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"Por
aquel tiempo, Jesús dijo:
- Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que ocultaste a
los sabios y entendidos.
Sí, Padre, porque así lo has querido.
Mi Padre me ha entregado todas las cosas.
Nadie conoce realmente al Hijo, sino el Padre; y nadie conoce realmente
al Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a
conocer.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar. Aceptad el yugo que os impongo, y aprended de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontraréis descanso.
Porque el yugo y la carga que yo os impongo son ligeros."
Los hombres hemos definido el mundo como un valle de lágrimas. Sin embargo, Jesús nos dice que su yugo es suave y su carga ligera. Y esto nos lo dice, tras afirmar que el Padre revela las cosas a los sencillos y se las oculta a los sabios. Porque para ver la realidad se ha de tener la mirada pura de los niños, de la gente sencilla. Nosotros complicamos excesivamente las cosas. No es de extrañar que nos sintamos agobiados. Ir a Jesús, es dejar nuestros prejuicios, nuestra supuesta "sabiduría", y mirar y juzgar las cosas con sencillez. |
Gràcies Joan Josep, les teves reflexions, portan la Llum a la ment.Una abraçada, Montserrat
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