domingo, 18 de marzo de 2018

EL GRANO DE TRIGO


"Entre la gente que había ido a Jerusalén a adorar a Dios en la fiesta, había algunos griegos. Estos se acercaron a Felipe, que era de Betsaida, un pueblo de Galilea, y le rogaron:
– Señor, queremos ver a Jesús.
Felipe fue y se lo dijo a Andrés, y los dos fueron a contárselo a Jesús. Jesús les dijo:
– Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado. Os aseguro que si un grano de trigo no cae en la tierra y muere, seguirá siendo un solo grano; pero si muere, dará fruto abundante. El que ama su vida, la perderá; pero el que desprecia su vida en este mundo, la conservará para la vida eterna. Si alguno quiere servirme, que me siga; y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, mi Padre le honrará.
Siento en este momento una angustia terrible, pero ¿qué voy a decir? ¿Diré: ‘Padre, líbrame de esta angustia’? ¡Pero si precisamente para esto he venido! ¡Padre, glorifica tu nombre!”
Entonces vino una voz del cielo, que decía: “¡Ya lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez!”
Al oir esto, la gente que estaba allí decía que había sido un trueno, aunque algunos afirmaban:
– Un ángel le ha hablado.
Jesús les dijo:
– No ha sido por mí por quien se ha oído esta voz, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo. ¡Ahora va a ser expulsado el que manda en este mundo! Pero cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí.
Con esto daba a entender de qué forma había de morir."

Todo el mundo quiere ver a Jesús. Él anuncia su muerte. Y nos dice que para que el grano de trigo dé fruto ha de morir. Ha de sufrir la transformación bajo tierra.
Jesús nos está indicando que para dar fruto, hemos de morir a nosotros mismos; debemos transformarnos. Pero ¿cómo se muere a nosotros mismos? Amando. Nuestro ego nos encierra en nosotros mismos, nos aparta de los demás, nos hace egoístas. Amar, nos obliga a olvidarnos de nosotros mismos, a morir a nuestros gustos, para entregarnos a los demás. Esta es la única forma de dar fruto.
Jesús se acerca a su entrega total. A dar su vida en la cruz por TODOS. En Él morirán todo el mal, nuestros pecados y en su Resurrección, aparecerá TODO el fruto que puede darse.
Nuestra entrega no nos exige la muerte en cruz, pero sí morir a nosotros mismos. Sólo si somos capaces de dar todo nuestro amor, podremos obtener mucho fruto.   



3 comentarios:

  1. Cal, Jesús, que a terra, morim i donem el fruit que tu esperes de nosaltres. ..si el gra de blat no cau a terra i mor... Pare Nostre una abraçada.

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  2. Bon diumenge Joan Josep, jo interpreto morir en el egoisme i resucitar en la nostra soliraritat.

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