Cuando vamos sumando años, poco a poco, nos invade la nostalgia. Un joven difícilmente añora el pasado. Hoy he leído este texto de una hoja de pastoral de La Salle, que me parece interesante compartirlo:
"La nostalgia no tendría que ser sinónimo de tristeza, de olvido del presente para centrarnos en un pasado mitificado, sino que tendría que ser el recuerdo que nos empuja, fábrica de utopía que nos ayuda a hacer camino, impulso para superar lo que ya hemos hecho y conseguido, sabiendo que el mañana siempre podrá ser mejor. La nostalgia podemos trabajarla y hacer de ella un reto que nos anime o un lastre que nos bloquee."
Es decir, que siempre debemos acompañar la nostalgia con la Esperanza. Cualquier tiempo pasado no fue mejor; simplemente fue. Y el pasado nos ha de servir para aprender y encarar el futuro con más fuerza.
Y con la Esperanza: debemos de transmitir a nuestros nietos, recuerdos,palabas historias, sensaciones de escenas vividas que ellos recuerden y que puedan recordar y comparar con las suyas: y asi tansmitirlas también.
ResponderEliminarLo único que no se puede transmitir,son los holores que quedan gravados en nuestro celebro; y aveces nos estrujamos para recordarlos