La lista de los antepasados de Jesucristo, descendiente de David y de Abraham: Abraham fue padre de Isaac, este lo fue de Jacob y este de Judá y sus hermanos. Judá y Tamar fueron los padres de Fares y Zérah. Fares fue padre de Hesrón y este de Aram. Aram fue padre de Aminadab, este lo fue de Nahasón y este de Salmón. Salmón y Rahab fueron los padres de Booz. Booz y Rut fueron los padres de Obed. Obed fue padre de Jesé. Jesé fue padre del rey David, y el rey David fue padre de Salomón, cuya madre fue la que había sido esposa de Urías. |
El nacimiento de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba comprometida para casarse con José; pero antes de vivir juntos se encontró encinta por el poder del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciar públicamente a María, decidió separarse de ella en secreto. Ya había pensado hacerlo así, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, descendiente de David, no tengas miedo de tomar a María por esposa, porque el hijo que espera es obra del Espíritu Santo. María tendrá un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús. Se llamará así porque salvará a su pueblo de sus pecados.” Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: “La virgen quedará encinta, y tendrá un hijo al que pondrán por nombre Emanuel.” (que significa: “Dios con nosotros”). (Mt 1,1-16.18-23) El evangelio de hoy nos muestra la genealogía de Jesús partiendo de Abraham. Lo cierto es que María era una joven sencilla de un pueblo pequeño: Nazaret. Dios, para hacerse hombre busca la sencillez. No busca la familia real o importante de Israel. Es algo que nunca debemos olvidar: a Dios siempre lo encontraremos entre los sencillos, los humildes, los pobres. Debemos buscarlo en Gaza, en Ucrania, en otros países que no salen en la prensa ni en la TV, pero en la que niños inocentes son masacrados ante nuestra indiferencia. María con sencillez aceptaría la voluntad de Dios y guardaría en su corazón todas las cosas que hacía y decía su Hijo. María, por encima de todo, es nuestro ejemplo de seguidores de Jesús. "Hoy celebramos la memoria del nacimiento de la madre de Jesús. En España, desde donde escribo estas líneas, es todavía verano, así que espero que me permitan un comentario que quizá de entrada parezca a los lectores un tanto frívolo. Esta fiesta me ha hecho recordar una película y una escena en concreto de esa película. Se trata la tercera película de la serie de Indiana Jones, “La última cruzada”. En ella el héroe de la película tiene que buscar el Santo Grial en medio de gravísimos peligros. El Santo Grial se refiere a la copa que Jesús utilizó en la última cena. Pues bien, hacia el final de la película y después de numerosas pruebas, Indiana llega a una sala en una cueva donde sobre una mesa hay muchas copas. Tiene que escoger de entre ellas la copa auténtica que Jesús utilizó en la Última Cena. Hay copas de todo tipo, de oro, de plata, adornadas con piedras preciosas, de metal repujado con bellas imágenes, de vidrio. Indiana duda hasta que se hace a sí mismo la reflexión de que Jesús de Nazaret era un hombre pobre y que en esa cena no habría tenido acceso a objetos lujosos. Lo que le correspondía era usar la más pobre de las copas. Por eso, Indiana escoge una copa de barro, la que quizá todos habríamos dejado de lado. Indiana busca esa copa sencilla y dice “Esa es la copa de un carpintero”. Ya sé que es una película. Pero me parece que el guionista había entendido algo de lo que es fundamental al Evangelio. Es que Dios se encarnó en los pobres, se hizo pobre y vivió en medio de los pobres, de los marginados, de los que no tienen nada. María es también de la gente de Jesús. No podía ser otra la madre de Jesús sino una mujer sencilla y pobre, nativa de Galilea, aquella tierra fronteriza, marginada y despreciada por los judíos auténticos, por los que se sentían portadores de la promesa de Dios. María fue la puerta de entrada de Dios en nuestro mundo. Y Dios no eligió la riqueza ni el prestigio ni la dignidad. Eligió la puerta de la sencillez, de la pobreza. Dios eligió lo pequeño para hacerse todo a todos. Así es María por mucho que algunos la quieran rodear de oropeles y grandezas." (Fernando Torres cmf, Ciudad Redonda) |
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