Ningún discípulo es más que su maestro y ningún criado es más que su amo. El discípulo debe conformarse con llegar a ser como su maestro, y el criado, como su amo. Si al jefe de la casa llaman Beelzebú, ¿cómo llamarán a los miembros de su familia?
No tengáis, pues, miedo a la gente. Porque nada hay secreto que no llegue a descubrirse ni nada oculto que no llegue a conocerse. Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz del día; lo que os digo en secreto, proclamadlo desde las azoteas de las casas. No tengáis miedo a quienes pueden matar el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede destruir el cuerpo y el alma en el infierno.
¿No se venden dos pajarillos por una pequeña moneda? Sin embargo, ni uno de ellos cae a tierra sin que vuestro Padre lo permita. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de la cabeza los tenéis contados uno por uno. Así que no tengáis miedo: vosotros valéis más que muchos pajarillos.
Si alguien se declara a favor mío delante de los hombres, también yo me declararé a favor suyo delante de mi Padre que está en el cielo; pero al que me niegue delante de los hombres, también yo le negaré delante de mi Padre que está en el cielo.
Dios nos cuida; por eso en el Evangelio, Jesús nos dice muchas veces: "no tengáis miedo..." Debemos enraizar nuestra vida en Dios. Debemos confiar; porque incluso aquello que puede parecernos una desgracia en nuestra vida, puede, más tarde, ser positivo. Las dificultades nos ayudan a crecer. Confiemos en Él. Dios nunca nos abandonará.
" (...) El Evangelio sigue el discurso misionero de Jesús a sus discípulos. Tres veces repite Jesús la expresión “no tengáis miedo”. Es la recomendación de nuestro Señor, pues bien sabe Él lo que el miedo es capaz de hacer cuando se instala en nuestro corazón: paraliza, acobarda, desanima, cansa… Nos hace vernos de manera disminuida; agiganta y exagera la realidad haciéndola ver como el monstruo que no es; nos impide mirar hacia adelante, con perspectiva; nos hace creer que no somos capaces de afrontar nuestros retos más complejos. Si nos dejamos arrastrar por el miedo, quedamos anulados.
Qué bonita esta expresión que dice: “el miedo llamó a mi puerta, salió a abrir la fe, y no había nadie”.
Que la Virgen María, a la que recordamos hoy, como todos los sábados, interceda por nosotros en el combate contra nuestros miedos. Ella, la Madre de la fe y la esperanza."
(Juan Lozano cmf, Ciudad Redonda)
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