocupados” en no hacer nada? ¿Nada? Nada que merezca la pena, nada que cuente en el Banco Interplanetario Celestial donde estamos llamados a tener «un tesoro» en palabras del mismo Jesús? Así salvaremos nuestras almas/vidas.
(Ciudad Redonda) Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

sábado, 12 de noviembre de 2022

LA TENACIDAD



En aquel tiempo, Jesús, para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: "Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario"; por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara"". El Señor añadió: "Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?, ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?


Aquella viuda consigue justicia gracias a su tenacidad. Nuestra sociedad está llena de situaciones injustas. Debemos luchar con tenacidad para resolverlas. No debemos cansarnos de denunciar el mal, de defender al perseguido, al abandonado, al humillado...
 
"El grito de la viuda de Lucas encuentra eco en las mil gargantas vituperadas y oprimidas hoy. Aunque el relato es una triste ironía –un juez que es injusto es un sinsentido en sí mismo– desafortunadamente representa la realidad constante de muchas personas que viven día a día esperando que las autoridades ‘teman a Dios’, ‘respeten a las víctimas’, y por fin, hagan justicia. Este grito que denuncia la impunidad recorre hoy nuestro continente, esperando consuelo ante la muerte de Bertha Cáceres y Sergio Rojas, de los más de 500 líderes sociales y 170 firmantes del acuerdo de paz asesinados en Colombia, o de las víctimas del sistema racista estadounidense denunciado en la voz de ‘Las Vidas Negras Importan’. Como la viuda del texto, son las mujeres madres las que invocan a Dios y piden justicia, las de Ayotzinapa, la plaza de Mayo, o Soacha. ¡Gritemos aún más fuerte, hasta que retumben los oídos de Dios y de las autoridades, y se nos haga justicia! " (Koinonía)

viernes, 11 de noviembre de 2022

PREPARARSE AMANDO


En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre. Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva. Acordaos de la mujer de Lot. El que pretenda guardarse su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará. Os digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán, estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejaran; estarán dos en el campo: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán".
Ellos le preguntaron: "¿Dónde, Señor?" El contestó: "Donde está el cadáver se reunirán los buitres".

El texto de hoy, por su carácter apocalíptico, puede engañarnos. No se trata de temer, sino todo lo contrario. De confiar en Jesús. Estar preparados significa, entregarnos, vivir amando.

""Estar preparados" es un tema que se repite en la liturgia de la palabra, cuando nos acercamos al final del año litúrgico. Jesús habla de lo repentino de la venida del Hijo del Hombre, ya sea colectivamente para un grupo o individualmente. La mejor manera de estar preparados es asegurarnos de que caminamos, a diario, según los mandamientos de Dios, como nos dice hoy Juan. ¿Cuál es el mandamiento? Que caminemos en el amor. Pero entonces, ¿qué es el amor? Hay tantas formas de amor que nos confunden. El amor en el que debemos crecer es el amor del que hablan las Escrituras: el amor a Dios y a nuestros hermanos; un amor que resulta cuando somos capaces de morir a nosotros mismos y hacer de la vida de los demás una prioridad; un amor hecho visible en Jesucristo." (Ciudad Redonda)

jueves, 10 de noviembre de 2022

EN EL INTERIOR

 

En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el Reino de Dios, Jesús les contestó: "El Reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el Reino de Dios está dentro de vosotros".
Dijo a sus discípulos: "Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre, y ni podréis. Si os dicen que está aquí o está allí, no os vayáis detrás. Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación".

Buscamos el Reino, buscando un camino que nos lleve a él. No nos damos cuenta de que el Reino está en nuestro interior. Está en el interior de cada uno. Es allí donde lo encontraremos. En nuestro interior en los momentos de meditación. En el interior de los demás, en nuestros momentos de entrega. Momentos de oración y momentos de acción. Buscarlo a Él en nuestro interior, para podernos entregar plenamente a los demás.

"El 31 de diciembre de 2016, en un encuentro interreligioso en Estados Unidos, Valerie Kaur, activista social, pronunció un poderoso discurso. Reflexionando sobre los tiempos difíciles que atravesaba Estados Unidos entonces, dijo: "La madre que hay en mí se pregunta: '¿Y si? ¿Y si esta oscuridad no es la oscuridad de la tumba, sino la oscuridad del útero? ¿Y si no somos un país muerto, sino un país que espera nacer? ¿Y si nuestra historia es la de un largo parto? ¿Y qué te dice la comadrona cuando estás de parto? 'Respirar y empujar'".
La oscuridad sobre el mundo no ha hecho más que empeorar desde entonces. Entonces, ¿qué debemos hacer? Debemos seguir respirando y empujando, para que nazca el bebé que está dentro de nosotros, el Reino. Si no respiramos, morimos; si no empujamos, el Reino muere dentro de nosotros." (Ciudad Redonda)