viernes, 30 de noviembre de 2018

PESCADORES DE HOMBRES


"Jesús paseaba por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a dos hermanos: a Simón, también llamado Pedro, y a Andrés. Eran pescadores, y estaban echando la red al agua. Jesús les dijo:
–Seguidme, y yo os haré pescadores de hombres.
Al momento dejaron sus redes y se fueron con él. 
Un poco más adelante vio Jesús a otros dos hermanos: Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en una barca reparando las redes. Jesús los llamó, y al punto, dejando ellos la barca y a su padre, le siguieron." 

En la festividad de san Andrés vemos a Jesús llamándolo junto a Pedro, Santiago y Juan a seguirle. Y lo hace diciéndoles que serán, a partir de ese momento, pescadores de hombres. Seguir a Jesús es la respuesta personal a su llamada; pero la alegría es tan grande, que debe llevarnos a transmitirla a los demás. Y no con teorías. Es con el amor, con nuestro corazón que los "pescaremos". Dejarlo todo y amar. Esta es la receta.


"Jesús sigue llamando a personas para asumir su causa y anuncien al mundo la salvación gozosa que él ha traído. Su llamada tiene exigencias profundas y consecuencias existenciales. ¿Estamos dispuestos a responder al llamado de Jesús, asumiendo con radicalidad su propuesta y las complejidades que puedan sobrevenir de la llamada realizada por el Maestro de Nazaret? O por el contrario ¿queremos vivir una vida cristiana tranquila? No se puede ser cristiano de cualquier forma. La vida cristiana tiene unas exigencias establecidas. Si dichas exigencias no se asumen, simplemente estaremos traicionando la causa de Jesús. Hemos de estar alertas, para revisar nuestra vida y la manera cómo creemos en Jesús y cómo vivimos la experiencia de la Iglesia. Para vivir esta dimensión de radicalidad es necesario asumir con seriedad el bautismo que hemos recibido, en cuanto es la comprensión y asimilación del bautismo en una vertiente correcta la que hace que la militancia cristiana sea esa experiencia de vivir la radicalidad del seguimiento de Jesús. ¿Soy consciente del bautismo que recibí? ¿Estoy dispuesto a vivirlo de manera radical?" (Koinonía) 



jueves, 29 de noviembre de 2018

SERÉIS LIBERADOS


"Cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed que pronto será destruida. Entonces los que estén en Judea, que huyan a las montañas; los que estén en Jerusalén, que salgan de la ciudad; y los que estén en el campo, que no regresen a ella. Porque serán días de castigo en los que se cumplirá cuanto dicen las Escrituras. ¡Pobres de las mujeres que en aquellos días estén embarazadas o tengan niños de pecho!, porque habrá mucho dolor en el país y un castigo terrible contra este pueblo. A unos los matarán a filo de espada, a otros los llevarán prisioneros por todas las naciones, y los paganos pisotearán Jerusalén hasta que se cumpla el tiempo que les ha sido señalado.
Habrá señales en el sol, la luna y las estrellas. En la tierra, las naciones estarán confusas y angustiadas por el ruido terrible del mar y de las olas. La gente se desmayará de espanto pensando en lo que ha de sucederle al mundo, pues hasta las fuerzas celestiales se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, animaos y levantad la cabeza, porque muy pronto seréis liberados."


Estos textos de estilo apocalíptico pueden distraernos del verdadero sentido. Podemos quedarnos en estas escenas de catástrofes y terror y no darnos cuenta del final: levantad la cabeza, porque muy pronto seréis liberados.
Las dificultades nunca deben hacernos perder la esperanza. La historia nos conduce a Jesús, a su triunfo, al establecimiento definitivo del Reino.
 "Está cercano el día de nuestra liberación, mensaje fundamental del texto evangélico. Este mensaje está envuelto en una serie de símbolos y de expresiones que hacen perder el sentido profundo del relato. Sin atención, podemos perder de vista la liberación profunda que Jesús enseña. La liberación de Jesús se abre camino en la historia. Es imposible detenerla. Estamos llamados a experimentar la liberación que Jesús ofrece a la humanidad, por lo que se hace necesaria una apertura de mente, de corazón y de vida para que el accionar de Dios llegue a nuestra vida. Jesús es el liberador definitivo de todas las cadenas, esclavitudes y ataduras que hemos permitido enreden nuestras vidas. Caminamos hacia la liberación que nos ofrece el Señor Jesús. La Iglesia nos invita a prepararnos de manera existencial. Hagamos el itinerario de fe en nuestra vida, para que experimentemos que con la aceptación de Jesús en nuestras vidas, llega definitivamente la liberación. ¿Soy esclavo de alguna prisión? ¿Cuáles son los vicios más frecuentes de mi comunidad cristiana? ¿Estamos creciendo en libertad y compromiso?" (Koinonía) 

miércoles, 28 de noviembre de 2018

CAMINAR A TRAVÉS DE LA CRUZ


"Pero antes de eso os echarán mano y os perseguirán: os llevarán a juicio en las sinagogas, os meterán en la cárcel y os conducirán ante reyes y gobernadores por causa mía. Así tendréis oportunidad de dar testimonio de mí. Haceos el propósito de no preparar de antemano vuestra defensa, porque yo os daré palabras tan llenas de sabiduría que ninguno de vuestros enemigos podrá resistiros ni contradeciros en nada. Pero seréis traicionados incluso por vuestros padres, hermanos, parientes y amigos. Matarán a algunos de vosotros y todo el mundo os odiará por causa mía, pero no se perderá ni un solo cabello de vuestra cabeza. ¡Permaneced firmes y salvaréis vuestra vida!"

Seguir a Jesús sólo tiene un camino: agarrar la Cruz. Seguirlo supondrá dificultades y problemas. Incluso el martirio, dar nuestra vida. Pero Él estará siempre a nuestro lado.

"Palabras como profeta, mártir, testigo parecen sinónimos. El profeta es quien denuncia, enrostra, cuestiona y confronta al poder establecido encarnado en una estructura social, institución o persona. La consecuencia del ejercicio de la profecía, generalmente, es el martirio. Y mártir y testigo son sinónimos. Juan Bautista es la síntesis del profeta-mártir-testigo. Confronta la corrupción y la crueldad de Herodes. Es encarcelado por este a pesar de que le tenga cierta admiración y aprecio. Actitud que queda diluida porque lo encarcela y luego lo manda matar. ¿Cómo es posible que la danza de una chiquilla mimada y malcriada valga más que la cabeza de un ser humano con infinidad de valores? ¿Dónde queda el afecto y admiración del tirano por el Bautista? Hoy siguen muriendo muchos bautistas fieles al evangelio de la vida y la dignidad humana. Muchos siguen siendo asesinados por los sistemas represivos generadores de muerte, violencia e injusticia. Pero la verdad y la justicia siempre prevalecerán porque son dones que brotan del corazón del mismo Dios. ¿Cómo se vive la experiencia del martirio en tu contexto social y eclesial?"(Koinonía) 


martes, 27 de noviembre de 2018

CONFIAR EN ÉL


"Algunos estaban hablando del templo, de la belleza de sus piedras y de las ofrendas que lo adornaban. Jesús dijo:
 – Vienen días en que de todo esto que estáis viendo no quedará piedra sobre piedra. ¡Todo será destruido!
Preguntaron a Jesús:
– Maestro, ¿cuándo ocurrirán esas cosas? ¿Cuál será la señal de que ya están a punto de suceder?
Jesús contestó:
- Tened cuidado y no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos haciéndose pasar por mí y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘Ahora es el momento’, pero no los sigáis. Y cuando oigáis alarmas de guerras y revoluciones no os asustéis, pues aunque todo eso tiene que ocurrir primero, aún no habrá llegado el fin 
Siguió diciéndoles:
- Una nación peleará contra otra y un país hará guerra contra otro; en diferentes lugares habrá grandes terremotos, hambres y enfermedades, y en el cielo se verán cosas espantosas y grandes señales."

Nuestro mundo está enfermo. Pero debemos confiar en Jesús. Aunque todo parezca desmoronarse, Él está con nosotros. Estamos en sus brazos. El dinero, el poder, el placer se nos ofrecerán para curar el mundo. Pero sólo Él puede hacerlo. Debemos confiar en Él.
"A lo largo de la historia han aparecido falsos mesías que engañan a la gente y ofrecen falsas seguridades y visiones equivocadas de la historia y del futuro. Hoy, como ayer, hemos de adquirir una mirada profunda para ver la presencia de Dios a través de la historia y de los acontecimientos que se dan en nuestros propios contextos. Y es allí en las realidades concretas de la vida donde el creyente está llamado a ser testimonio del amor de Dios. El testimonio de cada uno de los seguidores de Jesús Mesías, en los momentos de crisis por los que pasa la historia, es en definitiva lo que hace que el cristianismo sea creyente en esta hora histórica en la que nos encontramos. Los primeros cristianos se preguntaban: ¿Cuándo vendrá el Reino? Esa no debe ser la preocupación cristiana. La verdadera preocupación de la Iglesia es ser señal, signo, expresión humilde del Reino, para que a través del testimonio de coherencia que demos los cristianos, el mundo acoja el mensaje de salvación de Jesús de Nazaret." (Koinonía) 



lunes, 26 de noviembre de 2018

DARLO TODO


"Jesús estaba viendo cómo los ricos echaban dinero en las arcas de las ofrendas, y vio también a una viuda pobre que echaba dos monedas de cobre. Entonces dijo:
– Verdaderamente os digo que esta viuda pobre ha dado más que nadie, pues todos dan sus ofrendas de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para su sustento."

Este evangelio lo comentamos no hace mucho, pero cobra fuerza leído tras la festividad de ayer, Cristo Rey. Señala con claridad cuál es el Reino de Dios. Nos muestra que debemos entregarnos totalmente, como hace la viuda, que da todo lo que tiene; no parte de lo que le sobra. 
 "El Evangelio presenta dos figuras: ricos que ofrendan grandes donativos producto de lo que les sobra y una viuda que ofrenda aquello que tiene para vivir. Jesús presenta a la mujer pobre como el modelo a seguir. Ella se constituye en la imagen verdadera de lo que significa asumir y vivir en coherencia a la persona de Jesús y su propuesta de humanización. Para Jesús los pobres, los excluidos, los que no cuentan para el sistema social y religioso son los predilectos del amor de Dios. Son estos sujetos marginalizados por el sistema los que revelan a la Iglesia la voluntad de Dios. Cuando la Iglesia quiere vivir en fidelidad la propuesta de Jesús tiene que acercarse a los pobres y encontrar en ellos el rostro verdadero de Dios. Cuando la Iglesia se aleja de los pobres y da la espalda a ellos, entonces ella se encuentra en abierta traición a Dios, a Jesús y a la causa que él asumió para su vida. ¿Los pobres nos evangelizan? ¿Ellos nos revelan el rostro del Padre Dios?" (Koinonía) 


domingo, 25 de noviembre de 2018

EL VERDADERO REINO


"Pilato volvió a entrar en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó:
– ¿Eres tú el Rey de los judíos? 
Jesús le dijo:
– ¿Eso lo preguntas tú de tu propia cuenta o porque otros te lo han dicho de mí?
Le contestó Pilato:
– ¿Acaso yo soy judío? Los de tu nación y los jefes de los sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
Jesús le contestó:
– Mi reino no es de este mundo. Si lo fuese, mis servidores habrían luchado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí.
Le preguntó entonces Pilato:
– ¿Así que tú eres rey?
Jesús le contestó:
– Tú lo has dicho: soy rey. Yo nací y vine al mundo para decir lo que es la verdad. Y todos los que pertenecen a la verdad, me escuchan."

Hoy día, las monarquías no están muy bien vistas. Por eso esta festividad puede chocarle a más de uno. Pero es que el Reino de Jesús es diferente a los reinos de este mundo. Demasiadas veces lo hemos olvidado y hemos querido hacer de la Iglesia un reino mundano. El Reino de Jesús no es el reino de los poderosos, sino de los pobres. Es el Reino de los humildes. Jesús no reina dominando al mundo, sino entregándose a él, dando su vida por todos.
"Jesús nunca se proclamó Rey: nada más lejos de Él. Lo que Jesús hizo fue ponerse al servicio total del Reino, de forma que éste fue el centro mismo de su predicación y de su vida, la Causa por la que dio la vida. Importa pues hacer honor a la identidad verdadera de Jesús: Él no fue rey, ni lo quiso ser nunca, por mucho que algunos cristianos crean que llamándolo así lo honran... La intención puede ser buena, pero el título que de hecho se le atribuye no podría ser de su agrado.
Jesús habló del Reino, fue su servidor y su mensajero, pero sus seguidores se olvidaron del Reino. y lo constituyeron a él como el Reino mismo, como el Rey... El mensaje fue sustituido por el mensajero. Jesús nos indicaba el Reino, como la Causa por la que estaba apasionado y por la que dio su vida, y un buen grupo de seguidores se olvidaron de esa causa, y se enamoraron de Jesús. Es preciso volver a Jesús, y su Causa...
Para hablar concretamente del Reino es bueno reparar en el texto del prefacio de esta fiesta, que da una «descripción» muy plástica de su contenido. Esa idea fue recogida en el conocido estribillo del Salmo 71 del compositor Manzano, que dice: «Tu Reino es Vida, tu Reino es Verdad, tu Reino es Justicia... es Paz... es Gracia... es amor, ¡venga a nosotros tu Reino, Señor». Bien glosada, y debidamente justificada esa perspectiva teológica, puede ser un buen guión para la homilía. Y no debería faltar ese canto en la celebración de hoy." (Koinonía) 



sábado, 24 de noviembre de 2018

UN DIOS DE VIVOS


"Después acudieron algunos saduceos a ver a Jesús. Los saduceos niegan que haya resurrección de los muertos, y por eso le plantearon este caso:
– Maestro, Moisés nos dejó escrito que si un hombre casado muere sin haber tenido hijos con su mujer, el hermano del difunto deberá tomar por esposa a la viuda para darle hijos al hermano que murió. Pues bien, había una vez siete hermanos, el primero de los cuales se casó, pero murió sin dejar hijos. El segundo y luego el tercero se casaron con la viuda, y lo mismo hicieron los demás, pero los siete murieron sin dejar hijos. Finalmente murió también la mujer. Así pues, en la resurrección, ¿cuál de ellos la tendrá por esposa, si los siete estuvieron casados con ella?
Jesús les contestó:
– En este mundo, los hombres y las mujeres se casan; pero los que merezcan llegar a aquel otro mundo y resucitar, sean hombres o mujeres, ya no se casarán, puesto que ya tampoco podrán morir. Serán como los ángeles, y serán hijos de Dios por haber resucitado. Hasta el mismo Moisés, en el pasaje de la zarza ardiendo, nos hace saber que los muertos resucitan. Allí dice que el Señor es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. ¡Y Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos están vivos! 
Algunos maestros de la ley dijeron entonces:
– Bien dicho, Maestro. 
Y ya no se atrevieron a hacerle más preguntas."

"La experiencia de la fe cristiana tiene su fundamento en la resurrección del Señor, como atestiguan los Evangelios y el Nuevo Testamento. Es en Jesús, muerto por el egoísmo del mundo y resucitado por el amor infinito del Padre, donde el bautizado encuentra sentido pleno de su vida y su quehacer en la historia. Es del gozo de la Resurrección donde el hombre y la mujer de fe reciben las fuerzas necesarias para abrazar la Cruz como itinerario de seguimiento y de adhesión a la persona de Jesús y a su causa. Solo quien asume la realidad de la Cruz experimenta la Resurrección. Resucitar significa entrar bajo el amor total de Dios Padre. El Cristianismo proclama la Resurrección de los muertos, realidad que Jesús experimentó en su propia vida. Si toda la Escritura tenía claro que Dios es un Dios de vivos y no de muertos, con la experiencia de resurrección experimentada en Jesús quedó clarificado de manera definitiva. ¿Cómo asumimos al Crucificado? ¿Cuáles son la señales de vida nueva en mi Comunidad?" (Koinonía) 



viernes, 23 de noviembre de 2018

VIVIR LA RELIGIÓN


"Después de esto, Jesús entró en el templo y comenzó a expulsar a los que allí estaban vendiendo. Les dijo:
– En las Escrituras se dice: ‘Mi casa será casa de oración’, pero vosotros la habéis convertido en una cueva de ladrones. 
Todos los días enseñaba Jesús en el templo, y los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y también los jefes del pueblo andaban buscando cómo matarlo. Pero no encontraban la manera de hacerlo, porque toda la gente le escuchaba con gran atención."

Los judíos habían convertido el Templo en un lugar de negocio. La religión en una fuerza de poder. Jesús, que defiende al pobre y al excluido se revela contra esto. La religión debe estar al margen de todo comercio y poder. Jesús no quiere que nadie "viva" de la religión. Él quiere que "vivamos" la religión. Si la religión se comercializa y pierde la espiritualidad, deja de tener sentido y de unirnos a Dios.
"Jesús entra en conflicto con los hombres de religión de su tiempo. Ahora la pelea es con el lugar sagrado, convertido por los funcionarios religiosos en cueva de ladrones y de bandidos. Jesús con su forma de proceder deja claro que el viejo Templo llega a su fin. Ya no da más la figura del antiguo modelo religioso que tiene en el centro el Templo como lugar fundamental de culto y de encuentro con Dios. Ese modelo ofrecía al pueblo falsas seguridades y fue generador de muerte y de exclusión, en especial al pueblo pobre y oprimido. Jesús entonces inaugura un tiempo nuevo y definitivo. Él presenta una nueva manera de relacionarse con Dios. Esta nueva relación se hace como experiencia gratuita, libre sin comercializar con la idea de Dios. El Maestro de Nazaret inaugura una nueva experiencia relacional, ya no con un Dios privado, sino con un Padre de todos, que garantiza la vida en comunidad. Jesús es la imagen visible y real del Padre. ¿Nuestros templos son espacio de encuentro, de fraternidad?" (Koinonía) 





jueves, 22 de noviembre de 2018

LAS LÁGRIMAS DE JESÚS


"Cuando llegó cerca de Jerusalén, al ver la ciudad, lloró por ella y dijo:
- ¡Si entendieras siquiera en este día lo que puede darte paz!... Pero ahora eso te está oculto y no puedes verlo. Pues van a venir días malos para ti, en los que tus enemigos te cercarán con barricadas, te sitiarán, te atacarán por todas partes y te destruirán por completo. Matarán a tus habitantes y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no reconociste el momento en que Dios vino a salvare."

Jesús llora sobre Jerusalén. Jesús sigue llorando sobre nosotros. Los judíos no lo acogieron. Nosotros seguimos sin hacerlo. No sabemos reconocerlo en los inmigrantes, en los pobres, en los perseguidos, en los que pasan hambre...
 "Hoy, San Lucas nos permite reflexionar en el amor que Dios nos manifiesta en Jesús de Nazaret, que llora por Jerusalén. Jesús experimenta dolor por el pueblo de Dios, por su actitud arrogante, por su visión estrecha y mezquina desde donde construyen las relaciones y la vida. Jerusalén no comprendió que Dios les visitaba a través del Mesías Jesús. El pueblo de Dios perdió la capacidad de mirar con hondura y de discernir los signos de los tiempos y de los lugares. Y esa cerrazón es la que Jesús mira con tristeza y con profundo dolor. Estamos invitados, como Jerusalén, a reconocer en Jesús al enviado de Dios. la palabra definitiva de Dios. Él presenta el plan de la voluntad del Padre. Acoger a Jesús y abrazar su causa es comprender que Dios nos ha visitado de manera definitiva en la persona del Hijo. Acojámoslo y seamos fieles a él y a su palabra. ¿Descubres algunos signos de arrogancia o cerrazón en tu comunidad cristiana? ¿Has perdido la capacidad de discernimiento?" 

miércoles, 21 de noviembre de 2018

TRABAJAR NUESTRA VIDA


"La gente escuchaba estas cosas que decía Jesús. Y él les contó una parábola, porque ya se encontraba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el reino de Dios estaba a punto de manifestarse. Les dijo:
- Un hombre de la nobleza se fue lejos, a otro país, para ser hecho rey y regresar. Antes de partir llamó a diez de sus criados, entregó a cada uno una gran suma de dinero y les dijo: ‘Negociad con este dinero hasta que yo vuelva.’ Pero las gentes de su país le odiaban, y enviaron tras él una comisión con el encargo de decir: ‘No queremos que este hombre sea nuestro rey.’
Pero él fue hecho rey. A su vuelta, mandó llamar a aquellos criados a quienes había entregado el dinero, para saber cuánto había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo: ‘Señor, tu dinero ha producido diez veces más.’ El rey le contestó: ‘Muy bien, eres un buen administrador. Y como has sido fiel en lo poco, te hago gobernador de diez ciudades.’ Se presentó otro y dijo: ‘Señor, tu dinero ha producido cinco veces más.’ También a este le contestó: ‘Tú serás gobernador de cinco ciudades.’ 
Pero se presentó otro, que dijo: ‘Señor, aquí está tu dinero. Lo guardé en un pañuelo, pues tuve miedo de ti, porque eres un hombre duro que recoges lo que no pusiste y cosechas donde no sembraste.’Entonces le dijo el rey: ‘Tú eres un mal administrador, y por tus propias palabras te juzgo. Puesto que sabías que yo soy un hombre duro, que recojo lo que no puse y cosecho donde no sembré, ¿por qué no llevaste mi dinero al banco para, a mi regreso, devolvérmelo junto con los intereses?’ Y ordenó a los que estaban allí: ‘Quitadle el dinero y dádselo al que ganó diez veces más.’ Ellos le dijeron: ‘Señor, ¡pero si este ya tiene diez veces más!’ El rey contestó: ‘Os digo que al que tiene se le dará más; pero al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará. Y en cuanto a mis enemigos, a esos que no querían tenerme por rey, traedlos acá y matadlos en mi presencia.'


Dios no nos pide que quedemos cerrados en nosotros mismos, que busquemos seguridades. Quiere que arriesguemos, que vayamos a las fronteras, que trabajemos nuestra vida. Es así como podremos dar fruto.
"Cada persona recibe de Dios y de la vida unos talentos para colocarlos al servicio de los demás. La vida es el espacio propicio para que cada persona haga de su vida una experiencia memorable en servicio y en entrega generosa por la vida de sus hermanos y hermanas. El cristiano está invitado a vivir la vida colocando los ojos fijos en el presente en el que Dios se revela y salva. Por ello su conciencia ha de estructurarse en la vivencia seria del presente, siendo responsable, dando lo mejor, en cuanto es el tiempo propicio y único para la conversión. Cada cristiano está llamado a ser testigo de Jesucristo con su vida, su manera de proceder y actuar. Por su testimonio de vida, el mundo creerá en el Señor. Ese es el gran compromiso del cristiano que quiere ser fiel a la obra de la salvación. Ser fiel a Jesús y a su propuesta significa ser fiel al proyecto de humanización querido y soñado por Dios. ¿Tu testimonio de vida es transparente?" (Koinonía) 




martes, 20 de noviembre de 2018

BAJAR DEL ÁRBOL


"Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad. Vivía en ella un hombre rico llamado Zaqueo, jefe de los que cobraban impuestos para Roma. Quería conocer a Jesús, pero no conseguía verle, porque había mucha gente y Zaqueo era de baja estatura. Así que, echando a correr, se adelantó, y para alcanzar a verle se subió a un árbol junto al cual tenía que pasar Jesús. Al llegar allí, Jesús miró hacia arriba y le dijo:
– Zaqueo, baja en seguida porque hoy he de quedarme en tu casa.
Zaqueo bajó aprisa, y con alegría recibió a Jesús. Al ver esto comenzaron todos a criticar a Jesús, diciendo que había ido a quedarse en casa de un pecador. Pero Zaqueo, levantándose entonces, dijo al Señor:
– Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes; y si he robado algo a alguien, le devolveré cuatro veces más.
Jesús le dijo:
– Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre también es descendiente de Abraham. Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido."

Nosotros como Zaqueo debemos bajar del árbol y alojar a Jesús en nuestra casa, en nuestro corazón. Entonces entrará la salvación en nosotros.
 "Zaqueo, el recaudador de impuestos, es símbolo de impureza, de maldición. Él no era pobre, sino rico. Su riqueza estaba construida en la mentira. Ser recaudador de impuesto significaba para los judíos alguien que vive fiel a la causa de Roma y en contra de la lógica nacional judía. Jesús va a las fronteras de la impureza y lleva la alegría del Evangelio a un hombre excluido de la lógica judía. Dios, en Jesús, sale al encuentro de lo que el mundo y la religión deja como desecho. Jesús acerca su propuesta de humanización a los que no cuentan para aquella sociedad. En Zaqueo está representada nuestra vida. Dios tiene para nosotros una propuesta de vida, de humanidad. Hoy, como ayer, Dios visita nuestra casa. Así como sucedió con Zaqueo, hoy cuando nos encentramos con la Palabra de Dios, es Dios mismo que nos visita, quiere que le abramos la puerta y le dejemos entrar, para establecer una relación de amor con nosotros. ¿Estamos dispuestos a aceptarlo y a acoger su proyecto de vida?" (Koinonia) 




lunes, 19 de noviembre de 2018

AL BORDE DEL CAMINO


"Se encontraba Jesús ya cerca de Jericó. Un ciego que estaba sentado junto al camino, pidiendo limosna, al oir que pasaba mucha gente preguntó qué sucedía. Le dijeron que Jesús de Nazaret pasaba por allí, y él gritó:
– ¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!
Los que iban delante le reprendían para que se callase, pero él gritaba todavía más:
– ¡Hijo de David, ten compasión de mí!
Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando lo tuvo cerca le preguntó:
- ¿Qué quieres que haga por ti?
El ciego contestó:
– Señor, quiero recobrar la vista.
Jesús le dijo:
– ¡Recóbrala! Por tu fe has sido sanado.
En aquel mismo momento recobró el ciego la vista, y siguió a Jesús alabando a Dios. Y toda la gente que vio esto alababa también a Dios."

El ciego está al borde del camino. No es ciego de nacimiento. Pide "recobrar" la vista. Nosotros también, quizá, la hemos perdido. No sabemos ver a Jesús en los otros, en los pobres. Podemos recobrarla, pero debemos encontrarnos con Jesús y debemos pedirle, como el ciego, que nos la devuelva. Para ello debemos salir al camino. Si nos encerramos en nosotros mismos, nunca llegaremos a "ver".
"Un ciego está en el relato evangélico. Es un empobrecido al borde del camino. La sociedad de consumo, también hoy, deja a muchos hermanos al borde del camino, sin vida, sin posibilidades. La propuesta que trae Jesús de Nazaret es de vida y de dignificación para quién la acepte. El ciego de Jericó ruega a Jesús. El grito del pobre, a través de Jesús, Dios lo escucha. Dios responde al clamor. Jesús da orden al ciego que recobre la vista. Jesús devuelve la vista a los que no pueden ver. Entrar en contacto con Jesús trae consigo un cambio de lógica, de mirada. Hoy como ayer esto es lo que acontece cuando una persona se encuentra con el Evangelio. Hemos de vivir el discipulado sin la ceguera o la idea de un Mesías poderoso, sucesor de David. Hemos de entrar por la lógica de un Jesús pobre, sencillo y sin poder que nos devuelve la vista, para ver con claridad el proyecto que el Padre Dios tiene para humanizar la historia.



domingo, 18 de noviembre de 2018

ÉL LLAMA A NUESTRA PUERTA


"Pero en aquellos días, pasado el tiempo de sufrimiento, el sol se oscurecerá, la luna dejará de dar su luz, las estrellas caerán del cielo y las fuerzas celestiales vacilarán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en las nubes con gran poder y gloria. Él enviará a sus ángeles y reunirá a sus escogidos de los cuatro puntos cardinales, desde el último rincón de la tierra hasta el último rincón del cielo. 
Aprended esta enseñanza de la higuera: cuando sus ramas se ponen tiernas y empiezan a brotar las hojas, comprendéis que el verano está cerca. De la misma manera, cuando veáis que suceden esas cosas, sabed que el Hijo del hombre ya está a la puerta. Os aseguro que todo ello sucederá antes que haya muerto la gente de este tiempo. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
En cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni aun los ángeles del cielo, ni el Hijo. Solamente lo sabe el Padre."

Hoy os dejo solamente el comentario de Koinonia que me parece muy completo:
 "Por su parte el evangelio nos presenta una mínima parte del «discurso escatológico» según san Marcos. Un poco antes de comenzar la narración de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, los tres sinópticos nos presentan palabras de Jesús cargadas de sabor escatológico.

El pasaje de hoy hay que leerlo a la luz de todo el capítulo 13. Es más, conviene que en casa o en el grupo lo leamos completo y, de ser posible, leamos también el discurso escatológico de Mateo y de Lucas, eso nos ayudará a ver mucho mejor las semejanzas y las diferencias entre los tres y, por otro lado, nos facilitará una mejor comprensión del sentido y finalidad que cada uno quiso darle a esta sección.

Tengamos en cuenta que en ningún momento hablan los evangelistas del «fin del mundo», en sentido estricto, esa es una interpretación equivocada que no ha traído los mejores resultados ni a la fe del creyente ni a su compromiso con el prójimo y con la historia. No es éste, con palabras sacadas de aquí y de allá, el «fundamento» bíblico o teológico de las «postrimerías del hombre» de que nos hablaba el «catecismo del padre Astete», o de los «novísimos» que nos enseñaba la teología... O, por lo menos, no se debe reducir a eso.
Jesús no predica el fin del mundo, ése no era su interés. Las imágenes de una conmoción cósmica descrita como estrellas que caen, sol y luna que se oscurecen, etc., son una forma veterotestamentaria de describir la caída de algún rey o de una nación opresora. Para los antiguos, el sol y la luna eran representaciones de divinidades paganas (cf. Dt 4,19-20; Jr 8,2; Ez 8,16), mientras que los demás astros y lo que ellos llamaban «potencias del cielo», representaban a los jefes que se sentían hijos de esas divinidades y en su nombre oprimían a los pueblos, sintiéndose ellos también como seres divinos (Is 14,12-14; 24,21;
Dn 8,10). Pues bien, en línea con el Primer Testamento, Jesús no pretende describir la caída de un imperio o cosa por el estilo, para él lo más importante es anunciar los efectos liberadores de su evangelio; y es que el evangelio de Jesús debe propiciar, en efecto, el resquebrajamiento de todos los sistemas injustos que de uno u otro modo se van erigiendo como astros en el firmamento humano.
Jesús es consciente y sabe que la única forma de rescatar, redireccionar el rumbo de la historia por los horizontes queridos por el Padre y su justicia, es haciendo caer los sistemas que a lo largo de la historia intentan suplantar el proyecto de la justicia querido por Dios, con un proyecto propio, disfrazado de vida pero que en realidad es de muerte. Esta tarea la debe realizar el discípulo, el que ha aceptado a Jesús y su proyecto. Recordemos la intencionalidad teológica y catequética de Marcos: a Jesús, el Mesías (cuyo «secreto» se mantiene a lo largo de todo el evangelio), sólo se le puede conocer siguiéndolo; y bien, el seguimiento implica no sólo ir detrás de él, implica, además, tomar el lugar de él, asumir su propuesta como propia y luchar hasta el final por su realización.
Discípulas y discípulos están entonces comprometidos en ese final de los sistemas injustos cuya desaparición causa no miedo, sino alegría, aquella alegría que sienten los oprimidos cuando son liberados. Ésa debiera de ser nuestra preocupación constante y el punto para discernir si en efecto nuestras tareas de evangelización y nuestro compromiso con la transformación de lo injusto en relaciones de justicia está causando de veras el efecto que debe tener el evangelio, o si simplemente estamos ahí a merced de las corrientes del momento esperando quizás que se cumpla lo que no ni siquiera pasó por la mente de Jesús."(Koinonia)