Seguían tomando el fresco en el balcón. El Anacoreta dijo:
- Nos abrazamos poco y el abrazo es una auténtica terapia.
El joven seguidor miró sorprendido al anciano, que se puso a reír.
- Si, mira. Al abrir los brazos, estoy abriendo un espacio para acoger al otro y, a la vez, me preparo para entrar en su espacio. Queremos ser parte del otro y que el otro sea parte nuestra. Y el abrazo termina volviendo a abrir los brazos, porque,a la vez, queremos que el otro siga siendo él mismo y no que se diluya en nosotros.
Hizo una pausa y concluyó:
- El abrazo nos ayuda a encontrar al otro y a encontrarnos a nosotros mismos.
Quina imatge més tendre!
ResponderEliminarM´agrada la sabiduría del Anacoreta
Una abraçada desde Valencia, Montserrat
Creo que con demasiada facilidad abrazamos a las personas y al despedirnos de un amigo por carta o por correo electrónico(mensajes en facebook) sin darles a los gestos o a las palabras la sinceridad y el sentido que requieren.
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