martes, 4 de abril de 2017

LEVANTADO EN ALTO


"Jesús les volvió a decir:
– Yo me voy, y vosotros me buscaréis, pero moriréis en vuestro pecado. A donde yo voy vosotros no podéis ir.
Los judíos decían:
– ¿Acaso estará pensando en matarse y por eso dice que no podemos ir a donde él va?
Jesús añadió:
– Vosotros sois de aquí abajo, pero yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, pero yo no soy de este mundo. Por eso os he dicho que moriréis en vuestros pecados: porque si no creéis que yo soy, moriréis en vuestros pecados.
Entonces le preguntaron:
– ¿Quién eres tú?
Jesús les respondió:
– En primer lugar, ¿por qué he de hablar con vosotros? Tengo mucho que decir y juzgar de vosotros; pero el que me ha enviado dice la verdad, y lo que yo digo al mundo es lo mismo que le he oído decir a él.
Pero ellos no entendieron que les hablaba del Padre. Por eso les dijo:
–Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, reconoceréis que yo soy y que no hago nada por mi propia cuenta. Solamente digo lo que el Padre me ha enseñado. El que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo siempre hago lo que le agrada.
Al decir Jesús estas cosas, muchos creyeron en él."

Los judíos, cuando Juan habla de judíos se refiere a los fariseos y doctores de la ley, seguían sin saber quién era Jesús. Lo cual suponía que tampoco sabían quién era Dios.
Jesús levantado en alto, crucificado, nos muestra a un Dios de misericordia, que sabe hacerse nada, para salvarnos a todos. Jesús al decir "yo soy" se está declarando Dios. Es así como se definió ante Moisés en la zarza ardiendo. Jesús les está diciendo que no pueden conocer a Dios si no es a través de Él; pero los judíos no lo entienden.
No nos gusta la Cruz, porque no la entendemos, porque se nos hace incómoda. Sin embargo es la Cruz la que da validez y sentido a todas las muertes. Preferimos el Jesús resucitado; pero olvidamos que es necesario morir para resucitar. Y que esta muerte de Jesús es la que nos da la vida a nosotros.
Como en el desierto los judíos eran curados de la mordedura de la serpiente mirando a la cruz con la serpiente, nosotros, si queremos ser salvos, debemos mirar arriba, a Jesús levantado en la cruz. 


lunes, 3 de abril de 2017

UN DIOS DE MISERICORDIA


"Pero Jesús se dirigió al monte de los Olivos, y al día siguiente, al amanecer, volvió al templo. La gente se le acercó, y él, sentándose, comenzó a enseñarles.
Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer que había sido sorprendida en adulterio. La pusieron en medio de todos los presentes y dijeron a Jesús:
– Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo del adulterio.  En nuestra ley, Moisés ordena matar a pedradas a esta clase de mujeres.Y tú, ¿qué dices?
Preguntaron esto para ponerle a prueba y tener algo de qué acusarle, pero Jesús se inclinó y se puso a escribir en la tierra con el dedo. Luego, como seguían preguntándole, se enderezó y les respondió:
– El que de vosotros esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.
Volvió a inclinarse y siguió escribiendo en la tierra. Al oir esto, uno tras otro fueron saliendo, empezando por los más viejos. Cuando Jesús se encontró solo con la mujer, que se había quedado allí, se enderezó y le preguntó:
– Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado?
Contestó ella:
– Ninguno, Señor.
Jesús le dijo:
– Tampoco yo te condeno. Vete y no vuelvas a pecar."

Los judíos pretendían tender una trampa a Jesús. Le presentan a una adúltera y le citan, manipulada, pues allí se dice que han de morir los dos, la ley de Moisés.
¿Qué escribió Jesús en el suelo? Nunca lo sabremos. Pero cuando les dijo que el que estuviese libre de culpa lanzase la primera piedra, uno a uno, se fueron marchando. Curiosamente empezando por los más viejos, que habían pecado más.
Encontramos una vez más a un Jesús en el que la misericordia y el perdón pasan por encima de todo; y a un Jesús, que contrariamente a lo que sucedía en su tiempo, defiende y se pone de parte de la mujer.
Lo que debemos tener claro es que la Iglesia debe ser una Iglesia de perdón, de misericordia, de acogida. Y que no debemos juzgar a nadie, por más evidente que sea el mal que haya hecho; porque nosotros no estamos libres de culpa y somos los primeros que necesitamos perdón.    


domingo, 2 de abril de 2017

MUERTE O VIDA


"Un hombre llamado Lázaro había caído enfermo. Era natural de Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta. Esta María, hermana de Lázaro, fue la que derramó perfume sobre los pies del Señor y los secó con sus cabellos. Así que las dos hermanas enviaron a decir a Jesús:
– Señor, tu amigo está enfermo.
Jesús dijo al oirlo:
– Esta enfermedad no va a terminar en muerte, sino que ha de servir para mostrar la gloria de Dios y también la gloria del Hijo de Dios.
Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro; sin embargo, cuando le dijeron que Lázaro estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde se encontraba. Después dijo a sus discípulos:
– Vamos otra vez a Judea.
Los discípulos le contestaron:
– Maestro, hace poco los judíos de esa región trataron de matarte a pedradas, ¿y otra vez quieres ir allá?
Jesús les dijo:
–¿No es cierto que el día tiene doce horas? Pues bien, si uno anda de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si uno anda de noche tropieza, porque le falta la luz.
Después añadió:
– Nuestro amigo Lázaro se ha dormido, pero voy a despertarle.
Los discípulos le dijeron:
– Señor, si se ha dormido es señal de que va a sanar.
Pero lo que Jesús decía era que Lázaro había muerto, mientras que los discípulos pensaban que se había referido al sueño natural. Entonces Jesús les habló claramente:
– Lázaro ha muerto. Y me alegro de no haber estado allí, porque así es mejor para vosotros, para que creáis. Pero vayamos a verle.
Tomás, al que llamaban el Gemelo, dijo a los otros discípulos:
– Vayamos también nosotros, para morir con él.
Jesús es la resurrección y la vida
Jesús, al llegar, se encontró con que ya hacía cuatro días que habían sepultado a Lázaro. Betania estaba cerca de Jerusalén, a unos tres kilómetros, y muchos judíos habían ido a visitar a Marta y María, para consolarlas por la muerte de su hermano. Cuando Marta supo que Jesús estaba llegando, salió a recibirle; pero María se quedó en la casa. Marta dijo a Jesús:
– Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero aun ahora yo sé que Dios te dará cuanto le pidas.
Jesús le contestó:
– Tu hermano volverá a vivir.
Marta le dijo:
– Sí, ya sé que volverá a vivir cuando los muertos resuciten, en el día último.
Jesús le dijo entonces:
– Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y ninguno que esté vivo y crea en mí morirá jamás. ¿Crees esto?
Ella le dijo:
– Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.
Jesús llora junto al sepulcro de Lázaro
Después de esto, Marta fue a llamar a su hermana María y le dijo en secreto:
– El Maestro está aquí y te llama.
En cuanto María lo oyó, se levantó y fue a ver a Jesús; pero Jesús no había entrado aún en el pueblo, sino que permanecía en el lugar donde Marta había ido a encontrarle. Al ver que María se levantaba y salía de prisa, los judíos que habían ido a consolarla a la casa, la siguieron pensando que iba al sepulcro a llorar.
Cuando María llegó a donde estaba Jesús, se puso de rodillas a sus pies, diciendo:
– Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
Jesús, al ver llorar a María y a los judíos que habían llegado con ella, se sintió profundamente triste y conmovido, y les preguntó:
– ¿Dónde lo habéis sepultado?
Le dijeron:
– Señor, ven a verlo.
Y Jesús lloró. Los judíos dijeron entonces:
– ¡Mirad cuánto le quería!
Pero algunos decían:
– Este, que dio la vista al ciego, ¿no podría haber hecho algo para que Lázaro no muriese?
Resurrección de Lázaro
Jesús, otra vez muy conmovido, se acercó al sepulcro. Era una cueva que tenía la entrada tapada con una piedra. Jesús dijo:
– Quitad la piedra.
Marta, la hermana del muerto, le dijo:
– Señor, seguramente huele mal, porque hace cuatro días que murió.
Jesús le contestó:
– ¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?
Quitaron la piedra, y Jesús, mirando al cielo, dijo:
– Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sé que siempre me escuchas, pero digo esto por el bien de los que están aquí, para que crean que tú me has enviado.
Habiendo hablado así, gritó con voz fuerte:
– ¡Lázaro, sal de ahí!
Y el muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas y envuelta la cara en un lienzo. Jesús les dijo:
– Desatadlo y dejadle ir.
Al ver lo que Jesús había hecho, creyeron en él muchos de los judíos que habían ido a acompañar a María."

El texto de hoy es el séptimo signo que nos presenta Juan en su evangelio. Es el signo del triunfo de la vida sobre la muerte. El triunfo del Amor sobre la muerte.
Este largo texto está lleno de matices y símbolos con los que podríamos escribir un libro para comentarlo. Nosotros nos fijaremos hoy en algunos detalles, pero debemos seguir meditándolo mucho más.
Los hombres nos encontramos enfrentados a una muerte segura, que se nos presenta como el fin de la vida. Y, en realidad, no sabemos nada de lo que hay detrás de la muerte. La Fe nos dice que Dios nos espera con los brazos abiertos; pero no podemos decir mucho más.
Hoy nos encontramos con un Jesús humano. Un Jesús que ama a su amigo Lázaro y que llora su muerte. Y es precisamente ese amor el que hace que Lázaro vuelva a la vida. Quien vence a la muerte es el Amor de Jesús. Arriesga su vida para "despertarlo".
Marta y María creen en Él.
Jesús, para resucitarlo, le manda "salir fuera". Vivir es salir de nosotros mismos, de nuestro egoísmo, para ir hacia los demás.
Jesús manda a los demás que lo "desaten". Para que los demás puedan vivir debemos desatarlos, dejarlos libres, no oprimirlos ni esclavizarlos.
¿Muerte o vida? Si llenamos la existencia de amor y de libertad, no hay duda de que triunfará la vida.





sábado, 1 de abril de 2017

SIGNO DE CONTRADICCIÓN


 "Entre la gente se encontraban algunos que al oir estas palabras dijeron:
– Seguro que este hombre es el profeta.
Otros decían:
– Este es el Mesías.
Pero otros decían:
– No, porque el Mesías no puede venir de Galilea. La Escritura dice que el Mesías ha de ser descendiente del rey David y que procederá de Belén, del mismo pueblo de David.
Así que la gente se dividió por causa de Jesús. Algunos querían apresarle, pero nadie llegó a ponerle las manos encima.
Los guardias del templo volvieron a donde estaban los fariseos y los jefes de los sacerdotes, que les preguntaron:
– ¿Por qué no lo habéis traído?
Contestaron los guardias:
– ¡Nadie ha hablado nunca como él!
Los fariseos les dijeron entonces:
– ¿También vosotros os habéis dejado engañar? ¿Acaso ha creído en él alguno de nuestros jefes o de los fariseos? Pero esta gente que no conoce la ley está maldita.
Nicodemo, el fariseo que en una ocasión había ido a ver a Jesús, les dijo:
– Según nuestra ley, no podemos condenar a un hombre sin antes haberle oído para saber lo que ha hecho.
Le contestaron:
– ¿También tú eres galileo? Estudia las Escrituras y verás que ningún profeta ha venido de Galilea. Y cada uno se fue a su casa."

En este texto nos encontramos con que Jesús es signo de contradicción. La gente del pueblo, al ver sus vida, unos lo aceptan y otros no. Los fariseos y los jefes de los sacerdotes también discuten sobre Él.
Lo mismo sigue ocurriendo en nuestros días. Y es que ante Jesús no valen medias tintas. Se le acepta, se le sigue o no. Y si decidimos seguirlo, debemos estar dispuestos a ser, también nosotros, signos de contradicción. Incluso a ser perseguidos como lo fue Él. Nuestra sociedad no siempre acepta la verdad, ni reacciona positivamente ante el que hace el bien. Pero este es el deber de ser sus discípulos. Y esa, la consecuencia: ser signos de contradicción.

viernes, 31 de marzo de 2017

EL MOMENTO OPORTUNO


"Algún tiempo después andaba Jesús por la región de Galilea, pues no quería seguir en Judea porque los judíos lo buscaban para matarlo. Pero como se acercaba la fiesta de las Enramadas, una de las fiestas de los judíos,
Sin embargo, cuando ya se habían ido sus hermanos, también Jesús fue a la fiesta, aunque no lo hizo públicamente sino casi en secreto.
Hacia la mitad de la fiesta entró Jesús en el templo y comenzó a enseñar.
Algunos de los que vivían en Jerusalén empezaron entonces a preguntar:
– ¿No es a este a quien andan buscando para matarle? Pues ahí está, hablando en público, y nadie le dice nada. ¿Será que verdaderamente las autoridades creen que este hombre es el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde viene; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde viene.
Al oir esto, Jesús, que estaba enseñando en el templo, dijo con voz fuerte:
– ¡Así que vosotros me conocéis y sabéis de dónde vengo! Pues yo no he venido por mi propia cuenta, sino enviado por aquel que es digno de confianza y a quien vosotros no conocéis. Yo le conozco, porque vengo de él y él me ha enviado.
Entonces quisieron apresarle, pero nadie le echó mano porque todavía no había llegado su hora."

Los judíos quieren matar a Jesús, pero aún no ha llegado su hora. Baja de incógnito a Jerusalén, pero acaba enseñando en el templo. Es su misión.
El evangelio nos indica que todo tiene su momento oportuno. Esos momentos de Jesús, los vamos siguiendo a través del Año Litúrgico. La Cuaresma nos prepara para el momento culminante: su muerte y resurrección.
Sus coetáneos dudaban de Él. Nosotros sabemos quién es y no tenemos ninguna excusa para seguirlo y hablar abiertamente, como lo hacía Él. Ahora es nuestro momento oportuno.

jueves, 30 de marzo de 2017

TESTIMONIOS


"Si yo diera testimonio en favor mío, mi testimonio no valdría como prueba; pero hay otro que da testimonio en mi favor, y me consta que su testimonio sí vale como prueba. Vosotros enviasteis a preguntarle a Juan, y lo que él respondió es cierto. Pero yo no dependo del testimonio de ningún hombre; solo digo esto para que vosotros podáis ser salvos. Juan era como una lámpara que ardía y alumbraba, y vosotros quisisteis gozar de su luz un poco de tiempo. Pero tengo a mi favor un testimonio de más valor que el de Juan. Lo que yo hago, que es lo que el Padre me encargó que hiciera, prueba que de veras el Padre me ha enviado. Y también el Padre, que me ha enviado, da testimonio a mi favor, a pesar de que nunca habéis oído su voz ni lo habéis visto ni su mensaje ha penetrado en vosotros, porque no creéis en aquel que el Padre envió. Estudiáis las Escrituras con toda atención porque esperáis encontrar en ellas la vida eterna; y precisamente las Escrituras dan testimonio de mí. Sin embargo, no queréis venir a mí para tener esa vida.
Yo no acepto honores que vengan de los hombres. Además os conozco y sé que no amáis a Dios. Yo he venido en nombre de mi Padre y no me aceptáis; en cambio aceptaríais a cualquier otro que viniera en nombre propio. ¿Cómo podéis creer, si recibís honores unos de otros y no buscáis los honores que vienen del Dios único? No creáis que yo os voy a acusar delante de mi Padre. El que os acusa es Moisés mismo, en quien habéis puesto vuestra esperanza. Porque si vosotros creyerais a Moisés, también me creeríais a mí, porque Moisés escribió acerca de mí. Pero si no creéis lo que él escribió, ¿cómo vais a creer lo que yo os digo?"

Jesús sigue defendiéndose ante los fariseos. Invoca tres testimonios:
Juan Bautista que fue su precursor y predicaba conversión para preparar su llegada.
Sus obras. Los signos. Una vida dedicada a curar, a sanar, a perdonar.
Las Escrituras, que lo anunciaban como el Siervo de Dios, el Varón de Dolores, el Salvador.
Sin embargo, los fariseos hacían oídos sordos a estos testimonios.
Y nosotros, ¿los escuchamos cada día? ¿Nos convertimos, cambiamos nuestro corazón para allanar los caminos y poderlo recibir? ¿Lo hacemos presente en este mundo con nuestro amor, nuestra dedicación a los demás, luchando contra la injusticia? ¿Meditamos cada dia las Escrituras para poderlo ver en los acontecimientos de cada día?

miércoles, 29 de marzo de 2017

FIESTAS LA SALLE


Esta noche, a las 19'30, empiezan las Fiestas La Salle, que se celebran cada año en el colegio La Salle Manresa.
Empezamos con el festival de Infantil y Primaria, en el teatro Kursaal.
Mañana a las 20, el de Secundaria y Bachillerato.
Viernes y sábado, muchas actividades en el colegio.
Espero poder colgar algunas fotos.