domingo, 31 de octubre de 2021

AMAR ES ESTAR CERCA DEL REINO

 


En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: "¿Qué mandamiento es el primero de todos?" Respondió Jesús: "-El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que éstos." El escriba replicó: "Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios."Jesús. Viendo, que había respondido sensatamente, le dijo: "No estás lejos del reino de Dios." Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Amar a Dios y amar al prójimo es lo mismo. Por esto hay mucha gente que, amando de verdad al otro, aman de verdad aunque no lo sepan. No están lejos del Reino.

"El evangelio nos presenta la versión «marquiana» (de Marcos) de la pregunta a Jesús sobre el mayor y más importante de los mandamientos. La versión mateana (Mt 22,34-40) tuvimos oportunidad de reflexionarla hace unos días. Ambas versiones están ubicadas en el mismo contexto de la discusión de los saduceos con Jesús a cerca de la resurrección de los muertos. Cuando los fariseos ven que Jesús ha callado a los saduceos, se juntan con los escribas para ponerlo ellos también a prueba, pensarán que con ellos tal vez no saldrá tan bien librado. Y es que «pasar el examen» con los fariseos y maestros de la ley, seguramente no era fácil dado que para ellos la ley no era sólo aquella que Dios había dado a su pueblo por medio de Moisés, recordemos que en tiempos de Jesús esta gente manejaba ¡más de medio millar de mandatos y preceptos! Dependiendo de su forma de ver y de pensar, un mandato podía variar de importancia para unos y para otros, pues como es normal había distintas tendencias o escuelas, alguna muy liberal, y otras no tanto. ¿Cuál de ellas está representada aquí? No lo sabemos. Por la respuesta del escriba a Jesús, uno podría pensar que se trataba de una tendencia bastante liberal (vv. 32-33), al punto que a Jesús le pareció simpática su respuesta y le advierte lo cerca que está del reino de Dios.
Jesús se encuentra con que su pueblo cumple con una norma de varios siglos. Todos los días, tres veces al día todo israelita varón recita el «Shemá Israel, escucha Israel: el Señor nuestro Dios es uno sólo, a él amarás...», el “shemá, pero ese “shemá se quedó sólo en el campo auditivo, al campo de la práctica no se ve, y eso es lo que Jesús denuncia a lo largo de su ministerio, muchas palabras, muchas normas y preceptos, mucho apelo a Dios para todo, muchas frases de la ley en los bordes del manto, en el marco de la puerta, en el brazo, en la frente, pero nada en el corazón y menos aún en la vida ordinaria, en la práctica cotidiana.
En la comunidad de Marcos se están presentando situaciones similares a las del judaísmo. Las normas y preceptos que conocen los primeros cristianos son necesariamente aquellas que vienen del mundo judío; ahora, ¿serán de obligatorio cumplimiento todos esos preceptos en esta nueva experiencia de vida que se supone está animada por la presencia viva del Señor resucitado? Lo primero y más importante que los creyentes deben tener en cuenta es que no se trata de una adhesión a una divinidad distinta a la del judaísmo. Es el mismo Dios revelado a pueblo de Israel y en la Escritura, es el mismo Dios de Jesús, por tanto, lo que primero tiene que hacer el cristiano es profesar su fe, amor y adhesión a ese Único Dios en términos de «escuchar» su Palabra y ponerse en función de obedecerle. Ese es el proyecto de vida de Jesús, eso fue lo que movió toda su vida y su obra y eso es lo que tiene que mantener vivo al cristiano, su adhesión a ese único y verdadero Dios a quien no le interesa otra cosa que el amor y adhesión a El lo vivan sus fieles en el amor mutuo y fraterno. No tiene sentido para Jesús hablar del amor a Dios sin tener en cuenta la ÚNICA puerta de acceso a Él: el prójimo." (Koinonía)


sábado, 30 de octubre de 2021

DE ÚLTIMOS Y PRIMEROS

 


Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: "Cuando te conviden a una boda, no te sientes en puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: "Cédele el puesto a éste." Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más arriba." Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido."

"El evangelio muestra otro episodio de la comensalidad de Jesús. Allí Jesús cuestiona la institución farisea por su poca autocrítica y su mezquindad, producto de vivir de apariencias. La actitud del orgullo farisaico puede suceder en cualquier grupo humano. Al ser Jesús un hombre sincero, no se guardó la corrección para después hablar mal de ellos o desprestigiarlos, como sí lo hacían ellos. Su observación la dijo a sabiendas de la incomodidad que causaría. Jesús no corrige para acabar con alguien, ni por buscar conflicto. El hijo de Dios invita a la humildad y a no vivir de apariencias. Además, busca fomentar la solidaridad, celebrar con el que nadie celebra, con los marginados de la sociedad y encaminar nuestra vida hacia el bien del prójimo. ¿En nuestras relaciones prevalece el cálculo o el dar sin esperar recompensa? ¿Cuándo compartimos con nuestro prójimo tenemos la disponibilidad de dar todo lo que somos?" (Koinonía)

viernes, 29 de octubre de 2021

LAS PERSONAS ANTE TODO




 Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Se encontró delante un hombre enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los maestros de la Ley y fariseos, preguntó: "¿Es lícito curar los sábados, o no?" Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió. Y a ellos les dijo: "Si a uno de vosotros se le cae al pozo el hijo o el buey, ¿no lo saca en seguida, aunque sea sábado?" Y se quedaron sin respuesta.

Volvemos a encontrarnos con el tema de qué es más importante, la ley o el bien de las personas. Jesús siempre se decanta por las personas. Cura al hidrópico y les da una lección a los maestros de la ley y los fariseos. Los deja sin palabras. Debemos reflexionar si no utilizamos muchas veces la ley para enmascarar nuestro egoísmo.

"Dos motivos giran alrededor del relato: la comensalidad, enmarcada desde la llamada a los pecadores, de ahí el acercamiento al fariseo, y el cuestionamiento a los doctores de la ley respecto del sábado. Señalo que es la última aparición de Jesús en ese día en el tercer evangelio. Sus enemigos quedan callados a la espera del sábado de la muerte (Lc 23,46). El hidrópico simbólicamente representa la levadura de los fariseos, contraria a la semilla que da vida. El problema de la licitud de curar en sábado, Jesús lo aborda desde la perspectiva de estar en las cosas del Padre y actuar en sábado le trae al ser humano el señorío de Dios, pues el sábado es anticipación de la liberación de Dios (tema transversal de toda la Palabra). La curación del hidrópico es la sanación del agrandamiento de la ley, del orgullo y de la soberbia. Por tanto, rompamos con cualquier clase de egoísmo y tengamos apertura a la llamada de Jesús que nos busca en medio de nuestra pérdida de sentido y horizonte de vida." (Koinonía) 

jueves, 28 de octubre de 2021

LOS NOMBRÓ APÓSTOLES

 


En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que se puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

"La elección de los apóstoles es puesta como fruto de la comunión de Jesús con Dios. Los llamados tienen la tarea de actualizar la Palabra de Dios. La narración nos recuerda que Jesús antes de elegirlos pasó la noche en oración. Los momentos especiales de Jesús están antecedidos del diálogo con Dios. En la oración existe una experiencia de Éxodo, como en Israel, pues el servicio de Dios es posible después de la salida de la esclavitud de los ídolos. También el relato de la elección se mueve en las dinámicas: escucha/obediencia y creación/creado. Los seguidores son modelos de la escucha al Señor y de respuesta a la llamada; Dios creó todas las cosas por su Palabra y Jesús al llamarlos por su nombre, los invita a ser personas nuevas. Los elegidos son gente sencilla, disponibles para participar de la nueva creación, lo siguen para estar con Él y cooperar con la construcción de un mundo más humano y más justo. ¿Son las decisiones de tu vida fruto del diálogo con Dios en la oración?" (Koinonía)

miércoles, 27 de octubre de 2021

LA PUERTA ESTRECHA


 

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó: "Señor, ¿serán pocos los que se salven?" Jesús les dijo: "Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos"; y él os replicará: "No sé quiénes sois." Entonces comenzaréis a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas." Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados." Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos."

Pasar por la puerta estrecha significa dejar todo lo inútil. Todo el bagaje que nuestro egoísmo va alimentando. Sólo los pequeños, los humildes, pueden pasar sin dificultad. ¿De verdad dejamos todo lo que nos impide pasar?
"El evangelio de hoy, parece dirigido a una comunidad que se caracterizaba por la convicción arrogante de bastarle las buenas intenciones, para obtener la salvación, por una ruta cómoda. Frente a la pregunta sobre si son muchos o pocos los que se salvan, Jesús prefiere orientar la reflexión sobre cómo convertirse hoy en discípulos y ser fieles a esa vocación. Se presenta como condición del discipulado entrar por la puerta estrecha, por lo que no basta la buena voluntad; la participación en las cosas de Dios necesariamente pasa por la solidaridad y la práctica de la justicia. La alusión es a los fariseos, pues exhiben una vida ejemplar pero no logran entrar por la puerta estrecha porque no se hacen pequeños. El pequeño es el que siente frágil y confía en la misericordia de Dios. Nosotros podemos ser de esos cristianos que están con Jesús en lo externo, pero estamos incompletos sin adherirnos al Reino de Dios. La adhesión a Jesús nos ayuda a superar la vida tibia, incoherente e hipócrita muchas veces presente en nuestras comunidades." (Koinonía) 

martes, 26 de octubre de 2021

LA MISIÓN Y LO ÍNFIMO

 


En aquel tiempo, decía Jesús: "¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas." Y añadió: "¿A qué compararé el reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta."

Este evangelio nos dice claramente, que lo pequeño, lo sencillo, lo humilde, hecho con amor, produce frutos excelentes. La semilla es pequeña, la levadura también, pero la primera dará una gran planta y la segunda fermentará una gran masa. El Reino no es algo grandioso y espectacular, como nuestros reinos. Es un Reino de Amor, un Reino de lo pequeño y lo humilde.

"El eje central del evangelio de este día es la eficacia del reino, a pesar de ser poco visible. La comparación con el grano de mostaza, alude a la semilla que se entierra y al crecimiento asombroso al hacerse árbol. Una característica de la semilla es su vitalidad escondida inicialmente, pero al germinar-morir desarrolla todo su potencial de vida. En cuánto a la levadura, ésta era considerada elemento corrupto, hasta el punto de ser eliminaba en el hogar para no contaminar la fiesta de Pascua, que empezaba la semana de los ázimos. Jesús anuncia que esa levadura en ocasiones descartada, escondida y desapercibida hace crecer la masa. La misión no exige exhibicionismo sino humildad haciéndose solidario con el excluido, el enfermo y el pecador, ya que la “eficacia” del Reino no es “eficiencia” mundana. Estas comparaciones del Reino presentan la misión de Jesús, tímida, camuflada en los empobrecidos y descartado en la cruz, su presencia es generadora de vida para todos. ¿Percibes el reino de Dios en tu entorno?" (Koinonía)

lunes, 25 de octubre de 2021

¿AMOR O LEY?

 


Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: "Mujer, quedas libre de tu enfermedad." Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente: "Seis días tenéis para trabajar; venid esos días a que os curen, y no los sábados." Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo: "Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro y lo llevaba a abrevar, aunque sea sábado? Y a ésta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado?" A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.

Jesús deja claro que el bien de las personas está por encima de la ley. Por desgracia, muchas veces utilizamos la ley como forma de opresión. La usamos en nuestro provecho. El amor está por encima de la ley, porque la verdadera Ley es el Amor.

"En el mismo marco de la misión de Jesús, el Hijo de Dios enseña y ve a una mujer atada por una enfermedad de dieciocho años. La acción de liberar se realiza por medio de la palabra de Jesús que toma la iniciativa y libera a la enferma por la imposición de las manos. El tiempo de duración de la enfermedad evoca la esclavitud del pueblo de Israel y el fracaso de su historia. La actitud del jefe de la sinagoga es reacción ante la opresión de la ley y la poca participación de la mujer por el condicionamiento religioso de la época. El dominio sobre las conciencias a través de la manipulación de la ley de Dios era muy fuerte. Era ésta la manera en que mantenían a la gente sometida y encorvada. Jesús muestra la alternatividad de Dios, desatando a la mujer de su posición encorvada y en sábado, manifiesta la plenitud de la obra del Padre, introduciendo a la humanidad en el hoy de la salvación." (Koinonía)

domingo, 24 de octubre de 2021

LA FE NOS HACE VER

 


En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: "Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí." Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: "Hijo de David, ten compasión de mí." Jesús se detuvo y dijo: "Llamadlo." Llamaron al ciego, diciéndole: "Ánimo, levántate, que te llama." Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: "¿Qué quieres que haga por ti?" El ciego le contestó: "Maestro, que pueda ver." Jesús le dijo: "Anda, tu fe te ha curado." Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

"El evangelio de Marcos narra la curación del ciego Bartimeo, el último «milagro» de Jesús narrado por Marcos. Tradicionalmente este pasaje se ha incluido en el género milagro, pero si se lo examina bien, carece de algunos elementos típicos de este género, como por ejemplo el gesto de curación o la palabra sanadora. Estamos, más bien, ante un relato, basado tal vez en un hecho histórico, que sobre todo quiere acentuar la importancia de la fe como fundamento del discipulado.
El relato, dentro de su sobriedad, está «cargado de detalles», que, sin duda, han sido puestos en el relato con segunda intención, para facilitar una interpretación y unas aplicaciones concretas. Marcos nos indica el lugar donde sucede este episodio: a la salida de Jericó, la ciudad de las palmeras en medio del desierto de Judá, la puerta de entrada en la tierra prometida (cf Dt 32,49; 34,1), paso obligado para los peregrinos que venían de Galilea, por el camino del Jordán, a Jerusalén, ciudad de la que dista algo más de 30 kilómetros. La Jericó del tiempo de Jesús estaba situada al suroeste de la mencionada en el AT. Había surgido en torno a la lujosa residencia invernal construida por Herodes.
Hay, además, una alusión explícita –aunque suene un tanto genérica– al nombre del ciego: Bar-timeo, «hijo de Timeo»; Mateo y Lucas no mencionarán este detalle. Junto con el de Jairo, es el único nombre propio que aparece en Marcos antes de iniciar el relato de la pasión. Algunos piensan que esto es debido al hecho de que probablemente este hombre formó parte de la comunidad cristiana palestinense.
El protagonista es un hombre ciego, doblemente pobre, por tanto. Lv 19,14, Dt 27,18, Is 59,9 son textos que nos ayudan a comprender la situación de los ciegos en Israel. La liturgia ha establecido un nexo entre este evangelio y la primera lectura de Jeremías porque en ambos casos se habla de un acontecimiento gozoso para los ciegos.
El diálogo comienza con una petición de Bartimeo, de hondo trasfondo veterotestamentario (cf Os 6,6), y que la liturgia eucarística ha incorporado en el acto penitencial: “ “Ten compasión de mí”. La petición va precedida por el título mesiánico de hijo de David. Esta es la única vez que aparece este título en el evangelio. Posteriormente el ciego le llamará “rabbuní” (término que solemos traducir por “maestro” y que el original de Marcos no traduce).
La gente lo manda callar para que no moleste. Este mandato no tiene nada que ver con el “secreto mesiánico” tan típico de Marcos, ya que aquí quien manda callar no es Jesús sino la gente. Cuando el ciego se entera de que Jesús lo llama, “ “soltó el manto” y, de un salto, se acercó a Jesús. Este detalle aparece también en 2Re 7,15. Es una manera de indicar el interés que produce el acontecimiento.
El diálogo posterior se narra de una manera esquemática: pregunta “ (¿Qué quieres que haga por ti?) , petición “ (“Maestro, que pueda ver”) y respuesta “ (“Anda, tu fe te ha curado”) . Como hemos dicho, faltan el gesto y las palabras de la curación. El acento recae en la fuerza de la fe. Ésta es la que permite pasar de la tiniebla a la luz, del borde del camino al interior del camino, de la pasividad de quien mendiga a la actividad de quien sigue a Jesús hasta el final." (Koinonía)


sábado, 23 de octubre de 2021

CONVERTIRSE CADA DÍA

 


En aquella ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: "¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera."
Y les dijo esta parábola: "Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas.""

La conversión no es cosa de un momento. Cada día debemos leer los acontecimientos, analizar nuestra ida, para adecuarnos a la Palabra de Dios.
Por su parte, Jesús, nos cuida con su paciencia y su amor. Cava a nuestro alrededor, nos abona...Si somos conscientes, daremos fruto.

"En este día, Lucas exhorta a la conversión. Cuenta el relato que Pilatos mezcla la sangre de unos galileos con sangre de animales ofrecidos en sacrificio. Jesús aprovecha lo que escucha para abordar el tema de la pureza legal y la responsabilidad sobre la vida misma y la de los demás. Otro hecho que aparece, es la muerte de los habitantes de Siloé. La exhortación que hace Jesús es descubrir en los acontecimientos donde se refleja el mal que destruye la vida. Invitados a discernir cual es la levadura que mueve nuestra vida, si es la que se legitima con el miedo o la del Reino que nos transforma por medio de una confianza filial. La higuera que se deja por un año, es la figura de la misericordia de Dios. Mientras dura ese hoy tenemos la oportunidad de recibir el amor de Dios y descubrir la raíz de nuestro mal. ¿De qué manera abonas tu vida misionera?" (Koinonía)

viernes, 22 de octubre de 2021

DISCERNIR

 


En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: "Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: "Chaparrón tenemos", y así sucede. Cuando sopla el sur decís: "Va a hacer bochorno", y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿Cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer?
Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo."

"El tema del Evangelio de hoy es el discernimiento. De ordinario, hemos de reconocer que nos cuesta discernir, porque vemos el rostro de la naturaleza, pero nos cuesta discernir la voluntad del Señor en ella. Por eso mismo, en medio de la realidad de conflictos y confrontaciones, una pauta para el discernimiento es la reconciliación. Frente a la poca apertura, Jesús considera la reconciliación como el camino, antes que la realidad irreversible del juicio. El tiempo de la espera es de testimonio, pero también de discernimiento y reconciliación. La realidad polarizada de nuestros pueblos en muchas ocasiones controlada por monopolios económicos, con afán de lucro, disfrazados de ideologías narcisistas y de falsos ideales políticos, dividen a las personas, olvidándose de luchar contra la injusticia y la opresión. La realidad es un lugar teológico para escuchar estas palabras de Jesús que nos invitan a discernir los signos de los tiempos y reconciliarnos con los hermanos como pauta para construir un mundo justo y en paz." (Koinonía)

jueves, 21 de octubre de 2021

ENCENDER NUESTROS CORAZONES




 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra."

No es que Jesús no quiera la paz. Es que seguirlo, comporta necesariamente enfrentarnos a una sociedad egoísta y ciega. La paz de Jesús no es mirar hacia otro lado, ni buscar un conformismo estéril. Si seguimos  Jesús, deberemos enfrentarnos necesariamente con la injusticia, el poder por el poder, el egoísmo.  Viene a encender nuestros corazones

"Jesús, en el evangelio, trae dos figuras: la del fuego y la de la paz. El fuego en la Biblia ha tenido diversos significados desde devastación y castigo hasta purificación y protección. En este texto, a la diversidad de sentidos del fuego se le agrega la efusión del Espíritu Santo en el día de Pentecostés y el bautismo haciendo alusión al compromiso de Jesús que lo lleva hasta la muerte. La paz de Jesús es producto de un proceso de liberación, en las esferas personal y comunitaria, consecuencia del dinamismo del Reino. La Buena Nueva del Reino de Dios al ser opuesta al reinado de Cesar, implicaba no estar conforme con la violencia e injusticias. Jesús entra en conflicto con ese sistema porque su coherencia ética y su libertad profética rechaza ese modelo de sociedad sostenido con el poder y el dinero ¿la paz que busco es la paz de Jesús? ¿Qué papel juega la causa de Jesús en mi vida y en mi accionar en el mundo?" (Koinonía) 

miércoles, 20 de octubre de 2021

ATENTOS Y ACTIVOS

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre." Pedro le preguntó: "Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?" El Señor le respondió: "¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda al llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y deber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y si no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá."

Como ayer, Jesús nos pide estar despiertos preparados. Y añade que responderemos de nuestros talentos. Como más talentos, más exigencia. Se trata de estar despiertos y de estar activos. Hay que hacer uso de los dones que Dios nos ha dado. 

"Lucas muestra a Jesús conversando con sus discípulos, les propone una parábola y una inquietud surge de Pedro. La pregunta que Jesús responde de manera subyacente ¿Cómo vivir durante el tiempo de la espera del día final? La clave es la inversión del tiempo en los asuntos del Señor y estar preparados para su venida. Jesús presenta la parábola del patrón que vuelve a la boda, se recoge un tema propio del evangelio de Lucas, la espera del Mesías desde el servicio y la rectitud de vida y, luego, la felicitación de los siervos por su vigilancia, cualidad del que no pierde el impulso espiritual y no se acomoda a sus intereses. Somos invitados a enfrentar la vida con fidelidad creativa, serenidad, la cintura ceñida y las lámparas encendidas, la disponibilidad y la prontitud de trabajar por el Reino y la administración coherente de los dones que Dios nos concede a diario. ¿En qué situaciones debemos actuar para que se manifieste el Señor a través nuestro?" (Koinonía) 

martes, 19 de octubre de 2021

ILUMINAR SIRVIENDO

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os seguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos. "

Tener la lámpara encendida y la cintura ceñida. Es decir: estar preparados, siempre dispuestos a servir a Dios, sirviendo a los demás. Nuestra sociedad está sumida en la oscuridad, en la noche. La forma de iluminarla es sirviendo. Dichosos de nosotros si Dios nos encuentra sirviendo a los demás, cumpliendo con nuestro deber.

"El evangelio introduce el tema del servicio, por medio de la figura de ceñirse la túnica, símbolo de estar preparados para trabajar, y la figura de las lámparas encendidas, signo de acogida y de guardia en el servicio frente al cansancio que se pueda presentar. El tiempo de la espera no es vacío, se ha de testimoniar a Dios ante el mundo. De ahí la invitación: “estén ceñidos sus lomos”, haciendo referencia al uniforme de trabajo y de servicio de la cena pascual, actitud adecuada para la espera del Señor. Las lámparas encendidas evocan al servidor que se convierte en luz para otros. La bienaventuranza pasa del goce individualista de falsa felicidad a la verdadera felicidad de conocer plenamente al Señor prologando su servicio. Permanecer en vela significa recibir el servicio del Señor desde la dinámica del Éxodo, así como en el Antiguo Testamento la gracia del Señor pasa por las casas marcadas con la sangre del cordero, en Jesús la gracia del Señor pasa estando en medio de ellos como el que sirve." (Koinonía) 

lunes, 18 de octubre de 2021

FALTAN OBREROS




En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: "La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz en esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el Reino de Dios.""

La crisis de vocaciones en el mundo occidental, es evidente. La vocación es un don de Dios, una llamada. ¿Es que Dios ya no nos llama? Evidentemente que sí; pero en un mundo sin valores, en un mundo sin vida interior y espiritualidad, no se puede escuchar esta llamada. Además, Dios habla a través de las personas y los acontecimientos. Si los religiosos no somos ejemplos de vida entregada, de vocación vivida, es imposible que los jóvenes oigan esta llamada. ¿Dios llama a través nuestro o somos un obstáculo para que los jóvenes la oigan? 

"El Evangelio presenta los elementos de la misión: 1) El número de misioneros, que evoca el número de las naciones paganas de aquel entonces, signo de universalidad; 2) El envío de dos en dos, que subraya el aspecto comunitario, el apoyo y la corrección fraterna sin perder lo esencia de la persona de Jesús; 3) Elementos esenciales para la misión: la primera instrucción de Jesús a sus discípulos, es la oración, debido a que se está laborando en el campo de Dios y la tarea evangelizadora es desbordante. La segunda instrucción, es la toma de conciencia de las dificultades en la misión. La tercera, es dar testimonio de pobreza porque Dios sostiene al misionero que confía en él; 4) Los lugares y los gestos: en el camino no se saluda a nadie para evitar distracciones, en la casa se comparte la vida, y el saludo de paz significa la bendición que reciben las personas abiertas a la Palabra y a los dones que vienen de Dios. ¿Has tenido alguna experiencia de misión?" (Koinonía)

domingo, 17 de octubre de 2021

DE PRIMEROS Y ÚLTIMOS



En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos del Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: "Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir." Les preguntó:- "¿Qué queréis que haga por vosotros?" Contestaron: "Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda." Jesús replico: "No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?" Contestaron /: "Lo somos" "Jesús les dijo: "El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado." Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos."

Un de las características de nuestra sociedad es la competitividad. Se lucha por destacar, por ser el primero. Las naciones buscan dominar sobre las otras en el panorama internacional. En el trabajo se lucha por conseguir los cargos más altos. Y Jesús, en el evangelio de hoy, nos dice que el que quiera ser primero, se ha de colocar el último; ser esclavo, servidor de todos. ¿De verdad son los poderosos los que transforman la sociedad? ¿No son esas personas, que sin hacer ruido, luchando cada día, sirviendo a los más pobres, las que mejoran realmente nuestro mundo? 

"El evangelio, de Lucas, nos presenta una escena breve, un pasaje simple pero muy importante del mensaje de Jesús. Jesús establece con claridad su diferencia con el espíritu del mundo, el de los jefes de este mundo, que esclavizan a los suyos y se sirven de ellos; Jesús proclama que su actitud es exactamente la contraria: «No he venido a ser servido sino a servir», y «el que quiera ser grande, que sea el servidor de todos». Es un rasgo cristiano central, decisivo. Y sin complicaciones ni alambicamientos teóricos: no se trata de creer doctrinas, sino de centrar la propia vida sobre la base del amor-servicio. No un amor cualquiera (romántico, sentimental, de bellas palabras...), sino un amor que se expresa en el servicio. No insistiremos nunca demás en este principio central del evangelio, que Lucas nos recuerda hoy." (Koinonía)

sábado, 16 de octubre de 2021

DEJARNOS CONDUCIR POR JESÚS

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios. Y si uno me reniega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles de Dios. Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando os conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de lo que vais a decir, o de cómo os vais a defender. Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir."

Nos quejamos de la descristianización de nuestra sociedad. Deberíamos preguntarnos, ¿Cuál es nuestro testimonio? ¿Defendemos el Evangelio con la palabra, pero sobre todo con nuestros actos? Se trata de dejar que el Espíritu hable por nosotros. De dejarnos conducir por Jesús.

"En medio de la persecución, el cristiano está llamado a ser testigo de Cristo. Negar a Jesús, es dinámica propia del que no sabe negarse a sí mismo (Lc 9, 23s), evidencia el pecado del egoísmo como estilo de vida. Es contrario a una de las formas de testimonio de la Iglesia primitiva, “confesar” ante los tribunales y, de suyo, el martirio como forma de responder con radicalidad al seguimiento de Jesús. También el evangelio propone convertirnos desde la referencia de la entrega de Jesús, discernir nuestra generosidad a partir de la confesión de la Fe. El significado profundo de blasfemar contra el Espíritu Santo, es cerrarse a la conversión después del encuentro con el resucitado y no reconocerse necesitado del perdón llegando a ser hipócrita. Los momentos de persecución evidencian la identidad de la Iglesia porque expresan su fidelidad al Señor. Cuando la Iglesia no es perseguida, es porque le falta dar testimonio. ¿Cómo das testimonio de fe y entrega en tu comunidad?" (Koinonía)

viernes, 15 de octubre de 2021

SENCILLEZ Y REPOSO




 Por aquel tiempo, Jesús dijo: 
- Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que ocultaste a los sabios y entendidos. Sí, Padre, porque así lo has querido. Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce realmente al Hijo, sino el Padre; y nadie conoce realmente al Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar.  Aceptad el yugo que os impongo, y aprended de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontraréis descanso. Porque el yugo y la carga que yo os impongo son ligeros.

Este evangelio es el de la misa de Santa Teresa. Ella fue una mujer sencilla; por eso encontró al Padre. Porque sólo los sencillos pueden encontrarlo de verdad. No son las grandes teologías, los razonamientos profundos, los que nos lo descubren como realmente es. Personas que saben mirar en su interior. Que miran con el corazón. Por eso debemos aprender de las personas sencillas. Esa gente que, sin hacer ruido, dedican su vida a los demás. Ellos nos muestran dónde encontrar a Dios: en el pobre, en el abandonado, en el perseguido, el despreciado...
Este evangelio también nos dice que, si estamos cansados, Jesús nos hará descansar. Es en Él que encontraremos reposo frente a los avatares de esta vida. Una sociedad que cada vez nos aleja más de la verdadera paz. En Jesús encontraremos el verdadero reposo.

jueves, 14 de octubre de 2021

¿ESCUCHAMOS A LOS "PROFETAS"?

 


En aquel tiempo, dijo el Señor: "¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron, y vosotros les edificáis sepulcros. Por algo dijo la sabiduría de Dios: "Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los perseguirán y matarán"; y así, a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario.
Sí, os lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación. ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley, que os habéis quedado con la llave del saber; vosotros, que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!" Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.

Nosotros también ensalzamos a personas que hemos sacrificado en vida. Fabricar esos "mausoleos" postmortem, tras no haberles hecho caso, es la excusa para seguir ignorando sus palabras. También hemos de reflexionar, que si seguimos a Jesús y hablamos en su nombre, encontraremos dificultades e incomprensión.

"Después de cuestionar a los Fariseos de su tiempo, Jesús lo hace ahora con los legistas. El primer cuestionamiento gira en torno a su vanidad frente a la Palabra de Dios; a diferencia de los profetas que la anuncian, ellos la sofocan con un sinnúmero de prescripciones dando muerte a la misma Palabra. Como sus padres aniquilaron a los profetas, debido a que la sabiduría de Dios siempre es perseguida. Por eso mismo, a la generación de Jesús se le pedirán cuentas de todos los justos y de todos los profetas, a la vez que su muerte redentora les obtendrá perdón y la misericordia. Otro de los cuestionamientos a los legistas es porque se llevaron la llave del conocimiento de Dios transmitiendo la imagen de un Dios sin misericordia. Finalmente, los “ayes” de Jesús son expresiones contundentes contra la soberbia de los escribas y fariseos, que lo acosan implacablemente. Jesús intuye que este camino lo llevará a la cruz." (Koinonía) 

miércoles, 13 de octubre de 2021

¿SOMOS FARISEOS?

 


En aquel tiempo, dijo el Señor: "¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de legumbres, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios! Esto habría que practicar, sin descuidar aquello. ¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y las reverencias por la calle! ¡Ay de vosotros, que sois como tumbas sin señal, que la gente pisa sin saberlo!" Un maestro de la Ley intervino y le dijo: "Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros." Jesús replicó: "¡Ay de vosotros también, maestros de la Ley que abrumáis a la gente con cargas insoportables, mientras vosotros no las tocáis ni con un dedo!"

¿Somos fariseos? Esta es la pregunta que todos deberíamos hacernos. El Evangelio ha de interpelarnos; nos habla hoy. ¿Hasta qué punto exijo a los demás lo que soy incapaz de hacer?¿Oculto mi falta de amor a los demás detrás de prácticas, ritos, actos vacíos?

"Jesús cuestiona a los fariseos y a los legistas por el sentido que le dan al pago del diezmo y su incoherencia. El diezmo consiste en ofrecer una parte de los productos a otras personas ya que todos los bienes vienen del creador¸ aunque el fariseo, posiblemente, reconozca los dones divinos, es mezquino con los hermanos. Al dejar a un lado la justicia y el amor a Dios omite que la norma de la justicia es la misericordia y, por consiguiente, no ama porque no reconoce que todo es don del amor de Dios. De ahí que en lugar de amar a Dios y al prójimo, el fariseo tiene un amor ególatra y pretende ser justo. En cuanto a los legistas, quienes representan la dimensión cultural, imponen prescripciones que son cargas pesadas para el pueblo, que ellos no están dispuestos a asumir. Este evangelio puede ayudarnos a revisar la vida, principalmente, cuándo presumimos del amor de Dios y de vida piadosa, pero somos expertos en juzgar severamente a los demás. (Koinonía) 

martes, 12 de octubre de 2021

LA VERDADERA BONDAD ESTÁ EN EL CORAZÓN




En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer a su casa. Él entró y se puso a la mesa. Como en fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: "Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosáis de robos y maldades. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo."
Hoy, festividad de Nuestra Señora del Pilar en España y de la Aparecida en Sudamérica, se leerá en las Iglesias el Evangelio, que comentamos no hace mucho, de la mujer que bendice a la Madre de Jesús que lo llevó en su vientre y lo amamantó. Comentaremos en su lugar, el que tocaría este martes si no coincidiera con estas dos festividades. De hecho ambos evangelios están unidos. En ambos Jesús proclama que lo externo no es lo importante, sino cumplir la voluntad de Dios, que es amar a todos. La verdadera bondad está en el corazón. Saber escuchar a Dios que nos habla allí.
"El texto evangélico es la apertura a un discurso más amplio que cuestiona la forma de proceder de los fariseos y los legistas, presente en la liturgia los próximos días. Hoy, de manera concreta, inicia con el sentido de la comida; para el fariseo Jesús es el transgresor de la ley de purificación por medio del agua, para Jesús el fariseo es el que presume ser justo y no toma conciencia de su pecado. Jesús cuestiona el comportamiento exterior del fariseo, ya que quiere gloriarse ante Dios y ante los hombres, pero su interior es tenebroso porque está lleno de rapiña y maldad. Luego Jesús tilda al fariseo de insensato, es decir, falto de discernimiento porque utiliza la ley para autojustificarse y no para invocar misericordia. La expresión “¿El que hizo el exterior, no hizo también el interior?”. Significa la bondad de la obra divina y que la distinción entre el bien y el mal pasa por el corazón del ser humano. Jesús, finalmente, recuerda la limosna, como el ejercicio de misericordia y de justicia." (Koinonía) 

lunes, 11 de octubre de 2021

EL SIGNO DE JONAS

 


En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: "Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás."

Pedimos signos, pero no sabemos verlos. El Concilio Vaticano II nos habló de los Signos de los Tiempos, pero seguimos ignorándolos. Dios nos habla por la vida, en los acontecimientos, en las necesidades de los demás. Todo lo que ocurre nos dice alguna cosa, lleva un mensaje. Pero se necesita silencio, meditar, reflexionar. Necesitamos unirnos a Jesús para escuchar y entender estos mensajes. Pandemia, emigrantes que mueren cada día en el mediterráneo, personas que duermen en la calle, sequías e inundaciones, adolescentes desorientados...¿nada de esto nos interpela?

"Lucas presenta el tiempo de la predicación de Jesús como un tiempo de gracia y de salvación. Pero su generación busca milagros, le mira con malignidad, en lugar de convertirse por el anuncio del Reino. Jesús les dice que vean a Jonás, ya que éste es señal de un Dios misericordioso, la misma que ofrece Jesús a la humanidad, su entrega es el don total de la misericordia de Dios. El relato habla de la reina de Sabá, símbolo del paganismo que se abre al tiempo de gracia inaugurada por el anuncio de Jesús. Pretender otras señales significa no comprender el tiempo jubilar que implica la presencia de Jesús. La expresión se levantará en el juicio indica la resurrección del Señor, donde serán asociados los que se convierten por Jesús/signo. Esta conversión se convierte en acusación para los que no acogen el Reino. Jesús es más que Jonás, porque éste anunció la conversión contra su propia voluntad mientras que Jesús anunció la conversión siendo Él mismo la misericordia." (Koinonía)

domingo, 10 de octubre de 2021

EL OJO DE UNA AGUJA

 


En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: "Maestro bueno, ¿Qué haré para heredar la vida eterna?" Jesús le contestó: "¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre. "Él replico: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño." Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: /"Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme." A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Jesús mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!" Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: "Hijos, ¡que difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios." Ellos se espantaron y comentaban: "Entonces, ¿Quién puede salvarse?" Jesús se les quedo mirando y les dijo: "Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo." Pedro se puso a decirle: "Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido." Jesús dijo: "Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más- casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna."

"La imagen del camino es central en el evangelio de Marcos (cf Mc 10, 17). Estamos ante el tema evangélico del «seguimiento de Jesús». En ese sentido va la pregunta de aquel que únicamente Mateo llama "el joven rico" (19, 22); para Marcos (y Lucas) parece tratarse más bien de una persona mayor que pregunta: ¿Cómo heredar la vida? (cf Mc 10,17).
Jesús comienza por remitir a Dios; su bondad está al inicio de todo. Esto equivale a resumir la primera tabla de los mandamientos. En seguida enuncia explícitamente los correspondientes a la segunda tabla, con un añadido importante (que sólo se encuentra en Marcos): "no seas injusto" (v. 19). La frase es algo así como un sumario del listado que se recuerda. Se trata de la condición mínima que se plantea al creyente. Con sencillez el rico dice que todo eso lo ha observado (cf v. 20), no hay nada de arrogante en esta afirmación. Ésa era la convicción de los sabios de la época: la ley puede ser cumplida plenamente.
Pero seguir a Jesús espera algo más. Con afecto lo invita Jesús a ser uno de los suyos. No sólo debe abandonar la riqueza, hay que entregarla a los pobres, a los necesitados. Esto lo pondrá en condiciones de seguirlo (cf v. 21). No basta respetar la justicia en nuestras actitudes personales, hay que ir a la raíz del mal, al fundamento de la injusticia: el ansia de acumular riqueza. Pero, dejar sus posesiones, le resultó una exigencia muy dura al preguntante; como muchos de nosotros prefirió una vida creyente resignada a una cómoda mediocridad (cf v. 22). «Creer sí, pero no tanto». Profesar la fe en Dios, aunque negándonos a poner en práctica su voluntad. Jesús aprovecha la ocasión para poner las cosas en claro con sus discípulos: el apego al dinero y al poder es una dificultad mayor para entrar en el Reino (cf v. 23). La comparación que sigue es severa; algunos han querido suavizarla, pretendiendo -por ejemplo- que había en la ciudad unas puertas pequeñas llamadas "agujas"... y que bastaba entonces al camello agacharse para poder entrar por ese ojo de aguja...
Los discípulos, en cambio, entendieron bien el mensaje. El asunto se les presenta poco menos que imposible. Pasar por el ojo de una aguja significa poner su confianza en Dios y no en las riquezas. No es fácil ni personalmente ni como Iglesia aceptar este planteamiento, siguiendo a los discípulos nos preguntamos -con pretendido realismo-: “entonces, ¿Quién se podrá salvar?" (cf v. 26). El dinero da seguridad, nos permite ser eficaces, decimos. El Señor recuerda que nuestra capacidad de creer solamente en Dios es una gracia (cf v. 27).
Como comunidad de discípulos, como Iglesia, debemos renunciar a la seguridad que da el dinero y el poder. Eso es tener el "espíritu de sabiduría" (Sab 7,7), aceptar que ella sea nuestra luz (cf v. 10). A la sabiduría nos lleva la palabra de Dios, cuyo filo corta nuestras ataduras a todo prestigio mundano. Ante ella nada queda oculto, todas nuestras complicidades aparecen con claridad (cf Hb 4,12-13). Como creyentes, como Iglesia, ¿seremos capaces de pasar por el ojo de una aguja?" (Koinonía)


sábado, 9 de octubre de 2021

¿ESCUCHAMOS Y CUMPLIMOS SU PALABRA?

 


En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: "Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron." Pero él repuso: "Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen."

"Según las indicaciones de Lucas se narra algo crucial para la vida de los interlocutores de Jesús de Nazaret, para nosotros lectores del Evangelio así como para las generaciones futuras que posibiliten la escucha y praxis de la Buena Nueva. La mujer que irrumpe y alaba la hospitalidad del seno de la Madre de Jesús, ve redimensionada su bienaventuranza, con la lógica del Maestro: somos hijos e hijas de Dios en el «Mesías-Hijo», somos hermanos y hermanas porque escuchamos su Palabra y la hacemos acontecer en la vida personal, comunitaria y sociocultural. En la medida que la Palabra acontezca en las relaciones y contextos humanos, será Palabra de Dios (Lc 8,21). En este sentido, todo ser humano tiene la posibilidad de habitar en la dinámica del Reino, recuperando la memoria creadora y el talante profético de la práctica de Jesús, en la que se nos invita a la construcción de la fraternidad (sororidad) universal. ¿Actuamos en consecuencia como hijos e hijas de Dios, y en el «Mesías-Hijo», como hermanos y hermanas?" (Koinonía)

viernes, 8 de octubre de 2021

¿CON ÉL O CONTRA ÉL?

 


En aquel tiempo, habiendo echado Jesús un demonio, algunos de entre la multitud dijeron: "Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios."
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: "Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿Cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo les demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto, buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice: "Volveré a la casa de donde salí." Al volver, se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va a coger otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio."

"Tras descalificar las acusaciones sobre las estrategias de Belcebú y de los espíritus inmundos, Jesús ofrece una explicación que desmonta y contrasta la denuncia de sus adversarios, apelando a la identidad que lo sostiene: «El Mesías, Hijo de lo Humano», “más fuerte que asalta y vence”. Con lo cual opta por la vida y se sitúa como lugar de acogida, invitando a “Estar “con él”. Jesús no necesita publicidad o excentricidades, sino que su vida misma y praxis alternativa, son la garantía de su ser testigo del proyecto de Dios. Por tanto, no hay mayor signo en Jesús, sino lo que hace; y lo que hace rehabilita lo humano y humaniza. Vivir de esa manera como propone Jesús, supone afrontar la realidad mirando de frente el dolor y la injusticia que padecen los pobres y las víctimas. En definitiva, asumir el estilo de Jesús trae como consecuencia asumir el peso de la realidad, habitar el Reino y sembrar en el Espíritu. ¿Encarna la novedad del Evangelio nuestra praxis cristiana?" (Koinonía) 

jueves, 7 de octubre de 2021

PEDIR PARA RECIBIR


 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle." Y, desde dentro, el otro le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos." Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?"

La posada ha sido un lugar que acoge al que solicita hospedaje y que a menudo se condensa en forma de comida. El amigo, al que se le abre la puerta, más allá de su inoportunidad, posibilita la vista al horizonte de la unidad de dar y recibir, que da cabida a un «más»: «El huésped trae a Dios» decía Romano Guardini. Esta es la razón por la cual Jesús propone la vida de oración como acontecimiento de hospitalidad permanente. Por otro lado, la hospitalidad permite experimentar la vulnerabilidad como contraste a esa orfandad que se experimenta cuando se apaga el sentido de la pertenencia y esperanza a una familia, a una tierra, a Dios. La hospitalidad, como acontecimiento cultural y teologal, se inscribe en el reconocimiento de que el otro, sin el cual no es posible vivir juntos en paz y justicia en los espacios cambiantes de la existencia, posibilita la fe profunda de la comunidad de vida del Dios siempre "donación". ¿Es nuestra vida de oración práctica de hospitalidad y gratuidad? (Koinonía)