miércoles, 16 de julio de 2014

PARÁBOLA (36)


Se me mostró un motor al que habían olvidado de poner lubricante. Al poco rato de su funcionamiento, empezó a humear, a chirriar y acabó por pararse. Y escuché estas palabras:
- No olvides de poner en todas tus acciones el lubricante del amor, si no, serán completamente estériles.

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