Mientras intentaban mitigar el calor sentados en el balcón, el Anacoreta dijo a su joven seguidor:
- Todos debemos buscar a Dios, pero si creemos que lo hemos encontrado, nos equivocamos. Y sobre todo, nos equivocamos cuando creemos que estamos más cerca de Dios que los demás.
Miró a los ojos del joven y concluyó:
- Debemos buscar a Dios, pero, paradójicamente, no podemos encontrarlo. En realidad, sólo podemos ser encontrados por Él.
Desde muy joven quise ser religiosa, pero no llegaba el momento, un día orando descubrí que me miraba y elegía para otras cosas. Estoy encantada a pesar de los vaivenes de la vida. Un abrazo
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