El Anacoreta y su joven seguidor paseaban ante un espléndido paisaje en la montaña. El joven preguntó:
- ¿Por qué nos sentimos tan bien interiormente, cuando nos encontramos rodeados de belleza?
Sonrió el Anacoreta y respondió:
- Porque nuestro interior no es ajeno a lo que percibimos a nuestro alrededor. Ese paisaje exterior resuena en nuestro paisaje interior. Por eso aquí nos encontramos más felices y nos parece que tenemos más energía, que todo es bueno. Nos parece estar más cerca de Dios.
Hizo una breve pausa y concluyó:
- Pero lo inverso también sucede. Nuestra belleza interior, el vivir conscientes de la presencia de Dios en nosotros, transforma nuestro entorno y lo percibimos más hermoso. Por eso hay personas que son capaces de ser felices, de ver la belleza en los medios más hostiles.
Y siguieron felices su paseo...
¡Ben retrobat, estimat Joan Josep! M;'alegra la teva visió de la vida i la pau que t'envolta.
ResponderEliminarÉs ben cert aquest viatge d'anada i tornada de la bellesa: la que rebem i la que transmetem. Tinc la sort de trobar-ne molta, pel camí, sense obviar les lletjors més negres.
Tinc dificultats amb la cobertura d'Internet aquí dalt: demano paciència fins a l'entrada de curs (o quan baixi de la muntanya).
Seguramente ya lo habré dicho alguna vez, pero la naturaleza, su belleza y su grandiosidad, es una de las cosas que me acercan más a Dios, cuando estoy en un entorno como el que describes, me siento mucho más cerca de Él, para sentir lo mismo en el siguiente paso,. yo creo que todavía me queda un trecho.
ResponderEliminarEn estos días lo que tengo que ejercitar es la paciencia para comentar o escribir algo ainssss!!!!, es bastante desesperante la verdad
Un abrazo
Ser consciente de la presencia de Dios en mi, gracias, eso busco.
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