Mientras paseaban al atardecer por el parque cercano, el joven seguidor comentó al Anacoreta:
- Un compañero de universidad siempre me dice que la Fe impide la visión de la realidad y te encierra en un mundo ficticio.
El Anacoreta, tras chutar una pelota que unos niños habían lanzado donde estaban ellos, respondió:
- Es una acusación que suele aplicarse a la Fe. Pero la fe que niega el conocimiento no es fe. Es simple ideología. Informarse, aprender, iluminar...hacen crecer la Fe. La Fe auténtica no debe nunca cegarnos, sino hacernos ver, abrirnos los ojos...Es, sencillamente, ver las cosas de otra manera, con otra luz.
Llegó triste, quejándose de que todo el mundo lo criticaba.
- Yo intento hacer las cosas bien, pero nadie me valora.
El Anacoreta sonriendo le dijo:
- No te preocupes tanto de lo que los otros piensan de ti. Preocúpate más de tener una personalidad positiva, de hacer las cosas bien. La personalidad, lo que haces, es lo que realmente eres. En cambio, la reputación es aquello que las otras personas piensan que eres. Y lo que importa, es lo que realmente eres.
Lo miró con cariño y concluyó:
- Si cada noche examinas lo que has hecho durante el día y estás de acuerdo con ello, ¿qué importa lo que digan y piensen los demás?
A lo largo de la historia, la mujer ha sido esclavizada, manipulada, reducida a un objeto...
Pero la realidad es que es un referente universal de la solidaridad:
"...cuidando de los niños entre escombros, haciendo y repartiendo lo que haya de comida en los campamentos de damnificados, animando siempre, sobre todo con su presencia, sin claudicar, sin cansarse. Es como el referente último de vida que no defrauda. La mujer siempre está en medios de la catástrofe y siempre está promoviendo la vida."
Hoy es la festividad de Nuestra Señora de Montserrat. Este vídeo es del "Cant a la Verge" (canto a la Virgen) de Pau Casals. Está interpretado por la Escolanía de Montserrat. Las vistas son del Monasterio de San Benet, de las monjas Benedictinas, que se encuentra subiendo al Monasterio de Montserrat. Espero que os guste.
"Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas;pero el que trabaja solamente por el salario, cuando ve venir al lobo deja las ovejas y huye, porque no es el pastor ni son suyas las ovejas. Entonces el lobo ataca a las ovejas y las dispersa en todas direcciones.Ese hombre huye porque lo único que le importa es el salario, no las ovejas.
Yo soy el buen pastor. Como mi Padre me conoce y yo conozco a mi Padre, así conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. Yo doy mi vida por las ovejas.También tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traer. Ellas me obedecerán, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.
El Padre me ama porque yo doy mi vida para volverla a recibir.Nadie me quita la vida, sino que la doy por mi propia voluntad. Tengo el derecho de darla y de volverla a recibir. Esto es lo que me ordenó mi Padre."
Jesús nos pone hoy el ejemplo del buen pastor y las ovejas. Él se declara Buen Pastor. Con ello nos dice que nos conoce uno a uno, que nos ama uno a uno, que da su vida por nosotros uno a uno. A nosotros no nos gusta ser ovejas. Y es que no se trata de comportarse como borregos, sino de considerarnos frágiles e indefensos, como una oveja frente al lobo. Nosotros, si queremos ser discípulos de Jesús, también debemos ser buenos pastores. Para ello, tenemos que empezar por conocer al Padre como Él nos conoce. Y, luego, debemos conocer a los demás. Vivimos en una sociedad en la que nos ignoramos. Nos cruzamos con cientos de personas por la calle, viajamos con ellas en el metro o en el autobús, y no sabemos quienes son. No nos gusta la imagen de ser ovejas de rebaño, y sin embargo seguimos como borregos los dictados de la moda, lo que nos dice la tele, lo que nos pide el político de turno. Pero lo más grave es, que quizá tampoco conozco a los más cercanos: a mis hijos, a mis padres, a mi pareja, a mis compañeros de trabajo, a mis hermanos de comunidad. Quizá necesitan nuestro calor, nuestra mano, un abrazo...y no nos damos cuenta, porque no los conocemos; porque no nos tomamos el tiempo de conocerlos. También el Buen Pastor da su vida por sus ovejas. Nosotros debemos dar la vida por los demás. Luchar por hacer de este mundo, un mundo mejor: el Reino. Teniendo claro que aquellos que no piensan como yo, quizá están luchando por lo mismo que yo y que un día perteneceremos al mismo rebaño, el único rebaño; porque Jesús dio su vida por todos. Y el Padre nos espera con los brazos abiertos a todos.
"Somos aquello que amamos. Si amamos a Dios, a cuya imagen fuimos creados, nos descubrimos en Él y no podemos dejar de ser felices: ya hemos alcanzado algo de la plenitud del ser para el cual fuimos destinados en nuestra creación. Si amamos cualquier cosa menos Dios, contradecimos la imagen nacida en nuestra misma esencia, y no podemos dejar de ser infelices, porque somos una caricatura viva de lo que deberíamos ser."
(Thomas Merton, "Las aguas de Siloé")
Y no olvidemos que para amar a Dios, hemos de amar a los hombres.
De este lugar ya os hablé hace unos años. Vuelvo a mostrároslo, porque creo que lugares como estos son de gran importancia y utilidad.
Se encuentra en Barcelona, en la falda del Tibidabo, entre bosques de pinos. Es un monasterio de monjas Jerónimas. El Casal Bellesguard es la hospedería de este monasterio. Es un lugar donde se respira paz y espiritualidad. El Casal se presta para pasar unos días de reflexión personal o en comunidad. También para quien quiera pasar unos días dedicados al estudio sin distracciones. En estos tiempos en los que nos quejamos del ruido de las ciudades, aquí, a un cuarto de hora de la ciudad, encontramos un lugar de auténtica paz. Los precios son muy módicos y las instalaciones estupendas. La capacidad máxima es de 23 personas. El teléfono de contacto: 674287210.
Se me mostró una ostra y al abrirla descubrí que albergaba una preciosa perla. Y escuché estas palabras: - No te quejes de tus defectos. Haz como la ostra con el grano de arena que penetró en su interior. Transfórmalo poco a poco, con amor, en una preciosa perla, en una cualidad.
No sabemos, ni nunca sabremos sus nombres. Quedarán como los 700. Como han quedado también reducidos a un número sus predecesores, ahogados en el el estrecho o en el Mediterráneo. Ningún jefe de estado, ni siquiera ministro, ni subsecretario se manifestará por ellos. A lo sumo harán promesas que luego no cumplirán. Y en algún lugar se hará un minuto de silencio, que suele durar 30 segundos, en su memoria. Memoria que durará poco. Tenemos tan poca memoria los humanos....
Aquí os dejo este poema, "Los nadie" de Eduardo Galeano. dedicado ha todos los nadies de nuestro mundo. Esos que, y es mucho, se ven reducidos a ser un número..., porque hay otros que ni siquiera sabemos que han muerto, que mueren o que morirán de injusticia humana.
Hay muchos escritores, frases de gente conocida, posts de internet que nos invitan a soñar. Pero hay formas diferentes de soñar. J.L. Segovia Bernabé en su libro "Descenso a los infiernos o a las moradas de la marginación", distingue entre "sueño-opio" y "sueño-estímulo". El primero nos aleja de la realidad y conduce al fracaso y a la marginación. Nos paraliza y nos hace vivir en las nubes. El segundo nos empuja a luchar y a progresar. Los hay que se oponen a todo tipo de sueño. Defienden atenerse a la realidad y afirman que todo lo demás es humo, inexistente. Pero, lo real no es solamente lo que existe. Y la auténtica utopía ( que es la que perseguimos en el sueño-estímulo) no es lo inalcanzable, sino lo real que aún no se ha hecho posible, pero que puede serlo.
Los grandes creadores, los que han logrado cambios importantes en nuestra humanidad, han sido soñadores de sueños-estímulo, y no dejaron de luchar hasta alcanzarlos.
"Entonces ellos contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo reconocieron a Jesús al partir el pan.
Todavía estaban hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y los saludó diciendo:
– Paz a vosotros.
Ellos, sobresaltados y muy asustados, pensaron que estaban viendo un espíritu.Pero Jesús les dijo:
– ¿Por qué estáis tan asustados y por qué tenéis esas dudas en vuestro corazón?Ved mis manos y mis pies: ¡soy yo mismo! Tocadme y mirad: un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo.
Al decirles esto, les mostró las manos y los pies.Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les preguntó:
¿Tenéis aquí algo de comer?
Le dieron un trozo de pescado asado,y él lo tomó y lo comió en su presencia.Luego les dijo:
– A esto me refería cuando, estando aún con vosotros, os anuncié que todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en los salmos, tenía que cumplirse.
Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras,y les dijo:
– Está escrito que el Mesías tenía que morir y que resucitaría al tercer día;y que en su nombre, y comenzando desde Jerusalén, hay que anunciar a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que él les perdone sus pecados.Vosotros sois testigos de estas cosas."
Nos dice el evangelio de hoy que Jesús les abrió la mente a los discípulos. Les enseñó a entender las Escrituras. Es decir, les enseñó a "mirar".
Primero lo habían confundido con un fantasma. Luego siguen reticentes ante Él. No se atreven a preguntarle nada. Es Él quien les abre la mente. Nosotros también tenemos falsas imágenes de Dios, fantasmas. No es extraño que nos cueste creer en esos dioses que reflejan los complejos de nuestra infancia. Por eso necesitamos que Jesús nos enseñe a "mirar" las cosas con otros ojos y nos abra lamente. Los apóstoles, como nosotros, se quedaron en la muerte de Jesús, en los negativo, en las dificultades. Jesús les abre los ojos y les hace ver, que tras la muerte está la Resurrección. Jesús nos enseña que tras las dificultades, las pérdidas...siempre hay una vida nueva. Que tras las caídas, siempre hay un levantarse. Y, lo más importante, que somos nosotros los que podemos dar la mano y levantar a los otros. Esa es la misión del cristiano, abrir las mentes, enseñar a mirar a todo el mundo, para que sepan que otro mundo es posible: el Reino de Dios.
Es cierto que África sólo sale en la prensa para mostrar desgracias, y eso durante dos días. Luego el problema sigue, pero ya no es noticia y queda olvidado. Nos contentamos con cuatro artículos de protesta, pero, luego, todo queda en nada.
Pero en África están los niños, muchos niños. Lo pasan mal y suelen ser las primeras víctimas en todo. Pero el niño africano también es feliz, sabe reír y bailar. El niño africano, es ante todo, eso, un niño. Como siempre salen sus fotos llorando, llenos de moscas y cadavéricos, hoy os muestro esta otra imagen. Luchemos para que nunca pierdan esta alegría
Os dejo para reflexionar este texto de Thomas Merton, tomado de "El terreno oculto del amor"
"Dios no es un "problema" y nosotros, que vivimos la vida contemplativa, hemos aprendido por experiencia, que nadie puede conocer a Dios mientras esté interesado en resolver "el problema de Dios". Tratar de resolver el problema de Dios es tratar de verse los ojos. Uno no puede verse los ojos porque son aquello con lo que ve, y Dios es la luz por la que vemos - por la que vemos, no un "objeto" claramente definido llamado Dios, sino todo lo demás en el Único invisible -. Dios es entonces Aquel que ve y la Visión. Pero Él no es visto en la tierra. En el cielo, Él es Aquel que ve, La Visión y el Visto. Dios se busca a Sí mismo en nosotros, y la aridez y aflicción de nuestro corazón es la aflicción de Dios que no es conocido en nosotros, que no puede encontrarse a Sí mismo en nosotros, porque no nos atrevemos a creer o confiar en la increíble verdad de que Él puede vivir en nosotros, y puede morar en nuestro ser porque lo elige, porque lo prefiere. En efecto, existimos sólo para esto, para ser el lugar que Él ha elegido para Su presencia, Su manifestación en el mundo, Su epifanía. Pero nosotros oscurecemos todo esto y los hacemos vergonzoso porque no lo creemos, porque nos negamos a creerlo. No es que odiemos a Dios, sino que más bien nos odiamos a nosotros mismos y hemos perdido la esperanza en nosotros mismos. Si empezáramos a reconocer, humilde pero verdaderamente, el verdadero valor de nuestro yo, veríamos que este valor es el signo de Dios en nuestro ser, la firma de Dios sobre nuestro ser. Por suerte, el amor del prójimo se nos da como el camino para comprender esto, pues el amor de nuestro hermano, de nuestra hermana, de la persona amada, de nuestra esposa, de nuestro hijo, está ahí para que veamos con la claridad de Dios mismo que somos buenos. Es el amor de quien me ama, lo que ve a Dios en mí, lo que hace a Dios creíble para mí mismo en mí. Y es mi amor a la persona que amo, lo que me permite mostrarles que Dios está en ellos. El amor es la epifanía de Dios en nuestra pobreza".
De la montaña de Montserrat todo el mundo conoce los dos Monasterios, Santa Cecilia, la Cova y la ermita de sant Miquel. Pero la montaña alberga unas catorce ermitas. Muchas son cuevas a las que se les ha añadido una pequeña construcción, a veces una simple pared, para formar un habitáculo. Junto con la montaña del Montsant, son los dos lugares de Catalunya en los que ha habido más ermitaños a lo largo de la historia.
La foto con que abro el post es la ermita de la Santa Creu. Es de uso privado de la comunidad monástica y se accede desde el jardín por una escalera inacabable. Cuando yo era novicio de La Salle en San Martín de Sesgayoles, subimos esas escaleras. En ese momento vivía un monje ermitaño, el Padre Estanislau María Llopart. Éramos una cuarentena y me quedé con ganas de hablar con él. Años más tarde quise hablar con él, pero se había trasladado al Japón y la India. Esa ermita se encuentra a 1000 m de altura en la zona de la montaña conocida como La Tebaida. No hace mucho sufrió un incendio, al parecer fortuito. Desde Sant Miquel está a una hora de camino.
El joven seguidor estaba muy enfadado. No entendía la pasividad ante la injusticia.
- Se nos predica paciencia, pero la gente sigue sufriendo sin que nadie luche para defenderlos.
El Anacoreta lo miró con comprensión y le dijo.
- Interpretamos mal la palabra paciencia. La palabra que encontramos en la Biblia es "hypomoné". Esta palabra griega indica un aguante activo, una resistencia activa. La paciencia no significa quedarse sin hacer nada, sino, actuar desde la tranquilidad, pero actuar. El verdadero paciente no se queda quieto. El paciente actúa, responde a los ataques, pero sin violencia. Eso es ser paciente.
Salían de misa. El Anacoreta, sonriendo, le dijo a su joven seguidor:
- ¿Has oído el evangelio de hoy? Todos somos Nicodemo. No entendemos eso de volver a nacer.
El joven respondió:
- Claro. Es que eso de volver a nacer, si se toma literalmente, es imposible.
Volvió a sonreír el anciano y repuso:
- Pero en sentido metafórico, si lo entendemos, no lo creemos. "¿Cambiar a mi edad?"."Yo siempre he sido así"."A mi edad, dejadme tranquilo". Eso es lo que decimos. Y es posible que sea cierto si pretendemos hacerlo solos.
Miró profundamente a su joven seguidor y concluyó:
- Pero no estamos solos. Él está junto a nosotros. Nuestros hermanos están junto a nosotros. Siempre es tiempo de volver a nacer, siempre podemos cambiar, siempre podemos crecer..., pero hemos de desearlo de verdad.
Se me mostró un cielo iluminado con un sol radiante. Era como una manta azul que me envolvía y todo estaba iluminado. Luego se me mostró el mismo cielo en una noche sin luna. No se veía nada a mi alrededor, pero en el cielo se veían millones de estrellas muy lejanas. Y escuché estas palabras:
- Cuando todo está iluminado en tu vida, crees ver correctamente. Sin embargo, sólo ves los objetos cercanos. Es de noche cuando podemos ver las estrellas lejanas. No temas la noche oscura del alma. Es entonces cuando verás aquello que la luz no te dejaba ver.
"Al llegar la noche de aquel mismo día, primero de la semana, los discípulos estaban reunidos y tenían las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús entró y, poniéndose en medio de los discípulos, los saludó diciendo:
– ¡Paz a vosotros!
Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y ellos se alegraron de ver al Señor.Luego Jesús dijo de nuevo:
– ¡Paz a vosotros! Como el Padre me envió a mí, también yo os envío a vosotros.
Dicho esto, sopló sobre ellos y añadió:
– Recibid el Espíritu Santo.A quienes perdonéis los pecados, les quedarán perdonados; y a quienes no se los perdonéis, les quedarán sin perdonar.
Tomás, uno de los doce discípulos, al que llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús.Después le dijeron los otros discípulos:
– Hemos visto al Señor.
Tomás les contestó:
– Si no veo en sus manos las heridas de los clavos, y si no meto mi dedo en ellas y mi mano en su costado, no lo creeré.
Ocho días después se hallaban los discípulos reunidos de nuevo en una casa, y esta vez también estaba Tomás. Tenían las puertas cerradas, pero Jesús entró, y poniéndose en medio de ellos los saludó diciendo:
– ¡Paz a vosotros!
Luego dijo a Tomás:
– Mete aquí tu dedo y mira mis manos, y trae tu mano y métela en mi costado. ¡No seas incrédulo, sino cree!
Tomás exclamó entonces:
– ¡Mi Señor y mi Dios!
Jesús le dijo:
– ¿Crees porque me has visto? ¡Dichosos los que creen sin haber visto!
Jesús hizo otras muchas señales milagrosas delante de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en él."
Solemos poner a Tomás como ejemplo de quien tiene una Fe débil. De quien necesita ver para creer. Cuando ve las llagas de Cristo, cae de rodillas y exclama: ¡Señor mío y Dios mío! Sin embargo Tomás es un ejemplo que también nos dice que hemos de creer para ver. La existencia del mal en la tierra es una de las razones que nos impiden creer. Sin embargo, Jesús , en ese mal, nos está mostrando cada día sus llagas: el hambre, la enfermedad, la injusticia, la guerra, niños obligados a trabajar, mujeres maltratadas, inocentes asesinados...Esas son las llagas que nos están gritando: si crees en mí has de verme a mí en esas personas, has de caer de rodillas frente a ellas y has de exclamar ¡Señor mío y Dios mío! Has de luchar por curar esas llagas, por hacerlas desaparecer. Es entonces que, como Tomás, veremos a Dios en el Crucificado, en todos los crucificados del mundo. No veremos para creer, sino que, porque creeremos, sabremos reconocerlo y verlo donde verdaderamente está: en los hombres.
"Por último, se apareció a los once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y su terquedad, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo y proclamad la buena noticia a toda criatura." (Mc 16, 14-15)
Nos encontramos ante el final del Evangelio de Marcos. Los discípulos sólo creen cuando Jesús se les aparece cuando estaban a la mesa. Ayer, Juan nos los presentaban en el lago y Jesús los invita a comer y les reparte el pan y peces. Está claro que la Eucaristía es el acto central que nos lleva a la Fe. Es verdad que a Jesús podemos encontrarlo nosotros solos, en la oración o en nuestra vida. Pero sobre todo es la comunidad la que nos ayudará a creer y a reforzar nuestra Fe. Cuando decimos que no necesitamos asistir a la iglesia para ser cristianos, estamos olvidando que la Fe cristiana es ante todo comunitaria. Es nuestra comunión de Amor la que nos acerca de verdad a Dios. Y la Fe no es algo para nosotros solos. Jesús nos dice que hemos de anunciar la Buena Nueva a todo el mundo. Lo haremos sobre todo, con nuestro testimonio de comunidad de Amor y de Solidaridad. Los cristianos somos Comunidad.
La vida nos trae muchos momentos de dolor; pero como a María Magdalena junto al sepulcro, Jesús nos puede cambiar las lágrimas en danza.
Hace días que nos dejo ningún vídeo de Manel. Este con música inspirada en el Padrenuestro de Rimsky Korsakoff, nos trasporta con imágenes a las Parábolas de Jesús.
"Entonces el discípulo a quien Jesús amaba le dijo a Pedro: ¡es el Señor!" (Jn 21, 7)
Los discípulos están en Galilea. Han ido a pescar y no pescan nada. Él, desde la orilla, les dice que vuelvan a echar la red. La pesca es prodigiosa. Y Juan, el discípulo amado, se da cuenta de que es Jesús.
Podemos sacar dos lecciones de este texto:
. Sin Jesús es vano nuestro trabajo y esfuerzo. No importa que utilicemos las últimas tecnologías. Nuestro apostolado depende de nuestra unión con Él, no de nosotros, de nuestras cualidades, de nuestros medios.
. El amor es el que nos permite ver a Jesús y reparar su presencia junto a nosotros. A Jesús se le encuentra con el amor, no con el conocimiento.
"Entonces les abrió los sentidos para que comprendieran las Escrituras." (Lc 24,45)
Jesús se aparece a sus seguidores y estos creen que es un fantasma. Come delante de ellos para demostrar que es Él. Pero tiene que abrirles la mente para que comprendan las Escrituras y entiendan todo lo que ha sucedido.
Ante nosotros se presentan las Escrituras y los Signos de los Tiempos en la vida, pero no comprendemos. Por eso es necesario la meditación y la contemplación para que Él nos abra los sentidos que nos hagan verle en todo y en todos. Sólo si lo encontramos a Él, podremos encontrar el sentido de nuestra vida.
"Quédate con nosotros, porque es tarde y está anocheciendo." (Lc 24, 29)
Aquellos dos discípulos se dirigen a Emaús desencantados. Sus esperanzas se han desvanecido: "Nosotros creíamos..." Aquel viajero les ha animado, por ello le piden que se quede con ellos ya que anochece.
En nuestra vida también anochece. Basta abrir el periódico o mirar los telediarios. Desgracias e injusticias por todas partes. Por eso, más que nunca, necesitamos que hoy Él se quede con nosotros para hacer luz en nuestra noche. Y hacer que Jesús se quede con nosotros no es sumergirse en un pietismo que nos haga olvidar la realidad, sino luchar, con nuestras posibilidades, para hacer un mundo mejor; para cambiarlo.
Hacer que Jesús se quede con nosotros es tomar conciencia de la realidad e iluminarla con la luz de la esperanza y del amor. Es acoger al que sufre y luchar para que no haya más sufrimiento.
El evangelio de hoy nos dice que hemos de caminar con Él, que es caminar con el otro, con nuestros hermanos. Es entonces cuando al compartir el pan, descubriremos que el otro es precisamente Él.
"Entonces Jesús la llamó por su nombre: ¡María!" (Jn 20,16)
María Magdalena llora junto al sepulcro porque Jesús no está. Pero a su espalda Él está y la llama por su nombre. Y la envía a anunciar su Resurrección a los demás discípulos.
Muchas veces nos quejamos de que no le vemos. Lloramos la ausencia de Dios. Sin embargo Él está ahí y nos llama por nuestro nombre. Él está ahí en las personas que nos aman, en las personas que nos necesitan, en el otro. Como María, no lo reconocemos hasta que nos llama por nuestro nombre. Si tenemos nuestra mente repleta de palabras y sonidos, no podemos oírle. Es en el silencio de la meditación cuando lo escucharemos. Y Él nos invita a anunciarlo a los demás. A ayudar a los demás a hacer el silencio para que puedan oír su nombre. Porque a ellos también los llama por su nombre.
"No tengáis miedo. Id a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea, y que allí me verán."
Las mujeres son las primeras en ir de mañanita al sepulcro. Ellas serán las primeras en ver a Jesús. Y ellas serán las primeras "enviadas" (misioneras), para anunciar a los discípulos dónde encontrarán a Jesús. (¿Cuándo pondremos en la Iglesia a las mujeres en el lugar que les corresponde?)
"Ir a Galilea" significa volver a los inicios. Si queremos ver a Jesús hemos de acercarnos a la sencillez. Volver a aquellos tiempos en que Jesús hacía que los niños se acercaran a Él. Aquellos tiempos en que devolvía la vista a los ciegos, hacía andar a los paralíticos y retornaba la palabra a los mudos. Aquellos tiempos en los que purificaba a los leprosos y expulsaba los demonios de los corazones torturados. Porque a Jesús lo encontramos en los pobres, en los enfermos, en los que sufren. Los discípulos esperaban un Jesús poderoso, rey y querían ser sus ministros. Jesús les invita a volver a Galilea. Jesús les invita a volverse hacia los otros. Él es rey del amor. Nosotros hemos construido grandes iglesias, inmensos conventos y monasterios. Él nos invita a volver a Galilea. A la humildad, a la sencillez. A ser semejantes a Él, otros Jesús, que pasen por el mundo repartiendo amor.
"El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, y vio quitada la piedra que tapaba la entrada.Corrió entonces a donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien Jesús quería mucho, y les dijo:
– ¡Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto!
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro.Los dos iban corriendo juntos, pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro.Se agachó a mirar y vio allí las vendas, pero no entró.Detrás de él llegó Simón Pedro, que entró en el sepulcro. Él también vio allí las vendas,y vio además que la tela que había servido para envolver la cabeza de Jesús no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte.Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado y creyó.Y es que todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenía que resucitar."
Las mujeres van al sepulcro muy temprano. Lo encuentran vacío. Vuelven corriendo hacia donde estaban Pedro y Juan a advertirles. Ellos también corren hacia el sepulcro. Ven y creen.
Tres pasos que también debemos dar nosotros:
. CORRER: Ir hacia Jesús sin desgana. Correr hacia los otros. No quedarnos encerrados en nuestra burbuja de egoísmo. Correr a servir.
. VER: Ellos vieron que no estaba en el sepulcro. Nosotros hemos de ver las necesidades de los otros. La ausencia de bien, de justicia. Mirarlo todo con ojos nuevos, con ojos puros.
. CREER: Pedro y Juan creyeron, aunque aún no lo tenían muy claro, que Jesús había resucitado. Nosotros debemos creer, que ese Jesús resucitado vive en los otros, en los pobres, en los perseguidos por la justicia, en los que lloran, en los enfermos, en los hambrientos...Que ese Jesús vive en los que ayudan a los demás, en los que se entregan, en los que dan su vida, en los que aman...aunque no crean en Él
Debemos despertar de nuestra somnolencia, de nuestros ritos sin vida, de nuestras rutinas y lanzarnos en busca de ese Jesús que nos espera en los otros; de ese Jesús que VIVE en los otros. Y así...creeremos y descubriremos que también VIVE en nuestro corazón.
"Está bien esperar en silencio la salvación del Señor." (Lam 3,6)
Este es el espíritu de Sábado Santo: esperar, silencio. Todo reposa. Jesús está en el sepulcro. María y las mujeres esperan. Los apóstoles no esperan nada. Por eso María y las mujeres irán al alba a la tumba y los apóstoles no las creerán cuando vuelvan con el anuncio de la Resurrección.
Hoy es el día de todos los silencios. El oficio de la Vigilia Pascual en la noche, será el momento de todas las respuestas.
El vídeo de las Hermanas Benedictinas del Monestir de Sant Benet de Montserrat, recorre todas las lecturas del Oficio de Vigilia. Nos muestran el camino desde el inicio hasta la Resurrección. El camino de nuestro nacimiento de la carne, hasta nuestro nacimiento al Reino. Morir para dar vida. Es el camino de Jesús, el camino al Padre.
Estamos tan acostumbrados a ver la Cruz, que ya no nos damos cuenta del misterio que representa. ¿Cómo se puede seguir a Alguien que fue ajusticiado con la más humillante de las condenas de su tiempo? Jesús se entrega, lo hace por completo, hasta el total cumplimiento. Todo está cumplido, nos dice antes de expirar. Pero la Cruz no se puede contemplar aislada. Es el cumplimiento de toda una Vida. Y no acaba en ella misma. Tras ella está la luz del alba, la Resurrección. Es ahí donde la Cruz cobra todo su sentido. No quiero añadir nada más. Hoy es día de contemplación, no de palabras. Ahí os dejo la meditación de la Pasión según San Juan, que nos ofrecen las Hermanas Benedictinas del Monestir de Sant Benet de Montserrat.
"Era la víspera de la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de dejar este mundo para ir a reunirse con el Padre. Él siempre había amado a los suyos que estaban en el mundo, y así los amó hasta el fin.
El diablo ya había metido en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la idea de traicionar a Jesús. Durante la cena, Jesús, sabiendo que había venido de Dios, que volvía a Dios y que el Padre le había dado toda autoridad, se levantó de la mesa, se quitó la ropa exterior y se puso una toalla a la cintura.Luego vertió agua en una palangana y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura.
Cuando iba a lavar los pies a Simón Pedro, este le dijo:
– Señor, ¿vas tú a lavarme los pies?
Jesús le contestó:
– Ahora no entiendes lo que estoy haciendo, pero más tarde lo entenderás.
Pedro dijo:
– ¡Jamás permitiré que me laves los pies!
Respondió Jesús:
– Si no te los lavo no podrás ser de los míos.
Simón Pedro le dijo:
– ¡Entonces, Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza!
Pero Jesús le respondió:
– El que está recién bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. Y vosotros estáis limpios,aunque no todos.
Dijo: “No estáis limpios todos”, porque sabía quién le iba a traicionar.
Después de lavarles los pies, Jesús volvió a ponerse la ropa exterior, se sentó de nuevo a la mesa y les dijo:
– ¿Entendéis lo que os he hecho?Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y tenéis razón porque lo soy.Pues si yo, el Maestro y Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros. Os he dado un ejemplo para que vosotros hagáis lo mismo que yo os he hecho." Celebramos hoy la institución de la Eucaristía. Jesús se nos entrega como pan. Juan nos muestra a Jesús lavando los pies, como un esclavo, a sus discípulos. En ambos actos nos pide que nosotros hagamos lo mismo. Nos está pidiendo que nos entreguemos totalmente a los demás, que nos hagamos sus servidores. Este es el sentido verdadero de la Eucaristía: hacerse pan para los demás. Juntar nuestras vidas, nuestros granos de trigo, en un solo pan para todos. Si cada vez al salir de misa y comulgar, salimos igual que hemos entrado, y no nos hemos hecho pan con Jesús y con todos, es que no hemos enterado de nada. Y hacerse pan no es sencillo. Significa dejar aparcado nuestro ego y hacerse uno con el otro. Significa dejarse impregnar por la levadura del amor. Dejarse amasar. No vivir para nosotros, sino para los demás. Es hacerse alimento que se reparte, ser el pan de cada día para el que pasa hambre. Ser alimento espiritual y material para todos. Es hacerse AMOR. Por eso, hoy también es el día del AMOR. Y el Amor se nos queda demasiadas veces en simples palabras. Amar es acción, porque amar es hacerse pan para los hombres, pan para los demás.
Judas traiciona y recibe treinta monedas de plata. Nosotros también traicionamos a Jesús. Lo hacemos, cuando traicionamos al hombre. Cuando por salvar nuestra economía, nuestras treinta monedas de plata, explotamos el Tercer Mundo, expoliamos sus materias primas y los dejamos a ellos envueltos en guerras, muriendo de hambre y azotados por las enfermedades.
Traicionamos a Jesús, cuando salvamos a los Bancos y deshauciamos a las personas humildes. Vendemos a Jesús, cuando explotamos sexualmente a las mujeres. Traicionamos a Jesús, cuando hacemos del dinero el principal objetivo de nuestras vidas y sacrificamos nuestros valores para obtenerlo.