"Los judíos se pusieron a discutir unos con otros:
– ¿Cómo puede este darnos a comer su propio cuerpo?
Jesús les dijo:
– Os aseguro que si no coméis el cuerpo del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida. El que come mi cuerpo y bebe mi sangre tiene vida eterna; y yo le resucitaré el día último. Porque mi cuerpo es verdadera comida, y mi sangre verdadera bebida. El que come mi cuerpo y bebe mi sangre vive unido a mí, y yo vivo unido a él. El Padre, que me ha enviado, tiene vida, y yo vivo por él. De la misma manera, el que me coma vivirá por mí. Hablo del pan que ha bajado del cielo. Este pan no es como el maná que comieron vuestros antepasados, que murieron a pesar de haberlo comido. El que coma de este pan, vivirá para siempre.
Jesús enseñó estas cosas en la reunión de la sinagoga en Cafarnaún."
Como vemos hoy claramente, los judíos seguían sin entender a Jesús. Interpretaban, dar su cuerpo, literalmente. Jesús añade comer su cuerpo y beber su sangre. Esto, todavía lo entenderán menos. Les escandalizará. Todo esto sólo puede entenderse después de la muerte en cruz y de la Resurrección de Jesús. Como nos indica Koinonía, es en este tiempo de Pascua, cuando debemos meditar estos pasajes:
"El evangelio de Juan sigue ahondando en el tema de Jesús verdadera
comida. Esta insistencia hemos de asumirla de manera crítica y
profética. Hemos de hacernos varias preguntas: ¿Por qué en el tiempo de
la Pascua se insiste tanto en Jesús como verdadera comida? ¿Qué sentido
tiene para la vida de un creyente asumir a Jesús como el verdadero
alimento que da la vida eterna? Si logramos comprender la lógica
pascual, entonces podremos comenzar el itinerario de adhesión total al
proyecto de Dios. En este tiempo de Pascua la Iglesia nos invita a
asumir con criterio evangélico al Crucificado-Resucitado. El creyente
está llamado a aceptar a Jesús, muerto en la Cruz y Resucitado por el
amor infinito del Padre, con toda la mente, los sentimientos y la
acción. De esta manera el bautizado comienza en esta historia a vivir
señales de la vida eterna que ofrece Dios a todos los que acepten a
Jesús como Aquel que revela el misterio del Padre. Que en esta Pascua
nos dispongamos a comer el proyecto de Jesús, para que seamos como él."
Uns entenien menjar el cos, i Joan evangelista es menjava els llibres, que així la Paraula arribava més endins.
ResponderEliminarParlar amb símbols i paràboles manté el pensament més allunyat del cos, i és sempre més saludable.
Una abraçada, Joan Josep.