El joven seguidor preguntó al Anacoreta:
- ¿Qué hemos de hacer para ser discípulos de Jesús?
El anciano sonrió y dijo:
- El evangelio de hoy lo señala claramente. Jesús mandó a sus discípulos a que proclamaran que el Reino está cerca. Y ¿cómo? No con palabras, sino con obras: curando enfermos, resucitando muertos, limpiando leprosos, echando demonios. Es decir, dando vida. Ayudando material y espiritualmente a los demás.
Esta vez sonrió con picardía y continuó:
-Y les dijo que todo eso lo hicieran gratis. Es decir, que no utilizaran la misión en provecho propio.
Miró a su joven seguidor a los ojos y concluyó:
- Muchos estamos lejos de ser sus discípulos, por más que presumamos de ello.
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