El Anacoreta y e su joven seguidor estaban en Montserrat tras la "pujada a peu". Mientras contemplaban a los peregrinos que llegaban, el anciano dijo:
- La vida es como un camino que pasa por ríos, montañas, valles y cañadas. Hay lugares fértiles y lugares secos. Días de sol y días de lluvia. Cuando el día es lluvioso, hemos de pensar que no dura siempre y que debemos seguir caminando. Cuando llegue la difícil subida, hemos de pensar que luego llegará el llano y debemos seguir caminando. Sólo así alcanzaremos nuestro destino.
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