jueves, 7 de marzo de 2019

PARA GANAR LA VIDA


"Les decía Jesús:
– El Hijo del hombre tendrá que sufrir mucho, y será rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Lo van a matar, pero al tercer día resucitará. 
Después dijo a todos:
– El que quiera ser mi discípulo, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz cada día y sígame. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por causa mía, la salvará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si se pierde o se destruye a sí mismo?"

Sólo hay un camino para ganar la vida. Y no es un camino fácil. Es el camino de Jesús. El camino de la cruz. Eso sí, nunca hemos de perder de vista, que al final se encuentra la Resurrección.
"La experiencia cristiana, a lo largo de los años, se fue mezclando con la realidad cultural y social imperante, hasta el punto que muchas veces no se comprendió que la exigencia inherente al seguimiento de Jesús tuviera algo de diferente y de alternativo a la lógica propia del mundo. Jesús, en el relato evangélico de hoy, deja claro que el vivir según el corazón de Dios y en fidelidad al proyecto mayor que el mismo Dios quiere para la humanidad acarrea grandes problemas y dificultades. La Vida del cristiano no es una vida de rosas y de glorias. Antes por el contrario la vida del seguimiento de Jesús, de la adhesión total a su obra y el vivir la propuesta humanizadora planteada por el Maestro de Nazaret acarrea consecuencias duras y complejas. La invitación concreta de Jesús para sus discípulos es seguirle a él, pero negándonos a nosotros mismos. Esta negación no es anulación de la humanidad, sino el sometimiento total de nuestra capacidad acaparadora y egoísta que llena la historia de violencia y muerte." (Koinonía) 

miércoles, 6 de marzo de 2019

TIEMPO DE CAMBIAR


"No practiquéis vuestra religión delante de los demás solo para que os vean. Si hacéis eso, no obtendréis ninguna recompensa de vuestro Padre que está en el cielo.
 Por tanto, cuando ayudes a los necesitados no lo publiques a los cuatro vientos, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente los elogie. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Tú, por el contrario, cuando ayudes a los necesitados, no se lo cuentes ni siquiera a tu más íntimo amigo. Hazlo en secreto, y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa.
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que la gente los vea. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora en secreto a tu Padre. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa.
Cuando ayunéis, no pongáis el gesto compungido, como los hipócritas, que aparentan aflicción para que la gente vea que están ayunando. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, lávate la cara y arréglate bien, para que la gente no advierta que estás ayunando. Solamente lo sabrá tu Padre, que está a solas contigo, y él te dará tu recompensa."



Tiempo de cambiar. Desde siempre asociamos la Cuaresma al ayuno, la abstinencia, la limosna...Pero la penitencia por la penitencia no tiene sentido. Ayunar para que puedan comer los que no tienen nada que llevarse a la boca. Este es el sentido del ayuno. Abstenerse de las mil cosas inútiles que nos esclavizan en nuestra vida. Ayudar a los que no tienen nada, no dando lo que nos sobra, sino de lo nuestro. Viviendo con austeridad. Este es el cambio que debemos realizar en Cuaresma.
"Hoy estamos iniciando el tiempo de la cuaresma. Este es un momento muy importante que la pedagogía de la Iglesia nos ofrece para experimentar de manera intensa un momento oportuno para vivir con más hondura la misericordia de Dios en nuestras vidas. Los cuarenta días que hoy comienzan, son la invitación concreta a experimentar la acción del Padre Misericordioso que nos sigue dando posibilidades para volver a comenzar en la vida. La Cuaresma es tiempo de misericordia. Es un tiempo y es una pedagogía propicia para sentir que Dios apuesta y cree en nosotros. El buen Padre Dios nos invita, desde hoy, a desandar el camino recorrido para volver a comenzar. No es una tarea fácil, pero Jesús nos va mostrando el camino, nos va indicando la manera de proceder, nos regala las pistas para que todo hombre y mujer que abraza su propuesta viva según el corazón de Dios. ¿Estamos dispuestos a iniciar este itinerario de fe con apertura de corazón y con una actitud de vida acorde a las exigencias de Jesús y del Evangelio?" (Koinonía)







martes, 5 de marzo de 2019

HEREDEROS DEL REINO


"Pedro comenzó a decirle:
– Nosotros hemos dejado todo lo que teníamos y te hemos seguido.
Jesús respondió:
– Os aseguro que todo el que por mi causa y por causa del evangelio deje casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o tierras, recibirá ya en este mundo cien veces más en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, aunque con persecuciones; y en el mundo venidero recibirá la vida eterna. Pero muchos que ahora son los primeros, serán los últimos; y muchos que ahora son los últimos, serán los primeros."

Este texto ha servido muchas veces para justificar los grandes conventos, templos, propiedades de la Iglesia. Jesús aquí se está refiriendo al Reino. Dejarlo todo significa pertenecer a la "gran familia" de Jesús y ser herederos del Reino. Este es el ciento por uno.
  "En continuación con la escena del joven rico, viene la intervención de Pedro ante la exigencia de Jesús por el reino. Esta vez se refleja el desconsuelo de los discípulos que lo han entregado todo y ven en la radicalidad de Jesús que no basta lo hecho hasta el momento. No obstante, Jesús trata de dejarles algo claro: si bien, dejar casa, hermana, hermano, padre, madre, hijos y campos es muy importante, es mucho más significativo lo que se esconde tras esas renuncias: el reino de Dios. Luchar por el reino, asumir la causa de Jesús es algo no muy llamativo hoy día. Por eso, la reflexión de la lectura es a descubrir la profundidad del llamado de Dios a través de esa radicalidad de Jesús. Vivir la espiritualidad cristiana con esa radicalidad es algo contra corriente con los valores de este mundo, la invitación es a no desfallecer, a no perder el horizonte. El evangelio obliga al discípulo de Jesús a darlo todo: ¡ser o no ser, ésa es la cuestión!"(Koinonía)

lunes, 4 de marzo de 2019

¿SOMOS RICOS?





"Cuando Jesús iba a seguir su viaje, llegó un hombre corriendo, se puso de rodillas delante de él y le preguntó:
– Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? 
Jesús le contestó:
– ¿Por qué me llamas bueno? Bueno solamente hay uno: Dios. Ya sabes los mandamientos: ‘No mates, no cometas adulterio, no robes, no mientas en perjuicio de nadie ni engañes, y honra a tu padre y a tu madre.’ 
El hombre le dijo:
– Maestro, todo eso lo he cumplido desde joven.
Jesús le miró con afecto y le contestó:
– Una cosa te falta: ve, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riquezas en el cielo. Luego, ven y sígueme.
El hombre se afligió al oir esto; se fue triste, porque era muy rico.
Jesús entonces miró alrededor y dijo a sus discípulos:
– ¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios! 
Estas palabras dejaron asombrados a los discípulos, pero Jesús volvió a decirles:
– Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios.
Al oirlo, se asombraron aún más, y se preguntaban unos a otros:
– ¿Y quién podrá salvarse?
Jesús los miró y les contestó:
– Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él no hay nada imposible."

Rico no es sólo aquel que tiene mucho dinero. Es rico el que sólo piensa en él. El que desprecia a los demás. El que lucha para tener más que los otros. El que es incapaz de desprenderse de sus cosas para atender a los demás. Ese no puede entrar en el Reino. ¿Somos ricos?
"Para entrar al reino de Dios sólo es necesaria una sola cosa: seguir a Jesús. En el relato del evangelio de Marcos hoy se encuentra un joven rico quien decide abordar a Jesús por el camino y preguntarle sobre la vida eterna. En la perspectiva judía este muchacho es un hombre correcto que cumple con los mandamientos; una persona observante. Sin embargo, para Jesús no basta con cumplir, no basta con seguir al pie de la letra instrucciones sin más, la vida eterna no se consigue siguiendo alguna receta secreta: siempre es necesario algo más. El reino de Dios es siempre una exigencia, es todo o nada. La radicalidad de Jesús confronta nuestro estilo de vida e interpela la manera como le seguimos. El evangelio no es un escampadero ni mucho menos un tranquilizante para la conciencia, significa una pasión desmedida por aquello que Jesús lo entregó todo: el reino de la justicia. En sintonía con el evangelio ¿somos capaces de algo más? ¿somos capaces de salir de nosotros mismos para dejarlo todo por Jesús?" (Koinonía) 


domingo, 3 de marzo de 2019

LOS FRUTOS SALEN DEL CORAZÓN


"Jesús les puso esta comparación:
- ¿Acaso puede un ciego servir de guía a otro ciego? ¿No caerán los dos en algún hoyo? El discípulo no es más que su maestro: solo cuando termine su aprendizaje llegará a ser como su maestro.
¿Por qué miras la paja que tiene tu hermano en el ojo y no te fijas en el tronco que tú tienes en el tuyo? Y si no te das cuenta del tronco que tienes en tu ojo, ¿cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Hermano, déjame sacarte la paja que tienes en el ojo'? ¡Hipócrita!, saca primero el tronco de tu ojo y así podrás ver bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. 
No hay árbol bueno que dé mal fruto ni árbol malo que dé fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto: no se recogen higos de los espinos ni se vendimian uvas de las zarzas. El hombre bueno dice cosas buenas porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas porque el mal está en su corazón. Pues de lo que rebosa su corazón, habla su boca."

Para Jesús lo importante no son las teorías, las leyes, las doctrinas, sino la práctica. Y en el cristianismo, esta práctica es el Amor. Por eso no debemos juzgar a los demás, sino mirar en nuestro interior si allí está el verdadero amor. Debemos dejarnos de palabras y pasar a los actos.
"Jesús no simplemente "predicó" esta primacía de la práctica, sino que la vivió. Pasó por este mundo «haciendo el bien» (Hch 10,37), y «todo lo hizo bien» (Mc 7,37)... De ahí que Jesús recomiende a sus seguidores que comiencen por practicar lo que confiesan con la boca, lo que creen con la fe. Importa mucho que el seguidor de Jesús presente antes de nada las credenciales de su autenticidad. Su vida ha de ser el modelo de lo que predica. No es posible creer a quien contradice con los hechos lo que dice con sus palabras. Por eso, Jesús nos inculca la necesidad de vivir coherentemente con lo que creemos, como condición previa a todo "apostolado". No es posible pretender corregir o mejorar a los demás cuando nuestra vida no muestra aquello que predicamos; eso sería ser ciegos y querer guiar a los demás. La mejor invitación a los otros, en este sentido, es el propio ejemplo: "el ejemplo arrastra", dice el refrán. Es necesaria pues la humildad de comenzar por luchar contra los propios defectos, en vez de querer corregir a los demás. "Quita la viga de tu ojo, y entonces podrás quitar la brizna del ojo de tu hermano". Lo contrario es incoherencia y probablemente hipocresía. Jesús, en su propia persona, fue ejemplo de esa misma veracidad y autenticidad.
"Hay tiempos en los que la mejor manera de decir es hacer" (José Martí).
"Ser lo que se es. Hablar lo que se cree. Creer lo que se predica. Vivir lo que se proclama. Hasta las últimas consecuencias y en las menudencias diarias" (P. Casaldáliga)" (Koinonía) 





sábado, 2 de marzo de 2019

DEJAD QUE VENGAN A MI


"Llevaron unos niños a Jesús, para que los tocara; pero los discípulos reprendían a quienes los llevaban. Jesús, viendo esto, se enojó y les dijo:
– Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. Os aseguro que el que no acepta el reino de Dios como un niño, no entrará en él. 
Tomó en sus brazos a los niños y los bendijo poniendo las manos sobre ellos."

 Aquí tenemos otra vez un elogio a la sencillez. Jesús nos marca el camino, que no es otro, que la de acoger a los despreciados, marginados, ninguneados. Es de ellos el Reino de Dios. Y nosotros, con nuestra conducta, podemos impedir que se acerquen al Señor. 
"El reino de Dios es para los pequeños y sencillos. En esta clave se debe entender el relato, en el cual la gente llevaba a los niños para que Jesús los tocase. Sin embargo, Jesús se enoja con sus discípulos al ver cómo éstos reprendían y rechazaban a los niños. De esta manera, los niños son colocados en el centro del relato, pues de ellos es el Reino de Dios, que llega a través de Jesús y su actitud frente a los más débiles y despreciados. Esos niños son precisamente el símbolo de la exclusión y la marginalidad en la época de Jesús. Con el Reino se aceptan a las personas sin considerar su raza, religión, sexo o estatus social. El Reino abre nuevos horizontes para las relaciones humanas, un Reino que invita a abrir las puertas del corazón a los otros sin condiciones ni fronteras. Como cristianos, ¿hacemos posible el evangelio siendo signo de vida para los más débiles y marginados de nuestra sociedad?" (Koinonía)  

viernes, 1 de marzo de 2019

UN ÚNICO CORAZÓN


"Salió Jesús de Cafarnaún y se fue a la región de Judea y a la tierra que está al oriente del Jordán. Allí volvió a reunírsele la gente, y él comenzó de nuevo a enseñar, como tenía por costumbre. Algunos fariseos se acercaron a Jesús, y para tenderle una trampa le preguntaron si al esposo le está permitido separarse de su esposa. Él les contestó:
– ¿Qué os mandó Moisés?
Dijeron:
– Moisés permitió despedir a la esposa entregándole un certificado de separación. 
Entonces Jesús les dijo:
– Moisés os dio ese mandato por lo tercos que sois. Pero en el principio de la creación, Dios los creó hombre y mujer. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos serán como una sola persona. Así que ya no son dos, sino uno solo. De modo que el hombre no debe separar lo que Dios ha unido.
Cuando ya estaban en casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre este asunto. Jesús les dijo:
– El que se separa de su esposa y se casa con otra, comete adulterio contra la primera; y si la mujer deja a su esposo y se casa con otro, también comete adulterio." 


Dos son las ideas fundamentales de este texto: la igualdad entre hombre y mujer y que el amor debe ser el fundamento del amor. Sólo así podemos entender lo que significa la indisolubilidad.
"El evangelio de Marcos trae consigo una reflexión acerca de la prohibición del divorcio. Los fariseos intentan poner a prueba a Jesús sobre este tema. La pregunta sobre lo licito del matrimonio tiene de presupuesto que la ley de Moisés lo admitía. En esta situación la mujer era la que más perdía, el divorcio además de ratificar el machismo de la época, ratificaba al mismo tiempo el dominio del más fuerte, en este caso, el varón. Como en todas las discusiones, Jesús no se queda en los pormenores del asunto, su respuesta va más allá, al punto de negar el derecho del hombre de repudiar a la mujer y colocar en un mismo plano de igualdad tanto al hombre como a la mujer. Así, el que quiera seguir la voluntad de Dios en el matrimonio, debe tener en cuenta que el hombre y la mujer fueron creados el uno para el otro. Esa complementariedad tiene su fundamento en el amor. Como iglesia, la reflexión del día es revisar la actitud con el otro género." (Koinonía)