Mientras subía a pié con su joven seguidor al Tibidabo, el Anacoreta comentaba:
- Los hombres podemos seguir dos caminos: el que va cuesta arriba o el que va hacia abajo. Nuestra hipocresía disfraza de virtud el más fácil y es el que solemos escoger.
El joven seguidor preguntó:
- ¿O sea que escogemos el que va cuesta abajo?
Sonrió pícaramente el anciano y respondió:
- Escogemos el más fácil, que aveces baja, pero otras veces sube. El problema no está en si sube o baja, sino en si esconde nuestra comodidad o no, en si es el de nuestra entrega o no.
Y siguieron subiendo...
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