Llegó triste, quejándose de que todo el mundo lo criticaba.
- Yo intento hacer las cosas bien, pero nadie me valora.
El Anacoreta sonriendo le dijo:
- No te preocupes tanto de lo que los otros piensan de ti. Preocúpate más de tener una personalidad positiva, de hacer las cosas bien. La personalidad, lo que haces, es lo que realmente eres. En cambio, la reputación es aquello que las otras personas piensan que eres. Y lo que importa, es lo que realmente eres.
Lo miró con cariño y concluyó:
- Si cada noche examinas lo que has hecho durante el día y estás de acuerdo con ello, ¿qué importa lo que digan y piensen los demás?
Gracias, lo intentare, ser lo que soy, gracias.
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