El joven seguidor le preguntó al Anacoreta por la causa de la disminución de vocaciones. El anciano respondió:
- No hay una sola causa. Pero te diré una que no suelo encontrar cuando se habla del tema: no se escucha la llamada.
Ante la cara de sorpresa del joven seguidor, se explicó:
- Sí. Precisamente la palabra vocación significa llamada. Pero nos encontramos en un mundo con tanto "ruido", tantas voces, tantos reclamos, que difícilmente el joven puede escuchar la llamada a una vida religiosa. Además, hemos reducido la religiosidad a los templos. Sin embargo no hay momento alguno, circunstancia, lugar, en los que Dios no esté presente y por los que Dios no nos hable. Si los jóvenes estuvieran atentos y vigilantes, viviesen ese Dios presente en todo, estoy seguro que escucharían su llamada. A ser sus seguidores en la vida religiosa o a formar una familia.
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