Aquel joven explicaba al Anacoreta, que él sentía tan fuerte la llamada a optar por Cristo, que había decidido abandonarlo todo; que renunciaba a vivir esta vida y quería dedicarse sólo a Él.
El anciano movió negativamente su cabeza, hizo sentar al joven y le dijo:
- Si crees que para dedicarte a Él has de renunciar a vivir la vida, te equivocas.
Posó con dulzura su mirada sobre el joven y prosiguió:
- Optar por Cristo es precisamente vivir la vida con más intensidad, con plenitud. Es sentirlo presente cada instante. Hacer de cada momento un instante memorable. Es verlo en todo y en todos. Si seguir a Cristo te aparta de los otros...no es a Él a quien sigues, porque, precisamente, el te unirá a los otros y te hará descubrir lo más valioso que tienen...
Se levantó y concluyó:
- Sigue a Cristo, pero hazlo viviendo con intensidad, viviendo para los demás, unido en todo a la VIDA. No huyendo de ella...
Hola Joan Josep:
ResponderEliminarPor esto Cristo nos dijo "Amaos los unos a los otros como yo os he amado"
Una abraçada, Montserrat
Algunas veces pienso que se ha vivido un cristianismo oscuro, lleno de tristeza y demasiado centrado en 'la otra vida', como si ésta no tuviese importancia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo.
Hola Joan Josep: este anacoreta, es un maestro muy savio? una abraçada
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