"Luego el Espíritu llevó a Jesús al desierto para que el diablo le pusiera a prueba.
Pasó cuarenta días y cuarenta noches sin comer, y después sintió hambre.
Se acercó el diablo a Jesús para ponerle a prueba, y le dijo:
– Si de veras eres Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en panes.
Pero Jesús le contestó:
– La Escritura dice: ‘No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que salga de los labios de Dios.’
Luego el diablo lo llevó a la santa ciudad de Jerusalén, lo subió al alero del templo
y le dijo:
– Si de veras eres Hijo de Dios, échate abajo, porque la Escritura dice:
‘Dios mandará a sus ángeles que te cuiden.
Te levantarán con sus manos
para que no tropieces con ninguna piedra.’
Jesús le contestó:
– También dice la Escritura: ‘No pongas a prueba al Señor tu Dios.’
Finalmente el diablo le llevó a un monte muy alto, y mostrándole todos los países del mundo y su grandeza
le dijo:
– Yo te daré todo esto, si te arrodillas y me adoras.
Jesús le contestó:
– Vete, Satanás, porque la Escritura dice: ‘Adora al Señor tu Dios y sírvele solo a él.’
Entonces el diablo se apartó, y unos ángeles acudieron a servirle."
Jesús, como hombre, es tentado. Son las tentaciones del que quiere vivir su vida priorizando la espiritualidad: utilizar lo espiritual para conseguir beneficios materiales. Utilizar lo espiritual para poner a Dios a nuestro servicio. Utilizar los espiritual para dominar sobre la sociedad.
Si echamos una mirada a la historia de la Iglesia, debemos reconocer que hemos caído a lo largo del tiempo en estas tentaciones.
Pero el Evangelio nos enseña también la forma de luchar y vencer estas tentaciones: mediante la Palabra de Dios. La fuerza, la respuesta a nuestras dudas, la vida que nos ayudará a vencer en el seguimiento de Jesús es la Palabra, no las ideas, ni la teología. O lo que es lo mismo, una teología que no se fundamenta en la Palabra, es mera ideología. Por eso es tan importante para nuestra vida espiritual, que meditemos las escrituras.
Jesús, como hombre, es tentado. Son las tentaciones del que quiere vivir su vida priorizando la espiritualidad: utilizar lo espiritual para conseguir beneficios materiales. Utilizar lo espiritual para poner a Dios a nuestro servicio. Utilizar los espiritual para dominar sobre la sociedad.
Si echamos una mirada a la historia de la Iglesia, debemos reconocer que hemos caído a lo largo del tiempo en estas tentaciones.
Pero el Evangelio nos enseña también la forma de luchar y vencer estas tentaciones: mediante la Palabra de Dios. La fuerza, la respuesta a nuestras dudas, la vida que nos ayudará a vencer en el seguimiento de Jesús es la Palabra, no las ideas, ni la teología. O lo que es lo mismo, una teología que no se fundamenta en la Palabra, es mera ideología. Por eso es tan importante para nuestra vida espiritual, que meditemos las escrituras.
Gracias.
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