miércoles, 30 de abril de 2014

EL ANACORETA Y LA VEJEZ


El joven seguidor preguntó al Anacoreta:
- ¿Cómo es que a pesar de tu edad avanzada sigues teniendo un espíritu joven y dinámico?
Rió el anciano y respondió:
- No se es anciano por haber vivido muchos años. Uno se vuelve viejo cuando abandona los ideales, cuando pierde la rebeldía y cuando cae en el conformismo.

martes, 29 de abril de 2014

HISTORIA DE UN PLÁTANO


Si Alves, el domingo en el campo del Villarreal, no hubiera recogido el plátano del suelo y se lo hubiese comido, habría pasado inadvertido como un objeto más de los que los estúpidos lanza a los campos de fútbol. Alves fue inteligente y su gesto ha servido para que todo el mundo tome conciencia de que el racismo sigue vivo en nuestra sociedad. Lo que no deja de ser una anécdota, revela algo más profundo. Seguimos sin aceptar la diferencia. Para algunos, el color de la piel sigue siendo un motivo de superioridad o de inferioridad. Y, lo más grave, en los países europeos crecen los partidos xenófobos y se sigue culpando a la inmigración de los males económicos. Los arrancamos de sus países para convertirlos en esclavos y, ahora, cuando quieren venir voluntariamente, los rechazamos. Fuimos un país de emigrantes y ahora no aceptamos la inmigración.
Ojalá el plátano que se comió Alves ayude a que todos reflexionemos sobre nuestra intolerancia y nuestra estupidez. 

lunes, 28 de abril de 2014

EL ANACORETA Y LAS CARTAS DE DIOS


Acababan de ver la película "A los que aman" de Isabel Coixet. El Anacoreta dijo a su joven seguidor:
- Te hablaré otro día del tema fundamental, ese amor que todos hemos tenido, que pudo ser, pero no fue. De los dolores sufridos en silencio...Pero hay una frase, quizá sin importancia, que me ha llamado la atención.
El joven se extrañó, pero se dispuso a escuchar.
- Hay un momento en que una niña le dice a una monja, que le gustaría recibir cartas de amor y esta le responde, que ella también, pero está casada con Dios y Dios no escribe cartas.
Sonrió pícaramente y prosiguió:
- No me gusta ese concepto de matrimonio con Dios para definir la vida religiosa, pero lo que más me extraña  es, que la monja diga que Dios no escribe cartas. Dios nos está escribiendo cartas continuamente, nos está hablando a cada momento, pero nosotros no sabemos escucharlo. Nos habla por las demás personas, nos habla por los acontecimientos, por las personas que nos quieren y por personas que aparecen "por casualidad" en nuestras vidas. Nos habla en nuestro corazón cuando sabemos guardar silencio en la meditación. Nos habla en la naturaleza...Todo eso son cartas que Dios nos envía. Sólo falta que nosotros sepamos leerlas...  

domingo, 27 de abril de 2014

EL CUERPO DE JESÚS


"Al llegar la noche de aquel mismo día, primero de la semana, los discípulos estaban reunidos y tenían las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús entró y, poniéndose en medio de los discípulos, los saludó diciendo:
– ¡Paz a vosotros!
Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y ellos se alegraron de ver al Señor. Luego Jesús dijo de nuevo:
– ¡Paz a vosotros! Como el Padre me envió a mí, también yo os envío a vosotros.
Dicho esto, sopló sobre ellos y añadió:
– Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedarán perdonados; y a quienes no se los perdonéis, les quedarán sin perdonar.
Tomás, uno de los doce discípulos, al que llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Después le dijeron los otros discípulos:
– Hemos visto al Señor.
Tomás les contestó:
– Si no veo en sus manos las heridas de los clavos, y si no meto mi dedo en ellas y mi mano en su costado, no lo creeré.
Ocho días después se hallaban los discípulos reunidos de nuevo en una casa, y esta vez también estaba Tomás. Tenían las puertas cerradas, pero Jesús entró, y poniéndose en medio de ellos los saludó diciendo:
– ¡Paz a vosotros!
Luego dijo a Tomás:
Mete aquí tu dedo y mira mis manos, y trae tu mano y métela en mi costado. ¡No seas incrédulo, sino cree!
Tomás exclamó entonces:
– ¡Mi Señor y mi Dios!
Jesús le dijo:
– ¿Crees porque me has visto? ¡Dichosos los que creen sin haber visto!
Jesús hizo otras muchas señales milagrosas delante de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en él."
El evangelio de hoy nos enseña cómo es la verdadera Fe. Una Fe que siempre debe estar asociada a la paz. En cada aparición que Jesús hace a sus discípulos tras su resurrección, empieza deseándoles que la paz esté con ellos. No se puede creer con miedo, con inquietud. Una religión que causa miedo no es una religión que nos acerque a Dios. Por desgracia hemos asociado demasiadas veces, a lo largo de la historia, la religión con las prohibiciones, los castigos, la condena eterna. Y esto ha apartado a mucha gente de Dios, en lugar de acercarla.
Para darse a conocer, Jesús enseña a sus discípulos sus llagas. Tomás no sólo necesita verlas, sino que ha de tocarlas. Nuestra Fe, hoy, también pasa por reconocer a Jesús en sus llagas: los pobres, los que sufren, los desahuciados, los hambrientos, los maltratados...Y no sólo están ahí para que veamos en ellos a Jesús, sino para que los "toquemos", para que luchemos por cambiar su situación. Es cierto que encontramos el cuerpo de Jesús en la Eucaristía, pero sobre todo, cuando la entendemos como Comunión, como verdadera fraternidad entre todos los hombres. Nuestra Fe no es creer en una entelequia, sino en un Dios encarnado, al que amamos amando a todos los hombres.
Los discípulos estaban con las puertas cerradas por miedo. La Fe en Jesús hizo que las abrieran y que se repartieran por toda la tierra predicando su Palabra, sembrando el Reino. Si nuestra fe nos encierra en nosotros mismos, es una fe falsa. Por eso, como nos pidió Juan XXIII al que hoy canonizan en Roma, debemos abrir puertas y ventanas de la Iglesia. Abrir nuestros brazos en un inmenso abrazo a todos los hombres de la Tierra.
  

sábado, 26 de abril de 2014

MÚSICA DEL SÁBADO: UNA SOLA CONVICCIÓN - ÁLVARO FRAILE



Curaremos aquellas heridas insaciables,
saltaremos aquellos baches insaltables,
desacorazaremos las corazas
de los corazones,
romperemos muchos, tantos moldes.

Subiremos montañas
tan altas e imposibles,
moveremos las losas tan inamovibles,
optimizaremos toda opción
optando al optimismo
para levantar al que ha caído.

Pegaremos aquellos platos
que rompimos,
limpiaremos aquellas manchas
que lucimos.
Ya pasará eso que pasaba que pausaba cada paso,
y no sabrás por qué...andarás andando

con una sola convicción:
sólo el amor todo lo puede
sólo el amor todo lo vence,
sólo el amor todo lo aguanta,
sólo el amor todo lo sana,
sólo el amor...

Firmaremos tratados de paces impensables,
llegaremos a metas tan inalcanzables,
saldremos salerosos
y saltando salas sin salida,
abriendo las ventanas a la vida.

Nos sacaremos
de algunos quicios insolentes,
nadaremos mil ríos a contracorriente.
Verás videntes e invidentes
y decentes e indecentes
cuando tantos imposibles vuelen.

Con una sola convicción
sólo el amor todo lo puede 
(---)

Sólo el amor 
cura lo que no cura el ibuprofeno.
Sólo el amor cura lo que no cura el tiempo.

Sólo el amor todo lo puede,
(---)

jueves, 24 de abril de 2014

EL ANACORETA Y EL CAMINO


Mientras subía a pié con su joven seguidor al Tibidabo, el Anacoreta comentaba:
- Los hombres podemos seguir dos caminos: el que va cuesta arriba o el que va hacia abajo. Nuestra hipocresía disfraza de virtud el más fácil y es el que solemos escoger. 
El joven seguidor preguntó:
- ¿O sea que escogemos el que va cuesta abajo?
Sonrió pícaramente el anciano y respondió:
- Escogemos el más fácil, que aveces baja, pero otras veces sube. El problema no está en si sube o baja, sino en si esconde nuestra comodidad o no, en si es el de nuestra entrega o no.
Y siguieron subiendo...

PARÁBOLA (28)


Se me mostró una araña fabricando su tela. Primero tendió un hilo entre dos ramas y a partir de esta base fue tejiendo otros hilos hasta formar toda la tela. Pero aquella araña un día vio que uno de los hilos no parecía seguir la estructura perfecta de la tela. Decidió cortarlo. Al instante se le desmoronó toda la tela; aquél hilo era el primero que había tendido entre las ramas y sobre el que sustentaba toda la estructura. Y escuché estas palabras:
- Un día sustentaste tu vida en algo que le dio sentido y te dio fuerzas. Vigila no te ocurra como a la araña, y con el paso del tiempo lo olvides o te parezca inútil y lo dejes de lado. Toda tu vida se derrumbará.