No tengáis miedo, pequeño rebaño, que el Padre, en su bondad, ha decidido daros el reino. Vended lo que tenéis y dad a los necesitados; procuraos bolsas que no envejezcan, riquezas sin fin en el cielo, donde el ladrón no puede entrar ni la polilla destruye. Pues donde esté vuestra riqueza, allí estará también vuestro corazón.
Estad preparados y mantened vuestras lámparas encendidas. Sed como criados que esperan que su amo regrese de una boda, para abrirle la puerta tan pronto como llegue y llame. ¡Dichosos los criados a quienes su amo, al llegar, encuentre despiertos! Os aseguro que los hará sentar a la mesa y se dispondrá a servirles la comida. Dichosos ellos, si los encuentra despiertos aunque llegue a medianoche o de madrugada. Y pensad que si el dueño de la casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no dejaría que se la abrieran para robarle. Estad también vosotros preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperéis.
– Señor, ¿has contado esta parábola sólo para nosotros, o para todos?
Dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y atento, a quien su amo deja al cargo de la servidumbre para repartirles la comida a su debido tiempo? ¡Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, encuentra cumpliendo con su deber! De verdad os digo que el amo le pondrá al cargo de todos sus bienes. Pero si ese criado, pensando que su amo va a tardar en volver, comienza a maltratar a los demás criados y a las criadas, y se pone a comer, beber y emborracharse, el día que menos lo espera y a una hora que no sabe llegará su amo y lo castigará. Le condenará a correr la misma suerte que los infieles.
El criado que sabe lo que quiere su amo, pero no está preparado ni le obedece, será castigado con muchos golpes. Pero el criado que por ignorancia hace cosas que merecen castigo, será castigado con menos golpes. A quien mucho se le da, también se le pedirá mucho; a quien mucho se le confía, se le exigirá mucho más.
" (...) Estar preparado significa tener bien dispuestas las cuentas espirituales. Sabemos que las cuentas corrientes no significan nada para Dios. Lo verdaderamente importante es cómo somos, no lo que tenemos. Y ahí, jóvenes y mayores, laicos y religiosos, podemos elegir. Podemos conformarnos, pararnos en lo que somos, y no ir más allá, o podemos intentar, en el día a día, ser algo mejores. Una sonrisa al saludar a la familia, no gritar en el trabajo, comprensión hacia los demás, pensarlo dos veces antes de enfadarnos, revisar nuestra generosidad y nuestro compartir, ver cómo está nuestra relación con Dios, la frecuencia en la recepción de los sacramentos, sobre todo Eucaristía y Reconciliación…
Pedro, que era un poco así, pregunta a Jesús que si lo que ha dicho lo dice por ellos, por los discípulos, o por todos. Seguro que se quedó algo escamado. Pero Pedro escuchaba a Jesús, aunque muchas veces no le entendiera. Nosotros también hemos escuchado las palabras de Jesús. Podemos pensar que no van con nosotros, o podemos empezar, hoy mismo, a ser más santos. Y ser más santo significa estar más cerca de Dios, y, por lo tanto, ser más felices.
La imagen del castigo severo con que concluye el pasaje refleja la situación histórica de los tiempos de Jesús, cuando era corriente castigar severamente y a veces con crueldad al siervo que no cumplía con su deber. Los responsables del bien común se han desviado, han hecho mal uso de su poder. Hoy sabemos que el Señor no castiga a nadie; por eso la imagen quiere solamente subrayar cuán despreciable es el comportamiento de estos guías de comunidades, de estos líderes que, teniendo todo a su favor, habiendo conocido mejor que los otros la voluntad del Señor, se comportan de manera miserable. Su responsabilidad es mayor.
Nosotros también tenemos una responsabilidad, Sabemos el camino. No hay que hacer grandes cosas. Basta con dar un pasito para empezar. Y los ejemplo de Cristo y de los santos nos iluminan. Y María, la Madre, intercede por nosotros. No nos olvidemos de que no sabemos el día ni la hora. Mañana puede ser tarde. Donde esté nuestro tesoro, allí estará nuestro corazón. ¿Dónde está el tuyo? ¿Querremos ponernos en marcha, cambiar algo en nuestra vida, si es necesario?"
(Alejandro Carbajo cmf, Ciudad Redonda)
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