martes, 12 de marzo de 2019

EL SIGNO DEL AMOR


"La multitud seguía juntándose alrededor de Jesús, y él comenzó a decirles:
– La gente de este tiempo es malvada. Pide una señal milagrosa, pero no se le dará otra señal que la de Jonás. Porque así como Jonás fue señal para la gente de Nínive,v así también el Hijo del hombre será señal para la gente de este tiempo. En el día del juicio, cuando se juzgue a la gente de este tiempo, la reina del Sur se levantará y la condenará; porque ella vino de lo más lejano de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y lo que hay aquí es más que Salomón. También los habitantes de Nínive se levantarán en el día del juicio, cuando se juzgue a la gente de este tiempo, y la condenarán; porque los de Nínive se convirtieron a Dios cuando oyeron el mensaje de Jonás, y lo que hay aquí es más que Jonás."


El único signo que nos da Jesús es el del Amor. El signo de su entrega total. Da su vida por todos. Nosotros buscamos milagros, pruebas... y no sabemos percatarnos de su Amor que nos rodea y que anida en nuestro corazón. Un Amor que se nos acerca cada día en mil y un detalles. ¿Estamos ciegos?
"Jesús es la Palabra definitiva del Padre Dios para toda la humanidad. Él es la imagen viva, histórica del Padre. Para saber cuál es el sentir de Dios; para comprender qué le gusta a Dios; para asimilar de parte de quien está Dios es necesario acercarse a Jesús. Es Jesús que nos dice todo sobre Dios. Él nos dice que el amor de Dios no conoce fronteras, ni límites. No podemos entender a Dios como un Señor condenador. Jesús cuando nos quiso decir quién es Dios, nos dijo que él es el amoroso, el misericordioso, el Padre de la ternura y del perdón. Por ello en esta Cuaresma más que volver sobre la idea del Dios condenador, del todopoderoso que se impone; es importante que experimentemos, unidos a Jesús, al Dios amor, que se expone hasta la muerte en cruz. Este Padre Dios sigue creyendo y apostando por la transformación real de cada hombre y mujer, que lo busca con sincero corazón. Jesús es la señal definitiva del amor de Dios para nuestras vidas. ¡Dejémonos transformar por él!" (Koinonía) 


NUESTRA ORACIÓN


"Y al orar no repitas palabras inútilmente, como hacen los paganos, que se imaginan que por su mucha palabrería Dios les hará más caso. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis aun antes de habérselo pedido. Vosotros debéis orar así: 
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre. 
Venga tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra
así como se hace en el cielo. 
Danos hoy el pan que necesitamos. 
Perdónanos nuestras ofensas 
como también nosotros perdonamos
a quienes nos han ofendido.
Y no nos expongas a la tentación, 
sino líbranos del maligno. 
Porque si vosotros perdonáis a los demás el mal que os hayan hecho, vuestro Padre que está en el cielo os perdonará también a vosotros; pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará el mal que vosotros hacéis."

Jesús nos invita a hacer de nuestra vida una oración. Todo lo que hacemos es oración, si estamos unidos al Padre. Con esta oración del Padrenuestro, Jesús nos indica, cómo todas nuestras actividades pueden y deben ser oración. Orar no es pronunciar palabras. Orar es vivir unidos al Amor del Padre. Y unidos en comunidad. No rezamos Padre mío, sino Padre nuestro.
"La oración en la vida cristiana y en fidelidad a la propuesta de Jesús de Nazaret, es un proyecto de vida que tiene a Dios como el garante de la vida, de la verdad, de la justicia, de la bondad, del perdón, de la reconciliación y de la paz. La oración de Jesús es toda la vida de él, la manera como él comprendió y se relacionó en amor con su Padre Dios y la forma cómo él estableció relación con los otros y con la creación. En Jesús la oración no es un apéndice, como lo es muchas veces para los creyentes. En Jesús, que es un hombre que se supo configurar con Dios, la oración es la extensión de su propia vida. La oración expresa la acción que Dios hace en él. Por eso es importante, a la hora de orar el “Padre Nuestro” que caigamos en la cuenta que hemos de hacer nuestro ese proyecto. Orar es ir configurando la vida, según el designio-voluntad de Dios para nuestra vida. ¡Comencemos ya!" (Koinonía) 



lunes, 11 de marzo de 2019

MANOS DE DIOS


Hoy empiezan el nuevo curso, allí ahora acaban el verano, en Perú. Un trozo de mi corazón se quedó allí en Julio. Concretamente en San Juan de Lurigancho, en Manos de Dios, en el colegio Signos de Fe. Espero que todos tengáis una intención por ellos. Por esos niños y adolescentes, que luchan en un ambiente difícil para crecer como personas. Y también por sus profesores, que se entregan cada día en cuerpo y alma a su educación.

EL EXAMEN FINAL


"Cuando venga el Hijo del hombre rodeado de esplendor y de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará a unos de otros como el pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Y dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid vosotros, los que mi Padre ha bendecido: recibid el reino que se os ha preparado desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me recibisteis, anduve sin ropa y me vestisteis, caí enfermo y me visitasteis, estuve en la cárcel y vinisteis a verme.’ Entonces los justos preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber? ¿O cuándo te vimos forastero y te recibimos, o falto de ropa y te vestimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’ El Rey les contestará: ‘Os aseguro que todo lo que hicisteis por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicisteis.’ 
Luego dirá el Rey a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos: id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me recibisteis, anduve sin ropa y no me vestisteis, caí enfermo y estuve en la cárcel, y no me visitasteis.’ Entonces ellos preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o falto de ropa, o enfermo o en la cárcel, y no te ayudamos?’ El Rey les contestará: ‘Os aseguro que todo lo que no hicisteis por una de estas personas más humildes, tampoco por mí lo hicisteis.’ Estos irán al castigo eterno, y los justos, a la vida eterna."

Este es el núcleo del cristianismo. A Dios lo encontramos en los más pequeños, en los perseguidos, en los que no tienen nada...De nada sirven nuestras oraciones, ritos, sacrificios...si no amamos al prójimo. Este es el examen final. Sólo lo aprueban los que se han entregado totalmente a los demás.
"Seguir a Jesús es una experiencia que no es devocional, ni sentimental, ni intelectual. La experiencia de estar adherido a Jesús de Nazaret y a su obra ha de expresarse de manera concreta en la vida. Tiene que ser una experiencia existencial. Es la experiencia vital y la realidad relacional la que hace que el cristiano visibilice, en la historia, la experiencia de Jesús de Nazaret. El llamado de Jesús es a que el seguidor de su causa responda con generosidad y decisión a los males que acarrean esta historia y que deshumanización a los hijos e hijas de Dios. El hambre, la sed, la migración, la desnudez y la enfermedad son realidades que claman al cielo y que piden de manera efectiva la misericordia y la bondad de los creyentes en la persona de Jesús. La experiencia de la cuaresma, en la que nos encontramos, debe despertar la bondad y el amor sin límites del discípulo de Jesús. No olvidemos que “el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor” (1 Jn 4,8)" (Koinonía) 

domingo, 10 de marzo de 2019

TENTACIONES EN EL CAMINO



"Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del río Jordán, y el Espíritu lo llevó al desierto. Allí estuvo cuarenta días, y el diablo le puso a prueba. No comió nada durante aquellos días, y después sintió hambre. El diablo le dijo:
– Si de veras eres Hijo de Dios, ordena a esta piedra que se convierta en pan.
Jesús le contestó:
– La Escritura dice: 'No solo de pan vivirá el hombre.' 
Luego el diablo lo llevó a un lugar alto, y mostrándole en un momento todos los países del mundo le dijo:
– Yo te daré todo este poder y la grandeza de estos países, porque yo lo he recibido y se lo daré a quien quiera dárselo. Si te arrodillas y me adoras, todo será tuyo.
Jesús le contestó:
– La Escritura dice: 'Adora al Señor tu Dios y sírvele solo a él.' 
Después el diablo lo llevó a la ciudad de Jerusalén, lo subió al alero del templof y le dijo:
– Si de veras eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque la Escritura dice:
'Dios mandará a sus ángeles
para que cuiden de ti y te protejan. 
Te levantarán con sus manos
para que no tropieces con piedra alguna.' 
Jesús le contestó:
– También dice la Escritura: 'No pongas a prueba al Señor tu Dios.' 
Cuando ya el diablo no encontró otra forma de poner a prueba a Jesús, se alejó de él por algún tiempo."

Aquí tenemos las tres tentaciones en el camino de Jesús. Son las mismas tentaciones que experimentamos sus seguidores: las tentaciones de utilizar la religión en nuestro provecho, ya sea económico, político y la de poner a Dios a nuestro servicio, utilizarlo. El camino del discípulo es el mismo camino de Jesús. El camino del servicio y de la entrega. Todo lo demás es idolatría.
 "Parece que la fuente Q –en la que el evangelio de Lucas se inspira– expresó en tres tentaciones, inspiradas en las tentaciones del pueblo en el desierto, las tentaciones que habría experimentado Jesús en su ministerio. Allí donde Israel no supo hacer la voluntad de Dios, Jesús surge fiel, verdadero “Hijo” como ya el Bautismo lo había mostrado. Esto confirma la intención cristológica del relato, y también su probable intencionalidad polémica con el Israel de su tiempo.
Dado que la primera hace referencia a la “palabra de Dios”, la segunda a lo político, y la tercera al Templo, algunos han pensado que se estaría ante una triple tentación profética, real y sacerdotal, pero no parece que eso esté en juego aquí. Sólo la tentación real aparece clara, mientras que la profética y más aún la sacerdotal no se revelan, más aún, parecen muy improbables. Las respuestas apuntan en otra dirección.
En el relato de Lucas, a diferencia del de Juan, Jesús va del desierto a la ciudad, y en la ciudad comienza su ministerio, como en la ciudad culminará todo para desde allí comenzar, siempre conducido por el Espíritu el tiempo nuevo de la Iglesia. En la primera tentación, el diablo no discute que Jesús sea el Hijo de Dios –lo da por supuesto–; lo tienta a convertir en pan una piedra ya que, lógicamente, tiene hambre tras cuarenta días ayunando. Más que un “nuevo pueblo”, Jesús es “hijo de Dios”, “el Hijo de Dios”. ¿Por
qué Jesús no obra el milagro? Porque los milagros que Jesús hace son siempre para los otros, como la multiplicación de los panes: allí Jesús mismo se preocupa: “denles ustedes de comer” (9,13).
La segunda es la tentación del poder (exousía) político. En tiempos donde todo el mundo conocido está sometido al imperio romano, se puede ver de un golpe de vista todo: el imperio mismo es diabólico y perverso. E idólatra.
La tercera tentación no sólo tiene como característica que ocurre en Jerusalén, sino también que el diablo cita la Escritura. La Escritura mal citada, o mal leída, también puede ser diabólica, o idolátrica. Por otra parte, Jesús deja muy claro que su ministerio es para otros, no para él. No trata de salvarse a sí mismo, como tampoco en la cruz: “si eres... sálvate”, y no se bajó de la cruz (23,35.37.39).
Como dos rabinos, Jesús y el diablo discuten con citas bíblicas. Y nos queda claro que es falso servidor de Dios el que se sirve de su ministerio en su propio provecho, que no es propio de los fieles a Dios reclamar milagros ya que Dios puede salvar sin necesidad de estas obras “maravillosas” o “teatrales”. Jesús nos muestra -con su vida- el camino de la obediencia de hijo conducido por el espíritu." (Koinonía) 



sábado, 9 de marzo de 2019

JUNTO A LOS "ENFERMOS"


"Después de esto, Jesús salió y se fijó en uno de los que cobraban impuestos para Roma. Se llamaba Leví y estaba sentado en el lugar donde cobraba los impuestos. Jesús le dijo:
– Sígueme.
Entonces Leví se levantó, y dejándolo todo siguió a Jesús.
Más tarde, Leví hizo en su casa una gran fiesta en honor de Jesús; y muchos de los que cobraban impuestos para Roma, junto con otras personas, estaban sentados con ellos a la mesa. Pero los fariseos y los maestros de la ley pertenecientes a este partido comenzaron a criticar a los discípulos de Jesús. Les decían:
– ¿Por qué coméis y bebéis con los cobradores de impuestos y los pecadores? 
Jesús les contestó:
– Los que gozan de buena salud no necesitan médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan a Dios." 

Jesús nos señala que debemos vivir en la frontera. Es junto a los "enfermos" que debemos estar. La Iglesia no puede ser un gueto de perfectos. Jesús nos prefiere manchados del barro de la vida porque nos entregamos, que no puros con la limpieza hipócrita del que vive sólo para sí mismo.
"La propuesta de Jesús de Nazaret, que responde a la lógica y a los criterios de misericordia del Padre Dios, va en contravía a las lógicas y criterios de la religión y de la sociedad. Jesús se alinea al querer de Dios. Él responde a las exigencias propias de la misericordia infinita del Padre que ama todo aquello que se ha perdido y escoge lo que para el mundo, la sociedad y la religión no cuentan. La Iglesia está llamada a ir en busca de los que no han experimentado el amor de Dios en sus vidas. Más que nunca cada cristiano está llamado a ir en busca de los que para los esquemas de la religión no cuentan. El seguidor de Jesús está invitado a manifestar al mundo el amor de Dios que no conoce fronteras, ni límites. Como Jesús hemos de salir al encuentro de los hermanos pobres, humildes y aquellos que se encuentran heridos por el pecado. Manifestemos, con actitudes concretas de acogida y de bondad, la misericordia infinita de Dios que Jesús de Nazaret enseñó a la Iglesia." (Koinonía) 


viernes, 8 de marzo de 2019

LA ALEGRÍA DE JESÚS


"Los seguidores de Juan el Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron:
– Nosotros y los fariseos ayunamos con frecuencia: ¿Por qué tus discípulos no ayunan?
Jesús les contestó:
– ¿Acaso pueden estar tristes los invitados a una boda mientras el novio está con ellos? Pero llegará el momento en que se lleven al novio, y entonces ayunarán." 

Está claro que Jesús anunciaba algo diferente de lo que anunciaba Juan. Este hablaba de penitencia para preparar la venida de Jesús. Jesús ya ha llegado. El novio está en medio nuestro. Es cuando lo perdemos, cuando lo traicionamos, que debemos hacer penitencia. Si tenemos a Jesús, por grandes que sean las dificultades, nunca hemos de perder la alegría.
"Tantas veces se ha asimilado la experiencia cristiana con una realidad lúgubre, triste y amarga. Se vendió una idea, por la deformación que se hizo de la experiencia cristiana, que en la vivencia del seguimiento de Jesús no había alegría, ni gozo, ni felicidad. Toda esa visión del cristianismo es equivocada. Esa visión hizo que muchos hombres y mujeres hoy no quieran saber nada de la vida cristiana. El cristianismo es una experiencia alegre y gozosa. Ya Jesús lo indicaba en su predicación. La presencia del Novio (Jesús) que acompaña a su novia (la Iglesia) hace posible que la comunidad viva la alegría de sentir la presencia amorosa del novio. Es la presencia de Jesús quien le recuerda al discípulo que la vocación cristiana solo se puede experimentar en alegría y felicidad. Las prácticas penitenciales de la cuaresma no deben generar en el creyente dolorismo, ni actitudes de tristeza. En la cuaresma hemos de reafirmar que la experiencia cristiana es misericordia sin límites que hace posible una vida gozosa y alegre, que contagia en esa felicidad a otros."(Koinonía)