"Jesús les puso esta comparación:
- ¿Acaso puede un ciego servir de guía a otro ciego? ¿No caerán los dos en algún hoyo? El discípulo no es más que su maestro: solo cuando termine su aprendizaje llegará a ser como su maestro.
¿Por qué miras la paja que tiene tu hermano en el ojo y no te fijas en el tronco que tú tienes en el tuyo? Y si no te das cuenta del tronco que tienes en tu ojo, ¿cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Hermano, déjame sacarte la paja que tienes en el ojo'? ¡Hipócrita!, saca primero el tronco de tu ojo y así podrás ver bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
No hay árbol bueno que dé mal fruto ni árbol malo que dé fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto: no se recogen higos de los espinos ni se vendimian uvas de las zarzas. El hombre bueno dice cosas buenas porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas porque el mal está en su corazón. Pues de lo que rebosa su corazón, habla su boca."
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Para Jesús lo importante no son las teorías, las leyes, las doctrinas, sino la práctica. Y en el cristianismo, esta práctica es el Amor. Por eso no debemos juzgar a los demás, sino mirar en nuestro interior si allí está el verdadero amor. Debemos dejarnos de palabras y pasar a los actos.
"Jesús no simplemente "predicó" esta primacía de la práctica, sino que la vivió. Pasó por este mundo «haciendo el bien» (Hch 10,37), y «todo lo hizo bien» (Mc 7,37)... De ahí que Jesús recomiende a sus seguidores que comiencen por practicar lo que confiesan con la boca, lo que creen con la fe. Importa mucho que el seguidor de Jesús presente antes de nada las credenciales de su autenticidad. Su vida ha de ser el modelo de lo que predica. No es posible creer a quien contradice con los hechos lo que dice con sus palabras. Por eso, Jesús nos inculca la necesidad de vivir coherentemente con lo que creemos, como condición previa a todo "apostolado". No es posible pretender corregir o mejorar a los demás cuando nuestra vida no muestra aquello que predicamos; eso sería ser ciegos y querer guiar a los demás. La mejor invitación a los otros, en este sentido, es el propio ejemplo: "el ejemplo arrastra", dice el refrán. Es necesaria pues la humildad de comenzar por luchar contra los propios defectos, en vez de querer corregir a los demás. "Quita la viga de tu ojo, y entonces podrás quitar la brizna del ojo de tu hermano". Lo contrario es incoherencia y probablemente hipocresía. Jesús, en su propia persona, fue ejemplo de esa misma veracidad y autenticidad.
"Hay tiempos en los que la mejor manera de decir es hacer" (José Martí).
"Ser lo que se es. Hablar lo que se cree. Creer lo que se predica. Vivir lo que se proclama. Hasta las últimas consecuencias y en las menudencias diarias" (P. Casaldáliga)" (Koinonía)
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domingo, 3 de marzo de 2019
LOS FRUTOS SALEN DEL CORAZÓN
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Per Jesús l'important no són les teories, les lleis, les doctrines, sinó la pràctica. I en el cristianisme, aquesta pràctica és l'Amor. Per això no hem de jutjar els altres, sinó mirar el nostre interior si allà hi ha el veritable amor. Hem de deixar-nos de paraules i passar als actes.
ResponderEliminarLa millor invitació als altres, en aquest sentit, és el mateix exemple: "l'exemple arrossega", diu el refrany. És necessària doncs la humilitat de començar per lluitar contra els propis defectes.... Pare Nostre