"De allí pasó Jesús a la región de Tiro. Entró en una casa sin querer que se supiera, pero no pudo ocultarlo. Pronto supo de él la madre de una muchacha que tenía un espíritu impuro; y fue y se arrodilló a los pies de Jesús. Era una mujer extranjera, de nacionalidad sirofenicia. Fue, pues, y rogó a Jesús que expulsara de su hija al demonio; pero Jesús le dijo:
– Deja que los hijos coman primero, porque no está bien quitar el pan a los hijos y dárselo a los perros.
– Sí, Señor – respondió ella –, pero hasta los perros comen debajo de la mesa las migajas que dejan caer los hijos.
Jesús le dijo:
– Bien has hablado. Puedes irte: el demonio ya ha salido de tu hija.
Cuando la mujer llegó a su casa encontró a la niña en la cama; el demonio ya había salido de ella."
Jesús sigue dándonos lecciones. Ayer nos hablaba de que lo importante está en nuestro interior, es la intención con que hacemos las cosas. Hoy nos desmonta la supremacía de una cultura, religión o raza sobre otras. Jesús empieza con unas palabras muy duras, que reflejan el sentir de los judíos de su tiempo. Los otros eran "perros". La mujer se presenta con humildad ante Jesús y una gran Fe en Él. Por eso consigue que cure a su hija poseída por el mal.
Demasiadas veces despreciamos a los que tienen unas creencias diferentes de las nuestras. Jesús nos demuestra que la sencillez, la perseverancia y la Fe son más importantes que las filiaciones religiosas o culturales.
JESÚS FINS LA GOSETA MENJA DE LES ENGRUNES QUE CAUEN... GRÀCIES... PARE NOSTRE
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