Las dos lecturas de hoy nos hablan de banquetes. En la primera lectura, Isaías, nos presenta el banquete del final de los tiempos. "Un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera...". El evangelio nos narra la multiplicación de los panes. A Jesús, las autoridades religiosas, lo acusaron de comer y beber y, además, de hacerlo en compañía de pecadores y gente de mala vida. Es curioso, pero en el evangelio salen constantemente las comidas. Según Juan, Jesús empieza su vida pública con un banquete de bodas en Caná y la acaba con una Cena en la que se da a si mismo en la Eucaristía. Tras la Resurrección aparece varias veces comiendo con sus discípulos. Los primeros cristianos lo entendieron claramente y sus eucaristías se realizaban alrededor de una mesa.
El simbolismo es claro: compartimos el alimento, porque compartimos nuestras vidas. Jesús lo hace en este evangelio con una multitud. El cristiano ha de compartir con todos: "cuatro mil comensales", simbolizan los cuatro puntos cardinales...
Este Adviento está marcado por una crisis profunda. Los comedores escolares detectan niños, que para ellos, esa comida escolar es la única del día. Una monja me comentaba, que hay familias que se avergüenzan de asistir al comedor social, porque las conocen en el barrio. Personas que han pasado de tener una tienda, a no tener nada.
Pero el simbolismo es más profundo. No sólo se trata de compartir alimentos, sino de compartir nuestra vida. Hemos de luchar por cambiar esta sociedad; hacerla más justa. Debemos transformar el mundo en un banquete en el que Dios sea nuestro anfitrión. Un banquete en el que todos nos hagamos Uno. Esa es la verdadera Eucaristía.
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Hoy es el Día Internacional del Voluntariado. Todos deberíamos dedicar un tiempo a la semana a los demás. A aquellos que necesitan ayuda.
El simbolismo es claro: compartimos el alimento, porque compartimos nuestras vidas. Jesús lo hace en este evangelio con una multitud. El cristiano ha de compartir con todos: "cuatro mil comensales", simbolizan los cuatro puntos cardinales...
Este Adviento está marcado por una crisis profunda. Los comedores escolares detectan niños, que para ellos, esa comida escolar es la única del día. Una monja me comentaba, que hay familias que se avergüenzan de asistir al comedor social, porque las conocen en el barrio. Personas que han pasado de tener una tienda, a no tener nada.
Pero el simbolismo es más profundo. No sólo se trata de compartir alimentos, sino de compartir nuestra vida. Hemos de luchar por cambiar esta sociedad; hacerla más justa. Debemos transformar el mundo en un banquete en el que Dios sea nuestro anfitrión. Un banquete en el que todos nos hagamos Uno. Esa es la verdadera Eucaristía.
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Hoy es el Día Internacional del Voluntariado. Todos deberíamos dedicar un tiempo a la semana a los demás. A aquellos que necesitan ayuda.
I tant voluntaris com som, estimat Joan Josep: tota la vida fent de catalans de peatge, col·laborant gratuïtament en tantes coses, aconsellant el que no sap prou... I llavors et trobes que des de la "Meseta" et fustiguen per tots cantons. I no és Déu, l'ofès, perquè Déu ningú no el coneix. No. Ells es regiren contra les persones d'una forma que ja sembla hitleriana. Ens hem demostrat i ens demostrem del tot generosos amb els pobres. Treiem pans de les pedres per donar-los als pobres. Però acabarem apedregats, que ja ens fan mal de veritat. Tanta gent sofreix mentre els "mesetaris" fan bossa...
ResponderEliminarUna abraçada,
Olga