miércoles, 19 de julio de 2023

SER SENCILLOS PARA CONOCERLO




Por aquel tiempo, Jesús dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que ocultaste a los sabios y entendidos. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce realmente al Hijo, sino el Padre; y nadie conoce realmente al Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer.


 "Definitivamente Jesús le da la vuelta a este mundo. Antes de Jesús a Dios se le había representado siempre como todopoderoso y subido a los cielos. En su altura se le veía como inalcanzable para los hombres. Tan lejos se le veía que la sola posibilidad de encontrarse con él, generaba temor, miedo, pavor. Dios era casi con toda seguridad una amenaza para la humanidad. Por eso, convenía tenerle contento, ofrecerle sacrificios propiciatorios. Siempre era mejor tenerle a favor que en contra porque solo su mirada podría destruir el mundo. De ahí los templos, lugares de la presencia de Dios pero lugares también de su poder, de su omnipotencia amenazadora. A ellos solo se podían acercar las personas consagradas, los santos, los que guardaban a la perfección sus leyes. Su santidad era tal que suponía un peligro para la vida humana.ero con Jesús es diferente. Él conoce a Dios Padre. Él es el Hijo, el único que conoce de verdad al Padre. Pero resulta que todo ese conocimiento se lo regala a los pobres y sencillos. A ellos se les regala el verdadero rostro de Dios, que ya no es amenaza para la vida sino amor que crea y recrea la vida de las personas. El amor es cercanía, compañía, ternura, suavidad. El amor es apoyo que nos levanta, que nos llena de esperanza. Este Dios que nos revela Jesús ya no genera espanto, miedo ni temor. Más bien su cercanía genera en nosotros confianza, serenidad, paz. Es un Dios que se pasea por nuestras calles y entra en nuestras casas. Es un Dios que se hace cercano a todos y, por eso, se hace cercano a la gente sencilla. Los sabios y entendidos no lo entienden porque no les cabe en sus esquemas.
Es tiempo de dar gracias con Jesús al Padre, porque hemos conocido su rostro, porque nos sabemos queridos y amados por él, porque sentimos que la misericordia es más grande que el juicio. Todavía, de vez en cuando, nos brota del corazón el temor y el miedo pero nos basta con leer este evangelio para que desaparezcan esos sentimientos y brote la confianza, la alegría y la esperanza."
(Fernando Torres, cmf, Ciudad Redonda)

martes, 18 de julio de 2023

CONVERTIRSE CADA DÍA

  


Entonces comenzó Jesús a reprender a los pueblos donde había hecho la mayor parte de sus milagros, porque la gente no se había convertido a Dios. Decía Jesús: ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho entre vosotras, ya hace tiempo que su gente se habría convertido a Dios, cubierta de ropas ásperas y de ceniza. Por eso os digo que, en el día del juicio, vuestro castigo será más duro que el de la gente de Tiro y Sidón. Y tú, Cafarnaún, ¿crees que van a levantarte hasta el cielo? ¿Hasta lo más hondo del abismo serás arrojada! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, esa ciudad habría permanecido hasta el día de hoy. Por eso te digo que, en el día del juicio, tu castigo será más duro que el de los habitantes de la región de Sodoma.

El evangelio de hoy debe hacernos reflexionar. Nosotros que fuimos bautizados, asistimos a catequesis desde pequeños, hicimos la Primera Comunión, recibimos la Confirmación. Nosotros que vamos quizá cada día a Misa, que incluso hicimos un día el paso a la Vida Religiosa y emitimos unos votos. Nosotros ¿nos hemos convertido?¿Nuestra vida es el reflejo del Evangelio?¿Somos verdaderos discípulos de Jesús?
En otras palabras, nuestra vida ¿es una vida de entrega a los demás? ¿Es el Amor el eje central de nuestra vida?
Si nos creemos más que los demás, es puro orgullo lo que prima en nosotros. 
Cada día debemos preguntarnos por nuestra vida. ¿Amamos a todo el mundo?¿Levamos una vida de entrega?
Cada día debemos convertirnos. Nuestra vida ha sido un regalo continuo de Dios. En vez de criticar a los demás porque no creen, me he de preguntar porque mi Fe nos es de obres, de actos de Amor. Cada mañana debo tomar la resolución de vivir según el evangelio. De vivir amando.

lunes, 17 de julio de 2023

EL FUEGO DEL AMOR



No penséis que yo he venido a traer paz al mundo: no he venido a traer paz, sino guerra. He venido a causar discordia: a poner al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra; de modo que los enemigos de uno serán sus propios familiares.
El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que trate de salvar su vida, la perderá; en cambio, el que pierda su vida por causa mía, la salvará.
El que os recibe a vosotros, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá la recompensa que merece un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, recibirá la recompensa que merece un justo. Y cualquiera que dé aunque solo sea un vaso de agua fresca al más humilde de mis discípulos por ser mi discípulo, os aseguro que no quedará sin recompensa.
Cuando Jesús terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y anunciar el mensaje en los pueblos de aquella región.

Nos encontramos ante otro texto desconcertante. ¿No hemos de amar a nuestros padres? ¿Jesús ha venido a traer la guerra?
Jesús, lo que quiere decirnos es, que debemos seguirlo con todas nuestras fuerzas, por encima de nuestros gustos. Debemos entregar su vida por Él. Debimos evitar todo lo que nos distrae y aleja de Él.
Vuelve a decirnos, que los más cercanos pueden convertirse en nuestros enemigos; nos pueden alejar de Él.
Todo esto puede turbarnos. Tal como se encuentra el mundo también. Seguir a Jesús no está de moda. La religión cada vez está más menospreciada. Vemos las iglesias vacías o llenas de gente de edad. Cada vez veo más religiosos desanimados por la falta de vocaciones. Con la actitud de que el último apague la luz y cierre la puerta.
Las dificultades no deben hacernos perder la esperanza. Los resultados no dependen de nosotros. Es Dios quien da la gracia y nos llama a cada uno de nosotros. Debemos seguir a Jesús, dejarnos caer en sus manos y no esperar nada más. Y seguirlo con alegría aunque todo nos parezca obscuro. Seguirlo amando a todo el mundo, aunque nos parezca que nos persiguen. Los frutos dependen de Dios. Nosotros hemos de llenarlo todo con el fuego de Jesús: el AMOR.

domingo, 16 de julio de 2023

SEMBRAR Y RECOGER

 


Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas: "Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga."
[Se le acercaron los discípulos y le preguntaron: "¿Por qué les hablas en parábolas?" Él les contestó: "A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: "Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure." ¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.
Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno."]

Esta parábola la hemos escuchado muchas veces. Estamos convencidos de que, al igual que Jesús, debemos ser sembradores. Pero nosotros saltamos directamente a la última parte. Estamos muy preocupados por recoger. Vemos nuestras iglesias que se van vaciando. Oímos y leemos las críticas a la religión, incluso burlas, y nos preocupamos. Nos preocupa el éxito de nuestro apostolado. Pero olvidamos, que como al mismo Jesús, que es el sembrador de la parábola, nuestras obras caen en diferentes terrenos. Él sabía que fariseos, maestros de la Ley, sacerdotes, estaban preocupados por otras cosas y su semilla no arraigaba en ellos. ¿Y nosotros queremos que todo el mundo nos escuche y se convierta al oir nuestra palabra? Además hay algo que siempre olvidamos. Quien hace crecer es el Padre, no nosotros. Nosotros debemos sembrar confiando en que Dios hará crecer esa semilla, aunque nosotros no lo veamos.
Hemos de buscar la mejor forma de sembrar; pero siempre convencidos, que sin la intervención del Padre, nuestros esfuerzos no sirven para nada.
Debemos sembrar y dejarnos sembrar. Porque nosotros también somos campos resecos que todo el mundo pisa, o llenos de malas hierbas. Tierras poco profundas en las que la semilla no puede arraigar. Porque es con el fruto que nosotros demos, con el que hemos de sembrar. Por eso debemos confiar en Dios. Él nos hará fructificar y hará que nuestra siembra sea productiva.

sábado, 15 de julio de 2023

NO TENGÁIS MIEDO

 


Ningún discípulo es más que su maestro y ningún criado es más que su amo. El discípulo debe conformarse con llegar a ser como su maestro, y el criado, como su amo. Si al jefe de la casa llaman Beelzebú, ¿cómo llamarán a los miembros de su familia?
No tengáis, pues, miedo a la gente. Porque nada hay secreto que no llegue a descubrirse ni nada oculto que no llegue a conocerse. Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz del día; lo que os digo en secreto, proclamadlo desde las azoteas de las casas. No tengáis miedo a quienes pueden matar el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede destruir el cuerpo y el alma en el infierno.
¿No se venden dos pajarillos por una pequeña moneda? Sin embargo, ni uno de ellos cae a tierra sin que vuestro Padre lo permita. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de la cabeza los tenéis contados uno por uno. Así que no tengáis miedo: vosotros valéis más que muchos pajarillos.
Si alguien se declara a favor mío delante de los hombres, también yo me declararé a favor suyo delante de mi Padre que está en el cielo; pero al que me niegue delante de los hombres, también yo le negaré delante de mi Padre que está en el cielo.

Ayer Jesús nos presentaba su seguimiento como un camino de grandes dificultades. Hoy nos dice que no tengamos miedo.
Nosotros tenemos miedo a muchas cosas: perder la salud, al dolor, a la miseria, a las dificultades, a los contrarios.....Las dificultades, no lo dudemos, surgirán. Lo decíamos ayer: seguir a Jesús es decir no a lo que nuestra sociedad considera importante. Será, pues, normal que la sociedad, como mínimo nos ignore, e incluso que nos persiga.
Jesús nos repite que no tengamos miedo. Sólo debemos tener miedo a perder la salvación. Él nos muestra, cómo el Padre se preocupa de todo y de todos. Con Él nada debemos temer; pero hemos de anunciar la Buena Nueva, el Evangelio, a Jesús. Él responde de nosotros frente al Padre.

viernes, 14 de julio de 2023

COMO OVEJAS ENTRE LOBOS

 


Ved que os envío como a ovejas en medio de lobos. Sed, pues, astutos como serpientes, aunque también sencillos como palomas. Tened cuidado, porque os entregarán a las autoridades, os golpearán en las sinagogas y hasta os conducirán ante gobernadores y reyes por causa mía; así podréis dar testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero cuando os entreguen a las autoridades, no os preocupéis por lo que habéis de decir o por cómo decirlo, porque en aquel momento os dará Dios las palabras. No seréis vosotros quienes habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
Los hermanos entregarán a la muerte a sus hermanos, y los padres a sus hijos; y los hijos se levantarán contra sus padres, y los matarán. Todo el mundo os odiará por causa mía, pero el que permanezca firme hasta el fin, será salvo. Cuando os persigan en una ciudad huid a otra, pues os aseguro que el Hijo del hombre vendrá antes que hayáis recorrido todas las ciudades de Israel.

Os he puesto una ilustración oscura, porque el texto de hoy es más bien tenebroso. El futuro que Jesús presenta a los que le siguen y seguirán, es oscuro y no anima demasiado a seguirlo. Hasta nuestros familiares dice que nos perseguirán.
Jesús, lo que quiere decirnos, es que seguirle a Él, es ir en dirección contraria de lo que señala la sociedad. Basta leer las Bienaventuranzas. Pero nos invita a no rendirnos. A ser astutos como serpientes sin perder la sencillez de las palomas. A dejar al Espíritu hablar por nosotros. A estar seguros de que Él siempre estará a nuestro lado.

jueves, 13 de julio de 2023

ENTREGARNOS GRATIS



 Id y anunciad que el reino de los cielos está cerca. Sanad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad de su enfermedad a los leprosos y expulsad a los demonios. Gratis habéis recibido este poder: dadlo gratis.
No llevéis oro ni plata ni cobre ni provisiones para el camino. No llevéis ropa de repuesto ni sandalias ni bastón, pues el obrero tiene derecho a su sustento.
Cuando lleguéis a un pueblo o aldea, buscad a alguien digno de confianza y quedaos en su casa hasta que salgáis de allí. Al entrar en la casa, saludad a los que viven en ella. Si la gente de la casa lo merece, la paz de vuestro saludo quedará en ella; si no lo merece, volverá a vosotros. Y si no os reciben ni quieren escucharos, salid de la casa o del pueblo y sacudíos el polvo de los pies. Os aseguro que en el día del juicio el castigo de ese pueblo será más duro que el de los habitantes de la región de Sodoma y Gomorra.

Después del nombramiento de sus colaboradores, Jesús procede a darles las instrucciones básicas para su misión. El anuncio es muy sencillo: el reino de Dios está cerca. Eso tan sencillo se manifiesta de diversas maneras: curando a los que sufren, liberando a los oprimidos por cualquier causa.
Pero también se manifiesta en un estilo de ser y de vivir. El reino de Dios no es manifiesta en el poder. Sus mensajeros embajadores no van en carrozas lujosas, no llevan guardias pretorianas, no se hospedan en los mejores hoteles. No son como los grandes o pequeños empresarios que viajan con el objeto de hacer negocios: ofrecemos estos productos a cambios de estos otros. Ni siquiera llevan consigo regalos que les abran las puertas y las simpatías de los destinatarios de su mensaje. Los mensajeros del reino viajan pobremente. No tienen nada que ofrecer más que su mensaje. Y lo ofrecen gratis por la sencilla razón de que ellos mismos han recibido gratis el la buena nueva del reino. Su mercancía, si la podemos llamar así, es la paz, el amor de Dios. Nada más. Y nada menos. Y la ofrecen gratis, sin condiciones, sin precio.
En la disposición de los receptores está el acoger el mensaje o rechazarlo. Ahí entra en juego la libertad humana, siempre limitada por supuesto, siempre condicionada pero siempre presente de alguna manera en nuestras decisiones. Dice el evangelio que el que no recibe a los mensajeros terminará pasándolo peor que Sodoma y Gomorra. Y que los mensajeros que no sean recibidos tiene que sacudirse hasta el polvo de los pies de ese pueblo. Pero me gusta pensar que la misericordia en Dios triunfa sobre el juicio y que Dios conoce los recovecos del corazón humano y las razones profundas de ese rechazo.
Para nosotros, discípulos de Jesús, nos queda la misión de anunciar el reino, anunciarlo sencillamente y anunciarlo gratis porque gratis regalamos lo que hemos recibido gratis: el amor de Dios manifestado en Cristo Jesús.
(Fernando Torres,cmf, Ciudad Redonda)