viernes, 16 de febrero de 2024

LA ALEGRÍA DE ESTAR CON JESÚS


 Los seguidores de Juan el Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron:
– Nosotros y los fariseos ayunamos con frecuencia: ¿Por qué tus discípulos no ayunan?
Jesús les contestó:
– ¿Acaso pueden estar tristes los invitados a una boda mientras el novio está con ellos? Pero llegará el momento en que se lleven al novio, y entonces ayunarán.

En el evangelio de ayer, Jesús nos decía que, para seguirle, debíamos cargar con nuestra cruz. Hoy nos dice que, si estamos con Él, no podemos estar tristes.
En la vida sufriremos problemas, dificultades, persecuciones, pero si llevamos a Jesús en nuestro corazón, podremos soportarlo todo con entereza y alegría. Es cuando nos falta, cuando no lo sabemos ver, que nos invade la tristeza y el dolor.
Y nos dice que, cuando estemos con Él en las Bodas, al final de nuestra vida, la alegría será inmensa y nadie nos la podrá arrebatar. 
Uno de los puntales de la espiritualidad de La Salle es vivir en Presencia de Dios. Esto nos da fuerza para afrontar los problemas de la vida y profundidad en nuestra vida espiritual.

jueves, 15 de febrero de 2024

DAR LA VIDA POR LOS DEMAS


 
Les decía Jesús:
– El Hijo del hombre tendrá que sufrir mucho, y será rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Lo van a matar, pero al tercer día resucitará.
Después dijo a todos:
– El que quiera ser mi discípulo, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz cada día y sígame. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por causa mía, la salvará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si se pierde o se destruye a sí mismo?

Jesús anuncia su Pasión a los discípulos. De la forma que reaccionaron después, nos muestra que no entendieron nada. Para ellos el Mesías sería un triunfador, alguien que expulsaría a los romanos y haría de Israel un gran imperio.
Además Jesús añade que el quiera ser su discípulo ha de seguir el mismo camino: el de la entrega total. Dar la vida por los demás.
¿Lo entendemos hoy? ¿Nuestra vida es una vida de entrega, de donación total?¿Cargamos con nuestra cruz y vamos tras Él? Por desgracia, parece que queremos ganar el mundo, que buscamos la gloria, que sólo pensamos en nosotros. 
El verdadero camino para seguir a Jesús, es el de dar la vida por los demás.

miércoles, 14 de febrero de 2024

LIMOSNA, ORACIÓN Y AYUNO

 

No practiquéis vuestra religión delante de los demás solo para que os vean. Si hacéis eso, no obtendréis ninguna recompensa de vuestro Padre que está en el cielo.
Por tanto, cuando ayudes a los necesitados no lo publiques a los cuatro vientos, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente los elogie. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Tú, por el contrario, cuando ayudes a los necesitados, no se lo cuentes ni siquiera a tu más íntimo amigo. Hazlo en secreto, y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa.

Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que la gente los vea. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora en secreto a tu Padre. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa.

Cuando ayunéis, no pongáis el gesto compungido, como los hipócritas, que aparentan aflicción para que la gente vea que están ayunando. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, lávate la cara y arréglate bien, para que la gente no advierta que estás ayunando. Solamente lo sabrá tu Padre, que está a solas contigo, y él te dará tu recompensa.

Hoy comenzamos el tiempo de Cuaresma. Tradicionalmente es un tiempo de limosna, oración y ayuno. El evangelio de hoy nos lo recuerda.
Pero debemos tener claro qué significa dar limosna, rezar y ayunar.
Dar limosna es ayudar al necesitado. No dar aquello que nos sobra, y delante de todos, haciendo ostentación, sino compartir lo que tenemos. Cuaresma es, pues, un tiempo para que miremos a nuestro alrededor y compartamos con los demás lo que tenemos, por Amor, no para que nos vean y digan qué generosos somos.
Es un tiempo para buscar unos momentos cada día para unirnos en oración con el Padre. Unirnos en secreto, en nuestra intimidad. Esos momentos deberíamos tenerlos durante todo el año, pero la Cuaresma debe servir para reafirmarnos en la oración y decidir continuarla para siempre.
Es un tiempo de ayuno. No el ayuno que hace nuestra sociedad para tener un cuerpo perfecto, para lucirnos ante los demás. Un ayuno que significa dejar de lado nuestros caprichos, ser morigerados y compartir con los que no tienen.
El Miércoles de Ceniza nos recuerda que salimos del polvo y al polvo volveremos. Que no somos nada si no sabemos Amar.
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martes, 13 de febrero de 2024

COMPARTIR Y CONFIAR EN ÉL


 
Se habían olvidado de llevar algo de comer y solamente tenían un pan en la barca. Jesús les advirtió:
– Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.
Los discípulos comentaban entre sí que no tenían pan. Jesús se dio cuenta de ello y les dijo:
– ¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿Todavía no comprendéis ni entendéis nada? ¿Tan embotada tenéis la mente? ¿Tenéis ojos y no veis, y oídos y no oís? ¿Ya no recordáis, cuando repartí los cinco panes entre cinco mil hombres, cuántas canastas llenas de trozos recogisteis?
Ellos contestaron:
– Doce.
– Y cuando repartí los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántos cestos llenos recogisteis?
Contestaron:
– Siete.
Entonces les dijo:
– ¿Todavía no entendéis?

Los discípulos no habían entendido. Habían sido testigos de una multiplicación de panes y se quejaban de que sólo tenían un pan en la barca.
No entendieron que el secreto de la multiplicación, el mensaje, era compartir. La levadura de los fariseos era acumular, el dinero, el poder. Jesús les ha mostrado que compartiendo hay para todos y aún sobra y no lo han entendido.
También Jesús les enseña que, estando junto a Él, nunca les faltará nada. Que se trata de confiar en Él. Tampoco lo entendieron.
¿Lo entendemos nosotros? Me temo que, tras los siglos transcurridos, tampoco lo hemos entendido. Así está nuestra sociedad. Una sociedad que acumula y apenas sabe compartir.


lunes, 12 de febrero de 2024

EL SIGNO ES ÉL




 Llegaron los fariseos y comenzaron a discutir con Jesús. Para tenderle una trampa, le pidieron alguna señal milagrosa que probara que él venía de parte de Dios. Jesús suspiró profundamente y dijo:
– ¿Por qué pide esta gente una señal milagrosa? Os aseguro que no se les dará ninguna señal.
Entonces los dejó, y volviendo a entrar en la barca se fue a la otra orilla del lago.

Los fariseos le piden a Jesús que les de una señal. No reparan que la señal es Él mismo. Un Jesús que se acerca a los enfermos, a los pobres, a los pecadores, que busca la oveja perdida...Jesús nos muestra constantemente quien es el Padre: Misericordia y Amor.
Nosotros también pedimos señales. Queremos certezas. No sabemos verlo en quien se nos acerca, no sabemos verlo en el necesitado. La Fe no es una certeza. Es una confianza en que el camino de Jesús es el que debemos seguir y el que nos llevará al Padre. Porque el único signo que nos dio es su vida de entrega, su muerte en Cruz, su Amor por todos nosotros.

domingo, 11 de febrero de 2024

ACERCARSE AL EXCLUÍDO

 


Un hombre enfermo de lepra se acercó a Jesús, y poniéndose de rodillas le dijo:
– Si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.
Jesús tuvo compasión de él, le tocó con la mano y dijo:
– Quiero. ¡Queda limpio!
Al momento se le quitó la lepra y quedó limpio. Jesús lo despidió en seguida, recomendándole mucho:
– Mira, no se lo digas a nadie. Pero ve, preséntate al sacerdote y lleva por tu purificación la ofrenda ordenada por Moisés; así sabrán todos que ya estás limpio de tu enfermedad.
Sin embargo, en cuanto se fue, comenzó a contar a todos lo que había pasado. Por eso, Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, sino que se quedaba fuera, en lugares donde no había nadie; pero de todas partes acudían a verle.

Ante Jesús se presenta un leproso. En aquel tiempo era lo más despreciable que existía. Si la enfermedad y la desgracia la causaban los pecados, eso hombres debían ser unos grandes pecador. Se les excluía totalmente de la sociedad y debían vivir en cuevas, apartados de los demás. Sin embargo ese leproso se acerca y le pide a Jesús que lo limpie. Y Jesús lo "tocó" con la mano. Algo que estaba totalmente prohibido y lo limpió.
En nuestra sociedad existen muchos "leprosos": gente que vive en la calle, drogadictos, prostitutas, ladrones, sin papeles...Nosotros los evitamos, pero Jesús se acercaría a ellos, los "tocaría". Estos días he leído en internet, personas que creen seguir a Jesús, criticar al Papa Francisco por decir que se puede bendecir a parejas de homosexuales. Incluso hay quien lo considera hereje. Jesús desobedeció dos normas estrictas establecidas por los sacerdotes de su tiempo: dejar que se le acercase un leproso y tocarlo. ¿No hemos aprendido la lección? Nos creemos perfectos y no queremos mancharnos con la impureza de los otros. Olvidamos que todos somos leprosos y que estamos llenos de defectos. Sin embargo Jesús se acerca a nosotros y nos toca. Porque Él es Misericordia. 
Si queremos ser sus seguidores, hemos de acercarnos a los "leprosos" para ayudarlos a limpiarse. Él también os dijo que son los enfermos los que necesitan  al médico, no los sanos. Debemos llevar el Amor hacia ellos. Así les ayudaremos a purificarse y a encontrar a Jesús. Debemos acercarnos a los excluidos de este mundo.


sábado, 10 de febrero de 2024

COMPADECERSE Y COMPARTIR


 
Un día en que de nuevo se había juntado mucha gente y no tenían nada que comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
– Siento compasión de esta gente, porque ya hace tres días que están aquí conmigo y no tienen nada que comer. Y si los envío en ayunas a sus casas pueden desfallecer por el camino, porque algunos han venido de lejos.
Sus discípulos le contestaron:
– ¿Pero cómo se les puede dar de comer en un lugar como este, donde no vive nadie?
  Jesús les preguntó:
– ¿Cuántos panes tenéis?
– Siete – dijeron ellos.
Mandó entonces que la gente se sentara en el suelo, tomó en sus manos los siete panes y, habiendo dado gracias a Dios, los partió, los dio a sus discípulos y ellos los repartieron entre la gente. Tenían también unos cuantos peces; Jesús dio gracias a Dios por ellos, y también mandó repartirlos. Todos comieron hasta quedar satisfechos, y llenaron todavía siete canastas con los trozos sobrantes. Los que comieron eran cerca de cuatro mil. Después de esto, Jesús los despidió, subió a la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.

Jesús se compadece de aquella gente. Los apóstoles le dicen que sólo tienen siete panes y unos cuantos peces. Empieza a compartirlos entre aquellas cerca de cuatro mil, llega para todos y sobran siete canastas.
Jesús nos enseña hoy dos cosas: que debemos compadecernos de las penurias de los demás, de los que no tienen nada. Y también nos enseña que debemos compartir, y aunque nos parezca insignificante nuestra aportación, llegará para todos.
También podemos fijarnos en que el número 7 es símbolo de plenitud. Cuando Pedro le preguntó si había que perdonar siete veces, Jesús le respondió 70 veces 7. Es decir, siempre. Aquellos siete panes nos indican, que lo que tenemos, comparado con lo que tienen los que no tienen nada, es mucho. Por eso no debemos negarnos a compartir. Si todos compartiéramos, no habría hambre ni carencia de nada en el mundo.