Todos conocemos la parábola del Padre Bueno (Hijo Pródigo). Pero, ¿se nos ha ocurrido vivirla un día? Levantarnos por la mañana y sentir que Dios, que oteaba el horizonte en nuestra espera, sale corriendo y nos abraza con fuerza. Que el sol que sale por el horizonte es Él que lo hache salir para nosotros. Que los pájaros que cantan los hace cantar Él para nosotros. Que toda la naturaleza, el viento, las flores, los árboles, están ahí, porque Dios ha organizado una fiesta por nuestro regreso...
Cada día es una nueva oportunidad para nosotros. Dios nos espera con los brazos abiertos y ha encargado el mejor vestido para nosotros y el mejor banquete.
¿No creéis que si empezamos cada día así, nuestra vida irá mucho mejor? Cada día empezamos de cero. Él nos ama. Espera de nosotros lo mejor. Siempre está dispuesto a personar. Es nuestro Padre Bueno.
¿No creéis que si empezamos cada día así, nuestra vida irá mucho mejor? Cada día empezamos de cero. Él nos ama. Espera de nosotros lo mejor. Siempre está dispuesto a personar. Es nuestro Padre Bueno.
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