miércoles, 1 de agosto de 2012
PAZ...
Paz para las almas angustiadas.
Paz para los pueblos enfrentados.
Paz para los cuerpos doloridos.
Paz para las conciencias atormentadas.
Paz para los espíritus resentidos. ¡PAZ!
La paz de la concordia y el buen entendimiento.
La paz del corazón, curadas y cicatrizadas las heridas.
La paz que brota de la justicia.
La paz del que vive en la verdad.
La paz que crece en la libertad.¡PAZ!
Paz, no solamente ausencia de guerra.
Paz, no la paz de los cementerios.
Paz, no la paz de los resignados.
Paz, no la paz del miedo y la sumisión.
Paz, no la paz recelosa y armada.
Paz, sin vencedores ni vencidos,
sin prepotentes ni humillados. ¡PAZ!
Una paz solidaria, compartida.
Una paz que es reconciliación
con la vida y con nosotros mismos.
Reconciliación entre los hombres,
entre los pueblos, entre las razas,
entre los vecinos, entre los ciudadanos. ¡PAZ!
Una paz que es reconocimiento
y estima, tolerancia y respeto.
Con el mundo y con la naturaleza entera.
Una paz que asume las tensiones,
que afronta los conflictos
y los resuelve pacíficamente.
Una paz dialogante, convergente. ¡PAZ!
(Joaquín Suárez)
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Esa PAZ deseada, suplicada, sólo puede brotar de la cruz de Cristo. Que El nos la conceda.
ResponderEliminarUn saludo.
Una palabra tan corta y fácil de pronunciar, pero sin embargo que difícil de llevarla a cavo. Saludos
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