lunes, 18 de junio de 2018

AMOR FRENTE AL MAL


"Habéis oído que antes se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente.’ Pero yo os digo: No resistáis a quien os haga algún daño. Al contrario, si alguien te pega en la mejilla derecha, ofrécele también la otra. Si alguien te demanda y te quiere quitar la túnica, déjale también la capa. Y si alguien te obliga a llevar carga una milla, ve con él dos. Al que te pida algo, dáselo; y no le vuelvas la espalda a quien te pida prestado."

Jesús sigue profundizando en la ley. Aquí nos indica que la justicia puede ser una venganza disimulada. Jesús nos invita a devolver siempre bien por mal. Actuar así deja desarmado al que nos quiere hacer daño. Lo deja sin argumentos y le invita a reflexionar.
Lo que Jesús nos está indicando que hagamos, es lo que Dios hace con nosotros. No ese dios que nos hemos fabricado a nuestra imagen y semejanza, que espía a los hombres para hacerles pagar el mal que hacen. (Evidentemente siempre pensamos en el mal que hacen los otros). Dios es el pastor que va en busca de la oveja perdida. El padre bueno que otea cada día el horizonte, esperando el regreso del hijo pródigo. Ese es el Dios del Evangelio, el que nos mostró Jesús. ¿A cuántos hemos alejado del Dios Abba con nuestro falso dios?  

domingo, 17 de junio de 2018

SOBRE EL REINO


"Jesús dijo también:
- Con el reino de Dios sucede como con el hombre que siembra en la tierra: que lo mismo si duerme que si está despierto, lo mismo de noche que de día, la semilla nace y crece sin que él sepa cómo. Y es que la tierra produce por sí misma: primero brota una hierba, luego se forma la espiga y, por último, el grano que llena la espiga. Y cuando el grano ya está maduro, se siega, porque ha llegado el tiempo de la cosecha. 
También dijo Jesús:
- ¿A qué se parece el reino de Dios, o con qué podremos compararlo? Es como una semilla de mostaza que se siembra en la tierra. Es la más pequeña de todas las semillas del mundo; pero, una vez sembrada, crece y se hace mayor que cualquiera otra planta del huerto, y echa ramas tan grandes que hasta los pájaros pueden anidar a su sombra.
De esta manera les enseñaba Jesús el mensaje, por medio de muchas parábolas como estas y hasta donde podían comprender. No les decía nada sin parábolas, aunque a sus discípulos se lo explicaba todo aparte."

En Jesús es fundamental el mensaje del Reino. Hoy leemos dos pequeñas parábolas sobre el Reino. 
En la primera Jesús nos dice que el Reino crece por sí mismo. Nosotros hemos montado grandes estructuras, movimientos, para hacerlo crecer. Quizá lo que hemos hecho es entorpecer su crecimiento. El Reino de Dios está presente en nuestros tiempos "a pesar" nuestro. Ha ido creciendo sin importar si estábamos despiertos o dormidos. Porque el Reino crece en el corazón del hombre sin que se de cuenta. 
Jesús, en la segunda parábola, asocia el Reino a lo pequeño. Por contra, nosotros siempre hemos buscado lo grande. Grandes estructuras, grandes movimientos, grandes celebraciones, grandes encuentros...Y el Reino es como un grano de mostaza. Crece desde la pequeñez. Quien ha hecho crecer el Reino son esas personas sencillas que, sin hacer ruido, han ido entregando gota a gota su vida cada día. Como ejemplo, aquella pequeña comunidad de monjas que están en un poblado apartado de África, o aquel sacerdote en un barrio de barracas de Sudamérica. Nunca nadie conocerá su nombre ni su existencia. Pero son ellos los que hacen que el Reino se transforma en un gran árbol que deja anidar a los pájaros a su sombra.
La Iglesia debería meditar cada día estas dos parábolas. 



sábado, 16 de junio de 2018

HONESTIDAD


"También habéis oído que se dijo a los antepasados: ‘No dejes de cumplir lo que hayas ofrecido bajo juramento al Señor.’ Pero yo os digo que no juréis por nada ni por nadie. No juréis por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni siquiera juréis por vuestra propia cabeza, porque no podéis hacer que os salga blanco o negro ni un solo cabello. Si decís ‘Sí’, que sea sí; y si decís ‘No’, que sea no. Lo que se aparta de esto, es malo."


 "Estamos acostumbrados a ver a los dirigentes de las naciones jurar sobre los evangelios cuando asumen cargos públicos. Los hechos de corrupción que estallan día a día demuestran que fueron juramentos en falso. Jesús nos pide cortar con juramentos y promesas que no vamos a cumplir. Nos pide que al dar nuestra palabra seamos honrados, íntegros y confiables. Que lo que digamos, no sea producto de un hablar de los labios para afuera, sino que brote de nuestra verdad interior. Coherencia, honestidad, sinceridad, convicción, verdad, nos darán libertad y nos harán seguir más de cerca los pasos de Jesús de Nazaret, el hombre que por su integridad, hizo acontecer, con su palabra y su obra, el Reinado de Dios en nuestra historia. Jesús fue el SÍ de Dios a la Humanidad. Un Sí definitivo a la vida, dado para siempre por Dios y transformado en Palabra Creadora de nueva humanidad. En Él hemos recibido la salvación sin merecerla. Cumpliendo la Ley del Reino nos hacemos más hijos de nuestro Padre Dios y más hermanos de Jesús y de nuestro prójimo." (koinonia) 


viernes, 15 de junio de 2018

PROFUNDIZANDO



"Habéis oído que antes se dijo: ‘No cometas adulterio.’ Pero yo os digo que cualquiera que mira con codicia a una mujer ya cometió adulterio con ella en su corazón.
Por tanto, si tu ojo derecho te hace caer en pecado, sácalo y échalo lejos de ti; mejor es que pierdas una sola parte del cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace caer en pecado, córtala y échala lejos de ti; mejor es que pierdas una sola parte del cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.
También se dijo: ‘Cualquiera que se separe de su esposa deberá darle un certificado de separación.’ Pero yo os digo que todo aquel que se separa de su esposa, a no ser en caso de inmoralidad sexual, la pone en peligro de cometer adulterio. Y el que se casa con una mujer separada también comete adulterio."

Jesús sigue profundizando en la ley. Aquí nos habla de respeto a la mujer. Para los judíos, la mujer casado era propiedad del hombre. De ahí el décimo mandamiento, en el que el no desear los viene del prójimo, se traducía como no desear la mujer del prójimo, es decir, no caer en adulterio. Este texto habla sobre todo del "deseo", del respeto a la mujer. En la primera parte en no considerarla como un objeto a poseer. Jesús emplea dos hipérboles muy orientales, arrancarse ojos y cortarse manos, para decirnos que debemos ser estrictos en lo que deseemos.
En la segunda, no está hablando de la indisolubilidad del matrimonio, sino que pone en cuestión la costumbre judía de repudiar a la mujer, cuando el hombre quería. Jesús nos está diciendo que el matrimonio no es una propiedad, sino amor compartido.
Koinonia hace la siguiente reflexión sobre el evangelio de hoy:
 "Jesús está dando a su comunidad la Ley del Reino, una interpretación nueva y más profunda de la Ley dada por Moisés. Con expresiones propias de la cultura judía, como sacarse los ojos o cortarse las manos, Jesús está invitando a ser personas de decisiones firmes y coherentes. Él, un hombre sin doblez y de una profunda transparencia, quiere una comunidad de hermanos y hermanas capaces de la mayor fidelidad. No se trata de cumplir leyes y quedarse tranquilos con su cumplimiento. Se trata de buscar aquello que más nos humaniza, que nos hace más auténticos. La Ley se nos ha dado como un medio para lograr profundidad en las relaciones con cuanto nos rodea y hacer más digna la convivencia humana. No basta un cumplimiento de apariencias, del qué dirán, del quedar bien. Se trata de calar más profundo y atacar lo que destruye las relaciones de igualdad. Está en juego toda nuestra persona. Hay que saber sacrificar lo que nos hace menos humanos y ahondar en el evangelio que nos transforma en verdaderos seguidores de Jesús." 



jueves, 14 de junio de 2018

EL AMOR ESTÁ POR ENCIMA DE LA LEY


"Porque os digo que si no superáis a los maestros de la ley y a los fariseos en hacer lo que es justo delante de Dios, no entraréis en el reino de los cielos. 
Habéis oído que a vuestros antepasados se les dijo: ‘No mates, pues el que mata será condenado.’ Pero yo os digo que todo el que se enoje con su hermano será condenado; el que insulte a su hermano será juzgado por la Junta Suprema, y el que injurie gravementej a su hermano se hará merecedor del fuego del infierno. 
Así que, si al llevar tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí mismo delante del altar y ve primero a ponerte en paz con tu hermano. Entonces podrás volver al altar y presentar tu ofrenda.
Si alguien quiere llevarte a juicio, procura ponerte de acuerdo con él mientras aún estés a tiempo, para que no te entregue al juez; porque si no, el juez te entregará a los guardias y te meterán en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último céntimo."

Ayer Jesús nos decía que Él venía a dar cumplimiento a la ley. Hoy vemos, como este cumplimiento se basa en el amor. No se trata de cumplir normas, sino de hacerlo con amor. Y nos pone el ejemplo del "no matarás", que es mucho más que respetar la vida del otro. Es no enojarlo, es amarlo. Por esto nuestras ofrendas, nuestros ritos y ceremonias, no valen nada  si el otro tiene algo contra nosotros.
Las personas de misa diaria, que luego maltratan a sus empleados, han alejado a mucha gente de la Iglesia. Dios se identifica con el otro. No amar al otro, es no amar a Dios. Aquellos que se llaman cristianos y son corruptos o sólo buscan el poder y el dominio sobre los demás, no merecen este nombre. Si las leyes no van unidas al amor, son simplemente cadenas.



miércoles, 13 de junio de 2018

EL SENTIDO VERDADERO DE LA LEY



"No penséis que yo he venido a poner fin a la ley de Moisés y a las enseñanzas de los profetas. No he venido a ponerles fin, sino a darles su verdadero sentido. Porque os aseguro que mientras existan el cielo y la tierra no se le quitará a la ley ni un punto ni una coma, hasta que suceda lo que tenga que suceder. Por eso, el que quebrante uno de los mandamientos de la ley, aunque sea el más pequeño, y no enseñe a la gente a obedecerlos, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos. Pero el que los obedezca y enseñe a otros a hacer lo mismo, será considerado grande en el reino de los cielos." 

La ley y los profetas son el Antiguo Testamento. Jesús nos dice que no viene a abolirlo, porque Él es la plenitud, el cumplimiento de lo que está escrito. Por eso siempre debemos leer el Antiguo Testamento a la luz de Jesús. En Él la ley cobra su verdadero sentido. Una ley que debe cumplirse con amor. Una ley que no son meras obligaciones, sino amor a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. 
Unos profetas que lo anuncian, que nos dicen quien será Jesús.
Ser cristiano es vivir la ley como Jesús nos indicó. Es Él quien nos da su verdadero sentido.



martes, 12 de junio de 2018

SAL Y LUZ


"Vosotros sois la sal de este mundo. Pero si la sal deja de ser salada, ¿cómo seguirá salando? Ya no sirve para nada, así que se la arroja a la calle y la gente la pisotea. 
Vosotros sois la luz de este mundo. Una ciudad situada en lo alto de un monte no puede ocultarse; y una lámpara no se enciende para taparla con alguna vasija, sino que se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa. Del mismo modo, procurad que vuestra luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que hacéis, alaben todos a vuestro Padre que está en el cielo."

Los bienaventurados que veíamos ayer, son los que son sal y luz del mundo. Aquellos pobres, perseguidos, justos...son los que dan sabor e iluminan la vida. Ellos saben poner hombro con hombro para hacer un mundo mejor. Son ellos, los que no se miran únicamente a ellos mismos, los que cambian el mundo y lo hacen mejor.
Jesús nos llama a ser como ellos. Sal no devaluada que no teme mezclarse ni perderse entre la gente, capaces de dar sabor a nuestra sociedad. Luz humilde que no se oculta, que sale a las plazas y a la periferia, que no teme iluminar lo más oscuro.
Esto es ser cristiano. Vivir transmitiendo la vida a los demás. Vivir las bienaventuranzas.