viernes, 30 de abril de 2021

SER NIÑO ANTE TI


 

Señor, concédeme el don de ser niño
y poder descansar en tu regazo
sin vergüenza y sin miedo,
pues a medida que crecemos
otros intereses nos hacen olvidar
que la confianza y la ternura
son imprescindibles para madurar
y recorrer tus caminos.

Concédeme el don de ser niño
para saber mirar a los demás
con cariño y transparencia,
pues el paso de los años
va cargando nuestra vida
de suspicacias, temores y envidias
que doblan nuestra espalda
y tensionan nuestras entrañas.

Concédeme el don de ser niño
para confiar en los demás
y compartir gratuitamente,
con generosidad y limpieza,
lo que de ti recibo, cada día, para ser feliz;
pues el egoísmo, la avaricia y las comparaciones
apagan todas las estrellas
y encienden nuestras más oscuras vanidades.

Concédeme el don de ser niño;
quítame todo lo que me impide llegar a ti
y me aleja de quienes son niños
y van llenos de carencias y necesidad;
quítame la desconfianza, la doblez y el orgullo
que no acepta perderse entre los más pobres.
¡Que recupere, en el cuerpo y en el espíritu,
la maleabilidad de la niñez para servir!

¡Vuélveme niño otra vez!

Y si así no logro alcanzarte
o no logras retenerme,
o no me dejo querer,
o no aprendo a servir,
o creo que soy más y mejor,
o no me doy a los que tú quieres,
vuélvete, Señor, a mí
y háblame como una madre habla a su bebé.

(Florentino Ulibarri, "Al calor de tu Evangelio", Colección feadulta.com)

jueves, 29 de abril de 2021

EL ANACORETA Y LA LECCIÓN DE LOS PROBLEMAS




 Llegó acompañada de una amiga. Ella sola nunca lo habría hecho. Llevaba meses bajo una fuerte depresión. No salía de casa. Dormía de día y se pasaba las noches en vela. Fue su amiga la que empezó a hablar:
- Está desesperada. El chico con quien salía, tras dejarla embarazada, la ha abandonado.
Era una adolescente. Con un hilo de voz fue ella la que continuó:
- Lo peor es que mis padres me han hecho abortar. Yo quería ese niño. Era mi hijo, pero para mis padres era más importante el que dirían los otros. Todo ha sido por mi culpa...
El Anacoreta guardó silencio mientras tomaba la mano de la chica entre las suyas. Luego dijo:
- Yo no soy nadie para juzgarte y entiendo tu sufrimiento, pero te diré algo que creo muy importante.
Volvió a callar. Luego, mirándola a los ojos y sin dejar de tener la mano de la muchacha entre las suyas, prosiguió:
- Los problemas no deben hundirnos. Es inútil estar lamentándose y dando vueltas continuamente a los errores que hemos cometido. Esto no arregla nada. Lo que hemos de hacer es sacar la lección que lleva el error cometido. Descubrir en qué nos equivocamos. Mirar cuál habría sido lo correcto. Y  aprender para el futuro. Porque nunca debes pararte. La vida sigue y tienes mucho futuro por delante. En ese futuro hay personas que dependen de ti. Sé fuerte...Los problemas son lecciones que nos va dando la vida... 


miércoles, 28 de abril de 2021

EL ANACORETA Y LA LUZ DEL EVANGELIO

 


Descansaban a la sombra de la palmera, cuando el Anacoreta dijo:
- La luz que ha de guiarnos es el Evangelio.
Aguardó el discípulo en silencio a la espera de lo que diría el anciano. Este prosiguió:
- A Dios sólo podemos conocerlo que a través de Jesús. Y sólo podemos conoce a Jesús que a través del Evangelio. Allí encontramos lo que hizo y lo que dijo. 
Guardó otro tiempo de silencio y continuó:
- Jesús nos muestra a Dios como un Padre que nos ama. Es allí que nos dice que todos somos hermanos. Allí encontramos a un Jesús que es Verdad, Camino y Vida...Un Jesús que es entrega total...
Miró al horizonte y concluyó:
- Por eso debemos meditar cada día el Evangelio...Buscar en él las respuestas a lo que nos acontece...Allí Jesús hablará a nuestro corazón y nos indicará el camino que debemos seguir... 

martes, 27 de abril de 2021

EL ANACORETA Y LA GENTE SENCILLA

 


Llegó hablando de robos, crímenes, corrupción...:
- El mundo está hecho un desastre. Está lleno de malas personas.
El Anacoreta le ofreció asiento, le trajo un vaso de agua y le dijo:
- Pues yo creo que deberíamos dar gracias a Dios por la cantidad de gente sencilla y buena que nos rodea.
Guardó un rato de silencio antes de continuar:
- No sale en la prensa ni en la TV. Nadie os los señalará en las redes de internet. Sin embargo hay mucha más gente buena que mala. Personas que están a nuestro lado con sus corazones abiertos; que nos hacen reír; que aparecen si llamarlas cuando las necesitamos; que nos ayudan sin pedir nada a cambio; que se sacrifican por los demás sin hacer ninguna propaganda...
Miró al visitante y concluyó:
- Son gente sencilla. Por eso no salen en la prensa, ni en la TV, ni en las redes...No interesan. Sin embargo son ellas las que hacen cambiar nuestra sociedad, las que nos mantienen la esperanza. Intentemos nosotros ser una de esas personas...

lunes, 26 de abril de 2021

EL ANACORETA Y LOS CORAZONES

 


Aquel día, durante un descanso, el discípulo preguntó al Anacoreta:
- ¿Qué es más importante, el corazón o el cerebro, las emociones o las ideas?
El anciano guardó más tiempo de silencio del habitual antes de responder. Mirando a la lejanía dijo:
- Difícil pregunta. Podría responderte que ambas son importantes...pero esto no resolvería la cuestión.
Volvió a guardar silencio. Luego, mirando fijamente al joven, prosiguió:
- Las ideas son muy importantes. Nuestros actos deben estar precedidos siempre por la reflexión. Llevarnos solamente por las emociones puede hacernos cometer grandes errores. Pero...las ideas sin emociones, sin pasión, sin corazón...son frías y también nos pueden llevar al error, aunque la cosa parezca razonablemente perfecta y lógica...Por eso es tan importante el corazón.
Colocó una mano sobre el hombro del discípulo y concluyó:
- Pero no todos los corazones son iguales. Hay corazones que todo lo guardan para ellos. Parecen amar, pero...en realidad sólo se aman a sí mismos. Todo lo hacen, aunque sean obras de caridad y de entrega a los demás, para hacer crecer su ego. Hay corazones que son abiertos; en los que puedes entrar y hallar cobijo. Corazones que todo lo comparten y no se quedan nada para ellos...Las ideas, con un corazón así, las dos cosas, es lo que debemos alcanzar...

domingo, 25 de abril de 2021

AMOR QUE TRANSFORMA EL MUNDO




 En aquel tiempo, dijo Jesús: "Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir el lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.
Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que al Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre."

"Con la palabra «pastor» se designaba en el Antiguo Oriente con frecuencia también a los reyes. Entre los egipcios, los reyes egipcios eran representados con los dos distintivos del pastor: el azote (o espantamoscas) y el cayado. Tanto en el arte de Mesopotamia como en el griego se encuentra la figura del pastor llevando a hombros un cordero; el dios griego Hermes fue representado llevando un carnero. Los cristianos utilizaron esta imagen para representar a Jesús, como buen pastor.
En el Antiguo Testamento Dios le encomienda a David la tarea de pastorear a su pueblo Israel (2Sam 5,2) y los príncipes del pueblo se comparan con frecuencias con pastores. Ezequiel contrapone los dirigentes de Israel -que se apacientan a sí mismos en lugar de apacentar a sus ovejas- con el Señor, como modelo de pastor: «Como sigue el pastor el rastro de su rebaño cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones» (Ez 34,1-10.12).
El evangelista Juan presenta a Jesús como «buen pastor», o por dar una traducción más adecuada, como «modelo de pastor». El pastor modelo se define porque da su vida en función de las ovejas. Quien no ama a las ovejas hasta ese extremo no es buen pastor. El pastor aparece en el evangelio de hoy por oposición al asalariado o mercenario que apacienta a las ovejas por dinero; el asalariado cuando viene el peligro (el lobo) deja que mueran las ovejas.
La relación del pastor-Jesús con las ovejas-pueblo es una relación personal y recíproca de conocimiento profundo e íntimo (conozco a las mías y ellas me conocen a mí). Conocer a Jesús significa experimentar su amor e identificarse con su persona y actividad. Esta relación de conocimiento-amor es tan profunda que Jesús la compara a la que existe entre él y el Padre, basada también en la comunidad de Espíritu, que crea la unidad de designio y de propósito.
Pero el rebaño de Jesús no se limita al pueblo de Israel, pues Jesús proclama que tiene otras ovejas que no son de ese recinto, palabra que designa el atrio del templo o, más ampliamente, a la institución judía, en la cual se han arrogado los puestos de poder unos individuos que carecen de todo derecho a ello y que son en realidad explotadores (ladrones) que usan de la violencia (bandidos) para someter al pueblo, manteniéndolo en un estado de miseria (cf. Jr 2,8; 23,1-4; Ez 34,2-10; Zac 11,4-17). Son esa gente que ha convertido la casa de su Padre en casa de negocios (Jn 2,16).
Él tiene otras ovejas que no son del pueblo de Israel, pues pertenecen al mundo pagano y ha venido para formar una nueva comunidad humana que no se limita ya a los judíos, sino que se extiende a todos sin distinción de raza, credo o estatuto social.
Jesús, el modelo de pastor, demuestra que es el verdadero pastor porque entrega su vida por las ovejas. Ante su auditorio de dirigentes judíos (v. 19) que lo odian e intentan matarlo, Jesús afirma que es precisamente su prontitud para desafiar la muerte lo que hace manifestarse en él el amor del Padre.
Jesús se entrega a sí mismo y así se recobra, porque al darse él mismo hace suyo el dinamismo de amor del Padre y de esta manera realiza su condición de hijo, adquiriendo la plenitud del propio ser. La demostración continua de amor del Padre se realiza en la presencia y actividad incesante del Espíritu en Jesús y se manifiesta en su obrar.
Como Jesús, quien se da a sí mismo por amor no lo hace con la esperanza de recobrar la vida como premio a ese sacrificio (mérito), sino con la certeza de poderla tomar de nuevo, por la fuerza del amor mismo. Donde hay amor hasta el límite hay vida sin límite, pues el amor es fuerza de vida. Dar la vida significa creer hasta el fin en la verdad y potencia del amor.
Jesús afirma su absoluta libertad en su entrega. Nadie puede quitarle la vida, él la da por propia iniciativa. Indica así que, aunque sean las circunstancias históricas las que van a llevarlo a la muerte, eso puede suceder porque él ha hecho su opción de llegar hasta el fin.
El Padre, que ama a Jesús, le deja plena libertad; como Hijo, Jesús dispone de sus actos (Está en mi mano entregarla, etc.; cf. 3,35). La relación entre Jesús y el Padre no es de sumisión, sino de amor que identifica. El mandamiento del Padre no es una orden, sino un encargo; formula el designio común del Padre y Jesús, que nace de su comunión en el Espíritu (5,30). El evangelista utiliza el término "mandamiento" para oponerlo a los de la antigua Ley. Moisés recibió muchos (Éx 24,12; Dt 12,28, etc.), Jesús uno solo, el del amor hasta el extremo, el mismo que será propuesto a la humanidad (12,49; 13,34).
Y este pastor modelo -que es Jesús-, es también según Pedro en el libro de los Hechos, «la piedra que desechasteis vosotros , los arquitectos y que se ha convertido en piedra angular» de la comunidad." (Koinonía)


sábado, 24 de abril de 2021

EL ANACORETA Y LAS PALABRAS DE VIDA

 


Tras la oración de Laudes, mientras preparaban su desayuno, el Anacoreta comentó:
- ¿Has meditado el Evangelio de hoy? Muchos empezaron a abandonarlo. No entendían eso de que Él era Pan de Vida y que debíamos comerlo. Sólo sus discípulos más cercanos se quedaron con Él. "Tú tienes palabras de Vida", le dijeron.
Guardó silencio mientras retiraba la leche del fuego y continuó:
- Estamos en un mundo lleno de palabras. Nos llegan de todas partes. Pero, ¿son palabras de Vida? Antes de hablar deberíamos pensar las consecuencias de lo que decimos. Por desgracia, hay muchas palabras de muerte, o, por lo menos, muchas palabras inútiles.
Y recogiendo las tostadas de la parrilla concluyó:
- Es importante que cada día meditemos los Evangelios...Ahí están las Palabras de Vida...


viernes, 23 de abril de 2021

OJOS NUEVOS


 

Hoy más que nunca, Señor,
necesito unos ojos nuevos
para ver la vida tal cual Tú la ves
y no perderme entre sus sombras y luces.

Quiero unos ojos vivos y profundos,
limpios y despiertos como los tuyos,
nobles y tiernos, alegres y llorosos
porque éstos están doloridos y secos.

Quiero unos ojos grandes
para otear el horizonte,
y pequeños e incisivos
para dar claridad a todos los rincones.

Quiero unos ojos que sepan mirar de frente,
y vean de día y de noche;
unos ojos que no engañen
y que sean trampolín de emociones.

Quiero unos ojos que reflejen
lo que soy y tengo interiormente,
que enamoren y se den gratis
y que sepan enamorarse.

¿Quién me dará unos ojos así,
en estos tiempos pobres y de crisis,
si no eres Tú, que sabes  y quieres
y tienes un taller esperando mis necesidades)

(Florentino Ulibarri, "Al calor de tu Evangelio", Colección feadulta.com)

jueves, 22 de abril de 2021

EL ANACORETA, LAS PUERTAS Y LAS VENTANAS

 


Descansaban tras haber trabajado en la pequeña huerta y el Anacoreta dijo:
- Hemos de ser puertas y ventanas.
El discípulo lo miró extrañado, pero no se atrevió a preguntar nada, esperando que el anciano se explicara.
- Hemos de ser puertas y ventanas  a través de las cuales  Dios resplandezca en los demás. Eso significa que debemos repartir amor a todos; ser reflejos del Amor de Dios...

miércoles, 21 de abril de 2021

EL ANACORETA, LAS IDEAS Y LOS ACTOS.

 


El Anacoreta le dijo al adolescente:
- Una de las características del adolescente es, que es idealista.
El joven miró al anciano y preguntó:
- ¿Y eso es malo?
Rio el Anacoreta y contestó:
- No. El problema está en que muchas veces esas ideas no se corresponden con sus actos. El adolescente ha dejado de confiar en su padre, porque se ha dado cuenta de que no es perfecto. Él querría un mundo sin fallos. Imagina un mundo ideal; pero sus actos no corresponden con sus ideas.
El adolescente movió la cabeza dubitativo. El anciano concluyó:
- Habláis de ecología, de preservar el medio ambiente...soñáis con un mundo perfecto...Sin embargo en el colegio tiráis los papeles por el suelo, en casa, vuestra habitación no es un modelo de orden y limpieza. Dejáis las luces encendidas, gastáis energía sin medida...Habláis de feminismo y vuestras actitudes son machistas...
Lo miró con dulzura y concluyó:
- Pero no dejes de soñar...Sólo, intenta poner realmente en práctica tus sueños... 

martes, 20 de abril de 2021

TU RINCÓN




Debería haber al menos un lugar o un rincón donde nadie pueda encontrarte, molestarte u observarte. Tendrías que ser capaz de desatarte del mundo y liberarte, quitando los nudos de todos los finos hilos y cuerdas de la tensión que te atan, por la vista, el sonido o el pensamiento, a la presencia de otras personas. "Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre en los secreto...". Una vez que hayas encontrado tal lugar, conténtate con él y no te inquietes si, por alguna razón de peso, tienes que salir de allí. Ámalo, regresa a él tan pronto como te sea posible y no tengas prisa en cambiarlo por otro.

(Thomas Merton, Nuevas semillas de contemplación, pp. 81-82 Ed. SalTerrae)

lunes, 19 de abril de 2021

EL ANACORETA Y ENCONTRAR A JESÚS

 


El adolescente dijo al Anacoreta:
- Me dices que Jesús me ama. Que Él está siempre junto a mi. Que debo seguirlo...¡Y yo, por más que lo busco, no lo veo por ninguna parte!
El anciano miró al joven con ojos comprensivos. Cogió entre sus manos algo de arena del desierto y la dejó deslizarse entre sus dedos. Luego respondió:
- Sabes, los discípulos, tras la Resurrección tampoco lo encontraban. No lo reconocían. ¿Sabes qué hacía Jesús para darse a conocer? Les mostraba sus llagas y partía y repartía el pan con ellos.
Hizo otros momentos de silencio y se explicó:
- Pues hoy sigue haciendo lo mismo. Jesús te muestra sus llagas: los pobres, los enfermos, los inmigrantes, los perseguidos, los ninguneados...Esos son Jesús que está esperando tu amor, tu entrega. Jesús sigue partiendo el pan en la Eucaristía, que es algo más que un rito. Es el compartir su cuerpo. Es hacernos uno con Él si sabemos compartir todo lo que somos y tenemos con los demás...
El Anacoreta pasó su brazo sobre los hombros del adolescente, al que se le deslizaban unas gruesas lágrimas por sus mejillas...


domingo, 18 de abril de 2021

NO TENGÁIS MIEDO

 


En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: "Paz a vosotros." Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: "¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo." Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: "¿Tenéis ahí algo de comer?" Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: "Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse." Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto."

"En el evangelio nos encontramos una vez más con una escena pospascual que ya nos es común: los Apóstoles reunidos comentado los sucesos de los últimos días. Recordemos que en esta reunión que nos menciona hoy san Lucas, están también los discípulos de Emaús que habían regresado a Jerusalén luego de haber reconocido a Jesús en el peregrino que los ilustraba y que luego compartió con ellos el pan.
En este ambiente de reunión se presenta Jesús y, a pesar de que estaban hablando de él, se asustan y hasta llegan a sentir miedo. Los eventos de la Pasión no han podido ser asimilados suficientemente por los seguidores de Jesús. Todavía no logran establecer la relación entre el Jesús con quien ellos convivieron y el Jesús glorioso, y no logran tampoco abrir su conciencia a la misión que les espera. Digamos entonces que “hablar de Jesús”, implica algo más que el simple recuerdo del personaje histórico. De muchos personajes ilustres se habla y se seguirá hablando, incluido el mismo Jesús; sin embargo, ya desde estos primeros días post-pascuales, va quedando definido que Jesús no es un tema para una tertulia intranscendente.
Me parece que este dato que nos cuenta Lucas sobre la confusión y la turbación de los discípulos no es del todo fortuito. Los discípulos creen que se trata de un fantasma; su reacción externa es tal que el mismo Jesús se asombra y corrige: “¿por qué os turbáis... por qué suben esos pensamientos a vuestros corazones?”.
Aclarar la imagen de Jesús es una exigencia para el discípulo de todos los tiempos, para la misma Iglesia y para cada uno de nosotros hoy. Ciertamente en nuestro contexto actual hay tantas y tan diversas imágenes de Jesús, que no deja de estar siempre latente el riesgo de confundirlo con un fantasma. Los discípulos que nos describe hoy Lucas sólo tenían en su mente la imagen del Jesús con quien hasta un poco antes habían compartido, es verdad que tenían diversas expectativas sobre él y por eso él los tiene que seguir instruyendo; pero no tantas ni tan completamente confusas como las que la “sociedad de consumo religioso” de hoy nos está presentando cada vez con mayor intensidad. He ahí el desafío para el evangelizador de hoy: clarificar su propia imagen de Jesús a fuerza de dejarse penetrar cada vez más por su palabra; por otra parte, está el compromiso de ayudar a los hermanos a aclarar esas imágenes de Jesús.
Es un hecho, entonces, que aún después de resucitado, Jesús tiene que continuar con sus discípulos su proceso pedagógico y formativo. Ahora el Maestro tiene que instruir a sus discípulos sobre el impacto o el efecto que sobre ellos también ejerce la Resurrección. El evento, pues, de la Resurrección no afecta sólo a Jesús. Poco a poco los discípulos tendrán que asumir que a ellos les toca ser testigos de esta obra del Padre, pero a partir de la transformación de su propia existencia.
Las expectativas mesiánicas de los Apóstoles reducidas sólo al ámbito nacional, militar y político, siempre con característica triunfalistas, tienen que desaparecer de la mentalidad del grupo. No será fácil para estos rudos hombres re-hacer sus esquemas mentales, “sospechar” de la validez aparentemente incuestionable de todo el legado de esperanzas e ilusiones de su pueblo. Con todo, no queda otro camino. El evento de la resurrección es antes que nada el evento de la renovación, comenzando por las convicciones personales. Este pasaje debe ser leído a la luz de la primera parte: la experiencia de los discípulos de Emaús.
Las instrucciones de Jesús basadas en la Escritura infunden confianza en el grupo; no se trata de un invento o de una interpretación caprichosa. Se trata de confirmar el cumplimiento de las promesas de Dios, pero al estilo de Dios, no al estilo de los humanos.
De alguna forma conviene insistir que el evento de la resurrección no afecta sólo al Resucitado, afecta también al discípulo en la medida en que éste se deja transformar para ponerse en el camino de la misión. Nuestras comunidades cristianas están convencidas de la resurrección, sin embargo, nuestras actitudes prácticas todavía no logran ser permeadas por ese acontecimiento. Nuestras mismas celebraciones tienen como eje y centro este misterio, pero tal vez nos falta que en ellas sea renovado y actualizado efectivamente." (Koinonía)


sábado, 17 de abril de 2021

EL ANACORETA Y LA VIDA PRECIPITADA

 


Mientras comían el Anacoreta dijo al adolescente:
- La adolescencia siempre ha sido un momento de la vida difícil. El paso de niño a adulto es complicado. Te encuentras ante varios caminos y no sabes cuál escoger. Además has perdido la confianza en tus padres. Ya no son aquellos que todo lo sabían, perfectos, poderosos...
Hizo una pausa nets de proseguir:
- Pero ahora se os añade otra dificultad. La precipitación de la vida. Ahora no son varios caminos. Son múltiples y constantes llamadas a hacer mil cosas. No tienes tiempo para reflexionar, para pensar. Porque esta sociedad te divide las cosas en útiles e inútiles y te dice que dejes las inútiles...
Le miró a los ojos y añadió:
- El problema está en que cosas que la sociedad te dice que son inútiles en realidad no lo son. Y cosas que te dicen que son útiles, lo que hacen es atosigarte y apartarte de lo importante...Por eso debes buscar alguien que te oriente...que te ayude a escoger.

viernes, 16 de abril de 2021

AMA




 No, no te arrepientas de amar
contra viento y marea,
contra prudencia y cálculo,
contra seguridad y egoísmo.

Como Dios mismo ama.
Si abrazas, no encadenes,
si reprendes, no destruyas.
No escatimes el tiempo,
la ternura o las lágrimas.
No aprisiones los recuerdos,
no embrides las historias.

Con libertad y afecto, ama;
con incertidumbre y compromiso.
Con el corazón en carne viva
y las manos abiertas.
Con la fecundidad de quien
engendra esperanza
en silencios, canciones y versos.

Aunque tu amor sea imperfecto, ama.
Es mejor intentarlo
que endurecer la entraña
para no arriesgarlo todo.

(José M. Rodríguez Olaizola, SJ, "Mosaico humano", p.222 Ed. SalTerrae)

jueves, 15 de abril de 2021

SOMOS EL CUERPO DE CRISTO

 


Nuestra gloria y nuestra esperanza es que somos el Cuerpo de Cristo. Cristo nos ama y nos desposa con Su propia carne. ¿No nos basta? Pero no lo creemos realmente. ¡No!
Estamos contentos, estamos contentos. Somos el Cuerpo de Cristo. Le hemos encontrado, Él nos ha encontrado. Estamos en Él, Él está en nosotros. No hay más que buscar excepto la profundización de esta vida que ya poseemos. Estemos contentos.
(Thomas Merton, Búsqueda de la soledad

miércoles, 14 de abril de 2021

EL ANACORETA Y EL ACCESO A DIOS

 

El adolescente confesó al Anacoreta, que cada vez creía menos. Que veía a Dios como algo imaginario y que no casaba con el mal que reinaba en el mundo.
El anciano miró con ternura al muchacho y le dijo:
- Sólo hay una puerta de acceso a Dios: el amor.
Ante la mirada de interrogación del adolescente, siguió:
- Es a través del amor, de la entrega a los demás, que llegamos a Dios.
El muchacho movió la cabeza mientras decía:
 - Pues yo conozco personas que lo dan todo para salvar a los inmigrantes en el Mediterráneo; que se van a lugares remotos a curar enfermos, a dar de comer a gente que no tiene nada, o que trabajan por la gente que vive en la calle de las ciudades y dicen que no creen en Dios.
Sonrió el Anacoreta y, luego, mirando a los ojos del adolescente, dijo:
- Y a esos el Padre los recibirá con los brazos abiertos. Mientras que a otros que se les llena la boca de Dios los mirará con severidad. ¿No conoces el fragmento del Evangelio que nos habla del Juicio Final? Los que fueron aceptados por el Padre son los que habían dado de comer, vestido, acogida...a los hombres, sin saber que lo hacían a Dios. 
Hizo una pequeña pausa y concluyó:
- El gran error que cometemos es diferenciar el amor de Dios del amor al prójimo. Créeme, ama a los demás y amarás a Dios...

martes, 13 de abril de 2021

EL ANACORETA Y LAS INFLUENCIAS EXTERNAS


El adolescente preguntó al Anacoreta:
- ¿Cómo puedo luchar contra las influencias externas?
El anciano, tras unos momentos de silencio, respondió:
- Ante la amenaza del bombardeo continuo que nos viene del exterior, contraatacar no es razonable, porque engendra violencia. Defenderse no és útil porque nos lleva a un empobrecimiento progresivo.
Volvió  callar, miró al horizonte y concluyó:
- Lo mejor es intercambiar, dialogar, reflexionar, debatir ideas con tus próximos. Entre todos llegaréis a crear un mundo nuevo...nosotros también podemos influir en el exterior. No podemos aceptarlo todo ni quedarnos sin hacer nada. Nuestra responsabilidad es influir, luchar por cambiar la sociedad. Y esto desde el diálogo y la acción positiva...   

lunes, 12 de abril de 2021

EL ANACORETA Y ABRIR LOS OJOS

 

Aquel adolescente había decidido pasar unos días con el Anacoreta. Tenía problemas y quería consultarlos con él; le habían dicho que era una persona sabia y comprensiva.
- En casa me llaman rebelde. No entienden que tengo mi personalidad. No se dan cuenta de que los tiempos han cambiado.
El Anacoreta sonrió. Y con dulzura le dijo:
- Tienes razón. Tienes tu personalidad. Aunque yo más bien diría, que ahora se está formando tu personalidad. No debes olvidar que hay otra cosa que se llama responsabilidad. No sólo se trata de hacer algo porque crees que es tu personalidad. Has de ser responsable de lo que haces. Mirar las consecuencias. Y sobre todo no dejarte llevar por quien quiere hacerte creer que esto o aquello es tu personalidad o es lo mejor para ti.
Ambos permanecieron un rato en silencio. Luego, el adolescente preguntó:
- ¿Y cómo puedo saber lo que me hace ser yo, lo que forma parte de mi personalidad y lo que no?
El anciano volvió a sonreír. Miró al adolescente a los ojos y le dijo:
-Has de abrir los ojos. Nuestro entorno nos ayuda pero también nos engaña. Hay quien desea que seas un borrego que sigue la corriente, que sigue la moda. Esos se aprovechan de ti. Busca cada día unos momentos de silencio y reflexión. Examina cada cosa. Abre los ojos y verás claro lo que es personalidad y lo que es borreguismo.
Luego, poniendo su mano en su hombro, concluyó:
- Y no creas que tus padres y profesores son anticuados...Si reflexionas, verás que bastantes veces tienen razón... 




domingo, 11 de abril de 2021

CREER PARA VER




 Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a vosotros." Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado así también os envió yo." Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos."
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo."
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto."
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Si creemos, veremos las cosas, las personas, los acontecimientos, de manera diferente.

"Tras la muerte de Jesús, la comunidad se siente con miedo, insegura e indefensa ante las represalias que pueda tomar contra ella la institución judía. Se encuentra en una situación de temor paralela a la del antiguo Israel en Egipto cuando los israelitas eran perseguidos por las tropas del faraón (Éx 14,10); y, como lo estuvo aquel pueblo, los discípulos están también en la noche (ya anochecido) en que el Señor va a sacarlos de la opresión (Éx 12,42; Dt 16,1). El mensaje de María Magdalena, sin embargo, no los ha liberado del temor. No basta tener noticia del sepulcro vacío; sólo la presencia de Jesús puede darles seguridad en medio de un mundo hostil.
Pero todo cambia desde el momento en que Jesús –que es el centro de la comunidad- aparece en medio, como punto de referencia, fuente de vida y factor de unidad.
Su saludo les devuelve la paz que habían perdido. Sus manos y su costado, pruebas de su pasión y muerte, son ahora los signos de su amor y de su victoria: el que está vivo delante de ellos es el mismo que murió en la cruz. Si tenían miedo a la muerte que podrían infligirles "los judíos", ahora ven que nadie puede quitarles la vida que él comunica.
El efecto del encuentro con Jesús es la alegría, como él mismo había anunciado (16,20: vuestra tristeza se convertirá en alegría). Ya ha comenzado la fiesta de la Pascua, la nueva creación, el nuevo ser humano capaz de dar la vida para dar vida
Con su presencia Jesús les comunica su Espíritu que les da la fuerza para enfrentarse con el mundo y liberar a hombres y mujeres del pecado, de la injusticia, del desamor y de la muerte. Para esto los envía al mundo, a un mundo que los odia como lo odió a él (15,18). La misión de la comunidad no será otra sino la de perdonar los pecados para dar vida, o lo que es igual, poner fin a todo lo que oprime, reprime o suprime la vida, que es el efecto que produce el pecado en la sociedad.
Pero no todos creen. Hay uno, Tomás, el mismo que se mostró pronto a acompañar a Jesús en la muerte (Jn 11,16), que ahora se resiste a creer el testimonio de los discípulos y no le basta con ver a la comunidad transformada por el Espíritu. No admite que el que ellos han visto sea el mismo que él había conocido; no cree en la permanencia de la vida. Exige una prueba individual y extraordinaria. Las frases redundantes de Tomás, con su repetición de palabras (sus manos, meter mi dedo, meter mi mano), subrayan estilísticamente su testarudez. No busca a Jesús fuente de vida, sino una reliquia del pasado.
Necesitará para creer unas palabras de Jesús: «Trae aquí tu dedo, mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino fiel». Tomás, que no llega a tocar a Jesús, pronuncia la más sublime confesión evangélica de fe llamando a Jesús “Señor mío y Dios mío”. Con esta doble expresión alude al maestro a quien llamaban Señor, siempre dispuesto a lavar los pies a sus discípulos y al proyecto de Dios, realizado ahora en Jesús, de hacer llegar al ser humano a la cumbre de la divinidad realizado ahora en Jesús (Dios mío).
Pero su actitud incrédula le merece un reproche de parte de Jesús, que pronuncia una última bienaventuranza para todos los que ya no podrán ni verlo ni tocarlo y tendrán, por ello, que descubrirlo en la comunidad y notar en ella su presencia siempre viva. De ahora en adelante la realidad de Jesús vivo no se percibe con elucubraciones ni buscando experiencias individuales y aisladas, sino que se manifiesta en la vida y conducta de una comunidad que es expresión de amor, de vida y de alegría. Una comunidad, cuya utopía de vida refleja el libro de los Hechos (4,32-35): comunidad de pensamientos y sentimientos comunes, de puesta en común de los bienes y de reparto igualitario de los mismos como expresión de su fe en Jesús resucitado, una comunidad de amor como defiende la primera carta de Juan (1 Jn 5,1-5)." (Koinonía)

sábado, 10 de abril de 2021

ID POR TODO EL MUNDO

 


Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando. Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron. Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando a una finca. También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron. Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación."

Jesús nos envía a proclamar la Buena Nueva por todo el mundo. Todos somos misioneros. Todos debemos mostrar al mundo que los pobres son bienaventurados. Todos debemos seguir los pasos de Jesús: curar, ayudar, amar...Esa es la verdadera Buena Nueva.

"Marcos subraya el asunto del escepticismo y la incredulidad de los discípulos ante la noticia de la Resurrección de Jesús. Con esto se reafirma que este acontecimiento no fue de fácil asimilación para la comunidad discipular. Pero la presencia luminosa y amorosa de Jesús resucitado en medio de los discípulos va despertando y provocando en la conciencia profunda de ellos la experiencia del Resucitado. Es claro que la resurrección implica una nueva vida. Solo cuando están reunidos en comunidad pueden percibir el gozo pascual. La misión, el envío, es la ratificación de la vida resucitada del Señor Jesús. Tampoco para nosotros es fácil comprender con el corazón que Jesús es el vencedor de la muerte, de la injusticia, de la violencia y el pecado. Es en la comunidad, mediante la asidua meditación de la Palabra y compartiendo la comunión como podemos decir que él vive y sentirnos enviados a anunciar la buena noticia por todas partes. ¿Qué signos de incredulidad frente a la Resurrección detectas en tu comunidad? ¿Cómo contrarrestarlos?" (Koinonía)

viernes, 9 de abril de 2021

PAN Y PESCADO

 


En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: "Me voy a pescar." Ellos contestan: "Vamos también nosotros contigo." Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice: "Muchachos, ¿tenéis pescado?" Ellos contestaron: "No." Él les dice: "Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis." La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: "Es el Señor." Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces.
Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: "Traed de los peces que acabáis de coger." Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: "Vamos, almorzad." Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.

"Aunque estén juntos, sin Jesús nada es posible. Aún no amanece en el corazón de los discípulos. Falta la luz, el sol que nace de lo alto. Por eso todo el esfuerzo que se haga es vacío, estéril. Pero cuando las redes se echan en nombre de Jesús, entonces todo se transforma y la abundancia de los bienes salvíficos llena las cestas de nuestra existencia. Pero primero hay que despojarse de los trapos viejos y lanzarse al agua del nuevo bautismo que nos habilita para reconocer al Señor vivo en medio de nosotros que nos alimenta con el pan de la fraternidad y pescado de la libertad. Definitivamente cuando estos valores del evangelio se encarnan en nuestra vida somos capaces de sentir la presencia del Resucitado que nos acompaña siempre. La solidaridad entre los hermanos en torno al Maestro hace brillar la luz de la mañana en nuestra vida personal y comunitaria. ¿Qué signos de la presencia de Jesús Resucitado percibes en ti, en tu familia y en tu comunidad?" (Koinonía)

jueves, 8 de abril de 2021

PREGUNTAS...

 


En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: "Paz a vosotros." Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: "¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo."
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: "¿Tenéis ahí algo de comer?" Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: "Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse." Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto."

"Es curioso que en estos días nos hemos encontrado con preguntas: ¿A quién buscas? ¿De qué hablan? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué se asustan? ¿Por qué tantas dudas? Estas preguntas dejan ver el miedo, la duda y la incertidumbre de los discípulos. Posiblemente fueron las preguntas que se hicieron los primeros discípulos ante el acontecimiento misterioso y maravilloso del Resucitado. Preguntas que van revelando respuestas. Son respuesta que alcanzan lo más hondo del ser humano que se abre a la experiencia del Espíritu. Son las respuestas que llenan de sentido la existencia, que devuelven la esperanza en medio del fracaso, que animan la alegría en medio de la tristeza y que comunican el vigor en medio de la debilidad. Quizá también son nuestras preguntas desde el lugar de la incertidumbre de la vida. Pero ahí está el Maestro interpelando e iluminando con su palabra, compartiendo el pan del amor y de la paz con nosotros. ¿Cuáles son tus preguntas más hondas frente a la vida? ¿Has encontrado respuesta, dónde?" (Koinonía)
 

miércoles, 7 de abril de 2021

CÓMO RECONOCER A JESÚS

 


Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Él les dijo: "¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?" Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó: "¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?" Él les preguntó: "¿Qué?" Ellos le contestaron: "Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; como lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace ya dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron."
Entonces Jesús les dijo: "¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?" Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída." Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció.
Ellos comentaron: "¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?" Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: "Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón." Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Primero fue su Palabra; luego al partir el pan. Esos son los dos caminos para reconocer a Jesús. El Evangelio y la Eucaristía. Su palabra y el compartir.

"Este famoso texto de los caminantes de Emaús visibiliza la realidad de todos los discípulos que ante el espectáculo de la cruz han perdido la esperanza y prefieren volver atrás. El camino es demasiado arriesgado y el horizonte oscuro y perplejo. El sentimiento que se intuye en la conversación es de fracaso y tristeza. Pero, ¡oh sorpresa! Alguien se junta al coloquio…pregunta atrevida ¡de qué hablan? Y sigue otra pregunta ¿Qué ha pasado? La respuesta es retadora ¿usted no sabe? Y sin embargo estas preguntas son el pretexto para iniciar una catequesis que permite entender el acontecimiento. Es necesario releer la Escritura desde la clave de Jesús para comprender el hecho de la resurrección. Luego el reconocimiento: es Él, el Maestro que está vivo en la Palabra, en el pan compartido y en la misión. Hay que darse la vuelta y volver para comunicar esta experiencia que encendió el corazón de los caminantes. ¿En el camino de tu vida, te has encontrado con el Maestro? ¿Cómo ha sido ese encuentro?" (Koinonía)

martes, 6 de abril de 2021

HE VISTO AL SEÑOR

 


En aquel tiempo, fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: "Mujer, ¿por qué lloras?" Ella les contesta: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto." Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabia que era Jesús. Jesús le dice: "Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?" Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: "Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré." Jesús le dice: "¡María!" Ella se vuelve y le dice: "¡Rabboni!", que significa: "¡Maestro!" Jesús le dice: "Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."" María Magdalena fue y anunció a los discípulos: "He visto al Señor y ha dicho esto."

 Si hemos encontrado al Señor, debemos ir a anunciarlo. Enseñar a los demás dónde lo encontrarán: en los niños, en los pobres, en los perseguidos, en los enfermos, en los que sufren...

"“Mujer, ¿por qué lloras?” Es la pregunta que tanto los ángeles como Jesús le hacen a María Magdalena. Ante la inminencia de la muerte y la “desaparición” del cadáver solo queda desconsuelo y desesperanza. Cuántas mujeres en el mundo, en nuestra América lloran desconsoladas ante la desaparición de sus hijos o sus familiares cercanos. María expresa el dolor ante la impotencia frente a la muerte matada. No solo se ha matado el cuerpo. También la esperanza, el amor y la fe. Jesús agrega otra pregunta “ ¿A quién buscas?” Es la misma pregunta que resonó en la noche de la traición. Ahora la respuesta lo ilumina todo. El nombre de María pronunciado en los labios de Jesús expresa una nueva relación. Él es el Maestro que envía a la discípula a anunciar la buena noticia a los hermanos de aquel entonces y de todos los tiempos. Hasta a ti también ha llegado el eco armonioso de aquel envío. ¿En que circunstancias próximas has escuchado la voz suave y esperanzadora del resucitado?" (Koinonía)