Así llaman los italianos al gozo de descansar. Eso deberían haber sido nuestras vacaciones. "No hacer nada" para los criterios utilitaristas de nuestro tiempo. Es decir:
- sentarse a la sombra a leer un libro.
- pasear sin rumbo fijo; sólo por el placer de contemplar aquello, que nuestras prisas diarias nos impiden ver.
- dedicar el tiempo a jugar con los más pequeños.
- hacer la siesta...
Y muchas más, que seguramente son las que no hemos hecho. Porque del estrés del trabajo, corremos el riesgo de caer en el estrés de las vacaciones. Queremos hacer tantas cosas, programamos viajes tan complicados, que acabamos las vacaciones más cansados de lo que las empezamos...Nos hemos pasado el año soñando en estos días y cuando llegan, nos aburrimos si no hacemos mil actividades. Olvidamos la finalidad para la que se han creado las vacaciones: descansar.
Posiblemente nos sucede que no sabemos vivir desde el interior. Todo han de ser actividades externas. Hemos olvidado la belleza de esos momentos reposados con nosotros mismos; la belleza de la lectura; la riqueza de una conversación tranquila con los nuestros. En el fondo no nos amamos y tratamos de huir de nosotros mismos. Nos da miedo constatar nuestro vacío interior.
Estas vacaciones ya se han acabado; pero sería bueno empezar, durante el año, a programar unas vacaciones diferentes.
Y aquellos que han dedicado buena parte de ellas a trabajar en el Tercer Mundo o a acompañar a niños y adolescentes en campamentos y colonias, no han de olvidar, que también han de reservar unos días para que todas esas experiencias se interioricen y sean fuerza para la lucha diaria del resto del año...
Yo tambien la recuerdo... y me gustaba mucho en esa época, solo que yo tenía 14 años, pero cuantos recuerdos nos trae, ¿verdad...?. Un abrazo: Karma.
ResponderEliminarEs cierto que esas vacaciones son muy buenas, pero yo creo que los viajes, aunque a veces te resulten muy cansados, siempre aportan cosas nuevas, conoces nuevos sitios, te comunicas con personas diferentes, a veces de otras culturas y para mí eso es enriquecedor, ¿será que siempre me ha gustado mucho viajar?
ResponderEliminarLo bueno sería poder hacer las dos cosas, unos días para conocer algún sitio nuevo y reservar siempre algunos más para dedicarlos al "dolce far niente"
Un abrazo