martes, 14 de agosto de 2018

SENCILLEZ Y FRAGILIDAD


"En aquella misma ocasión se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron:
– ¿Quién es el más importante en el reino de los cielos? Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos  y dijo:
– Os aseguro que si no cambiáis y os volvéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. El más importante en el reino de los cielos es aquel que se humilla y se vuelve como este niño. Y el que recibe en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe. 

No despreciéis a ninguno de estos pequeños. Pues os digo que sus ángeles en el cielo contemplan siempre el rostro de mi Padre celeste.     

¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas, ¿no dejará las otras noventa y nueve en el monte e irá a buscar la extraviada? Y si logra encontrarla, os aseguro que se alegrará más por esa oveja que por las noventa y nueve que no se extraviaron. Del mismo modo, vuestro Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños."

Jesús pone un niño en medio de los discípulos y les dice que no entrarán en el Reino si son como él. En este texto elogia la sencillez y la fragilidad. El pastor abandona las noventa y nueva para ir en busca de la frágil de la perdida.
En un mundo en el que se busca el triunfo, el poder, la eficacia, Jesús nos anima a ser humildes, sencillos. A no preocuparnos por nuestra fragilidad, porque Dios va detrás del extraviado. Nosotros olvidamos a los pequeños, a los anónimos, a los que tienen defectos...Olvidamos que son los preferidos de Dios.


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