- Falta mucho diálogo en este mundo - exclamó el discípulo.
El Anacoreta lo miró pícaramente y le preguntó:
- ¿Qué diálogo?
Ante la mirada sorprendida del joven, el Solitario se explicó.
- Hay varios niveles de diálogo. Están los diálogos de la vida pública, los de la vida privada y los que cada uno mantiene consigo mismo. Y creo que están afectados por dos enfermedades: falta de coherencia y diversidad de lenguajes.
Se sentó el discípulo bajo la palmera esperando que el maestro se explicara. El Anacoreta, que ya creía haberlo dicho todo, suspiró y se explicó un poco más.
- Falta de coherencia o simplemente falsedad. No es lo mismo lo que decimos en un debate público, regido por lo políticamente correcto y en el que nos jugamos nuestra imagen, a lo que decimos a nuestro amigo, o a nuestra pareja. Y, desgraciadamente, es aún más distinto de aquello que hablamos en nuestro corazón.
Se detuvo un instante y añadió:
- Y nunca lograremos entendernos si hablamos lenguajes distintos...Demasiadas veces nos discutimos acaloradamente, sin percatarnos de que estamos diciendo lo mismo con lenguaje diferente...
Y se levantó, porque no le gustaba hablar tanto...
Buenos días Joan:Acabo de leer tu fefinitivo adios de la Cueva.Me permito seguirte en esta nueva etapa,Espero no tengas inconveniente...Hace un tiempo abrí también un pequeño rincón en Bloger,pero lo cierto es que no volví a escribir nada en él..
ResponderEliminarTe mando un abrazo fuerte..isa
HOLA JUANJO
ResponderEliminarTE SALUDO EN TU NUEVO RINCON Y TE DESEO MUCHA SUERTE.
ME ALEGRA SABER QUE LA CUEVA PERMANECERA ABIERTA.
¿ACASO MI SUGERENCIA CONTRIBUYO A ELLO?JA,JA,JA
UN ABRAZO