lunes, 31 de octubre de 2022

EL VALOR DE LA GRATUIDAD

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a uno de los principales fariseos que lo había invitado: "Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado.
Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos."

Jesús nos enseña, que el verdadero dar, es hacerlo sin esperar respuesta. Hacer el bien esperando, aunque sólo sea, el agradecimiento, es hacerlo por un precio. El verdadero amor es gratuito. No es fácil, pero debemos intentarlo y purificar cada día nuestras acciones e intenciones.

"En el movimiento de Jesús la mesa gratuita es signo del reino de Dios. Es el encuentro comunitario de enseñanza de los valores del reino, donde se aprende –con ternura y sin violencia– a construir una comunidad de justicia y solidaridad. Ocurre así con Zaqueo, donde la comida compartida permite reconocer las prácticas injustas y construir nuevas relaciones. Lucas 14 lo muestra también: Jesús, en medio de peces, pan, vino y alegría, hace un llamado al anfitrión: «invita a los pobres, mancos, cojos y ciegos a tu mesa», en otras palabras, a quienes no tienen pan ni mesa y son no-personas en la sociedad. ¡Este es el segundo sentido en torno a la mesa de gratuidad! La mesa gratuita debe ser el espacio solidario con aquellas personas cuya vida es un ‘yugo pesado’, donde el clamor por el “pan de cada día” escuche respuesta con el pan concreto, los frijoles y las tortillas. ¡Festejemos el banquete de los pobres, gratuito y solidario, y signo del reino de Dios!" (Koinonía)

domingo, 30 de octubre de 2022

BAJAR DEL ÁRBOL

 

En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad.
Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: "Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa."
Él bajo en seguida y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador."
Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor: "Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más."
Jesús le contestó: "Hoy ha sido la salvación de esta casa; también este es hijo de Abrahán.
Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido."

Zaqueo, a pesar de ser muy rico, era pequeño. Se tuvo que subir a un árbol para estar por encima de los demás. Jesús lo hace bajar, lo coloca en su lugar y se hace invitar por Él. Lo acepta tal cual es y eso hace que se convierta. Y su conversión se traduce en compartir su riqueza. En darse los demás. 
El Evangelio de hoy nos invita a bajar del árbol, a convertirnos, a compartir y entregarnos a los demás.
 
"El evangelio es pedagogía para la comunidad creyente. Así, el relato de Jesús y Zaqueo no es únicamente otro episodio del ministerio de Jesús en Lucas, sino un paso más en el itinerario de su enseñanza. Jesús visita a Zaqueo y, sin mediar palabra del maestro, éste declara: «Daré la mitad de mis bienes a los pobres, y a quien haya defraudado le devolveré cuatro veces más». Pero ¿qué tiene que ver el proyecto de Jesús y las relaciones económicas? ¿Por qué habla así Zaqueo? Uno de los temas principales en el evangelio de Lucas es la crítica del amor al dinero y al abuso hacia las personas débiles. Una mirada rápida a la proclamación del Jubileo (Lc 4,16-21), las bendiciones a los empobrecidos y maldiciones a los acapadores (Lc 6,20-21 y 24), así como la crítica a la acumulación de bienes y la opulencia (Lc 12,13-21 y 33-34; 18,18-27), evidencian la fuerte oposición entre el proyecto de Jesús y el abuso económico nacido del amor a las riquezas.
Con el relato de Zaqueo el evangelista hace pedagogía: invita a su comunidad a comprender que el seguimiento de Jesús implica reconocer el mal de la avaricia y la opresión, así como la construcción de una sociedad alejada de dichas prácticas. Zaqueo es modelo en dos aspectos. Representa la acumulación injusta que hace más vulnerables especialmente a las personas débiles –era cobrador de impuestos al servicio de las autoridades– encareciendo aún más la vida de sus compatriotas. Pero también Zaqueo es modelo de la persona/comunidad que entiende la fundamental contradicción entre abuso económico y proyecto de Dios, y se ve llamado a cambiar las realidades injustas de su sociedad con actos concretos. Sólo dicha conversión lleva a Jesús a proclamar: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa».
Hoy vivimos bajo una situación grave de opresión económica y culto al dinero, sufrida de manera gravosa y particular por las multitudes de personas en pobreza, miseria y explotación en América Latina. La insistencia en la implementación del modelo capitalista, impuesto a la fuerza por élites políticas y económicas, nos recuerda una vez más la pertinencia de un texto como el de Zaqueo: no llegará la Salvación a nuestra Casa común hasta que no llegue la justicia, hasta que no se devuelva lo defraudado a todas las personas explotadas por el modelo social actual. Dios, como ‘amigo de la vida’ (Sab 11,26), aparece en Lucas como amigo de la vida digna, aquella que da paz, pan, salud y bienestar para todos y todas. ¿Por qué muchas personas reducen la vida digna a la tenencia de bienes?" (Koinonía)

sábado, 29 de octubre de 2022

NADIE ES MAS QUE OTRO



En aquel tiempo, entró Jesús un sábado en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso este ejemplo: "Cuando te conviden a una boda, no te sientes en puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro, y te dirá: "Cédele el puesto a éste". Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más arriba". Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido".

"Jesús realiza una crítica a la actitud farisea de búsqueda de honores y reconocimiento, como ya lo había hecho en Lucas 11,43. En el Primer Testamento se aconsejaba no ocupar los primeros puestos para no ser avergonzado (Eclo 1,30). El mensaje de Jesús tiene de trasfondo la inauguración de la comunidad discipular del Reino. El que quiere sentarse a la mesa común tiene que abajarse, siendo capaz de vencer toda distinción, privilegio o anhelo de ser el centro; toda persona que abraza la dinámica del Reino entra a formar parte de la comunidad de iguales, donde nadie ha de sentirse superior o inferior. Se resume todo en la virtud de la humildad y en la generosidad de quien se abre a compartir su corazón. Quizás en la Iglesia no hemos aprendido a vencer la tentación de los privilegios y puestos de honor. Estas relaciones desiguales no caben dentro del proyecto de Jesús. Lo crucial es aceptar la invitación a vivir como Familia en fraternidad y sororidad universal. ¡Fomenta la igualdad! " (Koinonía)


viernes, 28 de octubre de 2022

NOS ESCOGE A TODOS

 

En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que se puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

Jesús escoge a los doce. Hoy nos escoge a nosotros. Los apóstoles para iniciar la Iglesia (Comunidad), a nosotros para continuarla. Sólo nos pide entrega, que sepamos dejarlo todo por Él.

"Jesús se comunica largamente con Dios antes de elegir a la comunidad discipular. Ora para saber elegir y acompañar el proceso de los y las llamadas. Por otra parte, el evangelista resalta el número doce para rememorar a las doce tribus de Israel. La comunidad de hombres y mujeres que siguen a Jesús se asienta sobre el cimiento sólido del Dios (creador-liberador) que ha caminado con el pueblo desde su conformación. Jesús inaugura un pueblo nuevo, inclusivo y en igualdad, que va a dar testimonio del Reino de Dios. Lo neurálgico del evangelio es esa llamada irrevocable que Dios hace a quienes considera sus hijos e hijas. Dios conformó con Jesús la comunidad discipular con personas “simples”, “imperfectas” e “impuras” pero dispuestas a dejarlo todo para liberar y humanizar. Una respuesta de fe es lo que espera Dios de cada creyente. Por tanto, no tengamos miedo de seguir a Jesús, de entrar en una relación de amistad que nos permita conocerlo, comprenderlo y amarlo, hasta dejarnos configurar por él." (Koinonía) 

jueves, 27 de octubre de 2022

LAS LÁGRIMAS DE JESÚS

 

En aquella ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle: "Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte."
Él contestó: "Id a decirle a ese zorro: "Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios: pasado mañana llego a mi término." Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la clueca reúne a sus pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido. Vuestra casa se os quedará vacía. Os digo que no me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: "Bendito el que viene en nombre del Señor.""

Jesús llora sobre Jerusalén. Hoy, tras el paso de los siglos, sigue llorando por nosotros. Por nuestra infidelidad. Por no escuchar a los profetas. Por no reconocerlo en los pobres, los perseguidos, los inmigrantes...Por seguir luchando por el poder. Por tener una sociedad que no sabe alar. Una sociedad que sigue haciendo la guerra. Por una sociedad alejada del Reino.

"En el evangelio de hoy, el rey Herodes busca hacer desaparecer a Jesús como lo hizo con el Bautista. Jesús, con espíritu profético, no se deja amedrentar ni teme a los poderosos, sabiéndose en manos de Dios. Hoy son muchas las personas perseguidas y criminalizadas por defender causas justas (bienes naturales comunes, migrantes, la mujer, la cuestión racial), que tampoco se echan para atrás, aun a riesgo de sus vidas. Hay mucho por sanar, muchos demonios por expulsar, muchas vidas por salvar. Seguir a Jesús implica no tener miedo de alzar la voz y decir la verdad. La fortaleza espiritual que habremos de adquirir en el camino nos ha de alertar de las tentaciones y de la presencia del mal. En nuestros días la evangelización no es tarea fácil porque nos pide defender la vidintegralmente. Por ello, hemos de prestar atención a esa presencia amorosa de Jesús que nos anima y acompaña. Que los mártires de hoy –Vicente, Sabina y Cristeta– nos animen con el ejemplo de sus vidas entregadas. " (Koinonía)

miércoles, 26 de octubre de 2022

LA PUERTA ESTRECHA

 

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó: "Señor, ¿serán pocos los que se salven?" Jesús les dijo: "Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: "Señor ábrenos" y él os replicará: "No sé quiénes sois" Entonces comenzaréis a decir: "Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas". Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados". Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos".

Pasar por la puerta estrecha requiere desprenderse de todo lo que no sea bueno: egoismo, afán de poder, insolidaridad...El ser bueno no depende solamente de nuestras oraciones, nuestros ritos, nuestras palabras...Depende de nuestra entrega. Personas a las que clasificamos de ateas, pero que entregan su vida por los demás, pasarán sin duda alguna por la puerta estrecha.

"«¿Son pocos los que se salvan?», resulta una pregunta oportuna en contextos donde la vida se encuentra infravalorada. A muchos los angustia lo que pasará en el más allá, sin realmente implicarse por el cuidado integral de la vida en este mundo. La pregunta por la Salvación plena e integral continúa interesando a los interlocutores contemporáneos; el número de los que se salvan tiene como dos comprensiones significativas: para este sistema-mundo son pocos los que tienen oportunidad de vida digna; es decir se condena a la gran mayoría a sobrevivir o malvivir. En la dinámica del Reino (siempre en esta vida) pocos asimilan que la vida se salva o plenifica, entregándola (la semilla se salva de la esterilidad, cayendo en tierra, muriendo). Pareciera que las posibilidades de “salvarnos” como seres humanos y “salvar” la creación se agotan, pero esto no ha de desanimarnos en la entrega generosa. Recordemos que aquello que sembramos es lo que cosechamos en el espacio que llamamos “vida”. ¡Comprométete fervientemente con la vida! " (Koinonía)

martes, 25 de octubre de 2022

EL PODER DEL AMOR

 


En aquel tiempo, Jesús decía: "A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en un huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas. Y añadió: A qué compararé el Reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta".

El Amor es esa pequeña semilla capaz de convertirse en un árbol. El Amor es la levadura que fermenta y hace crecer el bien a nuestro alrededor. Sólo con el Amor lograremos cambiar el mundo, hacer crecer el Reino.
 
"Jesús nos presenta lo sorprendente de un pequeño comienzo pero que con el tiempo genera un bienestar incalculable. La diminuta semilla de mostaza, la imperceptible levadura, se parece a aquellos pequeños gestos o acciones que realizamos con amor y a favor de la vida. Jesús empleó estas dos parábolas para depositar en las pequeñas comunidades la esperanza. La madre naturaleza es sabia al mostrarnos su bondad; incluso en los pequeños frutos se encuentra vitalidad y energía para todas las criaturas, no solamente para los seres humanos. Lo lamentable es que nos encontramos en un mundo lleno de egoísmo que, en lugar de promover el desarrollo humano de manera equitativa y justa, niega oportunidades e impide que muchas vidas crezcan, se desarrollen y contribuyan a mejorar el mundo. “Toda semilla sueña con ser árbol”, reza un proverbio popular; la semilla tiene que crecer para multiplicarse, para ser alimento; de lo contrario puede marchitarse. Las comunidades cristianas tenemos que promover el crecimiento de toda persona. ¿Cómo promueve tu comunidad el desarrollo humano? " (Koinonía)

lunes, 24 de octubre de 2022

LA PERSONA ES LO PRIMERO

 





Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: "Mujer, quedas libre de tu enfermedad". Le impuso las manos, y enseguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente: "Seis días tenéis para trabajar: venid esos días a que os curen, y no los sábados". Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo: "Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro, y lo llevaba a abrevar, aunque sea sábado? Y a está, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado?".
A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.

Para los fariseos la ley era lo primero. Para Jesús lo primero son las personas. Muchas veces utilizamos la ley en nuestro provecho y contra las personas. Hacer el bien está por encima de cumplir la ley.

"En el evangelio de hoy, Jesús cura en sábado a una mujer que llevaba viviendo encorvada muchos años; el jefe de la sinagoga se molesta por la libertad con que actúa Jesús frente a la ley. El Papa Francisco dijo que la Iglesia se parecía a esta mujer condenada a vivir con parálisis. Muchos son quienes se oponen a que haya reformas y cambios profundos en la Iglesia, imponiendo sobre ella el peso de la tradición y de la ley. Jesús trasciende el legalismo, y se dispone a liberar de ataduras. No tiene miedo de continuar la obra liberadora que Dios había iniciado en el éxodo. Muchos santos, incluso los de nuestro continente, han tenido que luchar por la dignidad y los derechos humanos. El misionero Antonio María Claret, a quien conmemoramos hoy, en su incansable predicación invitaba a no prescindir de Dios para no dejarse vencer por los males que oprimen al ser humano. ¡El Reino nos urge a anunciar buenas nuevas que dignifiquen y liberen! ¡No tengamos miedo!" (Koinonía)

domingo, 23 de octubre de 2022

ELOGIO DE LA VERDADERA HUMILDAD


En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola: "Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:
"¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo."
El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo:
"¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador. "
Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido."

Ser humilde no es rebajarse, sino aceptarnos tal cual somos. Y todos somos pecadores y necesitamos el perdón de Dios. Nadie es más y mejor que nadie.

"La mayor parte de las parábolas de Jesús tienen como telón de fondo la vida de las aldeas de Galilea y reflejan distintas experiencias de vida del campesinado. Solamente unas pocas se salen de este marco. Y una de éstas es la del fariseo y el recaudador, que se sitúa en contexto urbano y, más en concreto, en la ciudad de Jerusalén, en el recinto del templo, el lugar propicio para obtener la purificación de los pecados.
La influencia y atracción del Templo para los judíos se extendía incluso más allá de las fronteras de Palestina, como lo muestra claramente la obligación del pago del impuesto al Templo por parte de los judíos que no vivían en Palestina. Pagar ese impuesto se había convertido en tiempos de Jesús en un acto de devoción hacia el Templo, porque éste hacía posible que los judíos mantuviesen su relación con Dios.
En tiempos de Jesús, el cobro de impuestos no lo hacían los romanos directamente, sino indirectamente, adjudicando puestos de arbitrios y aduanas a los mejores postores, que solían ser gente de las élites urbanas, de la aristocracia. Estas élites, sin embargo, no regentaban las aduanas, sino que, a su vez, dejaban la gestión de las mismas a gente sencilla, que recibía a cambio un salario de subsistencia. Los recaudadores de impuestos practicaban sistemáticamente el pillaje y la extorsión de los campesinos. Debido a esto, el pueblo tenía hacia estos cobradores de impuestos la más fuerte hostilidad, por ser colaboracionistas con el poder romano. La población los odiaba y los consideraba ladrones. Tan desprestigiados estaban que se pensaba que ni siquiera podían obtener el arrepentimiento de sus pecados, pues para ello tendrían que restituir todos los bienes extorsionados, más una quinta parte, tarea prácticamente imposible al trabajar siempre con público diferente. Esto hace pensar que el recaudador de la parábola era un blanco fácil de los ataques del fariseo, pues era pobre, socialmente vulnerable, virtualmente sin pudor y sin honor, o lo que es igual, un paria considerado extorsionador y estafador.
En su oración, el fariseo aparece centrado en sí mismo, en lo que hace. Sabe lo que no es: ladrón, injusto o adúltero; ni tampoco es como ese recaudador, pero no sabe quién es en realidad. La parábola lo llevará a reconocer quién es, precisamente no por lo que hace (ayunar, dar el diezmo...), sino por lo que deja de hacer (relacionarse bien con los demás).
El fariseo decimos que ayuna dos veces por semana y paga el diezmo de todo lo que gana. Hace incluso más de lo que está mandado en la Torá. Pero su oración no es tan inocente. Lo que parecen tres clases diferentes de pecadores a las que él alude (ladrón, injusto, pecador) se puede entender como tres modos de describir al recaudador. El recaudador, sin embargo, reconoce con gestos y palabras que es pecador y en eso consiste su oración.
El mensaje de la parábola es sorprendente, pues subvierte el orden establecido por el sistema religioso judío: hay quien, como el fariseo, cree estar dentro, y resulta que está fuera; y hay quien se cree excluido, y sin embargo está dentro.
En el relato se ha presentado al fariseo como un justo y ahora se dice que este justo no es reconocido; debe haber algo en él que resulte inaceptable a los ojos de Dios. Sin embargo, el recaudador, al que se nombra con un despectivo “ése”, no es en modo alguno despreciable. ¿Qué pecado ha cometido el fariseo? Tal vez solamente uno: mirar despectivamente al recaudador y a los pecadores que él representa. El fariseo se separa del recaudador y lo excluye del favor de Dios.
Dios, justificando al pecador sin condiciones, adopta un comportamiento diametralmente opuesto al que el fariseo le atribuía con tanta seguridad. El error del fariseo es el de ser “un justo que no es bueno con los demás”, mientras que Dios acoge graciosamente incluso al pecador. Esta parábola proclama, por tanto, la misericordia como valor fundamental del reinado de Dios. Con su comportamiento, el recaudador rompe todas las expectativas y esquemas, desafía la pretensión del fariseo y del Templo con sus medios redentores, y reclama ser oído por Dios, ya que no lo era por el sistema del Templo y por la teología oficial, representada por el fariseo.
Si la interpretación de la parábola es ésta, entonces se puede vislumbrar por qué Jesús fue estigmatizado como «amigo de recaudadores y de pecadores», y por qué fue crucificado finalmente por las élites de Jerusalén con la ayuda de los romanos y el pueblo." (Koinonía)

sábado, 22 de octubre de 2022

LA PACIENCIA DE DIOS



 En aquella ocasión se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: "¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera".
Y les dijo esta parábola: "Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás"".

Dios siempre nos espera. No está con la hacha preparada para condenarnos. Las desgracias no vienen causadas por nuestros pecados. Eso lo creían los judíos y el libro de Job se escribió para demostrar lo contrario. Dios espera. Nosotros debemos convertirnos.

"La exhortación del evangelista a su comunidad es a no vivir en la esterilidad como la higuera que no da frutos. Escuchamos, una y otra vez, el mensaje de Jesús pero nuestra vida pareciera no dejarse transformar; todo creyente recibe la invitación a salir del egoísmo y el conformismo. Para un cultivador cortar una higuera que no da frutos es lo más normal y una decisión sensata. ¿Para qué conservar esa higuera? Sin embargo, en la lógica de Dios siempre habrá nuevas oportunidades: revolver la tierra, abonarla, cuidarla con peculiar atención, esperando resultados positivos. Pero ¿responderá la higuera? El cuidado integral de nuestra vida se ha visto amenazado de múltiples maneras y nos hemos debilitado. ¿Qué correctivos necesitas hacer para que tu vida de frutos de vida? Nuestro seguimiento de Jesús ha de traer vida y no estancamiento improductivo. En el cuidado de nuestras familias, de los que más necesitan se han de notar esos frutos producidos. No te limites a cultivar tus solas aspiraciones de felicidad. ¡Arriésgate! " (Koinonía)

viernes, 21 de octubre de 2022

LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS

 


En aquel tiempo decía Jesús a la gente: "Cuando veis subir una nube por el poniente, decís enseguida: "Chaparrón tenemos", y así sucede. Cuando sopla el sur decís: "Va a hacer bochorno", y lo hace. ¡Hipócritas!: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer?
Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo".

Los judíos no supieron ver los signos que les indicaban que Jesús era el Mesías, que la salvación había llegado. Hoy seguimos sin saber, o no queremos, interpretar los signos a través de los cuales ns habla Dios. Nos está diciendo que Él es aquellos inmigrantes que naufragan en el Mediterráneo o en el Atlántico. Que Él está en los niños que mueren de hambre en África. Que Él está en el necesitado, que quizá se encuentra en el piso de abajo de nuestra casa...Y no los entendemos, no porque sea difícil, sino porque nos es más cómodo no interpretarlos; seguir con nuestras devociones, nuestras oraciones que actuar, que canviar nuestra vida como nos pedía el evangelio de ayer.
 
"El reclamo de Jesús a sus contemporáneos es por la poca capacidad de interpretar los signos de los tiempos que preanuncian lo que puede suceder para bien o para mal si no se efectuan correctivos al momento presente. En la actualidad, creyentes y no creyentes en Cristo, poseemos diversos conocimientos, somos especialistas en algo, aunque sea de poca academia y sin publicidad. Sin embargo, cómo nos cuesta ser más críticos frente al sistema mundo que disimuladamente nos fue programando para funcionar consumiendo todo lo que nos ofrece. La sabiduría nos dice que no todo lo que tenemos delante nos hace bien y tenemos que saber elegir. La pandemia del 2020, por ejemplo, fue otro evidente signo que nos confrontó como humanidad, desnudando los sistemas injustos en los que estamos inmersos. La llamada para todos los cristianos es la de responder como hombres y mujeres que abrazan el momento presente, abriéndose en fe y esperanza hacia el futuro. ¿A qué te invitan las circunstancias actuales? ¿A resignarte? ¿A repensarte? ¿A comprometerte? " (Koinonía)

jueves, 20 de octubre de 2022

EL FUEGO DEL AMOR

 


En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo la paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra".

No es que Jesús quiera la violencia. Es que luchar contra la injusticia produce la incomprensión y que los injustos utilicen la violencia. No podemos quedarnos impasibles ante el mal, la injusticia, la opresión. Debemos denunciarlos. Eso sí, pacíficamente. Y el fuego que Jesús quiere que arda en este mundo es el fuego del Amor. Esta es la verdadera arma contra la injusticia, la opresión y el mal.

"Las palabras de Jesús en este pasaje son muy duras. ¿Qué sucede detrás del relato? La comunidad lucana se va acomodando a un sistema lleno de injusticias, resignada y en complicidad, pidiendo a Dios que la libere, sin mover un dedo para cambiar o transformar la realidad. Alinearse a los sistemas de poder –vivir en una cultura del bienestar donde puedo obtener migajas o quedar excluido– no es un buen signo de los seguidores de Cristo. Lucas presenta a un Jesús apasionado por la justicia, a favor de quienes más sufren. Invita a sus seguidores a salir del conformismo, buscando por todos los medios que el fuego del amor de Dios se expanda, “abrasando” y “fraguando” a cada persona, humanizándola. Que la escucha y meditación del evangelio nos dé la oportunidad de evaluar y resignificar nuestra respuesta de creyentes. ¿Qué necesito hacer para evangelizar con el ejemplo?, ¿son mis incoherencias el motivo para quedarme callado frente a las injusticias? Anuncia lo que da vida y denuncia aquello que puede cambiar. " (Koinonía)

miércoles, 19 de octubre de 2022

ESPERAR ACTIVAMENTE

 

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Comprended que, si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre". Pedro preguntó: "Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?" El Señor le respondió: "¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo al llegar encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda al llegar", y empieza a pegarle a los mozos y a las muchachas, a comer y deber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere, y no está dispuesto a ponerlo por obra, recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá".

Debemos esperar al Hijo del Hombre. Esperar nos parece algo tranquilo, sentados, sin hacer nada...La espera ha de ser activa. Hay que esperarlo haciendo el bien, ayudando, amando, utilizando aquello que nos ha sido dado. Porque si se nos ha dado mucho se nos exigirá mucho. Debemos esperar activamente.

Jesús vive! era la expresión que impulsaba a los primeros cristianos y los convertía en testigos de su presencia resucitada. Vivían a la espera de su pronta venida o manifestación, con el peligro de cansarse o imaginarse cosas; esta expectación la sostienen o postergan quienes esperan algo sobrenatural sin fijarse en las pequeñas acciones o gestos de amor que lo hacen vivo y presente en el corazón de las comunidades. Un creyente no puede desentenderse del cuidado en lo ordinario de la vida, defendiéndola de aquello que la amenaza: agua contaminada, alimentos procesados con muchos aditivos, agrotóxicos, transgénicos, radiaciones, etc. No se puede ser ingenuo o cómplice de lo que debilita, enferma y mata a la humanidad. Es el momento de dejar que la gracia actúe y transforme nuestra manera de vivir en el mundo. Necesitamos tomar sabias decisiones y vivir desintoxicándonos. ¿Cuidas integralmente tu vida y la de tu familia? " (Koinonía)



martes, 18 de octubre de 2022

FALTAN OBREROS

 

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: "La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz en esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el Reino de Dios.""  

Jesús nos envía a todos. Todo cristiano ha de ser un obrero que trabaje la mucha mies que tiene a su alrededor. Cada uno con sus cualidades y sus fuerzas, pero todos. Él estará siempre a nuestro lado.

"Jesús exhorta a sus discípulos a ponerse en camino. Posiblemente la comunidad del evangelista está instalada muy cómoda –diríamos, “mirándose el ombligo”. No quiere comunidades encerradas en sí mismas o indiferentes. Anunciar el Reino de Dios es urgente, en un mundo que cada día se deshumaniza. Pareciera que son pocos los que encuentran el valor de cambiar el modo de pensar y de actuar en este sistema dominante; además, porque genera conflicto de intereses. No es razón para caer en el desánimo o en una Iglesia anquilosada con el riesgo de conformarse con la auto preservación. Y no sólo es irónico sino triste encontrar “lobos” dentro de la propia casa (familia, comunidad, Iglesia). Si la casa es el lugar del “abrigo”, para resguardarte, ¿por qué llega a convertirse en un lugar donde no te sientes a salvo? Que nuestra vida sea una “antena de Dios”, un medio por el cual Dios se hace comprender y sentir como “consuelo” para la humanidad. ¡No tengas miedo de servir! " (Koinonía)

lunes, 17 de octubre de 2022

ACUMULAR ¿PARA QUÉ?


En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: "Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia." Él le contestó: "Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?"
Y dijo a la gente: "Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno -ande sobrado, su vida no depende de sus bienes."
Y les propuso una parábola: "Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha." Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos anos; túmbate, come, bebe y date buena vida."
Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios."


"En la fe del pueblo de Israel, la tierra era bendición de Dios. A él le pertenecía, pero los frutos habrían de beneficiar a todos. Especialmente, a los más necesitados. Jesús ve con sus propios ojos cómo en Galilea los terratenientes se apropian despojando a los campesinos de sus tierras. En América Latina, esta es la realidad del extractivismo y la explotación de recursos naturales y humanos a manos de empresarios inescrupulosos; una realidad que destruye, mata. No se puede acumular sin pensar en el precio que se paga para ello. Los oyentes de esta parábola, al escuchar que un hombre, de manera inesperada, obtiene una gran cosecha de sus tierras, se habrán podido preguntar “¿Qué hará con ella? ¿Beneficiará a los empobrecidos?”. Pues, no. La decisión que toma es la común de los poderosos: seguir acumulando riquezas. Por eso Dios lo llama “necio”, por codiciar y asegurarse la vida egoístamente, a costa del despojo de otros. Dios siempre quiso que los bienes de la creación fueran compartidos y no acaparados. ¡Que aprendamos a compartir y dejemos de acumular! " (Koinonía)

domingo, 16 de octubre de 2022

EL CLAMOR DE LOS DÉBILES

 


En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: "Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario."
Por algún tiempo se llegó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara.""
Y el Señor añadió: "Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?"

Al igual que la viuda, los pobres, los emigrantes, los que han de exiliarse, los del tercer mundo, siguen pidiendo justicia. Nosotros, como el juez, muchas veces seguimos mirando hacia otro lado. Y responder al clamor de los débiles, es la forma auténtica de crear el Reino.

"Jesús propuso esta parábola para invitar a sus discípulos a no desanimarse en su intento de implantar el reinado de Dios en el mundo. Para implantarlo, además de trabajar duro, deberán ser constantes en la oración, como la viuda lo fue en pedir justicia hasta ser escuchada por aquél juez que hacía oídos sordos a su súplica. Su constancia, rayana en la pesadez, llevó al juez a hacer justicia a la viuda, liberándose de este modo de ser importunado por ella.
Esta parábola del evangelio tiene un final feliz, como tantas otras parábolas, aunque no siempre sucede así en la vida. Porque, ¿cuánta gente muere sin que se le haga justicia, a pesar de haber estado de por vida suplicando al Dios del cielo? ¿Cuántos mártires esperaron en vano la intervención divina en el momento de su ajusticiamiento? ¿Cuántos pobres luchan por sobrevivir sin que nadie les haga justicia? ¿Cuántos creyentes se preguntan hasta cuándo va a durar el silencio de Dios, cuándo va a intervenir en este mundo de desorden e injusticias «legales»? ¿Cómo permite el Dios de la paz y el amor esas guerras tan sangrientas y crueles, el demencial armamento militar, el derroche de recursos que destruyen el medio ambiente, el hambre, la desigualdad creciente entre países y entre ciudadanos?
En medio de tanto sufrimiento, al creyente le resulta cada vez más difícil orar, entrar en diálogo con ese Dios a quien Jesús llama “padre”, para pedirle que “venga a nosotros tu reinado”. Desde la noche oscura de ese mundo, desde la injusticia estructural, resulta cada día más duro creer en ese Dios presentado como omnipresente y omnipotente, justiciero y vengador del opresor.
O tal vez haya que cancelar para siempre esa imagen de Dios, a la que dan poca base las páginas evangélicas. Porque, leyéndolas, da la impresión de que Dios no es ni omnipotente ni impasible –o al menos no ejerce como tal-, sino débil, sufriente, “padeciente”. El Dios cristiano se revela más dando la vida que imponiendo una determinada conducta a los humanos. Marcha en la lucha reprimida y frustrada de sus pobres, y no está a la cabeza de los poderosos. " (Koinonía)

sábado, 15 de octubre de 2022

EL ESPÍRITU SANTO NOS ENSEÑARÁ


 
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios. Y si uno me reniega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles de Dios. Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando os conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de lo que vais a decir, o de cómo os vais a defender. Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir".


"Las afirmaciones que Jesús hace en el evangelio de hoy tienen que ser entendidas en el contexto para el cual Lucas escribe su mensaje; pongamos especial atención en el tema del testimonio. La comunidad lucana está siendo perseguida, pasa por dificultades internas y es en estas circunstancias donde se la exhorta a dar testimonio valiente de Jesús; siendo fieles al proyecto de Jesús harán más bien que si se acobardan. No hace falta preparar grandes discursos; basta la fidelidad y el compromiso con la vida. El Espíritu que habita en cada corazón inspirará palabras y acciones de sabiduría. Jesús continúa vivo en las comunidades que lo siguen sinceramente no sólo en tiempos difíciles, sino en lo cotidiano de la vida. Esto significa que, cuando asumimos en nuestra vida el proyecto de Jesús como comunidad discipular, entonces nuestras relaciones se amoldan al proyecto que cuida y defiende la vida en todas sus formas. Sólo así llegaremos a ser verdadero testimonio de la alegría del Evangelio. ¿Cómo ser testigo de Jesús en el mundo?
Hoy es la fiesta de Santa Teresa de Jesús, una buena ocasión, para visionar, algún día de éstos alguno de los excelentes y numerosos vídeos depositados en Youtube a disposición pública; entre en YouTube y escriba «Teresa de Jesús», y escoja. Si quiere ver la serie famosa de RTVE protagonizada por Concha Velasco, escriba « vida de teresa de avila rtve concha velasco». " (Koinonía)

viernes, 14 de octubre de 2022

LEVADURAS

 


En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros.
Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: "Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía.
Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse.
Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se pregonará desde la azotea.
A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más.
Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo.
¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones."

Jesús habla aquí de la levadura de los fariseos: la hipocresía. Nosotros debemos ser levadura, pero levadura del bien. Levadura que hace crecer el Reino  a nuestro alrededor. Llevar la Palabra a los demás y entregarse, amar a todo el mundo. Esa es la buena levadura.
 
"Hoy podríamos reconocer la confianza que nos da sabernos en manos de Dios; pero ¿realmente es quien sostiene nuestra vida o son nuestras seguridades? De este modo podría entenderse la predestinación de la que habla Pablo. Somos criaturas llamadas y amadas desde siempre para estar con Él y tener vida digna y compartida. Este es el sentir del evangelio cuando nos invita a no tener miedo, porque ante Dios somos valiosos y nuestro peregrinar terrenal no está sólo en pasarla bien, sino en hacer el bien. En Cristo somos constantemente liberados de la esclavitud del pecado, que es egoísta y deshumanizador. Sin embargo, Jesús nos advierte de no caer en la hipocresía, porque podemos afirmar de una relación especialísima con Dios en lo secreto y vivir maltratando y despreciando a aquellas personas con quienes convivimos. La experiencia del Dios es siempre reciprocidad amorosa con el prójimo. ¿Es tu vida signo del amor y ternura de Dios para con los demás? " (Koinonía)

jueves, 13 de octubre de 2022

¡AY DE NOSOTROS!

 


En aquel tiempo dijo el Señor: "¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron y vosotros les edificáis sepulcros. Por algo dijo la sabiduría de Dios: "Les enviaré profetas y apóstoles: a algunos los perseguirán y matarán"; y así a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario.
Si, os lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación. ¡Ay de vosotros, juristas, que os habéis quedado con la llave del saber; vosotros que no habéis entrado, y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!" Al salir de allí, los letrados y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.


Cuando oímos a Jesús hablar de los fariseos pensamos en los otros. Pero todos tenemos algo de fariseos. Valoramos las apariencias. Criticamos a los que se entregan de una forma diferente a la nuestra. Todos conocemos personas que han sido o son proféticas y sin embargo son criticadas y perseguidas. 

"En el pasaje de hoy Jesús sigue hablando fuertemente contra fariseos y doctores de la ley, pero sus palabras también confrontan nuestra vida. Podríamos preguntarnos: ¿Cuántas veces hemos sido cómplices de injusticias o de dinámicas de deshumanización? ¿Hemos dejado de ser corresponsables de la Salvación de nuestro mundo? ¿Dios ha dejado de ser nuestro Absoluto? El pecado es una realidad no sólo interna sino que también se encarna en las estructuras injustas de las cuales no siempre somos conscientes; por eso, la llamada a la sabiduría y la conversión es constante, para que no perdamos el camino. Al contemplar la Palabra hemos de dejar que su luz ilumine nuestras oscuridades conscientes o no, de modo que podamos vivir en mayor fraternidad y sororidad con quienes nos rodean y con la casa común, hasta que todo encuentre su plenitud en Cristo, quien predestinó por amor a la humanidad para salvarse (vivir dignamente con lo necesario) y salvar la obra creadora. Esta predestinación amorosa de parte de Dios espera nuestra respuesta. ¡Seamos agradecidos! " (Koinonía)

miércoles, 12 de octubre de 2022

AY DE VOSOTROS FARISEOS...!

 


En aquel tiempo dijo el Señor: "¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de legumbres, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios! Esto habría que practicar, sin descuidar aquello. ¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y las reverencias por la calle! ¡Ay de vosotros, que sois como tumbas sin señal, que la gente pisa sin saberlo!" Un jurista intervino y le dijo: "Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros". Jesús replicó: "¡Ay de vosotros también, juristas que abrumáis a la gente con cargas insoportables, mientras vosotros no las tocáis ni con un dedo!"

En España hoy es la festividad de la Virgen del Pilar. El evangelio lo comentamos el sábado pasado, por eso os cuelgo el que se lee hoy en el resto de países.

"La Palabra hoy nos hace caer en la cuenta de la tentación a la que estamos expuestos dada nuestra vulnerabilidad humana: nuestra vida esté movida por el afán de dinero, el poder, la sexualidad y un largo etcétera. Poner a Dios en un segundo plano, como lo están haciendo muchas sociedades en el mundo, es realmente perjudicial porque del límite y la moderación pasamos a darle rienda suelta al egoísmo, el individualismo, la búsqueda de privilegios, la envidia, las rivalidades, la división, actitudes que terminan deshumanizando el mundo en el que vivimos. Esta es la experiencia de los fariseos y doctores de la ley a quienes Jesús hoy les grita estos “ayes”, pues se olvidaron de Dios y absolutizaron otras cosas en su lugar. La invitación es siempre a la conversión, con la conciencia de que “sólo Dios y el hambre son absolutos”, es decir, no pueden relativizarse, como lo subraya Pedro Casaldáliga. Analizando tu vida con sinceridad, ¿quién o qué ocupa el lugar de absoluto en tu corazón? " (Koinonía)

martes, 11 de octubre de 2022

PURIFICARSE COMPARTIENDO

 

En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer a su casa. Él entró y se puso a la mesa. Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: "Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosáis de robos y maldades.
¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo."

Los fariseos estaban muy preocupados por la pureza externa. Jesús nos dice que la verdadera pureza está en nuestro interior. Que quedamos purificados cuando sabemos amar, compartir, entregarnos a los demás.

"La Palabra de hoy insiste en que las prácticas religiosas realizadas por mero cumplimiento (“cumplo” y “miento”) no tienen sentido cuando interiormente nos esclavizan a nosotros y a los demás; el fin de un camino religioso debería ser liberador y no lo contrario. Lo esencial de un seguidor de Jesucristo no está en cumplir normas o ritos, sino en fomentar una espiritualidad compasiva que dignifique y libere por medio de prácticas que apuesten al cuidado y la defensa de la vida. Quien vive así puede celebrar la Eucaristía en comunidad con más gozo pues es Jesús quien se hace presente renovando y fortaleciendo el caminar. Jesús, Pan que se parte y comparte, sangre que se dona para vivificar, nos invita a actualizar y encarnar su entrega para dar vida al mundo. Pablo recuerda que lo importante es «la fe que obra por medio del amor»; un amor que no es sólo vertical (Dios-yo), sino necesariamente horizontal (otros-yo). En nuestro seguimiento de Jesús ¿somos capaces de hacer presente el Reino? " (Koinonía)

lunes, 10 de octubre de 2022

EL SIGNO DE DIOS


 
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: "Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.

Pedimos signos de Dios. El único signo es la muerte y resurrección de Jesús. Su vida de entrega, que nos muestra que a Dios lo encontramos en el pobre, en el necesitado, en el otro. La Vida y la Palabra de Jesús son los signos de Dios. Nos señalan cómo y dónde encontrarlo.
 
"A veces quisiéramos que los signos de Dios fueran escandalosos; sin embargo, podemos constatar que la presencia de Dios es más bien silenciosa, sutil, artesanal. Dios se entrega todo el tiempo en los pequeños gestos o detalles de la vida. El modo de vida de Jesús es el paradigma de aquello que Dios espera de cada uno de nosotros, de cada una de nosotras, en cuanto personas libres, sencillas, solidarias, misericordiosas y justas. Jesús no hace magia sino que da todo por establecer una nueva manera de vivir y relacionarse. Cuando somos capaces de escuchar con un corazón sincero la Palabra y dejamos que nos confronte la vida, ella va evidenciando nuestros ídolos, que nos hacen esclavos del egoísmo y la felicidad pasajera. Ojalá que nos dejemos transformar, dignificar y liberar por ella y que no seamos sordos a la voz de Dios para no caer en yugos que sutilmente nos esclavizan en este mundo consumista y mercantilista. ¿Cómo quedan tu corazón y tus relaciones con los demás después de escuchar la Palabra de Dios? "(Koinonía) 

domingo, 9 de octubre de 2022

SER AGRADECIDOS

 


Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: "Jesús, maestro, ten compasión de nosotros."
Al verlos, les dijo: "Id a presentaros a los sacerdotes."
Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias.
Éste era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo: "¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?"
Y le dijo: "Levántate, vete; tu fe te ha salvado."

"Entre samaritanos y judíos –habitantes del centro y sur de Israel respectivamente– existía una antigua enemistad, una fuerte rivalidad que se remontaba al año 721 a.C. en el que el emperador Sargón II tomó militarmente la ciudad de Samaría y deportó a Asiria la mano de obra cualificada, poblando la región conquistada con colonos asirios, como nos cuenta el segundo libro de los Reyes (cap. 17). Con el correr del tiempo, éstos unieron su sangre con la de la población de Samaría, dando origen a una raza mixta que, naturalmente, mezcló también las creencias. "Quien come pan con un samaritano es como quien come carne de cerdo (animal prohibido en la dieta judía)", dice la Misná (Shab 8.10). La relación entre judíos y samaritanos había experimentado en los días de Jesús una especial dureza, después de que éstos, bajo el procurador Coponio (6-9 p.C.), hubiesen profanado los pórticos del templo y el santuario esparciendo durante la noche huesos humanos, como refiere el historiador Flavio Josefo en su obra Antigüedades Judías (18,29s); entre ambos grupos dominaba un odio irreconciliable desde que se separaron de la comunidad judía y construyeron su propio templo sobre el monte Garitzín (en el siglo IV a.C., lo más tarde). Hacia el s. II a.C., el libro del Eclesiástico (50,25-26) dice: “Dos naciones aborrezco y la tercera no es pueblo: los habitantes de Seir y Filistea, y el pueblo necio que habita en Siquém (Samaría)”. La palabra "samaritano" era una grave injuria en boca de un judío. Según Jn 8,48 los dirigentes dicen a Jesús en forma de insulto: ¿No tenemos razón en decir que eres un samaritano y que estás loco?
Ésta era la situación en tiempos de Jesús, cuando tiene lugar la escena del evangelio de hoy. Los leprosos vivían fuera de las poblaciones; si habitaban dentro, residían en barrios aislados del resto de la población, no pudiendo entrar en contacto con ella, ni asistir a las ceremonias religiosas. El libro del Levítico prescribe cómo habían de comportarse éstos: “El que ha sido declarado enfermo de afección cutánea andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando: ¡Impuro, impuro! Mientras le dure la afección seguirá impuro. Vivirá apartado y tendrá su morada fuera del campamento” (Lv 13,45-46). El concepto de lepra en la Biblia dista mucho de la acepción que la medicina moderna da a esta palabra, tratándose en muchos casos de enfermedades curables de la piel.
Jesús, al ver a los diez leprosos, los envía a presentarse a los sacerdotes, cuya función, entre otras, era en principio la de diagnosticar ciertas enfermedades, que, por ser contagiosas, exigían que el enfermo se retirara por un tiempo de la vida pública. Una vez curados, debían presentarse al sacerdote para que le diera una especie de certificado de curación que le permitiese reinsertarse en la sociedad. Pero el relato evangélico no termina con la curación de los diez leprosos, pues anota que uno de ellos, precisamente un samaritano, se volvió a Jesús para darle las gracias.
Por lo demás algo parecido había sucedido ya en el libro de los Reyes, donde Naamán, general del ejército del rey sirio, aquejado de una enfermedad de la piel, fue a ver al profeta de Samaría, Eliseo, para que lo librase de su enfermedad. Eliseo, en lugar de recibirlo, le dijo que fuese a bañarse siete veces en el Jordán y quedaría limpio. Naamán, aunque contrariado por no haber sido recibido por el profeta, hizo lo que éste le dijo y quedó limpio. Cuando se vio limpio, a pesar de no pertenecer al pueblo judío, se volvió al profeta para hacerle un regalo, reconociendo al Dios de Israel, como verdadero Dios, capaz de dar vida. Este Dios, además, se manifiesta en Jesús como el siempre fiel a pesar de la infidelidad humana.
Lo sucedido al leproso del evangelio sentaría muy mal a los judíos. De los diez leprosos, nueve eran judíos y uno samaritano. Éste, cuando vio que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Estar a los pies de Jesús es la postura del discípulo que aprende del maestro. Los otros nueve, que eran judíos, demostraron con su comportamiento el olvido de Dios que tenían y la falta de educación, que impide ser agradecidos. Sólo un samaritano -oficialmente heterodoxo, hereje, excomulgado, despreciado, marginado-, volvió a dar gracias. Sólo éste pasó a formar parte de la comunidad de seguidores de Jesús; los otros quedaron descalificados.
Tal vez, los cristianos, estemos demasiado convencidos de que sólo «los de dentro», los de la comunidad, «los católicos», o «los de la parroquia»... somos los que adoptamos los mejores comportamientos. Hay gente mucho mejor fuera de nuestros círculos, incluso en otras iglesias, y hasta en otras religiones, incluso entre quienes dicen que «no creen». En el evangelio de hoy es precisamente alguien venido de fuera, despreciado por los de dentro, el único que sabe reconocer el don recibido de Dios, dando una lección magistral a quienes no supieron agradecer. Aprendamos la lección del samaritano." (Koinonía)