martes, 30 de diciembre de 2025

ENCONTRAR A JESÚS

  


También estaba allí una profetisa llamada Ana, hija de Penuel, de la tribu de Aser. Era muy anciana. Se había casado siendo muy joven y vivió con su marido siete años; pero hacía ya ochenta y cuatro que había quedado viuda. Nunca salía del templo, sino que servía día y noche al Señor, con ayunos y oraciones. Ana se presentó en aquel mismo momento, y comenzó a dar gracias a Dios y a hablar del niño Jesús a todos los que esperaban la liberación de Jerusalem.
Cuando ya habían cumplido con todo lo que dispone la ley del Señor, regresaron a Galilea, a su pueblo de Nazaret. Y el niño crecía y se hacía más fuerte y más sabio, y gozaba del favor de Dios.

Ana encuentra a Jesús y hablaba de Él a todos los que esperaban la liberación de Jerusalem. Si de verdad nos encontramos a Jesús, no podremos parar de anunciarlo. Y como lo encontraremos en el pobre, en el inmigrante, en el enfermo, en el perseguido, en el pequeño...si no los defendemos, si no luchamos por ellos, es que no hemos encontrado de verdad a Jesús.

"El tiempo del matrimonio de la profetisa Ana pasó rápidamente, unos meros siete años, pero ella permaneció en las cosas de Dios. Ese permanecer le permitió reconocer la salvación de Dios. Supo crecer y permanecer. Aprendió la sabiduría que supone no aferrarse a lo que pasa.
Es la misma sabiduría de Jesús, según nos dice el Evangelio hoy, que pasó por algunas de las edades de la vida humana a las que se refiere la carta de Juan, creciendo en sabiduría y fuerza… Parte de permanecer para nosotros será quizá ir creciendo en esa sabiduría, ese ir saboreando las cosas de Dios que no pasan, mientras tocamos las cosas del mundo, como Cristo en su Encarnación, con cariño pero sin idolatría. Esa sabiduría de Dios abre a la paz de quien sabe que nada es para siempre. Inclina a la generosidad. Impulsa a la humildad de quien sabe que solo depende de Dios. Es mucho más saludable que la “perturbación” de la que pedimos liberación en el Padrenuestro. El poema de Machado, como la canción de Serrat, tienen una sabiduría muy limitada. Lo nuestro no es pasar sin más; es pasar para permanecer."
(Carmen Aguinaco, Ciudad Redonda)

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