Se quejaba de que todos, su familia, sus compañeros de trabajo, la sociedad, le hacían infeliz. El Anacoreta lo miró con pena y le dijo:
- No debemos creer que los demás nos hacen infelices. Sosiégate y piensa, que sólo nosotros nos hacemos infelices. La felicidad está en nuestras manos.
Y en los demás que están junto a ti,haciendo el mismo viaje
ResponderEliminarSi Joan Josep. Es veritat. Hi han persones que es fabriquen la seva propia infelicitat per lo negativas que són, doncs sempre veuen el got mig buit.
ResponderEliminarUna abraçada, Montserrat
La felicidad absoluta y permanente no existe pero si que puede haber muchos momentos felices en la vida de una persona.
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