martes, 30 de noviembre de 2021

JESÚS NOS LLAMA A TODOS

 


En aquel tiempo, pasando Jesús ante el lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: "Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres." Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Todos estamos llamados a seguir a Jesús. Todos estamos llamados a repartir amor entre todos. Todos estamos llamados a ayudar a los demás a encontrar a Jesús. Todos estamos llamados a dejarlo todo; todo aquello que nos ata a la injusticia, al mal, al egoísmo. ¿Respondemos como Pedro, Andrés y Santiago, dejándolo todo inmediatamente?

"Cuando encontramos textos como el de hoy, donde Jesús invita a que le sigan, se tiene la idea de que estaba llamando a los primeros sacerdotes o a los primeros religiosos. Ese tipo de interpretación de los llamados “textos vocacionales del Evangelio” es errónea, ya que Jesús ni fue cristiano, ni perteneció a la Iglesia. Él fue un judío, del primer siglo de esta era, por lo tanto es importante ubicarse en ese ambiente social, cultural, político y religioso, para entender que quería decir Jesús cuando invitó a algunos a seguirle. La propuesta hecha por Jesús fue un verdadero desafío, una subversión y transgresión a las lógicas aceptadas como normales por su sociedad. Es de común acuerdo, entre los especialistas, que “el seguimiento” y el “Reino de Dios” fueron dos realidades propias y distintivas que marcaron la predicación de Jesús. Pero ¿a qué invitó Jesús cuando dijo que le siguieran? A transgredir y subvertir el orden social, cultural y religioso que se tenía como normal y sagrado. ¿Estarías dispuesto a vivir según la invitación de Jesús?" (Koinonía) 

lunes, 29 de noviembre de 2021

LA VERDADERA FE Y BONDAD

 


En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: "Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho." Jesús le contestó: "Voy yo a curarlo." Pero el centurión le replicó: "Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace."
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: "Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos."

"Para Jesús de Nazaret, la fe no es un asunto de doctrinas y ritos, como lo era para el común de la gente de su tiempo y lo sigue siendo hoy para muchas personas. Para él, la fe en Dios tenía que manifestarse con un estilo de vida fundamentado en el amor, la misericordia y la compasión por el otro. Es decir, tener fe, es llegar a parecerse a Dios, según la revelación que Jesús hace, es ser misericordioso. devolviendo la humanidad a todos las personas, en especial a aquellos que la pasan mal. La bondad que brota del corazón de un ser humano, que tiene entrañas de misericordia, está más allá de los límites o fronteras que imponen las religiones. La bondad no es un asunto de mayor religiosidad, sino de mayor humanidad. Precisamente, es lo que Jesús alaba del centurión: su profunda humanidad. Cada vez que la persona se hace más humana, se acerca más a Dios, se parece más a él." (Koinonía)

domingo, 28 de noviembre de 2021

YA VIENE...LA SALVACIÓN




 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.
Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre."

"El texto del evangelio de hoy es un texto difícil: la liberación llega. En los versículos anteriores Lucas nos hablaba del asedio a Jerusalén (21,20-23). Ahora, alude a la segunda venida de Jesús: es decir a lo que llamamos la parusía. El discurso de Jesús es apocalíptico y adaptado a la cultura de su tiempo (apocalipsis no significa catástrofe, como tendemos a pensar, sino revelación), y nosotros tenemos que releer esas señales del mundo natural en el mundo de la historia, que es el lugar en que el Espíritu se manifiesta. La segunda venida del Señor revelará la historia a sí misma. La verdad que estaba oculta aparecerá a plena luz. Todos llegaremos a conocernos mejor (1Cor 13,12b).
En nosotros existe la angustia, el miedo y el espanto, no causados por “las señales en el sol, la luna y las estrellas”. Nuestras angustias e inseguridades están causadas más bien por las crisis económicas, por los conflictos sociales, por el abuso del poder, por la falta de pan y trabajo, por la frustración... de tantas estructuras injustas, que sólo podrán ser removidas por la llegada del amor de Dios y su justicia al corazón de los seres humanos.
El mensaje de Jesús no nos evita los problemas y la inseguridad, sólo trata de enseñarnos a afrontarlos. El discípulo de Jesús tiene las mismas causas de angustia que el no creyente; pero ser cristiano consiste en una actitud y en una reacción diferente: lo propio de la esperanza que mantiene nuestra fe en las promesas del Dios liberador y que nos permite descubrir el paso de ese Dios en el drama de la historia. La actitud de vigilancia a que nos lleva el adviento es estar alerta a descubrir el “Cristo que viene” en las situaciones actuales, y a afrontarlas como proceso necesario de una liberación total que pasa por la cruz.
Por eso el Evangelio nos llama a “estar alerta”, a tener el corazón libre de los vicios y de los ídolos de la vida (la conversión), para hacernos dóciles al Espíritu de Cristo que habita las situaciones que vivimos en nuestro entorno. Nos llama a “estar despiertos y orando”, porque este Espíritu se descubre con una Esperanza viva, punto de encuentro entre las promesas de la fe y los signos precarios que hoy envuelven esas promesas. La esperanza es una memoria que tiende a olvidarse, se nutre con la oración, nos adhiere a las promesas de la fe y nos inspira, cada día, la búsqueda de sus huellas en las señales del tiempo. La Esperanza cristiana se hace por nuestra entrega a trabajar para que las promesas se verifiquen en nuestras vidas.
El adviento es tiempo de preparación de espera. Jesús cumplió las promesas del Antiguo Testamento con su vida y predicación. No esperamos su nuevo nacimiento. Esperamos que él vuelva a juzgar la creación. Es ese momento el que esperamos, y para ese momento en que creemos que la justicia, que la igualdad, que la solidaridad se impondrán." (Koinonía)

sábado, 27 de noviembre de 2021

ESTAD DESPIERTOS

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre."

"Estas recomendaciones que menciona Jesús, son sus últimas advertencias, invitando a la comunidad a estar atentos. Con esta exhortación, concluimos nuestro año litúrgico y, comenzaremos nuestro adviento donde la consigan será la misma: “estad siempre despiertos”. Estar atentos, despiertos, vigilantes, para cada ocasión en la vida no es fácil. Nuestra vida moderna nos presenta varias preocupaciones: pobreza, violencia, guerras, desplazamientos humanos, desaparecidos, drogas, vicios, incomunicación y un largo etc. Ante estos problemas, la comunidad puede sentir la ausencia total de Dios. Podemos sentirnos huérfanos, abandonados, sin encontrar sentido a la vida. En este contexto no es raro que los vicios, la embriaguez y las mil preocupaciones nos roben la paz interior. Por eso debemos acercarnos a Jesús para que nos enseñe (muy de madrugada) a vivir como hijos, cuidando a la madre tierra, y descubriéndolo en las personas que sufren, mientras esperamos ansiosamente la liberación. ¿Están los vicios destruyendo tu relación con Dios? ¿Estás atento a Dios que se hace presente en lo cotidiano de tu vida?" (Koinonía)

viernes, 26 de noviembre de 2021

EL REINO DE DIOS ESTÁ CERCA

 


En aquel tiempo, puso Jesús una parábola a sus discípulos: "Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el verano está cerca. Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán."

El estilo literario apocalíptico es difícil de comprender. Todos los hechos que se nos han narrado y se narrarán estos días, ya habían ocurrido cuando se escribieron los evangelios. Lo que nos quiere decir esta Palabra es, que todos esos acontecimientos terribles debemos interpretarlos como el fin del reino del mal y la llegada del Reino de Dios. Un Reino de amor y de justicia. No son unos textos para darnos miedo, sino para despertar nuestra esperanza. La salvación está cerca.

"Para muchos cristianos este evangelio es una prueba rotunda de que el fin del mundo esta cerca, con juicios terribles, y sentencias implacables para las personas impías. Pero para los que creemos en la generosidad de Dios, este texto nos invita a reflexionar en la recreación y la salvación que Dios esta realizando. Esta salvación/liberación incluye a toda la creación de Dios, humanos y árboles. Los brotes de la higuera sirven de ejemplo para anunciar no solo que se acerca el verano, sino que se anuncia una nueva comunidad, una nueva relación con Dios y su creación. Para Jesús la cercanía “del fin” es en realidad el principio de la primavera, símbolo de vida y liberación. Con Jesús comienza el verano, tiempo de discernir y experimentar la cercanía y la intimidad de Dios. Este evangelio nos invita a percibir a Dios en nuestra vida cuando experimentamos: invierno, primavera, verano y otoño, porque Dios esta cerca y camina con nosotros. ¿Descubres la presencia de Jesús ante tantos signos de muerte? ¿Cómo conservas las Palabras de Jesús?" (Koinonía) 

jueves, 25 de noviembre de 2021

NO PERDER LA ESPERANZA

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación."

"La finalidad del género apocalíptico no es de predecir lo que sucederá en el futuro, todo lo contrario, este género habla de lo que ha sucedido y de lo que está sucediendo en el presente. Cuando el evangelio nos invita a “ver a Jerusalén rodeada de ejércitos” es porque así sucedió. Lucas como buen historiador se ha informado bien y conoce los detalles de la conquista romana. El templo totalmente destruido (año 70), judíos desterrados, la fortaleza de Masada sitiada por las tropas romanas, muchos judíos migrantes por el imperio, y los bienes del templo llevados a Roma. Aun con tanta “calamidad” que la comunidad de Lucas está experimentando (guerras, espadas, ira de Dios, maremotos, eventos cósmicos), los seguidores de Jesús deben entender que el mundo/realidad se transforma (no se destruye) dando paso a otra realidad, a otra humanidad. En esta nueva re-creación gobernada por el “hijo de lo humano”, todo mundo es invitado a experimentar la autentica liberación. ¿Reconoces la presencia liberadora de Dios en momentos de calamidad?" (Koinonía)

miércoles, 24 de noviembre de 2021

DAR LA VIDA POR ÉL

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Os echarán mano, os perseguirán, estregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas."

"La comunidad de Lucas está sufriendo varios problemas. Las persecuciones, cárceles, expulsión de las sinagogas, tribunales, son de esperarse. En muchos campos, la propuesta de Jesús es anti-imperio, anti-sociedad y anti-familia. La comunidad alternativa esta cuestionando el status quo de los poderosos. Además, la comunidad está padeciendo el desprendimiento de la sinagogas y estas divisiones se ven reflejadas en la misma familia. A pesar de estas dificultades la comunidad ha de tener la certeza de que su vida, su experiencia de fe, dependen totalmente de Dios, que sigue siendo el dueño de la creación. A través de la historia muchos hermanos han sido silenciados, marginados, asesinados, por anunciar “el nombre de Jesús” y por crear comunidades alternativas, comunidades donde todas las personas sean aceptadas, acogidas y curadas por medio del Evangelio. Es cierto que los mártires del evangelio físicamente no están con nosotros, pero su memoria, su entrega, su fe y su verdad promueven la misión de la iglesia. ¿Cómo honras a los hermanos que han dado su vida por el Evangelio?" (Koinonía) 

martes, 23 de noviembre de 2021

ÉL ESTÁ CON NOSOTROS




 En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: "Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido." Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?" Él contestó: "Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida. Luego les dijo: "Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo."

"La destrucción del templo (año 70), con toda seguridad, dejaría a la población sumida en un sentido de orfandad, de abandono, de miedo y de temor. ¡Dios no estaba con ellos! Ante tales sentimientos pesimistas, la comunidad aprende a descubrir a Dios, aún en situaciones de violencia (guerras, terremotos, divisiones, pestes, revoluciones). Hemos enfatizado, tanto el incierto “fin del mundo”, que nos hemos olvidado de vivir a plenitud la realidad que nos ha tocado. Estamos obsesionados en saber: el cuándo, el cómo y el porqué del fin del mundo, que no sabemos como descubrir a Jesús en medio del sufrimiento y del dolor. Es cierto que, en nuestro mundo sigue habiendo hambre, guerra, terrorismo, explotación, inundaciones, temblores y violencia, pero, también, en medio de esas realidades está nuestro Dios que nos dice: ¡no estás solo!. Para muchas personas resulta mas atractivo crear una cultura de miedo que enfatizar la bondad de la creación. Antes de destruir al mundo con nuestro lenguaje pesimista, descubramos la bondad y la presencia de Dios en medio de nosotros." (Koinonía) 

lunes, 22 de noviembre de 2021

EL VALOR DEL AMOR

 


En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el arca de las ofrendas; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo: "Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir."

Está claro que para Jesús, el amor, la entrega , es lo más importante. Las donaciones de los ricos, ciertamente, ayudan a que las obras sociales funcionen. Pero, ¿éstas donaciones tienen mérito para quien las hace si detrás no hay amor? ¿si no suponen una renuncia, una entrega? El amor de las personas sencillas, como la viuda, su entrega, son las que verdaderamente logran que la justicia reine en la tierra.

"En el mundo bíblico, las viudas, los pobres y los migrantes formaban los grupos más vulnerables y excluídos. Esta triada también estaba protegida por el Dios que vela y hace justicia a sus excluidos. Lucas en su evangelio nos presenta 5 narraciones de viudas que con su acción: profética (la profetisa Ana); de confianza (la viuda de Sarepta); de vida (la viuda de Naín); de justicia (la viuda y el juez inicuo); y de generosidad (la viuda y sus moneditas); cada una celebra al Dios de la vida. La viuda de nuestro evangelio, es una discípula ejemplar, porque confía plenamente en el ¡Dios que provee!. El Dios de las viudas no puede defraudarla, por eso da todo lo que tiene, todo lo que ella es, todo lo que ella significa. Esta viuda sigue siendo ejemplo, de gratuidad, de confianza y de entrega total a Dios para todas las personas que sirven en la comunidad. ¿Cómo es tu relación con el Dios que provee todo? ¿Cómo muestras tu ofrenda de: tiempo, tesoro y talento en tu ministerio?" (Koinonía)

domingo, 21 de noviembre de 2021

UN REINO DIFERENTE

 


En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: "¿Eres tú el rey de los judíos?" Jesús le contestó: "¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?" Pilato replicó: "¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?" Jesús le contestó:
"Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí." Pilato le dijo: "Conque, ¿tú eres rey?" Jesús le contestó: "Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz."

"a) El Reino de Dios, como contenido del mensaje de Jesús.
Jesús nunca se proclamó Rey: nada más lejos de Él. Lo que Jesús hizo fue ponerse al servicio total del Reinado de Dios, de forma que éste fue el centro mismo de su predicación y de su vida, la Causa por la que dio la vida. Importa pues hacer honor a la identidad verdadera de Jesús: Él no fue rey, ni lo quiso ser nunca, por mucho que algunos cristianos crean que llamándolo así lo honran... La intención puede ser buena, pero el título que de hecho se le atribuye no podría ser de su agrado.
Jesús habló del Reino de Dios, fue su servidor y su mensajero, pero sus seguidores se olvidaron del Reino. y lo constituyeron a él, s Jesús mismo, como el Reino mismo, o como el Rey mismo: Cristo Rey Universal... El mensaje fue sustituido por el mensajero. Jesús nos indicaba el Reino, como la Causa por la que estaba apasionado y por la que dio su vida, y un buen grupo de seguidores se olvidaron de esa causa, y se enamoraron de Jesús mismo. Es preciso volver a lo que Jesús decía, y por lo que Jesús luchaba, su Causa.
Para hablar concretamente del Reino es bueno reparar en el texto del prefacio de esta fiesta, que da una «descripción» muy plástica de su contenido. Esa idea fue recogida en el conocido estribillo del Salmo 71 del compositor Miguel Manzano, que dice: «Tu Reino es Vida, tu Reino es Verdad, tu Reino es Justicia... es Paz... es Gracia... es amor, ¡venga a nosotros tu Reino!, Señor». Bien glosada, y debidamente justificada esa perspectiva teológica, puede ser un buen guión para la homilía. Y no debería faltar ese canto en la celebración de hoy.
b) La relación entre cristocentrismo y reinocentrismo.
Una cierta interpretación de esta fiesta –muy común por lo demás en el cristianismo en general– propicia un cristocentrismo exagerado, absoluto, que no hace justicia a la verdad de la revelación, al mensaje de Jesús, a lo que Jesús realmente dijo, no a lo que después dijeron que había dicho. Importa pues pastoralmente discernir una «correcta jerarquía de valores», que la teología de la liberación fue la primera que dio en llamar "reinocentrismo", con tal fuerza de persuasión, que no hay teología ni espiritualidad honesta que se puedan resistir.
c) El mesianismo de Jesús.
La aclamación o la espera de Jesús como Rey se dio en el contexto del mesianismo: se esperaba un liberador. Hoy no se espera nada, pudiendo hacer de la aclamación de Jesús como Rey algo bien alejado de lo que el mesías supuso realmente para los que lo esperaron.
d) La dimensión escatológica: el final de los tiempos, nuestro ineludible caminar en la historia, el "juicio final"...
El final del año litúrgico nos hace tematizar en nuestra reflexión el final mismo de la historia, y el final también de nuestras vidas personales. Pero ya en un contexto mental diferente, en el que sabemos que nuestra aventura humana no es la razón del cosmos, que el mundo no acabará el día que Dios decida acabar el ciclo de la humanidad y pasarnos a la vida eterna, y que no se trata de que estemos aquí para una prueba que se verificará en el día del juicio final, tras lo cual iríamos al cielo o al infierno..." (Koinonía)

sábado, 20 de noviembre de 2021

UN DIOS DE VIDA

 


En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron: "Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella."
Jesús les contestó: "En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos." Intervinieron unos escribas: "Bien dicho, Maestro." Y no se atrevían a hacerle más preguntas.

Ante la absurda historia de los saduceos, Jesús responde con profundidad, señalándonos que Dios es un Dios de Vida. Que Él nos da la Vida y que sólo la encontraremos en Él. La actual y la venidera; porque la Vida no acaba nunca.

"El grupo de los Saduceos, elitistas y de estatus económicamente alto, dedicados a los asuntos administrativos de esta vida, mostraban poco interés en el más allá. Para la gente rica, la promesa de una realidad después de la muerte era difícil de aceptar. En tiempo de Jesús existía la firme creencia de los dos reinos. Jesús comenzó el reinado de Dios con su propuesta alternativa a formar nuevas relaciones, nuevas familias. Pero este primer reino se debe cumplir plenamente en “la otra vida” (el otro reino) donde el matrimonio (tomar marido o mujer) queda superado. En la nueva etapa (“resurrección”) las personas que le hayan dado su fidelidad a la propuesta de Jesús, podrán vivir nuevas relaciones que den vida. Ante una sociedad y una iglesia obsesiva con el asunto del matrimonio, haríamos muy bien en recordar que la propuesta de Jesús, no es tomar marido o mujer (ni en esta vida ni en la otra) sino descubrir que todas las personas (casadas o solteras) son hijos de Dios." (Koinonía)

viernes, 19 de noviembre de 2021

EL TEMPLO DE DIOS

 


En aquel tiempo, entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: "Escrito está: "Mi casa es casa de oración"; pero vosotros la habéis convertido en una "cueva de bandidos"." Todos los días enseñaba en el templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los notables del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.

Hoy, el Templo de Dios, son los otros. Sobre todo los marginados, lo pobres, los perseguidos, los abandonados. Hoy Jesús nos diría, que lo profanamos cuando los dejamos morir de hambre y de frío junto a una frontera o en la calle. Cuando los abandonamos en medio del mar. Cuando miramos hacia otro lado al pasar junto a ellos...

"Antes de Jesús, muchos profetas habían denunciado la injusticia y las falsas liturgias del Templo. Jeremías, en su célebre discurso sobre el Tempo (Jer 7), acérrimamente criticaba el culto por ser idolátrico y no tener las obras de justicia. Ezequiel (aunque es sacerdote) narra con lujo de detalle como la gloria de Dios abandona el Tempo (Ez 10-13). Jesús, en esta misma línea profética, denuncia la religión idolátrica que está al servicio del Imperio, donde se compra y se vende. El templo debe ser, casa, intimidad, relación, perdón, acogida, aceptación. Un templo, iglesia, salón de culto, mezquita, sinagoga, que no sea lugar sagrado para todos, no puede ser lugar de la Divinidad. La función del “templo” es ser sitio de acogida, de encuentro entre el Creador y su criatura. Un templo que le falle a los pobres, a los marginados, a los migrantes, a los que no tienen tierra, a las minorías sexuales, le falla al mismo Dios que, desde toda la eternidad, ha establecido ser “casa de acogida” para todos." (Koinonía) 

jueves, 18 de noviembre de 2021

RECONOCER LA PRESENCIA DE DIOS

 


En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: "¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida."

"La gente al igual que la ciudad/Jerusalén debe hacer un discernimiento para aceptar la propuesta de Jesús o aceptar la propuesta del Imperio. Todo imperio, requiere de un evangelio y de una religión idolátrica para mantener a los fieles enajenados en la mentira. El “evangelio” del Imperio Romano, anunciaba paz, prosperidad y seguridad. Resulta irónico que Jerusalén (ciudad de paz), haya sucumbido a la propuesta del imperio y, no reconozca los caminos que conducen a la verdadera paz propuesta de Jesús. Cuando Lucas escribe su evangelio (alrededor de los 80 D.C) la ciudad de Jerusalén ya había sido destruida y arrasada por las tropas Romanas (70 D.C), así que al historiador Lucas no le resulta difícil describir la destrucción de Jerusalén. En el ámbito teológico era difícil de creer: ¿Cómo es que Dios abandonó a la ciudad y al templo? Todo se vino abajo, porque la ciudad se volvió asesina, inhóspita, violenta y no reconoció la visita de Dios. ¿Tu ciudad reconoce la presencia de Dios en medio de ella?" (Koinonía)

miércoles, 17 de noviembre de 2021

ADMINISTRAR BIEN

 


En aquel tiempo, dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca de Jerusalén, y se pensaban que el reino de Dios iba a despuntar de un momento a otro. Dijo, pues: "Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles: "Negociad mientras vuelvo."
Sus conciudadanos, que le aborrecían, enviaron tras él una embajada para informar: "No queremos que él sea nuestro rey." Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo: "Señor, tu onza ha producido diez." Él le contestó: "Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades." El segundo llegó y dijo: "Tu onza, señor, ha producido cinco." A ése le dijo también: "Pues toma tú el mando de cinco ciudades." El otro llegó y dijo: "Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo, porque eres un hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras." Él le contestó: "Por tu boca te condeno, empleado holgazán. ¿Conque sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro? Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses."
Entonces dijo a los presentes: "Quitadle a éste la onza y dádsela al que tiene diez." Le replicaron: "Señor, si ya tiene diez onzas." "Os digo: 'Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.' Y a esos enemigos míos, que no me querían por rey, traedlos acá y degolladlos en mi presencia."" Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.

Ante las parábolas de Jesús hay que ir más allá del sentido literal. Aquí no se está alabando al que sabe negociar, ni se le dará dinero al que más tiene. Jesús nos pide que administremos bien los dones que nos ha concedido. Nos dice que no vale quedarse encerrado en lo nuestro por miedo a tener problemas si actuamos en favor de los demás. Debemos poner al servicio de los demás lo que tenemos y lo que somos. Eso es lo que nos pide Jesús. Él no es un amo exigente, sino un hermano que está a nuestro lado para ayudarnos siempre.

martes, 16 de noviembre de 2021

BAJAR DEL ÁRBOL

 


En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió en una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: "Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa."
Él bajó en seguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador." Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: "Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más." Jesús le contestó: "Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido."

Zaqueo baja del árbol. Seguir a Jesús nos pide tener los pies en el suelo. Es así que Él entra en nuestra casa. Tener los pies en el suelo, es ver la realidad de la vida. la pobreza y la injusticia que nos rodea. Es darnos cuenta de que sólo se puede servir a  Dios que sirviendo a los demás. Que debemos cambiar esta sociedad injusta. 

"Ser recaudador de impuestos en un sistema legalista era visto como traición a la religión oficial judía. Zaqueo, hombre rico, pero sin honor, su casa maldecida por servir al dios César (símbolo del impuesto), será transformado por la gratuidad de una nueva economía que brinda a todos el Dios de Jesús. Zaqueo ha salido de su casa (como en un nuevo Éxodo), ha dado el primer paso discipular, pero no basta ver a Jesús, desde arriba del árbol, es necesario engancharse totalmente a la propuesta del reino. Jesús al entrar en casa de un pecador transgrede las barreras de: puro/impuro, bueno/malo, incluído/excluído. Esta acción de Jesús, mueve a Zaqueo a dejar de “saquear” a sus hermanos. La salvación no cae del cielo, ni se ofrece a la ligera; implica que la gente -como Zaqueo- la busque, la viva, cambie de valores y de fidelidades. ¿Estás dispuesto a dejar tu casa de confort y buscar a Dios? ¿Qué haces para que la salvación llegue a tu casa?" (Koinonía) 

lunes, 15 de noviembre de 2021

RECOBRAR LA VISTA

 


En aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le explicaron: "Pasa Jesús Nazareno." Entonces gritó: "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!" Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!" Jesús se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?" Él dijo: "Señor, que vea otra vez." Jesús le contestó: "Recobra la vista, tu fe te ha curado." En seguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.

El ciego estaba al borde del camino y además lo increpan porque llama a Jesús. Era un marginado. Pero, los verdaderos ciegos somos nosotros que dejamos a tantas personas junto al camino y los increpamos si se hacen notar. No tenemos Fe para ver en ellos a Dios. Debemos pedir a Jesús que nos devuelva la vista. Que seamos capaces de ver a Dios en los marginados y luchemos para integrarlos en la sociedad.

"Seguir a Jesús, no es tarea fácil, requiere de una “nueva luz” que sea capaz de sacar a todas las personas del anonimato para vivir la fe en el Nazareno. En el episodio del ciego, uno pensaría que el milagro sucede por arte de magia, pero no es así. Todos los milagros de Jesús requieren de una fe puesta en acción. En un sistema de pureza que condenaba al ciego a la no existencia, por estar “muerto en vida”, resulta alentador que el ciego salga de su oscuridad y se incorpore al Camino. El ciego es símbolo de un discipulado que no se limita al anonimato: pregunta, grita, exige que el Dios de Jesús le incorpore a la comunidad. Cuando la comunidad quiera silenciarte por ser diferente, o hacerte invisible en tu ministerio, decirte que tu no eres persona digna, imita al ciego: pregunta, reconoce a Jesús como tu Salvador, y grita con todo tu corazón, para que así puedas acceder a la propuesta de Jesús que se brinda a todos."

 

domingo, 14 de noviembre de 2021

EL FIN DEL MAL Y LA INJUSTICIA




 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte. Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre."

"El evangelio nos presenta una mínima parte del «discurso escatológico» según san Marcos. Un poco antes de comenzar la narración de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, los tres sinópticos nos presentan palabras de Jesús cargadas de sabor escatológico.
El pasaje de hoy hay que leerlo a la luz de todo el capítulo 13. Es más, conviene que en casa o en el grupo lo leamos completo y, si fuera posible, que leyéramos también el discurso escatológico de Mateo y de Lucas; eso nos ayudaría a ver mucho mejor las semejanzas y las diferencias entre los tres y, por otro lado, nos facilitará una mejor comprensión del sentido y finalidad que cada uno quiso darle a esta sección.
Tengamos en cuenta que en ningún momento hablan los evangelistas del «fin del mundo», en sentido estricto; ésa es una interpretación equivocada que no ha traído los mejores resultados ni a la fe del creyente ni a su compromiso con el prójimo y con la historia. No es éste, con palabras sacadas de aquí y de allá, el «fundamento» bíblico o teológico de las «postrimerías del hombre» de que nos hablaba el «catecismo del padre Astete», o de los «novísimos», los que nos enseñaba la teología... O, por lo menos, no se debe reducir a eso.
Jesús no habla en realidad del final del mundo, no era ése su interés, ni tenía mucha ciencia al respecto desde la que dar lecciones; parece que él habla de otra cosa. Las imágenes de una conmoción cósmica descrita como estrellas que caen, sol y luna que se oscurecen, etc., son una forma veterotestamentaria de describir la caída de algún rey o de una nación opresora. Para los antiguos, el sol y la luna eran representaciones de divinidades paganas (cf. Dt 4,19-20; Jr 8,2; Ez 8,16), mientras que los demás astros y lo que ellos llamaban «potencias del cielo», representaban a los jefes que se sentían hijos de esas divinidades y en su nombre oprimían a los pueblos, sintiéndose ellos también como seres divinos (Is 14,12-14; 24,21; Dn 8,10). Pues bien, en línea con el Primer Testamento, Jesús no pretende describir la caída de un imperio o cosa por el estilo, para él lo más importante es anunciar los efectos liberadores de su evangelio; y es que el evangelio de Jesús debe propiciar, en efecto, el resquebrajamiento de todos los sistemas injustos que de uno u otro modo se van erigiendo como astros en el firmamento humano.
Discípulas y discípulos estamos entonces comprometidos en ese final de los sistemas injustos cuya desaparición causa no miedo, sino alegría, aquella alegría que sienten los oprimidos cuando son liberados. Ésa debiera de ser nuestra preocupación constante y el punto para discernir si en efecto nuestras tareas de evangelización y nuestro compromiso con la transformación social está causando de veras el efecto que debe tener, o si estamos ahí esperando quizás que se cumpla lo que no ni siquiera pasó por la mente de Jesús.
El planteamiento ordinario del fin del mundo dentro de las religiones –al menos, ciertamente, dentro del judeocristianismo–, ha adolecido de nuestro típico antropocentrismo: el fin del mundo se equipara, exactamente, a lo que pasará al plan de la «historia de la salvación» (humana) por parte de Dios... Aunque lo consideramos como «el fin del mundo», en realidad es el final «de nuestro pequeño mundo», del pequeño mundo de nuestra religión, que cree que ella misma ocupa todo el escenario, toda la realidad... Así, consideramos que los dos grandes protagonistas de la realidad somos, exclusivamente, Dios y nosotros, y que el mundo va a acabar cuando Dios decida que acabe nuestra aventura humana en su/nuestra «historia de salvación. En esa perspectiva queda totalmente olvidado el mundo mismo, o sea, la realidad cósmica, el cosmos...
Para salir al paso de esta forma inconsciente de antropocentrismo, un correctivo más eficaz de lo que pensamos puede ser la visualización de sencillos videos disponibles en la red (muy accesibles en la red) sobre el dinamismo físico del cosmos. Se puede «preguntar», por ejemplo, en la barra de búsqueda de YouTube, por «placas tectónicas dentro de mil años», «futuro de la tierra»... y dejarse llevar por las opciones y enlaces. Hay documentales muy buenos, y de base científica, para ver que estamos en un planeta, dependiente de una estrella que, como todas, nacen, crecen y mueren, y nuestro Sol está hacia la mitad de su vida calculable. El cosmos también tiene algo que ver con el fin del mundo; no es una cuestión simplemente religiosa." (Koinonía)


sábado, 13 de noviembre de 2021

ORAR SIN CESAR

 


En aquel tiempo, Jesús, para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: "Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario." Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara."" Y el Señor añadió: "Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?"

Jesús nos dice que debemos pedir. La petición es una de las formas de orar que tenemos. Pero Él nos pide que oremos sin cesar. Para ello, debemos convertir nuestra vida en oración. Esto lo conseguiremos el día que vivamos constantemente en la presencia de Dios. Cuando todo nos lleve a Dios. Nuestro trabajo, los demás, las cosas, la naturaleza...Viviendo así es imposible que seamos injustos y olvidemos a los demás.

"Orar siempre sin cansarse, en eso consiste la fe, en la certeza de que nuestro clamor llega a Dios y, Él, hace justicia inmediatamente. Pero ¿Cómo es nuestra oración?. Jesús nos ofrece una imagen muy activa, la de una mujer viuda y desprotegida que insistió hasta cansar al juez insensible, que no respetaba a Dios ni a los hombres. Podemos imaginarla levantándose cada día, firme en su convicción, de que había una justicia que le era debida y a la que no iba a renunciar, a pesar de que todos los días el juez le cerraba las puertas. Insistió, hasta el cansancio, porque era grande su convicción. Orar implica ponerse en movimiento, con constancia, tesón, esfuerzo, todos los días nuevamente, si es necesario, para conseguir la debida justicia. Actualmente ha crecido la conciencia de los derechos humanos y sin embargo, son muchos los derechos vulnerados en los pobres, en las mujeres, en los niños, en los trabajadores y en los ancianos. Son muchos los clamores! ¿Podría nuestra oración consistir en ponernos en movimiento y sumarnos a esos clamores?" (Koinonía)

 

viernes, 12 de noviembre de 2021

GANAR PERDIENDO




 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre. Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva. Acordaos de la mujer de Lot. El que pretenda guardarse su vida la perderá; y el que la pierda la recobrará. Os digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejaran." Ellos le preguntaron: "¿Dónde, Señor?" Él contestó: "Donde se reúnen los buitres, allí está el cuerpo."

Nuestra sociedad es competitiva. Nos empuja a ganar, a sobresalir, a dominar...Jesús nos dice, que esto, al final no es nada. Todo lo perderemos. Entregarse, dar la vida, amar...eso es lo que al final contará. Nos dice que todo lo que ganamos y poseemos no son mas que obstáculos a nuestra salvación. Los seguidores de Jesús, debemos tener claro, que ganamos perdiendo.

"Hay un verso común entre las personas que dice: "todos los fundamentalismos son malos". Y los fundamentalismo religiosos no son la excepción, porque ejercen la manipulación autoritaria del sentir de la gente, ejerciendo presión sobre asuntos del ámbito político, civil y/o jurídico. Hacen mal uso de la religión, desde sectores como el Estado o de actores no estatales organizados, a fin de acrecentar su propio poder social, político y económico. En el nombre de la tradición, de la cultura y de la salud, refuerzan una moral patriarcal, conservadora y de clases altas. Son tiempos en que los creyentes, necesitamos discernir críticamente nuestro desempeño como ciudadanos, responsables y respetuosos de las diferencias culturales y creencias de otros sectores que piensan, creen o viven con otras convicciones. Es función de los Estados y no de las Iglesias ejercer la mediación equitativa para asegurar la convivencia pacífica. No son los colores de nuestras banderas o insignias lo que nos salva, sino el Amor, que no hace distinción de credos ni de fronteras." (Koinonía) 

jueves, 11 de noviembre de 2021

EN NUESTRO INTERIOR

 


En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el reino de Dios Jesús les contestó: "El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el reino de Dios está dentro de vosotros." Dijo a sus discípulos: "Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre, y no podréis. Si os dicen que está aquí o está allí, no os vayáis detrás. Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación."

Buscamos a Dios y decimos que no lo encontramos. Olvidamos mirar donde verdaderamente está: en nuestro corazón. Porque no se trata de buscarlo, sino de dejarnos encontrar por Él. Y eso sólo lo lograremos intentando vivir como lo hizo Jesús: entregados totalmente a los demás y buscando momentos de silencio para entrar dentro de nosotros.

"Siguiendo la reflexión de los días anteriores, vamos penetrando en el misterio que encierra la vida de fe, en este caso, en el potencial evangelizador de la comunidad creyente. Una comunidad que se funda en el mandamiento del amor, que ejerce con autoridad el gesto del perdón y de la misericordia, una comunidad que ofrece el restablecimiento del vínculo con Dios, es ni más ni menos signo de la llegada del Reino. Lucas nos dice incluso que la llegada del Reino no está sujeta a cálculos de tiempos o de condiciones, sino que “está entre vosotros” en la medida que vivamos en el estilo de Jesús. Nuevamente, la Palabra de Dios nos interpela e invita a revisar nuestras estructuras eclesiales y pastorales en vistas a expandir, cada vez más, las fronteras institucionales e implementar los modos necesarios para la inclusión de la diversidad de personas en nuestras comunidades. Mirando nuestras relaciones comunitarias ¿Estamos haciendo que el Reino esté más cerca de nosotros, o estamos demorando su llegada?" (Koinonía) 

miércoles, 10 de noviembre de 2021

AMAR A LOS EXCLUIDOS


 Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: "Jesús, maestro, ten compasión de nosotros." Al verlos, les dijo: "Id a presentaros a los sacerdotes." Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo: "¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿Dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?" Y le dijo: "Levántate, vete; tu fe te ha salvado."

Seguir a Jesús, es amar, cuidar, a los excluidos. Sabiendo que posiblemente no nos lo agradecerán. A Jesús sólo lo hizo uno de los diez. Nosotros recibimos cada día el amor de Dios. ¿Cómo respondemos?
 
"En el tiempo de Jesús, los leprosos debían mantenerse fuera del círculo de la vida pública. Vivian en grupos fuera de las ciudades, eran socialmente excluidos, olvidados, prácticamente muertos en vida. También hoy existen grupos de personas que por su condición no existen socialmente o son relegados a formas de existencia de segunda o tercera categoría: inmigrantes, homosexuales, adictos, prostitutas, portadores de VIH, enfermos mentales, presos, ancianos y personas con capacidades diferentes.
En este relato evangélico, Jesús devuelve a diez leprosos a la vida social y a la dignidad de recuperar las relaciones que los constituyen humanos en plenitud. Entre ellos, hay uno que, además de recuperar su salud personal y social, ha recuperado la relación con Dios y en él se cumple la salvación integral que nos ofrece la fe. ¿Nuestras comunidades de fe están preparadas y dispuestas a ofrecer esta posibilidad de inclusión y trato de igualdad a toda persona que desea sumarse a la familia de Dios en las mismas condiciones que cualquier creyente?" (Koinonía)

martes, 9 de noviembre de 2021

RESPETAR LA CASA DEL PADRE




Como se acercaba la fiesta de la Pascua de los judíos, Jesús fue a Jerusalén; y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los que tenían puestos donde cambiar el dinero.  Al ver aquello, Jesús hizo un látigo con unas cuerdas y los echó a todos del templo, junto con las ovejas y los bueyes. Arrojó al suelo las monedas de los cambistas y les volcó las mesas. A los vendedores de palomas les dijo:
– ¡Sacad eso de aquí! ¡No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre!
Sus discípulos recordaron entonces la Escritura que dice: “Me consumirá el celo por tu casa.”
Los judíos le preguntaron:
– ¿Qué prueba nos das de que tienes autoridad para actuar así?
Jesús les contestó:
– Destruid este templo y en tres días lo levantaré.
Le dijeron los judíos:
– Cuarenta y seis años tardaron en construir este templo , ¿y tú vas a levantarlo en tres días?
Pero el templo al que Jesús se refería era su propio cuerpo. Por eso, cuando resucitó, sus discípulos se acordaron de lo que había dicho y creyeron en la Escritura y en las palabras de Jesús.

Pocas veces vemos en el Evangelio a Jesús enfadado. Es posible que algunos no acepten la imagen de Jesús tirando por los suelos mesas y expulsando a mercaderes y cambistas. Pero Jesús, si hay algo que no acepta, es que utilicemos la religión para enriquecernos. Que la convirtamos en un mercado. 
Algo que no debemos olvidar es, que toda la tierra es un Templo, la Casa del Padre. Cuando la explotamos, la utilizamos para dominar, la destruimos...estamos transformando en un mercado la  Casa del Padre. Jesús está condenando en este pasaje, al capitalismo puro y duro y a la destrucción de la naturaleza para enriquecernos.


lunes, 8 de noviembre de 2021

LA FUERZA DEL PERDÓN




 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día y siete veces vuelve a decirte: "Lo siento", lo perdonarás."
Los apóstoles le pidieron al Señor: "Auméntanos la fe." El Señor contestó: "Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería."

Nuestra sociedad es más proclive a la venganza que al perdón. Y así nos van las cosas. Las diferencias, los problemas, las disputas se eternizan. "Ni olvido ni perdón", vemos escrito en las paredes. Yo añadiría, así no habrá solución. Jesús nos invita a perdonar siempre. Es difícil, pero debemos intentarlo. Nunca cerraremos las heridas, si no sabemos perdonar.
 
"Esta semana se inicia la lectura del libro de la Sabiduría que nos ayuda a comprender el significado profundo de los gestos y palabras de Jesús. En este sentido podemos notar una sintonía entre el estilo sapiencial del Antiguo Testamente y la pedagogía coloquial del estilo de Jesús. Esta sabiduría de la cual habla la Palabra de Dios se funda en la observación y en la experiencia de la vida humana, pero, ante todo, se funda en el reconocimiento de la grandeza de Dios que conoce nuestras fragilidades y limitaciones. De allí que todo lo que provenga de esta fuente de Sabiduría será para fortalecernos y acercarnos a Dios. Y en este caso, la enseñanza más reparadora es la del perdón que podemos dar y recibir todos los días. La sabiduría de la reconciliación como un camino permanente de comunión y encuentro, un tesoro que Jesús pide vigilar en cada detalle. Un gran desafío y, por eso, para comenzar, pidámosle a Dios “Auméntanos la fe”." (Koinonía)

domingo, 7 de noviembre de 2021

DAR TODO LO QUE TENEMOS




En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: "¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa." Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a los discípulos, les dijo: "Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir."

"El evangelio de hoy nos presenta dos perícopas: la primera, todavía en conexión con la del domingo anterior sobre la declaración del mandamiento más importante o, mejor, los dos mandamientos más importantes. Jesús previene a sus discípulos para que no repitan el modo de ser de los escribas que se las dan de mucho cuando en su interior no existe ni amor a Dios ni al prójimo, sólo amor a sí mismos.
La segunda perícopa está más en consonancia con la primera lectura del primer libro de los Reyes. El dar implica renuncia, desprenderse no de lo que abunda y sobra, sino desde la misma escasez.
A Jesús, que observa cómo los fieles van pasando a depositar su ofrenda para el tesoro del templo, no lo ha impresionado, como al común de los observadores, la cantidad que cada rico ha depositado en el cofre de las ofrendas; sus criterios y parámetros de juicio son completamente diferentes a los criterios mercantilistas y economicistas que se basan en la cantidad, en el binomio inversión ganancia (costo beneficio se diría hoy).
A partir de esta imagen Jesús instruye a sus discípulos y en definitiva alecciona hoy a las iglesias. Esa viuda que a duras penas sobrevive, objeto de la caridad y del recibir, a pesar de todo se pone en la fila para dar, no desde lo que le sobra, y sin intención alguna de aparentar, todo lo contrario: lo haría con cierto disimulo para que nadie viera la «cantidad» que depositó. Aun si pensáramos que ella también deposita lo que tiene con el fin de ser retribuida, y lo más seguro es que así fue, porque ya la falsa religión había alienado su conciencia, aun admitiendo eso, no deja ser un caso aleccionador que Jesús no deja pasar por alto. Mientras los demás teniendo ya suficiente para vivir desean tener mucho más, para lo cual realizan la inversión que sea, esta mujer echa lo único que tiene y seguro lo ha hecho con amor, con toda seguridad no se atreve a pedirle a Dios le multiplique esa mínima cantidad, tal vez su único «interés» es que Dios no le falte con aquello con lo cual sobrevive.
Desde la óptica de Jesús, esta pobre viuda, representación de lo más pobre entre los pobres, salió del templo justificada; fue quien recibió un mayor don a cambio de su desprendimiento: la gracia divina, mas desde la óptica de un donante rico, esta mujer tendría muy poca, casi ninguna recompensa.
El reino que Jesús proclama no puede regirse por los mismos criterios de personas como los dirigentes de Israel; el Reino se construye desde los criterios de la calidad y disponibilidad para aportar desde una genuina generosidad, desde las propias carencias, no desde lo superfluo.
Se necesita discernir continuamente nuestro comportamiento y actitudes con aquellas personas que dan generosas ofrendas a nuestros centros religiosos comparado con aquellos que ofrecen poco o, definitivamente, no tienen nada que ofrecer, ¿Quiénes son los de mayor objeto de nuestra «consideración» y aprecio? Las más de las veces nos sentimos muy a gusto con aquellos que dan más, que tienen más y mejores medios.
La viuda del evangelio que hoy escuchamos simboliza aquella porción empobrecida de Israel, que entró en la dinámica de Jesús, que está dispuesto a dar, a darse, a entregarse con lo que tiene a la Causa del Reinado del Padre." (Koinonía)