jueves, 31 de diciembre de 2020
ULTIMO DÍA DEL AÑO
miércoles, 30 de diciembre de 2020
EL ANACORETA Y LA MISERICORDIA
martes, 29 de diciembre de 2020
EL ANACORETA Y LA VERDADERA FELICIDAD
lunes, 28 de diciembre de 2020
LOS SANTOS INOCENTES DE HOY
domingo, 27 de diciembre de 2020
LA FAMILIA
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel." Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: "Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma."
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.
sábado, 26 de diciembre de 2020
VILLANCICO PERUANO: CHOLITO JESÚS
viernes, 25 de diciembre de 2020
NOS HA NACIDO UN NIÑO
Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed a Jesé, Jesé engendró a David, el rey.
David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abías, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amós, Amós a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.
Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce.
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: "José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvara a su pueblo de los pecados."
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: "Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa "Dios-con-nosotros"."
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.
Y sin que él hubiera tenido relación con ella, dio a luz un hijo; y él le puso por nombre Jesús.
jueves, 24 de diciembre de 2020
EL ANACORETA Y LA NAVIDAD
miércoles, 23 de diciembre de 2020
EN VIDA, HERMANO, EN VIDA
domingo, 20 de diciembre de 2020
NACE EN NOSOTROS
El ángel le contestó: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible." María contestó: "Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." Y la dejó el ángel.
sábado, 19 de diciembre de 2020
LA VOLUNTAD...
viernes, 18 de diciembre de 2020
TUS HIJOS
jueves, 17 de diciembre de 2020
EL ANACORETA Y LA ADOLESCENTE QUE SUFRÍA
miércoles, 16 de diciembre de 2020
AHORA...
martes, 15 de diciembre de 2020
CÓMO AYUDAR...
lunes, 14 de diciembre de 2020
AQUÍ ESTOY, SEÑOR
domingo, 13 de diciembre de 2020
EL TESTIMONIO DE JUAN
sábado, 12 de diciembre de 2020
EL CREDO DEL ADOLESCENTE..
viernes, 11 de diciembre de 2020
EL ANACORETA Y ESTAR CERCA
jueves, 10 de diciembre de 2020
EL ANACORETA Y EL SUFRIMIENTO
miércoles, 9 de diciembre de 2020
¿HABRÁ NAVIDAD?
¿QUE NO HABRÁ NAVIDAD? Claro que sí! Más silenciosa y con más profundidad Más parecida a la primera en la que Jesús nació en soledad. Sin muchas luces en la tierra, pero con la de la estrella de Belén destellando rutas de vida en su inmensidad. Sin cortejos reales colosales, pero con la humildad de sentirnos pastores y zagales buscando la Verdad. Sin grandes mesas y con amargas ausencias, pero con la presencia de un Dios que todo lo llenará.
¿QUE NO HABRÁ NAVIDAD? ¡Claro que sí! Sin las calles a rebosar, pero con el corazón enardecido por el que está por llegar. Sin ruidos, ni verbenas, Ni reclamos, ni estampidas… pero viviendo el Misterio sin miedo al «covid-herodes» que pretende quitarnos hasta el sueño de esperar.
Habrá Navidad porque DIOS está de nuestro lado y comparte, como Cristo lo hizo en un pesebre, nuestra pobreza, prueba, llanto, angustia y orfandad.
Habrá Navidad porque necesitamos una luz divina en medio de tanta oscuridad. Covid19 nunca podrá llegar al corazón ni al alma de los que en el cielo ponen su esperanza y su alto ideal. ¡HABRÁ NAVIDAD! ¡CANTAREMOS VILLANCICOS! ¡DIOS NACERÁ Y NOS TRAERÁ LIBERTAD
(Javier Leoz)
martes, 8 de diciembre de 2020
LLENA DE GRACIA...
lunes, 7 de diciembre de 2020
¿QUÉ SOMOS?
Señor: somos una chispa surgida del fuego de la creación que tu Espíritu sopla y mantiene desde los orígenes, y por unos instantes hemos de iluminar lo que nos rodea.
No nos pides ser lumbreras ni soles, ni que nuestra luz sea brillante y cegadora; solo que vivamos con lucidez en tu casa, que es la creación entera que canta y gime, que está de parto y se recrea, cada día.
No hemos de desesperar si todo nuestro esfuerzo solo consigue iluminar y calentar unos pocos espacios y rincones, pues tú te alegras ya con nuestros intentos de lucidez y conmoción, que nos llevan a reconocer, testificar y amar todo lo que existe, nos rodea y acompaña.
Pero la superficialidad, la rutina, la pasividad o la indiferencia, la inercia y la repetición, la falta de novedad o el aburrimiento, el olvido, el cansancio... están ahí, y nada que venga de fuera tiene el suficiente poder para librarnos de ello.
Solo el gozo de la lucidez responsable, del caminar vigilante, del despertar consciente, del amor desinteresado que nos abre y expone es capaz de librarnos del tedio y de conducirnos por el camino de la vida. Pues quien vive desde su propia necesidad se cierra a la novedad y riqueza de la inmensidad que tú nos ofreces, sus anhelos y proyectos se hacen pequeños y carentes de sorpresa y el mundo y la vida se vuelven rígidos, dogmáticos, tediosos y aburridos...
Tú nos propones otro estilo de vida: tomar las riendas, aquí y ahora, en tu ausencia, vivir lúcida y responsablemente más allá de nuestras propias necesidades y esperar, vigilantes, la novedad que viene en la noche... o cuando menos se espera.
(F. Ulibarri)