miércoles, 3 de enero de 2018

EL CORDERO DE DIOS


"Al día siguiente, Juan vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo:
- ¡Mirad, ese es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo! A él me refería yo cuando dije: ‘Después de mí viene uno que es más importante que yo, porque existía antes que yo.’ Yo mismo no sabía quién era él, pero he venido bautizando con agua precisamente para que el pueblo de Israel le conozca. 
Juan también declaró:
- He visto al Espíritu Santo bajar del cielo como una paloma, y reposar sobre él. Yo aún no sabía quién era él, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que el Espíritu baja y reposa, es el que bautiza con Espíritu Santo.’ Yo ya le he visto, y soy testigo de que es el Hijo de Dios."

Juan cumple su misión. Señala a Jesús, el que el pueblo debe conocer. Y lo presenta como el Cordero de Dios. En aquellos tiempos, para perdonar los pecados y purificarse, se sacrificaban animales, muchas veces un cordero. Isaías habla del cordero que es conducido al matadero sin rechistar.
Juan nos muestra la misión de Jesús, dar su vida por nosotros y bautizarnos con el Espíritu Santo. A partir de Jesús no son los sacrificios de corderos los que salvan al mundo, sino la vida entregada por Jesús y la vida entregada de sus seguidores.  Si hubiésemos comprendido esto, nuestra sociedad sería una sociedad de paz y de amor. Mientras no comprendamos esto, seguirán muriendo inocentes en el mundo por la salvación de todos. 




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