Se nos acaba el año 2012. Televisiones, radios, revistas...hacen un repaso general al año. Lo bueno y lo malo que nos ha llegado... ¿Hacemos lo mismo con nuestra vida? ¿Revisamos lo que hemos hecho durante este año?¿Analizamos la respuesta que hemos dado a los acontecimientos buenos y malos? ¿Hemos actuado como debíamos?
Mira las cosas que has hecho mal. Úsalas para aprender de tus errores, pero no te quedes ahí, sólo para lamentarte de ellas y hundirte cada vez más. Reconocerlas nos ayuda a crecer.
Y lo más importante, debemos entrar en nuestro corazón. ¿Qué hay en su interior?¿Ha aumentado el amor?¿Cuántas tiritas hemos tenido que ponerle?¿Están ahí, en su interior, los más débiles, aquellos que más nos necesitan?
Este día solemos hacer propósitos. Muchos de ellos no duran demasiado. Nos excusamos diciendo que han sido fruto de un momento de exceso de emoción...Ya sé, que para muchos, esta noche no se prestará a reflexionar. La pasaréis entre música, ruido, algarabía...Empezará el 2013 y al poco tiempo diréis. ¡Va! al fin y al cabo sólo es un día más que ayer...Pero sería bueno buscar un momento para vosotros solos. No os digo que asistáis a una oración de fin de año de las que hacen algunas comunidades religiosas. Sólo os pido que busquéis un momento de soledad. Pensad entonces en la persona más débil de vuestro entorno. Aquella que creéis que está más sola, más abandonada. La que necesita más amor. Toma entonces una resolución, sólo una, referente a esa persona (o personas, puede ser un colectivo). Y luego, lucha todo el año 2013 para cumplirla. Es la mejor manera de despedir el 2012. Adiós 2012...