(Naturalmente la carta me la he inventado yo; pero creo, que la madre del obispo al que se le ha ocurrido decir que "habría que quitar el derecho al voto a las mujeres porque empiezan a pensar por sí mismas", y las culpa de todos los males de la sociedad actual, le diría cosas más o menos como estas.)
Querido hijo:
Cuando vengas a casa a visitarme, te voy a dar un pescozón y un tirón de orejas que se te van a subir por encima de la mitra. ¿Qué es eso de que las mujeres no podemos pensar por nosotras mismas y de que tenemos la culpa de los males de la sociedad actual? Te llevé nueve meses en mi vientre, te parí con dolor, aguanté noches intentando calmar tus lloros, te velé cuando estabas enfermos...¿crees que eso no lo hice pensando por mí misma? Cuando convencí a tu padre para que te dejara entrar en el seminario, ¿no lo hice pensando por mí misma?
¿Es que acaso Jesús, en contra de la mentalidad de su tiempo, se rodeó también de discípulas, se dejó acariciar los pies por una prostituta, habló a solas con la samaritana en el pozo de Jacob, para que no pensaran por sí mismas? ¿Crees que Santa Teresa de Jesús reformó el Carmelo sin pensar por sí misma, o la Beata Teresa de Calcuta dejó a su congregación para recoger los moribundos de la calle sin pensar por sí misma? Y la Virgen, ¿dijo su sí, su hágase según tu palabra, al ángel sin pensar por sí misma?¿Qué valor tendría entonces ese sí? Al pie de la cruz sólo estaban las mujeres y un adolescente. ¿Tampoco pensaban por sí mismas? Fueron las primeras en recibir el anuncio de su Resurrección. Seguro que fue porque eran incapaces de pensar por sí mismas.
Hijo mío, supongo que has meditado el evangelio de la misa de hoy. Ese evangelio puede considerarse como la fundación del colegio episcopal. Es decir, te dice cómo has de ser tú como obispo. Jesús envía a los doce apóstoles, de los que descendéis, a curar, a echar demonios y a proclamar el Reino de Dios, la Buena Nueva. No os envió a condenar, a mandar. Y recuerda que la Buena Nueva es que "los cojos andan, los ciegos ven..."es luchar por la justicia. Además os dijo que no llevarais alforja, ni bastón ni dinero. No que viajarais en mercedes ni os pongáis colas de varios metros, como tu obispo vecino. Acuérdate que el Papa Francisco, cuando era obispo de Buenas Aires viajaba en transporte público.
Hijo mío un obispo debe ser alguien que vaya de aldea en aldea "curando" a todos. No alguien que está preocupado por perder sus privilegios, que busque poder y que prefiera que los demás no piensen. Dedícate a luchar en tu diócesis por los que sufren, los que no tienen nada, los que padecen la injusticia de los hombres. Predica un evangelio de amor y solidaridad.
Dices que la ley de paridad es una tontería. En eso estoy de acuerdo. Esa ley no existiría si desde siempre se hubiera dejado pensar a las mujeres por sí mismas y no les hubierais cerrado el paso a los puestos de responsabilidad. No tengas miedo en poner no tu diócesis a mujeres en puestos de toma de decisiones y no las utilices sólo para barrer las iglesias y poner flores en los altares. ¿No te has fijado que somos mayoría en las celebraciones?
Hijo mío. Olvídate del pescozón y del tirón de orejas cuando vengas a casa. Una madre no deja de amar a su hijo por disparates que diga o cometa, pero es que me has encendido.
Te mando un gran beso y abrazo, decidido por mí misma. Tu madre que mucho te quiere: