Por aquel tiempo, Jesús caminaba un sábado entre los sembrados. Sus discípulos sintieron hambre y comenzaron a arrancar espigas y a comer los granos. Los fariseos, al verlo, dijeron a Jesús: – Mira, tus discípulos hacen algo que no está permitido en sábado. Él les contestó: – ¿No habéis leído lo que hizo David en una ocasión en que él y sus compañeros tuvieron hambre? Entró en la casa de Dios y comió los panes consagrados, que no les estaba permitido comer ni a él ni a sus compañeros, sino solamente a los sacerdotes. ¿O no habéis leído en la ley de Moisés que los sacerdotes en el templo no cometen pecado por trabajar los sábados? Pues os digo que aquí hay algo más importante que el templo. Vosotros no habéis entendido qué significan estas palabras de la Escritura: ‘Quiero que seáis compasivos, y no que me ofrezcáis sacrificios.’ Si lo hubierais entendido, no condenaríais a quienes no han cometido falta alguna. Pues bien, el Hijo del hombre tiene autoridad sobre el sábado. (Mt 12,1-8) La verdadera Fe va acompañada de la misericordia. Las necesidades básicas del hombre están por encima de la Ley. Los fariseos ponían la Ley por delante de la misericordia. Por eso Jesús les recuerda las palabras de las Escrituras: "misericordia quiero y no sacrificios". ¡Cuántas veces nuestra sociedad hace pasar la ley por encima de la misericordia hacia las personas! Fijémonos, por ejemplo, en la actitud de muchas personas ante los inmigrantes. Todo lo reducimos a si tienen unos papeles o no. A si son legales o ilegales. No nos importan sus necesidades, la causa por la que han emigrado. ¡Cuánto Amor nos falta! "Cuando somos niños, solemos decir a todo que “sí” (por convencimiento o por obligación). Cuando entramos en la adolescencia, solemos decir a todo que “no” (por afán de oposición, para distinguirnos de los demás). Ser adulto significa decir “sí” o “no”, según corresponda a la verdad y al bien. Ese es el camino de la auténtica libertad. Jesús fue un hombre libre. Su vida continúa la tradición de Israel en muchos aspectos, a la vez que rompe con otros cuando es necesario. Ese es el secreto de su libertad. En muchos pasajes aparece Jesús haciendo lo que hacían muchos judíos de su tiempo. Y a la vez, en ocasiones, dice y hace cosas nuevas, desde el querer auténtico de Dios. Así lo muestra el pasaje de hoy. Las tradiciones son buenas mientras ayuden a vivir. En ocasiones hay que cambiarlas, para favorecer precisamente esa vida. Tan malo es querer aferrarse a lo establecido cuando eso no ayuda a la vida, como querer cambiarlo todo sin ninguna razón. La libertad adulta consiste en saber decir “sí” o “no”, según corresponda a la verdad y al bien. Señor Jesús, enséñame la verdadera libertad. Ayúdame a discernir lo que viene de Dios de aquello que procede del mal espíritu. Y que en mi vida se haga la voluntad del Padre." (Luis Manuel Suárez cmf, Ciudad Redonda) |
viernes, 18 de julio de 2025
¿MISERICORDIA O LEY?
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