lunes, 3 de octubre de 2011

LUCES Y SOMBRAS DE LA UTOPÍA


Cuando se tiene claro, que en la utopía existe una distancia entre lo que es y lo que debería ser, resulta un acicate para mejorar, para luchar sin desfallecer y nos sirve de modelo para avanzar.
El problema comienza cuando la utopía se transforma en extremismo e intenta imponer su visión del mundo a todos los hombres. Ahí está la raíz del fundamentalismo, tanto de izquierdas como de derechas. Una utopía de izquierdas nos lleva a un totalitarismo socialista. Una utopía de derechas nos lleva a una dictadura fascista.
En el terreno religioso nos sucede lo mismo. La utopía religiosa puede llevarnos al fanatismo. Por un extremo podemos convertirnos en doctrinarios rígidos. Por el otro en laxistas que convierten la espiritualidad en aquello que gusta a todos y no exige a nadie.
No se trata de no ser utópicos, de no tender hacia un ideal que nos haga avanzar. Se trata de respetar las utopías de los otros y no convertir la nuestra en una imposición, sino en una propuesta.
La utopía debe hacernos avanzar, pero siendo conscientes que nada es perfecto en este mundo y que los ideales son inalcanzables. Nunca debemos perder de vista la realidad de la condición humana. Somos débiles e imperfectos...

domingo, 2 de octubre de 2011

¿AMOS O TRABAJADORES?



"- Escuchad otra parábola: El dueño de una finca plantó una viña, le puso una cerca, construyó un lagar y levantó una torre para vigilarla. Luego la arrendó a unos labradores y se fue de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, mandó unos criados a recibir de los labradores la parte de la cosecha que le correspondía. Pero los labradores echaron mano a los criados: golpearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon. El dueño envió otros criados, en mayor número que al principio; pero los labradores los trataron a todos del mismo modo. Por último mandó a su propio hijo, pensando: Sin duda, respetarán a mi hijo. Pero cuando vieron al hijo, los labradores se dijeron unos a otros: Este es el heredero; matémoslo y nos quedaremos con la viña. Así que le echaron mano, lo sacaron de la viña y lo mataron. Pues bien, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué creéis que hará con aquellos labradores?
Le contestaron:
– Matará sin compasión a esos malvados y dará la viña a otros labradores que le entreguen a su debido tiempo la parte de la cosecha que le corresponde.
Jesús les dijo:
– ¿Nunca habéis leído lo que dicen las Escrituras?: La piedra que despreciaron los constructores es ahora la piedra principal. Esto lo ha hecho el Señor y nosotros estamos maravillados. Por eso os digo que a vosotros se os quitará el reino, y se le dará a un pueblo que produzca los frutos debidos."


Jesús sigue hablando a los jefes de Israel, escribas, doctores de la Ley, sacerdotes y fariseos. El significado histórico es claro. La viña, como nos muestra la primera lectura de Isaías, es el Pueblo de Dios. El amo de la viña es Dios y los trabajadores son los sacerdotes y doctores de la Ley. Se niegan a dar el fruto al amo, se hacen dueños y señores de la viña. Matan a los enviados del amo (los profetas) y acaban matando al Hijo, para quedarse con la viña.
Pero el Evangelio nos habla también hoy. Y como aquellos sacerdotes, que entendieron que hablaba de ellos y buscaban cómo eliminarlo, hemos de entender que hoy nos habla a nosotros.
Nos encontramos en esa inmensa viña que es el mundo, a la que Dios nos ha enviado para que la transformemos en el Reino y de mucho fruto. Al igual que aquellos jefes del pueblo de Israel, nosotros queremos ser amos, no trabajadores. Transformamos el Reino en nuestra propiedad. Hacemos de la Iglesia de Jesús "nuestra" Iglesia, nuestro reducto de poder. Lo que debería ser un mundo fraterno, un lugar en que todo nos reflejara a Dios, lo que es un don de Dios, lo queremos transformar en una "posesión". Hacemos de la Iglesia nuestra "posesión". Una "posesión" de dogmas, verdades, poderes, edificios, dicasterios, cánones, documentos...En vez de luchar por convertirla en el Reino, rica de verdaderos frutos de justicia, libertad, amor, perdón, fraternidad...En vez de transformarla en el Reino, la convertimos en un reino en la tierra.
Nos guste o no, Jesús es la piedra angular de este mundo y sólo con Él podremos construirlo. Pero no pensemos , que porque somos practicantes, porque sabemos muchas doctrinas, porque somos "importantes" dentro de la Iglesia, estamos de su parte. Vigilemos, no sea que  nos quite el Reino y se lo de a aquellos que nosotros despreciamos, consideramos pecadores, indignos...
En la viña hacen falta trabajadores, no amos. Gente que sepa amar, luchar por la justicia, entregarse a sus hermanos. Gente, que a su vez, tengan una espiritualidad profunda y sustente su vida en Jesús, la piedra angular...Cristianos que sepan transparentar a Dios, el verdadero y único amo de la viña. Nosotros somos sólo trabajadores...

viernes, 30 de septiembre de 2011

EL ANACORETA Y LO FUNDAMENTAL DE LA VIDA RELIGIOSA


El joven seguidor estaba preocupado ante la diversidad de opiniones sobre la vida religiosa. Ante la crisis real de las instituciones, leía soluciones de todos los colores. Que se debía volver a la sotana, a la misa en latín, la clausura, la catequesis tradicional, las devociones...Otros, que el religioso se ha de dedicar a las obras de caridad, a la lucha por los derechos del hombre, a crear organismos sociales y filantrópicos... Por eso preguntó al Anacoreta cual era el verdadero camino.
El anciano miró con seriedad al joven y lo hizo sentar. Luego dijo.
- Me temo que ambos se equivocan. Los religiosos estamos preocupados por el cómo, y olvidamos la pregunta principal: por qué. Somo religiosos porque nos sentimos llamados a seguir a Jesús, a hacernos uno con Jesús, a hacer vida el Evangelio...Ahí radica lo fundamental: la conversión. Si no intentamos vivir una espiritualidad profunda en Cristo, de nada valen las sotanas, las devociones, las obras sociales y la lucha por la justicia. Sin una vida interior auténtica, las sotanas, los latines y las devociones son pura comedia. Las obras sociales y la lucha por la justicia no requieren la vida religiosa, ni siquiera la Fe.
Hizo una pausa y añadió:
- Nuestra vida ha de ser tan profunda, tan "diferente", que interpele a los otros. Tanto da que sea con un hábito de la Edad Media, con tejanos o vestidos de lagarterana...Nuestras acciones sociales han de brotar de nuestra vida espiritual. Es entonces cuando podrán interpelar a la sociedad y es cuando podremos realizarlas sin "quemarnos". El religioso ha de ser un profeta. Transparentar a Dios...
Sonrió, y mirando con ternura al joven, concluyó:
- Pero no temas. Ha sido en los momentos de "crisis", cuando han surgido los grandes hombres, aquellos que supieron revitalizar la Iglesia, los que supieron cambiar la sociedad...

jueves, 29 de septiembre de 2011

ORACIÓN


"A Ti, que duermes en mi pecho, no se te encuentra con palabras, sino en la aparición de la vida dentro de la vida, y de la sabiduría dentro de la sabiduría.
A Ti se te encuentra en la comunión: Tú en mí, y yo en Ti; Tú en ellos, y ellos en mí: desasimiento dentro del desasimiento, desapasionamiento dentro del desapasionamiento, vacuidad dentro de la vacuidad, libertad dentro de la libertad. Estoy solo. Tú estás solo. El Padre y Yo somos Uno."
(Thomas Merton)

miércoles, 28 de septiembre de 2011

HIPPY, MONJE, POETA Y MÍSTICO


Aquí os dejo la muestra de alguien "diferente"

El argentino Hugo Mujica, que publica un nuevo libro, recuerda su amistad con los autores de la generación 'beat' y explica su vida como sacerdote católico

JUAN CRUZ - Madrid - 27/09/2011 (El País.com)
Este hombre de 70 años es poeta y es un místico radical que cree en la vida y en Dios, pero que no se entretiene en poner rostro o palabras a ese ser innombrable en el que ha depositado su fe.
"Si una cultura no genera sentido, genera violencia", afirma el escritor
Un poeta. Visor publica estos días Y siempre después el viento, que se une a la obra completa que ya publicó Seix Barral y a volúmenes de ensayo y poesía que le han dado notoriedad como escritor pero que no le han envanecido el cerebro.
Es un sacerdote, además. Tiene parroquia en Buenos Aires, se ciñe a los Evangelios y mantiene una riña permanente (es decir, una indiferencia) con respecto a la jerarquía. Siente pena cuando evoca el boato con que viajan los Papas.
Estuvo siete años callado, en un monasterio trapense, después de vivir la agitación de los sesenta en el Greenwich Village de Nueva York, rodeado de artistas hippies como él mismo.
¿Qué pasó en Nueva York? Hugo Mujica tiene la cabeza totalmente rapada, viste con ropajes sueltos, sale de esta conversación, sostenida en el Café Gijón, saltando los setos y de hecho cuando se ve en el espejo "es cuando sé que tengo 70 años; salgo a la calle y considero que vuelvo a ser un chiquillo". Pues, qué pasó en Nueva York. "Ah, Nueva York. Viví allí los años sesenta, era la época del sexo, la droga y el rock and roll. Y eso se acaba, y al acabarse o te ibas al establishment o terminabas reventado de droga". Fue entonces cuando le surgió la necesidad de la mística, se instaló en un monasterio, primero en EE UU y luego en Francia, y estuvo en silencio siete años. Luego se hizo cura. ¿Silencio, siete años? "Lo que pasa es que el silencio para quien no lo ha experimentado antes es una carencia. Yo digo en un verso: 'En el silencio el silencio habla'. Adentrarse en el silencio es adentrarse a lo más prístino que tenemos. Aristóteles nos metió en la cabeza que somos el animal que habla. Yo digo que somos el animal que escucha".
Es una de esas personas que de pronto se convierte en dos ojos que emiten sonidos. En medio de esa impresión susurra: "Yo no nací hablando, el lenguaje me lo dio la comunidad. Pero sí nací escuchando. Recuperando esa escucha nos damos cuenta de qué está expresándose. Y es ponerse a tono con esa expresión lo que creo que es ser escritor". El escritor es "el que se demora en las palabras para ver qué más tienen que decir además de lo que ya dijeron".
Del silencio al ruido. En Argentina sus charlas y sus discursos son una apelación a la esperanza. Ahora que está en este turbulento suelo europeo, ¿cómo nos ve? ¿Muy desastrados? "El desencanto europeo empieza en los años cincuenta, con el aburrimiento, la náusea, la constatación de un mundo sin sentido. Algo faltaba. Si una cultura no genera sentido genera violencia. Creo que ahí empieza el malestar de la cultura".
El malestar viene de lejos. Este hombre que parece escaparse del cuadro en el que lo pone el fotógrafo cree que estamos marcados por el mercado. Nos dan regalos, como el iPad o el celular, como si así domináramos el malestar. "Pero el que sucede es un malestar mucho más profundo. Para parafrasear a Nietzsche, el malestar de que el paso de la historia aplaste la danza de la vida. Lo que se está reclamando desde las entrañas es volver a la vida".
En el Village fue amigo de Allen Ginsberg y de todos los artistas que vivían aquel amago de resurrección de la vida. "Fueron años muy fuertes". Pero hubo muerte entre las flores. "Aparte del folclorismo de los hippismos piensa que mataron a John y a Bob Kennedy, a Malcolm X y a Luther King... Siempre describo el hippismo como un brote afectivo en la racionalidad sajona. Ese brote estaba reprimido y generó esa especie fantástica de creatividad y de circo".
¿Y cómo era Ginsberg? Hay gratitud en el rostro de Mujica. "El más grande de nosotros. En aquel tiempo era un gay declarado, ser militante gay era insólito. Y era maternal. Lo recuerdo siempre inclinado para ver si necesitabas algo; amable en el sentido fuerte de la palabra".
Y Ernesto Sabato, agnóstico y quizá ateo, iba a sus misas. Se emocionaba. Hablaban de Dios. "Para mí, Dios es como la cuña que nunca deja que se cierre el mundo y que siempre está generando otra cosa. Pero no tengo idea de quién sea. Es el lugar desde el que merodeando hablo; pero nunca hablaría sobre Dios, intento hablar desde Dios".
¿A qué le obliga el sacerdocio. "A nada, en mi caso particular. He generado una libertad dentro de esa estructura; celebro misa cuando estoy en Buenos Aires. Me ven como alguien raro, pero no como un raro loquito sino como alguien que venía con experiencia, que estudia, que publica". Y que aprendió del silencio, hacia el que corre por encima de los setos...

martes, 27 de septiembre de 2011

EL ANACORETA Y LA AMBIGÜEDAD


El joven seguidor llevaba unos días preocupado. Le costaba decidirse ante las cosas, dudaba...
Salieron de paseo, y al llegar a una plazoleta ajardinada, el Anacoreta le hizo sentar en un banco y le preguntó:
- ¿Ves aquél árbol? ¿De qué color son sus hojas?
El joven miró un rato y respondió:
- No sé. Podría decir que son verdes, pero no todas tienen la misma tonalidad. Además, el otoño hace que algunas empiecen a amarillear y otras ya sean claramente marrones...
Sonrió el anciano y le preguntó:
- Y el agua de ese pequeño estanque, ¿de qué color es?
Volvió a dudar el joven, y tras un buen rato dijo:
- No sé. Depende de la luz, de lo que refleja, de las algas...
Rió abiertamente el Anacoreta y le dijo:
- ¿Lo ves? A ti te gustarían las cosas claras. Saber exactamente lo que has de hacer en cada momento, cómo es tu vida, discernir exactamente tus problemas y los del mundo...Sin embargo en la vida todo es ambiguo. Los límites entre lo malo y lo bueno, lo bello y lo feo, el amor y el odio, la caridad y el egoísmo, la conciencia limpia y la culpa...no están claros.
Dejó pasar a un grupo de adolescentes que gritaban y jugaban y luego prosiguió:
- Por eso debemos reflexionar antes de tomar nuestras decisiones para que sean correctas.
Miró al joven a los ojos y concluyó:
- Pero has de aprender a decidirte sin tener la seguridad absoluta. De otra manera, nunca harás nada. Confía en tu buena voluntad...
Se levantaron y siguieron paseando...
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Para los que les interesan los temas de religión actuales, les  recomiendo este blog titulado : Cartujo con licencia propia  www.cartujoconlicencia.blogspot.com/