martes, 28 de febrero de 2023

TRANSFORMAR NUESTRA VIDA EN ORACIÓN

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así: "Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno." Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas."

El Padrenuestro es modelo de oración. En él encontramos alabanza, adoración, petición de nuestras necesidades y perdón. Debemos, al orar, transformar las palabras en sentimientos que nos muevan a actuar. Toda nuestra vida puede ser oración si somos conscientes de estar en la presencia de Dios. Si sentimos esos sentimientos en todo lo que hacemos. Si transformamos nuestras vidas en Amor.

"Hoy Jesús nos da algunos tips para hablarle a Dios. La tradición y la costumbre han convertido estas palabras de Jesús en la oración conocida como “Padre Nuestro”. Sin duda, lo que Jesús quería era que evitáramos la charlatanería, cayendo en la superficialidad. Confiarnos, incluso en el silencio, a nuestro Buen Dios, que ya sabe lo que queremos decirle antes de que pronunciemos palabra. Frente a tanto vacío y sin sentido en nuestras sociedades, se nos hace necesario cultivar la oración para crecer en interioridad y en asertividad, en nuestra capacidad de escuchar y comunicar. Carecemos de humidad para pedir, agradecer, alabar, hacer silencio y escuchar. Es tiempo oportuno para reconocernos personas necesitadas de Dios; hacer nuestra su voluntad nos capacita para amar, evitando el egoísmo y la codicia. Nos dispone a trabajar sólo por lo necesario para vivir cada día; nos enseña a perdonar sabiéndonos perdonados y nos fortalece para tomar distancia del mal. ¡Qué nuestra vida sea una respuesta oportuna al amor de Dios!" (Koinonía)

lunes, 27 de febrero de 2023

NOS JUZGARÁ DEL AMOR


 
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis."
Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis." Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo." Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna."

Al final se nos juzgará del Amor. Y nos daremos cuenta de que muchos de los que nos creemos cristianos estamos muy lejos de serlo, y otras que creen no serlo, lo son de verdad. Ser cristiano es Amar. Ser cristiano es ver a Dios en los demás, sobre todo, en los más débiles. Ser cristiano es entregarse a los demás, sobre todo a los más débiles. Cada noche deberíamos hacer esta pregunta antes de ir a dormir: ¿He amado a los más débiles que me rodean, o los he ignorado?

"El Reino dispuesto desde la creación del mundo es heredado por quienes hicieron de la bondad algo ordinario y común. Es inherente a todos los seres humanos y culturas, en todos los tiempos y lugares, alimentar, calmar la sed, acoger, vestir, cuidar, sanar, visitar a los que se equivocan, purgar condenas. Bendición y maldición, en la Historia de Salvación, nos recuerdan la responsabilidad personal y el buen uso de la libertad. Depende de nosotros hacer del regalo de la vida una oportunidad o una penitencia. En definitiva, hacer la obra de Dios no se trata de profesar complicadas doctrinas, practicar esforzadas rutinas, ni se trata de creer que se tiene el derecho de algo o que se obtuvo el mérito al cumplimiento de determinados mandatos, sino que se trata de vivir con profunda sencillez las posibilidades humanas de hacer el bien evitando el mal. ¿Somos capaces de ver al Señor hambriento, sediento, migrante o desnudo, enfermo o encarcelado? Descubre todas las oportunidades que tienes de hacerte prójimo." (Koinonía)

domingo, 26 de febrero de 2023

NUESTRAS TENTACIONES

 


En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo: "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes." Pero él le contestó, diciendo: "Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.""
Entonces el diablo lo lleva a la ciudad santa, lo pone en el alero del templo y le dice: "Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: "Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras."" Jesús le dijo: "También está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios.""
Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y, mostrándole los reinos del mundo y su gloria, le dijo: "Todo esto te daré, si te postras y me adoras." Entonces le dijo Jesús: "Vete, Satanás, porque está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto.""
Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían.

 "Cuando todo va estupendamente en mi vida, cuando mis relaciones personales son satisfactorias, mi salud no me da sustos, mi trabajo es aceptable, mis dineros son suficientes, las condiciones sociales, económicas y políticas no son especialmente duras ... pues no hace falta calentarse mucho la cabeza, ni plantearse decisiones difíciles, ni tienen mucho espacio las tentaciones.
         Pero aún en tiempos buenos, aunque nuestra vida sea un «jardín de Edén» (primera lectura), tarde o temprano se presenta el Tentador. Y lo hace especialmente en los momentos más difíciles, porque pronto supo que cuando las cosas se ponen negras y andamos debilitados por el cansancio del camino y de la vida, por la confusión y la falta de claridad, o por la falta de reflexión... es cuando viene con sus diabluras, porque más fácilmente caemos en tentación, 
         El relato del Génesis nos lo pinta bajo la figura de una serpiente, pero tiene múltiples disfraces y recursos para confundirnos (para Jesús, su querido amigo Pedro, fue instrumento de Satanás). Su objetivo siempre es el mismo: que no seamos lo que debemos ser. Que nos apartemos de la misión que Dios nos ha encomendado. Que no aceptemos nuestra condición limitada como criaturas, y nos creamos más listos que Dios. Que los infinitos recursos que Él pone a nuestro servicio se transformen en medios para dividir y enfrentar (contra la pareja, contra la creación, contra Dios mismo), dañar, destruir, crear conflictos, jugar con nuestros deseos de modo que sean ellos nuestro criterio de vida, y no discernimiento entre el bien y el mal. En definitiva su estrategia y su objetivo es: apartarnos del bien.
LAS TENTACIONES
         El Papa nos ha subrayado en su mensaje que el camino cuaresmal tiene como meta una transfiguración personal y eclesial. Y que a Jesús hemos de seguirlo juntos, caminando con los que el Señor ha puesto a nuestro lado como compañeros de viaje.
       «Tentador» o «diablo», son los dos nombres que usa el evangelista, sin darnos ningún otro dato sobre este personaje. Solo sus intenciones y sus métodos. Pero suficiente para poder reconocerlo y hacerle frente. 
         Las tentaciones que acechan a todo hombre pueden resumirse en TRES: tanto las que sufrió  Israel como Pueblo cuando anduvo errante por el desierto, como las de Jesús a lo largo toda de su vida y en diversos momentos, como las de la Iglesia misma (en esta etapa sinodal se presentan no pocas tentaciones para no avanzar e incluso dar marcha atrás), como las de cada uno de nosotros.
         + La primera es hacernos dudar de lo que realmente somos: hijos de Dios, imágenes suyas, instrumentos de Dios para hacer el bien: «si eres hijo de Dios...», es el estribillo que acompaña a cada una: convierte estas piedras en panes, bájate de la cruz, usa tus talentos y recursos solo para ti mismo, para satisfacer tu hambre, tus necesidades. En definitiva se llama egoísmo y se llama olvidar quién soy realmente y de dónde (de Quién) vengo. Esto me ocurre fácilmente cuando dejo fuera de mi vida su Palabra. Precisamente es la Palabra de lo que se sirve Jesús para rechazar cada tentación.
         + La segunda es pretender que Dios se ponga a mi servicio, usar a Dios para mis intereses, ponerle a prueba para que me resuelva mis problemas. Es una tentación muy sutil. Precisamente segundo mandamiento se refiere a ello: «usar el nombre de Dios en vano», que Dios bendiga lo que nada tiene que ver con Él, exigirle que intervenga en mi favor. Esperar que las soluciones a mis problemas vengan de fuera, de otros. Es acercarme a la oración para darle instrucciones a Dios de lo que me interesa y conviene que haga... en vez de preguntarme en su presencia lo que tengo que hacer para no tropezar y caer, cuál es su voluntad.
         + Y la tercera vendría a ser la ambición desmedida, «todo esto te daré»... Claro, siempre queremos más, siempre queremos lo mejor, nunca estamos satisfechos con lo ya conseguido, queremos triunfar, que nos admiren a cualquier precio... y por ese camino terminamos postrados a los pies de los señores de este mundo: el beneficio, la imagen, el prestigio, el consumismo depredador de la naturaleza y de los más pobres, el usar del otro para mi ventaja, etc.
         En tiempo de desierto (Cuaresma) debemos estar atentos a estas tentaciones, revestidas quizá con otros ropajes, pero siempre las mismas, para plantarles cara y vencerlas.  
         No me alargo más. Al comienzo de esta Cuaresma: si te pilla en medio de algún desierto... este Evangelio es una oportuna ayuda para discernir lo que Dios quiere de ti, y cuáles son las tentaciones que te acechan. Si no estás ahora en momento de desierto... es la ocasión mejor para hacer unos ejercicios espirituales de 40 días... revisando tu vida para poder responder más y mejor a la misión que Dios ha querido encomendarte, aunque tengas que hacerlos en medio de tu vida cotidiana."

(Ciudad Redonda, Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf)

sábado, 25 de febrero de 2023

ANUNCIARLO A LOS MÁS ALEJADOS

 

En aquel tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: "Sígueme." Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Los fariseos y los escribas dijeron a sus discípulos, criticándolo: "¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?" Jesús les replicó: "No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan."

Debemos abrir los brazos a todo el mundo. Tenemos el peligro de crear "clubs particulares" y Jesús nos envía a anunciarle a todos, sobre todo a los que no lo conocen. Los que están más alejados son los que más necesitan que vayamos a ellos. El papa Francisco lo llama salir a las fronteras, a la periferia. Es lo que hacía Jesús.

"Jesús irrumpe en la vida de Leví y lo invita al seguimiento. Consideremos que el trabajo de recaudación era una posición servil que no debía dejar muy contento a Leví. La llamada oportuna de Jesús lo invitó a dejar atrás esa vida que se convertía para él en fuente de insatisfacción. Dejando atrás las prácticas y actitudes egoístas, dispone el corazón para compartir en alegría y sencillez. La vocación de Leví nos recuerda que toda vida es valiosa y sagrada para Dios por más mala reputación que tenga. En las comunidades de fe siempre debemos posibilitar los espacios para la reconciliación, evitando a toda costa las miradas condenatorias y excluyentes. Si la compasión es uno de los rasgos que mejor acompañan a Jesús en su ministerio, esa actitud entrañable ha de ser el distintivo del discipulado. Recordemos que la Iglesia está invitada a ser una respuesta oportuna que dé consuelo y esperanza a quienes lo necesitan. ¿Cómo viven la compasión y la inclusión en tu comunidad? ¡Cuaresma es tiempo oportuno para nuevos comienzos!" (Koinonía)

viernes, 24 de febrero de 2023

EL VERDADERO AYUNO

 


En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: "¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?" Jesús les dijo: "¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán."

El verdadero ayuno es privarse para compartir. Es ayunar de orgullo y ansias de poder. Hay quien ayuna por razones estéticas; para conservar la línea. Nuestro ayuno debe ser para dar al que no tiene, para ser solidarios con nuestro prójimo.

"Cuaresma es tiempo de serena alegría; alegría que alcanzamos mediante una revisión personal y comunitaria de nuestro caminar. Evidenciamos que para Dios no cuentan solo nuestras faltas o límites; también son importantes nuestras capacidades y posibilidades. No se trata de darnos golpes en el pecho por la culpa de lo que no hicimos bien, sino de visualizar en el horizonte las segundas oportunidades que nos regala la providencia de Dios en cada tiempo y lugar. Nuestra tarea es descubrir y apreciar esos momentos en los que la presencia amorosa de Dios acompaña, anima, enseña y respalda las respuestas de un seguimiento activo. Atesorar, celebrar y disfrutar en comunidad los testimonios de esa alianza de amor que se concreta en un amor incondicional y gratuito. El ayuno es una privación voluntaria que nos brinda la oportunidad de poner límite a nuestros deseos egoístas y así ser solidarios con quienes no tienen acceso a lo necesario para vivir. Encuentra fuentes de alegría verdadera. ¡Haz de tu ayuno una oportunidad para compartir con quien más necesita!" (Koinonía) 

jueves, 23 de febrero de 2023

ESCOGER LA VIDA DEL AMOR



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día." Y, dirigiéndose a todos, dijo: "El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se perjudica a sí mismo"

La vida que debemos ganar es la vida del Amor. Sin embargo nosotros queremos la vida del placer, del poder, del bienestar i esto nos hace perder la verdadera vida del Amor. Si escogemos el servir, la entrega, Él siempre estará a nuestro lado.

"Acabamos de comenzar la Cuaresma. Ayer mismo recibíamos la ceniza y nos recordaban la llamada de Jesús: “Conviértete y cree en el Evangelio”. Y nada más comenzar, a través de sus palabras, descubrimos que la Cuaresma es acompañar al Señor en el camino hacia la Cruz. Le acompañamos, como los discípulos, camino de Jerusalén, donde “el Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día”. Nos cuesta comprenderlo y más aún llevarlo a nuestra vida, pero su camino es el de la entrega por amor hasta el final, hasta dar la vida en la Cruz. Nos mostró el camino yendo por delante de nosotros, como Buen Pastor: negándose a sí mismo, aceptando su Cruz, dando la vida por amor. Y al final del camino, esperándole, la Resurrección y la Vida.
A sus seguidores, a quienes creemos en Él, nos invita a vivir como Él vivió. No hay otro camino. “El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo”. Seguirle es entregar la propia vida, es olvidarse de sí mismo, hasta la cruz; en definitiva es amar, amar de verdad, como Él amó. Y en clave de amor es como se entiende la radicalidad del texto evangélico de hoy: el que encerrado en sí mismo, con los ojos y el corazón puestos en su propio ombligo, quiera salvar su vida, la perderá; el que, olvidándose de sí mismo y rompiendo con su yo egoísta, pierda su vida por amor a Jesús y a los hermanos, ese la salvará. No se puede ser más claro.
Iniciamos el camino siguiendo a Jesús por los caminos que conducen al Calvario. ¿Qué vas a hacer para negarte a ti mismo, perder tu vida por la causa de Jesús, abrazar tu cruz, por amar como Él nos enseñó, por seguirle? Empieza con pequeñas cosas, con pequeños gestos, con pequeñas entregas. Del Evangelio de ayer podemos sacar pistas de por dónde empezar: Oración, limosna y ayuno. Intensifica tu encuentro con el Señor en la oración y los sacramentos, haz gestos concretos de ayuda a quien más lo necesite, haz algún pequeño sacrificio, … Poco a poco. Quizás así esta Cuaresma sea distinta de otras que ya has vivido. Y cuando llegue la Pascua de Resurrección sentirás entonces estallar de alegría tu corazón con la Vida Nueva que el Resucitado te regala. Adelante… Él te llama… Él te ayudará a hacerlo. No tengas miedo." (Ciudad Redonda)

miércoles, 22 de febrero de 2023

TIEMPO DE CONVERSIÓN

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.
Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará.
Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará."

Cuaresma es tiempo de conversión. En realidad, todo el año es tiempo de conversión. Nuestra vida es tiempo de conversión. Tiempo de dejar nuestro egoísmo, nuestras ansias de poder, nuestra hipocresía...Pero estos días, la Iglesia nos lo recuerda de una forma especial. Si queremos que el Reino de Dios, el del amor y de la fraternidad, llegue a este mundo, debemos luchar por convertirnos. Debemos examinarnos cada día sobre nuestras actitudes y formas de actuar. Convertirse es hacer del Amor el centro de nuestras vidas.

"Miércoles de Ceniza: comienza la Cuaresma. Escuchamos la llamada de Dios a la conversión. Una llamada que Jesús concreta en el Evangelio de hoy en la limosna, la oración y el ayuno. Formaba parte del núcleo de la predicación de Jesús, y lo repetía doquiera que fuera y a todos los que se encontraba: “El Reino está cerca: convertíos y creed la Buena Noticia”. La llamada de Jesús parte de un anuncio, de una alegre noticia: el Reino está cerca de vosotros. En Él se personifica y con Él comienza, extendiéndose como la levadura a través de los que le sigan hasta fermentar toda la masa. No se puede entender la llamada a la conversión que el Señor nos lanza sin haber sido tocado primero por esa gran noticia de la presencia del Reino que se inicia con Jesús. Por eso, lo primero es descubrir en Jesús el Amor inmenso del Padre y su Plan de Salvación, que comienza con Él. Sólo el que se deje inflamar por el Amor de Dios en Cristo Jesús podrá iniciar un verdadero camino de conversión. Por eso, nuestro primer esfuerzo cuaresmal necesariamente ha de ser el de la oración: el encuentro personal con el Señor en los Sacramentos, en la Liturgia y en la oración personal y comunitaria. Eso sí, vividos no como pura rutina, ni para aparentar, ni como un mero esfuerzo narcisista de voluntad, sino desde el corazón, con la humildad del que se abre para dejarse hacer por el Espíritu de Dios.
Y entonces sí, cuando nos dejamos hacer por Él, nuestro corazón se vuelve a Dios, se “con-vierte” a Él. La Cuaresma es la gran oportunidad que la Iglesia nos ofrece para convertir realmente nuestro corazón a Dios. Y esto es algo que sólo Dios mismo puede hacer en nosotros si nos dejamos transformar por Él. La conversión es un don de Dios, que hay que pedir insistentemente, con “determinada determinación”. Lo único que nosotros podemos hacer es dejarnos transformar por el Espíritu, cooperando con la gracia y quitando obstáculos a su acción, especialmente los que nacen de nuestro yo egoísta y volcado sobre sí mismo. Y aquí encuentran su verdadero sentido las otras dos propuestas penitenciales de la Cuaresma: la limosna y el ayuno. La renuncia a uno mismo se verifica y realiza en actos concretos: en actos de entrega por amor a quiénes más te necesiten, en renuncias a caprichos por ofrecer una ayuda económica a los más pobres, en pequeños sacrificios, como el ayuno, con los que negarte un poco a ti mismo para amar más a Dios y al hermano.
Y cuidado, que todo nazca del corazón y todo sea por amor y para amar. Que no sea por orgullo, por sentirme mejor que otros, por aparentar, o por mero cumplimiento de leyes y normas. Nuestro yo egoísta estaría volviendo a la carga sin dejar sitio a Dios y sin dejarle convertirnos de verdad." (Ciudad Redonda)

martes, 21 de febrero de 2023

PRIMEROS Y ÚLTIMOS

 

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará." Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: "¿De qué discutíais por el camino?" Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: "Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos." Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: "El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado."

Jesús sigue desmontando en sus discípulos la idea de un Mesías triunfador, poderoso. No entendían que el triunfo estaba en la Resurrección. Y que esta era el fruto de su muerte en Cruz.
Nosotros seguimos queriendo ser importantes, ser los primeros. Jesús nos enseña que la verdadera importancia la da el servicio. Nuestra entrega es lo que puede hacernos primeros.

"Este texto nos regala una instrucción que Jesús imparte a sus discípulos sobre la humildad, porque parecen más interesados en la primacía o asegurarse un lugar que en comprender las consecuencias de una vida entregada, coherente y comprometida. Les recuerda que la superioridad y los abusos se corrigen abajándose y siendo servidores de los demás. La vigencia y, a la vez, urgencia de esta invitación de Jesús a sus discípulos es hoy impostergable. Frente a tanta violencia cometida contra los trabajadores, campesinos, mujeres, niños y niñas se hace necesaria la presencia de comunidades de fe que defiendan y consuelen, con su servicio humilde y su denuncia valiente. Como personas de fe, tenemos que esforzarnos por no aspirar a los lugares de preferencia o de poder, porque esto nos hará alejarnos del querer de Dios para sus hijos e hijas. Tenemos la oportunidad de humanizarnos, venciendo nuestro orgullo y autosuficiencia, siendo servidores de los demás, especialmente de los más vulnerables. ¿Cómo te dispones para servir a los más pequeños?" (Koinonía)

lunes, 20 de febrero de 2023

AUMENTAR LA FE

 

En aquel tiempo, cuando Jesús y los tres discípulos bajaron de la montaña, al llegar adonde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos escribas discutiendo con ellos. Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo. Él les preguntó: "¿De qué discutís?" Uno le contestó: "Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar y, cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, y no han sido capaces."
Él les contestó: "¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo." Se lo llevaron. El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; cayó por tierra y se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?" Contestó él: "Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua, para acabar con él. Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos." Jesús replicó: "¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe." Entonces el padre del muchacho gritó: "Tengo fe, pero dudo; ayúdame." Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo: "Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Vete y no vuelvas a entrar en él." Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió. El niño se quedó como un cadáver, de modo que la multitud decía que estaba muerto. Pero Jesús lo levantó, cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie.
Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas: "¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?" Él les respondió: "Esta especie sólo puede salir con oración."

La Fe es un don de Dios. Nosotros con nuestras solas fuerzas no la podemos alcanzar. Es algo que debemos pedir cada día y estar siempre dispuestos a abrazarla cuando nos llega.
Los discípulos no lograron por sí solos expulsar aquel demonio. Y es que para hacer el bien necesitamos siempre la colaboración de Dios. Por eso les dice Jesús, que no lo lograrán si no es con oración. Si queremos hacer el bien, necesitamos hacerlo con Él. De ahí la importancia de la oración.

"¿Quién no ha tenido dudas de fe en algún momento? A veces nos da la impresión de que Dios no escucha nuestras plegarias cuando estamos atrapados por el sufrimiento, o que falta a la promesa de que “estaría siempre con nosotros”. Entonces, ¿cómo comprender a Jesús que nos dice que todo es posible para quien cree? ¿De qué tipo de fe estamos hablando? Recordemos poner en contexto lo que pareciera ser un caso de epilepsia y no la posesión de un espíritu malo. Y vuelve Jesús a poner el acento, no en la gravedad de la enfermedad, ni en el milagro como receta fácil para salir de algún mal, sino en la fe de las personas. La fe trasciende lo tangible y la razón; es la certeza que tenemos del acompañamiento providente de Dios en nuestras vidas, en las buenas y en las malas, así como acompañó a Jesús en su misión y en la cruz. Se alegra y sufre con nosotros y nosotras. ¿Qué tan grande es tu fe?" (Koinonía)

domingo, 19 de febrero de 2023

LA FUERZA DEL AMOR

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente." Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica; dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.
Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto."

"El elemento fundamental del proyecto cristiano es presentado en esta sección del evangelio de Mateo: el amor. Este amor propuesto por Jesús supera el mandamiento antiguo (Lv 19,18) que permite implícitamente el odio al enemigo. Lo supera porque es un amor que no se limita a un grupo reservado de personas, a los de mi grupo, o los de mi etnia, o a mis compatriotas, o a los que me aman, sino que alcanza a los enemigos, a los que parecerían no merecer mi amor, o incluso parecerían merecer mi desamor. Es un amor para todos, un amor universal, expresión propia del amor de Dios que es infinito, que no distingue entre buenos y malos. Ser perfecto, como Dios Padre lo es, significa vivir una experiencia de amor sin límites, es poder construir una sociedad distinta, no fundada en la ley antigua del Talión («ojo por ojo, diente por diente», que ya era una manera primitiva de limitar el mal de la venganza), sino en la justicia, la misericordia, la solidaridad, enmarcados todos estos valores en el Amor.
Como seres simbióticos que somos, que no podemos vivir nuestra vida aisladamente, sino que incluso para llegar a ser necesitamos de la convivencia, la compañía, el diálogo... la dimensión moral nos es de inevitable abordaje. No podemos convivir sin alimentar y suavizar continuamente los límites de nuestras relaciones. No hay sociedad humana sin moral, sin derecho, sin ley, sin normas de convivencia. Por su parte, la dimensión religiosa no podría no incluir esa dimensión esencial.
En el Primer Testamento vemos que la mayor parte de los mandamientos son negativos, marcando lo que no se puede hacer, los límites que no se deben traspasar. Es un primer estadio de la moral.
El Evangelio da un salto hacia adelante. Parecería no estar preocupado tanto por los límites cuanto por el «pozo sin fondo» que hay que llenar, la perfección del amor que hay que alcanzar, lo cual no se consigue simplemente evitando el mal, sino acometiendo el bien. Según el Evangelio, simplemente omitiendo el mal no estaríamos consiguiendo el bien moral supremo, la santidad, porque podríamos estar pecando «por omisión del bien». Y, como dice santo Tomás, el mandamiento del amor siempre resulta, de algún modo, «inasequible, pues nunca podemos dar cuenta plena de él, siempre se puede amar con más entrega, con más generosidad y más radicalidad. Es típica del Evangelio la propuesta del amor a los enemigos, el amor humanamente más inasequible y racionalmente más difícilmente justificable.
No obstante, la propuesta de esta liturgia de la palabra de una santidad a la que se accedería por el amor, casi como en un acceso privilegiado o casi único, habríamos de adicionarle alguna matización. A la santidad cristiana no se accede sólo por el amor práctico, por la práctica moral o ética. Es cierto que en la historia de las religiones el cristianismo se ha hecho famoso como la religión que más ha organizado la práctica del amor, y por el hecho de que su presencia va acompañada siempre con las «obras de caridad» (hospitales, escuelas, centros de promoción humana, atención a los pobres, a los excluidos...) que le son características. ¿Pero bastará el amor?
¿Y la dimensión espiritual? ¿La espiritualidad, la contemplación, la mística... dónde quedan?
Obviamente, no estamos ante una alternativa amor-caridad/espiritualidad-mística, y muchos grandes santos de la caridad han sido también grandes místicos. No se trata de una alternativa (o una cosa o la otra), sino de una conjunción necesaria: las dos cosas, una cosa y otra. Porque las dos se interpenetran perfectamente. De hecho, el santo también es un «contemplativus in caritate», vive la contemplación en el ejercicio de la caridad. La Espiritualidad de la liberación acuñó la famosa fórmula: «contemplativus in liberatione»... como un perfecto ensamblaje entre acción (liberadora) y contemplación, práctica moral y mística.
En realidad, cuando se vive la mística, la buena práctica moral brota espontáneamente. Sin duda, el cristianismo está desafiado a cambiar su modo de acceder a lo moral, que no ha de ser ya tanto un acceso directo, «moralizante», insistiendo en los preceptos y sus amenazas o castigos, cuanto un acceso indirecto, por la vía de la mística, de la experiencia mística que debe ser la experiencia misma del amor.
El Concilio Vaticano II abrió un panorama hasta entonces inusitado, el de la «universal llamada a la santidad», una santidad que anteriormente muchos cristianos consideraban reservada a los «profesionales» de la santidad (los monjes, los religiosos, el clero...pero no el común de los fieles." (Koinonía)

sábado, 18 de febrero de 2023

EL VERDADERO SEGUIMIENTO

 


En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías." Estaban asustados, y no sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: "Éste es mi Hijo amado; escuchadlo." De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: "No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos." Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de "resucitar de entre los muertos". Le preguntaron: "¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?" Les contestó él: "Elías vendrá primero y lo restablecerá todo. Ahora, ¿por qué está escrito que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado? Os digo que Elías ya ha venido, y han hecho con él lo que han querido, como estaba escrito.

"Jesús había comenzado a enseñarles a sus discípulos lo que significaba ser seguidores suyos. Tras advertirles que pronto tendría que morir, pero que luego resucitaría (Marcos 8, 31), Jesús llamó a Pedro, Santiago y Juan y les ofreció una visión de la gloria venidera.
El anuncio de su Pasión, Muerte y Resurrección había dejado perplejos y preocupados a los discípulos, totalmente desorientados y desanimados; por eso, les hizo presenciar su Transfiguración, porque la visión de la divinidad les daba una fugaz muestra del Reino celestial. Así es como en la Transfiguración, Cristo anticipa la victoria después de la cruz. También les quiere dejar claro que la traición, y  el sufrimiento que esta genera, no tienen la última palabra. Se trata de hacerles ver que el desenlace de la pasión no está en la oscuridad, sino en el esplendor dela victoria pascual. Es la interpretación diacrónica, es como una contraposición de la cruz, al milagro de la transfiguración.
Ese momento, que debió de quedar para siempre grabado en el recuerdo de los tres discípulos que tuvieron ocasión de presenciarlo, se encuentra a mitad de camino entre los inicios del ministerio de Cristo en Galilea y su patético desenlace en Jerusalén. En Galilea abundaron los aplausos y las aclamaciones; en Jerusalén abundaron los insultos y las bofetadas; en medio de ellos, el monte de la transfiguración es como un balcón magnífico para ser testigos de la grandeza del misterio de Cristo y sobre todo para escucharlo, como nos dice la voz del Padre.
Para entender este imperativo hay que centrar la atención en las palabras que el Padre Dios dice de Jesús: “Éste es mi hijo querido. Escúchenlo”. La voz que sale de la nube clarifica que ya no es Moisés ni tampoco Elías quienes revelan el designio amoroso del Padre. Es el hijo, el único autorizado delante de Dios. Pedro quiere quedarse con la experiencia externa, y como muchos de nosotros, quiere quedarse con lo individualista de ésta experiencia.
La tentación permanente del cristiano es quedarse con lo intimista del seguimiento de Jesús, sin implicaciones sociales, pero seguir a Jesús es asumir su vida, su obra y la radicalidad de su opción. El imperativo es escucharle, obedecerle y seguirlo hasta las últimas consecuencias.
¿Estamos dispuestos?" (Ciudad Redonda)

viernes, 17 de febrero de 2023

CARGAR CON LA CRUZ



 En aquel tiempo, Jesús llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: "El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y de mis palabras, en esta generación descreída y malvada, también el Hijo del hombre se avergonzará de él, cuando venga con la gloria de su Padre entre los santos ángeles." Y añadió: "Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto llegar el reino de Dios en toda su potencia."

Seguir a Jesús no es fácil. Nos gustaría más un camino triunfal. Sin embargo es un camino lleno de dificultades. Es cargar con la cruz; porque es un camino de entrega. Un camino en el que nos olvidamos de nosotros mismos. Pero es un camino en que Él siempre está a nuestro lado.
 
"Negarse a sí mismo en un plano meramente humano puede ser contraproducente y autodestructivo; pero en clave de Reino es el camino para dejar a Dios actuar. En estas sociedades de demasiado ensimismamiento y auto-referencialidad, que vuelven a la gente egoísta-narcisista, despreocupada de todo y de todos, es importante atender al consejo que da Jesús. Advierte que sólo quien sale de sí para donarse es capaz de descubrir el verdadero sentido de la vida y por eso se salva, pero quien hace lo inverso ni es feliz ni descubre su verdadera razón de ser. El Papa Francisco reclama al mundo de hoy su inconsciencia y su poca voluntad de cambio, aseverando que «la obsesión por un estilo de vida consumista, sobre todo cuando sólo unos pocos puedan sostenerlo, sólo podrá provocar violencia y destrucción recíproca. El “sálvese quien pueda” se traducirá rápidamente en el “todos contra todos”, y eso será peor que una pandemia» (FT 36). No tengamos miedo de negarnos para reconocernos en Dios." (Koinonía) 

jueves, 16 de febrero de 2023

¿QUIÉN ES ÉL?

 

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos le contestaron: "Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas." Él les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy?" Pedro le contestó: "Tú eres el Mesías." Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.
Y empezó a instruirlos: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días." Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: "¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!"

Somos sus discípulos y no lo conocemos realmente. Soñamos con la grandeza del Mesías y nos olvidamos de la humildad de la Cruz. Sólo si aceptamos tanto lo bueno como lo malo que nos ocurre, podremos llegar a Él. Seguirle es exponerse a ser perseguido. Pero tenemos la seguridad de que Él siempre estará a nuestro lado. Él nos precedió.

"Las personas ven en Jesús a un enviado de Dios, a un intermediario a través del cual Dios manifiesta su voluntad de construir el Reino en la historia. Pero Jesús recuerda a sus discípulos que el proyecto de Dios tiene consecuencias, y que entre las opciones está la posibilidad de entregar la vida por su causa. Pedro se asusta, y le dice a Jesús que no diga esas palabras, por lo que Jesús lo llama ‘satán’, queriendo decir ‘tropiezo’, ‘obstáculo’, y ‘adversario’. Pedro no es un ser maligno que busca tentar a Jesús, dado que la palabra ‘satán’, simplemente, era un término utilizado para hablar de cualquier persona que se opusiera al proyecto de Dios. Hoy podemos ver muchos “Satanás” en nuestra sociedad. Hombres, mujeres y grupos que, con su indiferencia, apatía y egoísmo boicotean la construcción del Reino. ¿Seremos uno de ellos?" (Koinonía) 

miércoles, 15 de febrero de 2023

SABER VER

 


En aquel tiempo, Jesús y los discípulos llegaron a Betsaida. Le trajeron un ciego, pidiéndole que lo tocase. Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó: "¿Ves algo?" Empezó a distinguir y dijo: "Veo hombres; me parecen árboles, pero andan." Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía con toda claridad. Jesús lo mandó a casa, diciéndole: "No entres siquiera en la aldea.

Nos creemos que vemos correctamente y sin embargo se nos pasan muchas cosas que ocurren a nuestro alrededor. Estamos rodeados de personas con necesidades y faltas de amor y no sabemos verlas. (o no queremos verlas). Pidamos a Jesús que nos abra los ojos como hizo al ciego. Y luego...actuemos en consecuencia.

"Qué bueno es sabernos personas de fe, en camino, inacabadas, incluso, conscientes de nuestra imperfección, pero sostenidas por la gracia de Dios. Si nuestra vida es un proceso, tenemos que inquietarnos cuando nos estancamos o instalamos, principalmente en materia de fe. Hay quienes con el tiempo se conforman sólo con ir a la Eucaristía Dominical y no buscan espacios para crecer en comunidad. Hay muchas cosas que, sin querer, nos van nublando la mirada. Vivimos el proceso contrario al ciego del evangelio; él, en el encuentro con Jesús, fue poco a poco viendo las cosas con mayor claridad. ¡Pero cuántos de nosotros, que nos decimos personas religiosas, a pesar del encuentro con Jesús, permanecemos ajenos a lo que pasa en nuestro entorno, enceguecidos por nuestro pequeño mundo confortable! ¿Habremos aprovechado de verdad el encuentro? Que nuestra visión del mundo se aclare y no nos dejemos manipular por quienes nos prefieren ciegos e indiferentes. Que nuestra mirada sea crítica y, a la vez, propositiva, en clave de Reino. ¿No crees que hay mucha desinformación y manipulación en tu entorno? Invita a tu comunidad de fe a tener “ojo crítico”." (Koinonía)

martes, 14 de febrero de 2023

CONFIAR EN LA PROVIDENCIA

 


En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían más que un pan en la barca. Jesús les recomendó: "Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes." Ellos comentaban: "Lo dice porque no tenemos pan." Dándose cuenta, les dijo Jesús: "¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿No acabáis de entender? ¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís? A ver, ¿cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?" Ellos contestaron: "Doce." "¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?" Le respondieron: "Siete." Él les dijo: "¿Y no acabáis de entender?"

"Vivir distraídos es uno de los males de nuestro tiempo, pero no valorar la vida como el mayor de los regalos recibidos es desperdiciarla o malograrla. La comunidad discipular en el relato de hoy parece un poco distraída; da la impresión de que es por la necesidad básica de alimento, pero en el fondo lo que les preocupa es no tener asegurado el futuro. Jesús invita a no hacer depender su fe de milagros o de necesidades puramente materiales, sino que aprendan a poner su confianza en Dios y en su providencia. La vida, cuanto más libre está, se vuelve más disponible y generosa, sin temor a lo que vendrá; y si hemos llegado a decir que Dios no se deja ganar en generosidad, ¿por qué nos cuesta tanto confiar en Él? Muchas comunidades de fe traicionamos el ideal del reino de Dios, de vidas compartidas y desprendidas, por estar aferrados a seguridades materiales. ¿Qué pasaría si no tuviéramos la vida asegurada?, ¿continuaría ilusionada nuestra vida con la causa de Jesús? " (Koinonía)

lunes, 13 de febrero de 2023

EL SIGNO SON LOS OTROS



En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo. Jesús dio un profundo suspiro y dijo: "¿Por qué esta generación reclama un signo? Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación." Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.

Nuestra generación también pide signos para creer en Dios. No nos damos cuenta de que los signos son los otros. Dios escondido en los que sufren, en los perseguidos. Dios al que echamos de su casa porque no puede pagar. Dios que se ahoga en el Mediterráneo en busca de una vida mejor...Pero nosotros seguimos pidiendo signos.

"Algo de lo que le pasaba a la generación de Jesús es lo que nos pasa hoy frente al cambio climático, las alertas de enfermedades y lo acontecido con la Pandemia del Coronavirus. No creemos que estas son ya avisos o señales de que se hace necesario generar cambios importantes en nuestra vida. Jesús vivió una especie de decepción y rabia con aquellos grupos que le pedían una señal del cielo para poder creer. El proyecto del Reino proponía nuevas formas de proceder y relacionarse, pero les costaba dejar su vida acomodada e instalada. Si no atendemos a esos avisos que nos hace nuestra propia corporalidad y no generamos cambios en el modo de conducirnos por la vida, no dudemos de que por nuestra manera irresponsable e inconsciente de proceder la factura que se nos pasará será impagable. Profundiza en tu relación con Dios y descubrirás que siempre hay alternativas para saber vivir mejor y en paz con quienes te rodean, en armonía con todo lo creado." (Koinonía)

domingo, 12 de febrero de 2023

LA VERDADERA LEY: EL AMOR

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ["No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno sólo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.] Os lo aseguro: Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. [Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.]
Habéis oído el mandamiento "no cometerás adulterio". Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. [Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. Está mandado: "El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio." Pues yo os digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.]
Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus votos al Señor". Pues yo os digo que no juréis en absoluto: [ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo.] A vosotros os basta decir "si" o "no". Lo que pasa de ahí viene del Maligno."

 "No suelen resultarnos muy atractivos pasajes evangélicos como el de hoy. Es frecuente que nos sintamos incómodos con las prohibiciones, las órdenes, las obligaciones... incluso aunque puedan ser razonables y recomendables o necesarias. Este tiempo de pandemia nos ha mostrado muchas veces a quienes se «saltaban» las instrucciones de las autoridades (sanitarias o civiles) como una «limitación» a su santa libertad. Incluso aunque pusieran en riesgo, no ya su bienestar, sino el de otros.
         Dios presentó a Israel los Diez Mandamientos como garantía y como «camino» para que pudieran conservar la libertad tan duramente conquistada en su peregrinación por el desierto, y como claves necesarias para evitar conflictos, divisiones y problemas que rompieran con la unidad y entendimiento como pueblo suyo. Incluidos los tres primeros, que conviene leerlos en esa clave de no someterse a nada ni a nadie, y reservarse espacios de encuentro familiar, comunitario, religioso, sin ataduras laborales ni de ningún otro tipo.
         Dios presentó a Israel los Diez Mandamientos como garantía y como «camino» para que pudieran conservar la libertad tan duramente conquistada en su peregrinación por el desierto, y como claves necesarias para evitar conflictos, divisiones y problemas que rompieran con la unidad y entendimiento como pueblo suyo. Incluidos los tres primeros, que conviene leerlos en esa clave de no someterse a nada ni a nadie, y reservarse espacios de encuentro familiar, comunitario, religioso, sin ataduras laborales ni de ningún otro tipo.
          Sin embargo, aquellas leyes de la Alianza del Sinaí eran muy «generales» y progresivamente se fueron añadiendo otras que las concretaran y aclarasen en distintas circunstancias: no era lo mismo el tiempo del desierto, que los tiempos prósperos del rey David, o los destierros que padecieron. Y se fueron «colando» excepciones, precisiones, prioridades etc que no siempre tuvieron en cuenta la voluntad de Dios, en asuntos como el «no matarás», o el adulterio y el divorcio, o usar el nombre Dios en juramentos... etc.
          La Ley revelada a Moisés en el Sinaí no era, sin embargo, la palabra definitiva de Dios. Se la consideraba eterna e irrevocable,  era un dogma rabínico, pero en algunos de sus textos hablan de la futura "Ley del Mesías", que sería como una profunda y definitiva interpretación de la Ley de Moisés. El Mesías -pensaba el judaísmo-  aportaría la luz para comprender finalmente toda la riqueza de los pensamientos ocultos de la Torah (Ley).
En este sentido podemos leer estas palabras de San Jerónimo:
«Cuando contemplo a Moisés, cuando leo a los profetas es para comprender lo que dicen de Cristo. El día que haya llegado a entrar en el resplandor de la luz de Cristo y brille en mis ojos como la luz del sol, ya no seré capaz de mirar la luz de una lámpara. Si alguien enciende una lámpara en pleno día, la luz de la lámpara se desvanece. Del mismo modo, cuando uno goza de la presencia de Cristo, la Ley y los Profetas desaparecen. No quito nada a la gloria de la Ley y de los Profetas; al contrario, los enaltezco como mensajeros de Cristo. 
         Sobre el Monte de las bienaventuranzas Jesús ha reconocido su validez pero, considerándola solamente como una etapa transitoria, y ha indicado una nueva meta, un horizonte mucho mayor: la perfección del Padre que está en los cielos, su voluntad (el mandamiento del Amor) como clave de interpretación y profundización.  Su punto de referencia no era la letra pura y dura del precepto, sino el bien de hombre,  que a menudo se había orillado. Y por eso no tuvo inconveniente, por ejemplo, en «violar» la sagrada ley del Sábado (3er mandamiento) para curar, o el comer con «manos impuras». No le parecía aceptable la postura descrita en la parábola del fariseo y el publicano: cumplimiento ante Dios y lejanía y dureza con el pecador. O del hermano mayor del pródigo: cumplidor... pero con un corazón inmisericorde y lejano al del padre.
       Y así, poniéndose a la altura de Moisés, y sin abolir cambiar nada... resalta la intención y el sentido que están detrás de algunos de esos preceptos, y que forman parte de la voluntad de Dios. En el Evangelio de hoy encontramos cuatro ejemplos. 
      + El primero es «no matar». El hombre no tiene poder sobre la vida de sus semejantes, es sagrada e intocable, es sólo de Dios. Pero... llegaron los «matices»: si el otro es un pueblo enemigo, si sorprendemos a alguien en adulterio, si se trata de un pecador, si es un pagano... Nos ha pasado también a los cristianos: las Cruzadas, la pena de muerte, el enemigo al que declaramos la guerra... Y yendo a las raíces del mandamiento, afirma Jesús que hay actitudes y comportamientos que llevan a matar al otro, puede que no literalmente (menos mal), pero... La cosa empieza por un proceso previo de auto-convencimiento de que nuestra posible víctima no es persona humana, no tiene dignidad, no merece respeto: el insulto, el desprecio, el asilamiento, etc... En la historia de Caín, Dios intenta recordarle varias veces que es su «hermano», pero él lo ha mirado como el competidor, el objeto de envidia... y acaba matándolo. También el padre del pródigo insiste y repite al hermano mayor «ese hermano tuyo»... al que juzga y rechaza por pecador. Jesús insiste aquí por tres veces: «hermano», y va más allá al decir que sobran las ofrendas en el altar y los rezos y el culto si no estás reconciliado con «tu hermano». Se trata, pues, de mirar el propio corazón y detectar toda ira, todo juicio, todo enfrentamiento, toda agresividad que impiden la fraternidad que quiere Dios. Por eso los que pasan hambre, son también hermanos y nos tiene que preocupar mucho más allá de alguna generosa limosna. Nos dice Manos unidas: «Frenar la desigualdad está en tus manos», sobre todo cuando la desigualdad desemboca en la muerte.
        + En cuanto al problema del adulterio, también Jesús «afina» mucho: Hay amistades, sentimientos, relaciones que son ya adúlteras, aunque no hubiera «hechos» pecaminosos. La «codicia» o deseo ansioso de poseer a otra persona (mejor que el «deseo» entendido como atracción sexual), comienza con las miradas (el ojo que escandaliza), los pensamientos, las fantasías, los roces (la mano que escandaliza)... son ya un modo de adulterio. Pueden venir bien estas palabras de San Juan Crisóstomo:
«Porque no dijo absolutamente: “El que codicie...” —aun habitando en las montañas se puede sentir la codicia o concupiscencia—, sino: “El que mire a una mujer para codiciarla”. Es decir, el que busca excitar su deseo, el que sin necesidad ninguna mete a esta fiera en su alma, hasta entonces tranquila. Esto ya no es obra de la naturaleza, sino efecto de la desidia y tibieza. Esto hasta la antigua ley lo reprueba de siempre cuando dice: “No te detengas a mirar la belleza ajena” (Ecle 9,8). Y no digas: ¿Y qué si me detengo a mirar y no soy prendido? No. También esa mirada la castiga el Señor, no sea que fiándote de esa seguridad, vengas a caer en el pecado.  Mirando así una, dos y hasta tres veces, pudiera ser que te contengas; pero, si lo haces continuadamente, y así enciendes el horno, absolutamente seguro que serás atrapado, pues no estás tú por encima de la naturaleza humana.  Nosotros, si vemos a un niño que juega con una espada, aun cuando no lo veamos ya herido, lo castigamos y le prohibimos que la vuelva a tocar más. Así también Dios, aun antes de la obra, nos prohíbe la mirada que pueda conducirnos a la obra. Porque el que una vez ha encendido el fuego, aun en la ausencia de la mujer que lascivamente ha mirado, se forja mil imágenes de cosas vergonzosas, y de la imagen pasa muchas veces a la obra. De ahí que Cristo elimina incluso el abrazo que se da con solo el corazón».
          + Y refiriéndose al divorcio, también se habían establecido algunas excepciones («el que se divorcie de su mujer...»). Dios quiso el matrimonio monógamo e indisoluble. Así lo indican las primeras páginas de la Biblia: "los dos serán una sola carne/persona" (Gn 2,24). Por la dureza del corazón del hombre, sin embargo, había entrado también el divorcio en Israel. Contra las costumbres, las tradiciones y las interpretaciones de los rabinos, Jesús devuelve el matrimonio a la pureza de los orígenes y excluye la posibilidad de separar lo que Dios ha establecido que permanezca unido. Las palabras claras de Jesús, sin embargo, no dan a ningún discípulo la licencia de juzgar, criticar, condenar, humillar y marginar a aquellos que han fracasado en su vida matrimonial. Se trata, en general, de personas que han pasado a través de grandes sufrimientos y vivido situaciones dramáticas. No han conseguido el ideal planteado por Dios, muy a su pesar.
        + Echar mano de juramentos, poniendo a Dios por testigo es no respetar el Nombre de Dios. Como dice el Eclesiástico 23,9: "No te acostumbres a pronunciar juramentos, ni pronuncies a la ligera el Nombre Santo”. Y dice Jesús:  "No juréis en absoluto…Que tu palabra sea sí, sí, no…no. Lo que se añada viene del Maligno”. En la comunidad de los discípulos de Jesús, el juramento es inconcebible puesto que se trata de una comunidad constituida por personas de "corazón puro" (Mt 5,8) y guiada por el espíritu de la verdad (cf. Jn 14,17; 16,13) que ha desterrado de su vida toda mentira, como recomienda Pablo: "Eliminad la mentira y decíos la verdad unos a otros ya que todos somos  miembros del mismo cuerpo" (Ef 4,25).
        Estos son los caminos del Nuevo Mundo del Reino que propone Jesús. Es exigente, claro que sí, pero hace falta exigencia (y libertad y decisión para asumirlo) de modo que este mundo sea de otra forma, tal como Dios lo ha querido, y tal como nos haría bien a todos. Si quieres, guardarás los mandatos del Señor, porque es prudencia cumplir su voluntad; ante ti están puestos fuego y agua: echa mano a lo que quieras (primera lectura)¡Elige!"
(Ciudad Redonda, Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf)