Paseaban por el desierto al atardecer; cuando ya el sol pierde fuerza y el ambiente empieza a refrescar. El joven seguidor preguntó al Anacoreta:
- ¿Por qué, a veces, te sientas junto a mí y pasas mucho rato sin decir nada?
La cara del anciano se iluminó con una amplia sonrisa y respondió:
- Te veía triste y preocupado. Creo que en esos momentos lo más adecuado es permanecer junto a ti sin decir nada. Podría darte consejos y llenarte la cabeza de teorías, pero creo que es más importante que notes que hay alguien junto a ti, que no estás solo.
Luego, tras unos instantes de silencio, concluyó:
- Los creyentes debemos aprender a saber "estar al lado". Al lado del pobre, del que sufre, del que se siete marginado, del que busca sentido a la vida...Cerca del otro...
No hay comentarios:
Publicar un comentario